Capítulo 33
1488palabras
2023-04-12 06:27
*Narración por Nathalia.
Sus gritos rompieron mis tímpanos hasta destrozar las tripas de mi cuerpo, un poco exagerado, pero así lo sentía yo. Nadie en la vida me había tratado de esa manera, ni mis tíos ni mis ex novios me habían hablado tan fuertes.
-‘‘¿Pero que le hice yo a él? No le hice nada. Jamás fue mi intención traicionarlo, no sé porque quiere permanecer como un hombre misterioso y ocultar su vida privada, además yo sigo detestándolo y sin poder decirle porque es que lo odio’’…

Mis pensamientos deprimentes fueron interrumpidos, cuando vi que se acercaba…
-¡Valeria! ¿Que sucede? -Le dije al ver su cara de terror. Estaba llorosa y perturbada.
-¡¿Así que te atreves a preguntarme que sucede?! ¡Eres una perra Nathalia! –Exclamó y se fue corriendo.
Me quedé estática, debía haberla seguido. Jamás creí escuchar esa palabra en su boca. No podía dar un paso más, me dispuse a llamar a un taxi. Mientras analizaba el porqué de la palabra insultante que me acababa de decir…
-¿Perra?... No puede ser- Me coloqué la palma de la mano sobre la boca.
Lo más probable es que toda la conversación que tuve con Darwin haya sido escuchada por ella. ¡Qué horror! Ella es inocente de todo lo que me ha pasado en la vida y se había enterado de algo de la peor forma posible, ojalá no haya perdido a una buena amiga.

****
-¡Felicidades Nathalia!
Escuché expresiones de alegría cuando permanecía en mi cuarto sin superar lo que me había pasado esta mañana. Con la cara triste volteé y vi a mis tíos entrar a mi cuarto sin tocar.
-Descubrimos la sorpresa que quizá nos tenías preparada –Dijo mi tía Carlota sonriente.

