Capítulo 42
1418palabras
2023-04-15 08:01
No había pelado un ojo en la noche y ya era de madrugada. No debía quedarme dormido sin recibir el resultado de mi investigación.
Al escuchar el repique del celular rápidamente me lancé lacia el teléfono que reposaba en la orilla de la cama.
-¡Alo!
-Señor le tengo la ubicación.
-Perfecto, dime donde se encuentra –Pregunté con impaciencia al hombre al otro lado de la línea.
-En Canadá, muy cerca de la frontera con Estados Unidos.
-¿Qué?... Como me lo imaginé. Mi mujer probablemente me oculta algo. No está en el lugar exacto que me había indicado, pero aún necesito pruebas para enfrentarla y descubrir que es lo que trama.
-Necesito que me continúes ese favor. Te voy a pagar, síguele el rastro y cuando esté en Estados Unidos me avisas.
-Ok señor. Le estaré enviando imágenes de cada movimiento de la señorita.
-Perfecto. Dije antes de colgar el teléfono. Tenía un mal presentimiento.
Me llené de ira y enojo. Si los próximos resultados no son aceptables, debo alejar a esa mujer de mi vida para siempre.
****
*Narración por Nathalia.
-Debo seguir reuniendo el dinero, pero llevo días sin ir a la peluquería, probablemente han contratado a otra persona.
-¿Cuánto sacaste en el trabajo sobre esos papeles grandísimos?
-Ese era un material de apoyo para la exposición de matemática tío Bryan.
-¿Y expusiste hoy?
-Sí, todos quedaron maravillados con mi explicación.
-Qué bueno, felicidades –Expresó con alegría mi tío Bryan.
-Gracias -Produje media sonrisa. Bajé la mirada para seguir revisando mi celular; mis piernas reposaban a lo largo del gran sillón.
-Estoy contento contigo Nathalia, has demostrado un cambio en ti, me alegra que ahora seas estudiosa.
-Y a mí me contenta también que estés en el equipo de atletismo, ¿van a competir con otras escuelas? –Dijo Tía Carlotas acercándose a la sala.
-Solo los mejores, tía, la selección será el próximo viernes.
-Debes prepararte, deberías salir a trotar todas las tardes, le dices a tus amigas que te acompañen –aconsejó Carlota.
-Yo no tengo amigas, las que tenía ustedes me las prohibieron –Exageré, en realidad había dejado de salir con Margaret y Lola porque ellas no entendían mi nueva forma de vida. Le interesaba saber sobre mi hija solo para curiosear, y la desconfianza me llevo a alejarme de ellas.
-Solo queríamos que hicieras nuevos amigos, muchachas que les guste estudiar –dijo tío Bryan.
A mi mente llegó la imagen de Valeria, a mis tíos quizá le hubiese agradado, pero dudaba que ella quiera seguir siendo mi amiga.
-Sí tengo que practicar el deporte, pero debo repasar las clases y debo trabajar también. Iré a otra peluquería mañana a buscar empleo. Una que no esté a cargo de Darwin.
-Para qué vas a trabajar si nosotros te hemos dado todo. No te falta nada y tenemos un dinero ahorrado para tu universidad.
-¿En serio? –Me extrañé, eso no lo sabía- ‘‘Quizás mis tíos me quieran a pesar de todo’’. Aun no estaba segura si ellos estuvieron involucrados en el secuestro de mi hija, aparentaban ser inocentes.
-Si quedas seleccionada para participar en el campeonato estatal de atletismo te daré el monto que resta para lo que dijiste que necesitabas, de una prueba de yo no sé qué.
-La prueba de ADN. Claro tío, seguro que entraré al equipo –dije emocionada, a pesar de todo ellos me consentían.
Mi teléfono repicó y me levanté para contestarlo fuera de la sala.
-Para que va a gastar tanto dinero en eso, los doctores nos dijeron que la bebé había muerto. No es lógico andar por ahí haciéndole la prueba de ADN a cualquier niña que tenga su edad.
-No importa Carlota, déjala. Lo que nos interesa es que tenga motivación de estudiar y no caiga en malos hábitos.
-Te cuesta trabajar para que ella ende derrochando el dinero –Escuché la voz de mi tía en forma de enojo.
Eso no me cayó bien, creían que era mentira, aún no aceptaban mi intuición, para mí, la bebé estaba viva.
-El sonido insistente de un número desconocido me hizo contestar la llamada.
-Aló, ¿quién habla? –Pregunté.
-Aló, es Fernanda, la encargada del salón de belleza Ashley de la calle veintidós.