-¿De qué? –Pregunté yo sin entender.
-Encontramos estas evaluaciones tuyas de matemática. Estás eximida en el primer lapso –dijo mi tío Bryan.
-Ah, si –dije sin entusiasmo, en realidad no era mi intención mostrárselos, pensé que mi vida ya no les interesaba.
-Y además, me dijo la vecina que su hijo estudia en la escuela y le comentó que habías sido la mejor de la clase –dijo Carlotas con alegría.
-Esas notas solo fueron suerte – Expresé. Era una buena oportunidad para hacerles ver que si podía ser una excelente estudiante. Pero no estaba de ánimo. Solo quería que mis tíos se retiraran de mi cuarto para seguir deprimiéndome en paz.
-Esperamos que sigas teniendo suerte en todo el año y para ello te vamos a recompensar.
-¿De qué manera? –Pregunté con extrañeza.
-Dijiste que necesitabas dinero para algo ¿verdad? Te voy a hacer un depósito a tu cuenta, lo demás te lo doy cuando vea los resultados de las otras materias –Me dijo el tío Bryan.
-‘‘¿Las otras materias? Aquellas sí las tengo baja –dije en mis pensamientos.
-Sí, preferimos darte el dinero que necesites para que no estés por ahí haciendo cosas ilegales, como vendiendo estupefacientes como tus amigas mala conductas.
Me di cuenta que mi tía odia a Marisol y a Lola. Y esa opinión no fue de mi agrado.
-Yo a ellas casi no las trato –expresé enojada- Y estaba trabajando en un salón de belleza, no es nada ilegal.
-Menos mal. De todos modos, trabajar no es bueno para ti. Te quita tiempo de estudiar.
-Carlota tiene razón, solo tráeme más notas excelentes y tendrás lo que desees –dijo el tío Bryan.
Mis tíos siempre consintiéndome pero no se dan cuenta que a mí el dinero no me trae la felicidad, nada más con la pérdida de mis padres mi vida se convirtió en soledad y frustraciones.
Ellos se levantaron de mi cama y caminaron hacia la salida de mi cuarto cuando mi tía volteó para seguir hablando.
-¿Has seguido corriendo?
-¿Corriendo? –Trataba de localizar en mi cerebro una pista que descifrara lo que me estaba diciendo.
-¿Sigues en el equipo de atletismo de la escuela? No te he visto más salir con ropa deportiva por las tardes.
-Ah sí, las prácticas son solo los viernes.
Le respondí cuando su enunciado tenía derecho a ser dudoso. La verdad era que tenía quince días sin ir, es decir, dos clases pérdidas, quizás ya me habían sacado del equipo.
Al escuchar la puerta cerrarse calculé que ya tenía la mayor parte del dinero para la prueba de ADN. Me aproximé a la peinadora donde frecuentaba tener mis cosas un poco desordenada, a la vista mía todo estaba organizado, y no había sido por mí. Empecé a buscar mi evidencia por todos lados, y varios minutos después lo encontré…
-¡¿Dónde está el cabello?! –Me pregunté con desesperación al tomar en mi mano el ganchito de la niña. Volví a registrar todo lo que mi vista alcanzó a observar y no hallé ni un polvo.
Rápidamente salí de mi cuarto y enfrenté a Carlotas que hacía la cena.
-Tía, tú limpiaste mi habitación.
-Sí, si tú no la arreglas quien más lo va a hacer –dijo ella revolviendo la olla de avena con un cucharón.
-¿Y no conseguiste un cabello en un ganchito pequeñito?
-Ay no lo sé Nathalia, yo saqué toda la basura que por ahí se encontraba.
-¿Tía, y donde la botaste? –Pregunté con preocupación.
-Donde más, en el bote de la basura.
-¿Por qué? ¡¿Por qué tocas mis cosas?!
-No boté nada que no fuera basura, y si algo te falta puedes comprarlo con el dinero que te transferimos.
-Eso no es algo que se pudiera comprar – Sin encontrarle el sentido a seguir discutiendo con mi tía.
Me dirigí a la sala y me senté en el sofá.
Tenía la mirada fija hacia el televisor apagado. Mis facciones estaban congeladas, solo la respiración de mis pulmones le hacían movimiento al cuerpo.
-Definitivamente no, no meteré mi mano en el tambor de la basura. Ese cabello era muy pequeño y quizá ya se lo haya llevado el viento. -Me dije a mi misma y al mismo tiempo me preguntaba ¿qué hacer entonces? La única muestra del ADN de la hija de Darwin se escapó de mis manos. Debía conseguir otra…
-‘‘¡Eso sería casi imposible!’’. Después de la última discusión que tuvimos el juró que jamás nos dirigiríamos la palabra. ¿Cómo haría para acercarme a la niña?... Pasé la noche sin encontrar la respuesta.
****
-Tienes tres días sin venir. Pensé que no volverías –Me dijo la encargada de la peluquería.
-Es que… estaba enferma –Mentí para que me dejaran trabajar.
-Tenías que avisar en ese caso, ya hemos contratado a otra manicurista.
-Ay dios –dije- Asumiendo que mis planes se habían dañado. Debía trabajar en ese lugar. No podía ser otro. Pensé en retirarme hasta que la encargada de tienda habló.
-Una peluquera se retiró ayer. ¿Sabes secar cabello?
-Si, por supuesto.
-Ahí tienes el empleo, puedes empezar de una vez.
Me emocioné, y cuando iba a ubicarme en mi puesto solo tenía en la mano los artículos de manicure.
-No traje mis materiales –le dije acercándome al mostrador donde se había ubicado la señora.
-Te puedo prestar este secador y esta plancha. Mañana traes los tuyos.
-Oh gracias.
-Atiéndela a ella que tiene rato haciendo cola. ¡Chica al puesto número cinco!- Le alzó la voy a una señorita sentada en la sala de espera.
Yo secaba su cabello mientras analizaba…
Cuando mis tíos me transfirieron el dinero el día anterior estaba dispuesta a dejar de trabajar. Solo con mostrarles otros exámenes con buenas notas me ayudarían a completar ese dinero, pero en cambio al perder la que iba a ser la muestra para el ADN decidí regresar a la peluquería. Ya que Darwin era el jefe debía saber de él constantemente debía encontrármelo en todos lados, para de alguna manera encontrarme con la niña.
Ya caída la noche tomaba mis cosas para irme a mi casa, cuando el personaje que esperaba no apareció decidí preguntar por él.
-¿Y el Jefe no pasó hay por aquí?
-No, él viene solo a veces, se la pasa viajando creo. O en las otras peluquerías.
-¿Otras peluquerías? –Dije cuando mi compañera de trabajo mencionó el comentario anterior- ‘‘¿Para qué un hombre se la pasaría en varias peluquerías?’’- Me pregunté sin decirlo verbalmente.
-Las diferentes sucursales, él es el dueño de la mayoría de los grandes salones de bellezas de la ciudad.
-¡Ohhh! ¿En serio?- ‘‘Eso no me lo esperaba, con razón mencionó que era un hombre de negocios’’-pensé- Un hombre así para qué daría clases en una secundaria.
-¿Da clases? ¿En dónde?
-Ah, no, me refería a otra persona –Sonreí para evadir mi comentario.
-‘‘Ella no lo sabe’’ –dije para mis adentros y con asombro. No comprendía por qué Darwin ocultaba su vida privada. Si hoy en día todos acostumbran a publicar lo que hacen en sus redes sociales. Me intrigaba ese misterio y luego moví la cabeza para borrar esa reflexión. Debo pensar en la niña y como recuperarla. Ya la vida de ese hombre no debe ser de mi interés.