-Dígame, ¿que desea? –Me extrañé. Tenía una semana que no iba a ese lugar y estaba segura de que no me debían ningún pago.
-Necesito saber si usted va a agarrar más reposo o piensa regresar a la peluquería, no hemos contratado a otra peluquera esperando por ti.
-¿Por mí? –Pregunté y luego hablé internamente- ‘‘Qué raro’’-Me extrañé al no ser nadie importante ni una peluquera profesional.
-Sí, si puede, vente hoy mismo, tenemos una mejor vacante para usted.
-Es que, yo… -Me había quedado sin palabras ‘‘Creo que se equivocó de número’’ pensé. Había decidido en buscar un nuevo trabajo justo antes de que mi tío me dijera que me iba a completar el dinero que necesitaba, pero no en ese lugar, quería distanciarme de todo lo que tuviese que ver con Darwin.
-¿Quieres trabajar?
-Sí –La palabra de afirmación salió sola de mi boca sin pensarlo más.
-Te espero en la peluquería dentro de una hora.
Debía ir, necesitaba completar el dinero lo antes posible. No era seguro lo que mi tío me había ofrecido, aún existía la posibilidad de que no quedara seleccionada para el campeonato.
Entré al establecimiento comercial hora y media después de la llamada, esperé que la encargada se desocupara para atenderme, me impaciente por saber el cargo que tendría, mi vista detalló que todos los puestos de peluqueras y manicuristas estaban ocupados. No sabía hacer más nada, el maquillaje y la depilación no eran lo mío.
-Hola Nathalia, acompáñame.
Salimos a la calle, y mientras la seguía me preguntaba a dónde íbamos. Ella abrió la puerta de un auto plateado.
-Sube –Me hizo señas para que me montara en el asiento de copiloto.
-¿Es en otro salón de belleza? -Pregunté asumiendo que mi respuesta sería positiva, recordaba que Darwin me había mencionado que era el dueño de varias peluquerías de la ciudad.
-Sí, ya verás.
Me contestó la señora, cuando mi mente descifró que quizá necesitaba una peluquera urgente en otro lugar.
Entramos a un centro comercial, uno de mis favoritos, mi sonrisa se colocó de oreja a oreja al ver variedades en las vitrinas. Desde que empecé las clases había dejado de salir y sobre todo de compras, era fascinante empezar a trabajar en un lugar como ese.
Fruncí mi ceño al acordarme de algo importante…
-¿Mi empleo será aquí? Me queda lejos de casa, y te recuerdo que solo puedo trabajar en horario vespertino. Por la escuela.
-Adelante, si no te gusta el trabajo luego puedes retirarte, por el momento solo sigo órdenes.
La puerta parecía de cristal, tan transparente que pensé que no existía, el color rosa predominaba en la decoración del lugar. Me quedé visualizando a las peluqueras trabajando y sentí la comodidad que ellas poseían, había buena iluminación y el gran salón era de lujo.
-Por acá.
-Aparté la vista a la señal de la mujer y observé a varias vitrinas llenas de maquillaje, productos para el cabello y accesorios de bisutería.
-Trabajarás detrás de los mostradores, serás encargada de vender los productos.
Un fácil trabajo en un agradable ambiente, me parecía adecuado, aunque no me quedaría mucho tiempo, un mes sería suficiente.
-Espera ¿cuánto ganaré?
-Empieza de una vez, cuando llegue el jefe te hablará del pago.
-¿El jefe? ¿Quién Darwin? ¡Oh no! –Coloqué una cara de repulsión. Con ese hombre o quiero más problemas. Debería irme de aquí.
-¿Señorita? ¿Qué precio tiene ese champú y la crema para peinar?
-Ah, el champú, ya le digo. Me movilicé para ubicarle los precios a la chica y los llevé a la caja para que cancelara.
-Disculpe, quiero un perfume de esos, cual es el olor que me recomienda.
-Este… déjeme ver –Estando un poco nerviosa por mi nuevo trabajo le saqué los perfumes para que escogiera el que más le agradaba, empecé a observar como entraban clientes que querían que les atendiera a todos a la vez. Este trabajo no es como lo pensé, un poco ajetreado, espero que la paga sea buena.
Llegué molida a la casa luego de caer la noche. ‘‘Menos mal no llegó Darwin a la tienda, verle su cara hubiese sido más estresante para mí’’. Dije bostezando un poco del cansancio. Casi medio somnolienta se me vino un enunciado a la cabeza…
-¿En realidad necesitaban una empleada urgente o fue él quien me solicitó?