Capítulo 27
1443palabras
2023-04-12 06:16
-¿Nathalia que tienes? –Preguntó mi tío Bryan cuando me vio entrar al apartamento con lágrimas en los ojos.
-¡Lo odio, lo odio, no lo quiero ver más!
–Ah, solo es un enamoramiento, me sucedía todo el tiempo cuando estaba en la escuela- Asumió mi tía Carlotas sentada en el sofá.
-¿¡No te dijimos que no anduvieras con hombres hasta que fueras una mujer responsable de ti misma!? –Gritó mi tío cuando yo iba en dirección a mi habitación.
-Déjala, más tarde cuando se calme hablaremos seriamente con ella -Escuché de la voz de mi tía Carlotas antes de cerrar la puerta de mi cuarto con agresividad.
El sonido de mi llanto se retenía por la almohada que estaba presionada por mi cabeza, acostada de cubito abdominal descargaba toda la melancolía que estaba sintiendo cuando mi mente se invadía por pensamientos irritantes.
-‘‘Exageré, estaba segura de que todo el drama que hice en la casa de Darwin fue innecesario’’ -En realidad no me importaba si yo le gustaba o no. Había aprovechado ese momento para descargarle mi ira. Aún asumo que esa niña puede ser mía y ese hombre por alguna razón me la secuestró. Aunque en las fotos actualizadas que él tiene se ve diferente, aceptaré lo contrario cuando tenga un resultado negativo de la prueba de ADN.
Las nueve de la noche marcaba la hora en mi celular; salí a la cocina para conseguir algo de cenar y me topé que se acercó para hablarme de frente.
-¿Que te sucedía esta tarde que llegaste llorando?
-Nada que pueda interesarte, problemas de adolescente, tu misma lo dijiste – respondí golpeando las palabras.
-¿En dónde estabas?
-¿Qué? –Me extrañó su forma interrogativa. Fui a la nevera a servirme un poco de agua mientras dije- En mis estudios, como siempre.
-No traías el uniforme puesto, además casi no vez clases por las tardes.
-Estaba practicando matemáticas con unos amigos, y ¿desde cuando debo darte explicaciones de todo lo que hago?
-No quiero que andes con malas juntillas, ni que estés lloriqueando todo el tiempo como si siempre algo te estuviera torturando.
-Pues es verdad. Me vive atormentando la mente y las emociones la pérdida de mi hija.
-¡¿Y cuando la vas a superar?! Tienes que vivir una vida alegre. Lo que está muerto no lo vas a revivir con lágrimas, ya es hora que vivas la vida con calma y que solo procures convertirte en una profesional.
-Y eso hago, estos mese he estudiado como nunca. Pero por milésima vez digo que ¡mi hija está viva, y la voy a recuperar!
-¿Sigues insistiendo en eso Nathalia? Debes aceptar que esa niña ya no existe, más adelante podrás conseguirte un buen hombre y tener una familia, otros hijos. Hay mujeres que tienen abortos accidentales y lo superan, tienen otros hijos y siguen adelante, no se quedan sufriendo por eso toda la vida.
-Ella no fue un aborto tía Carlotas, la tuve en mis brazos por tres días, la amamanté y pasé seis meses soñando con ella. Ojalá pudieras comprenderme lo que descubrí.
-Y qué es lo que descubriste, ¿en qué te puedo ayudar para que dejes este asunto?
-Estoy segura de que me la han secuestrado. Necesito que me des dinero para una prueba de ADN por favor –dije hincándome de rodillas.
-Nathalia, las pruebas de ADN son costosas. Estamos reuniendo para tu universidad. No apoyaré tus caprichos extraños. No te daré más del dinero que te doy para tus estudios.
-Le diré al tío Bryan, él entenderá.
En eso apareció él con la toalla cubriendo la parte inferir de su cuerpo, asumí que acababa de salir del baño. Y dijo.
-No Nathalia, yo también quisiera que tu hija estuviese viva.
-¡Claro que no! Ustedes son los principales sospechosos de su desaparición –dije con indignación.
-Eso no es así, claro que la queríamos, la íbamos a criar bien como te criamos a ti –dijo el tío Bryan sin hallar como controlarme.
-¿Y creen que me criaron bien? La muerte de mis padres es lo que me llevó a agarrar las malas conductas de calles. Y ustedes la decisión que tomaron fue de encerrarme en un manicomio. Si no hubiese sido por eso aun estuviese cuidando de mi hija. Así que lo acepten o no son los responsables de mi desgraciada vida –Me alejé tomando el plato con dos sandwis directo a mi habitación.
-¡Te hemos dado todo en la vida, comida, dinero y educación Nathalia, no seas mal agradecida!
Escuché el grito iracundo de mi tía Carlota desde mi cuarto, cuando llena de tristeza le pegaba un mordisco a mi cena. No paraba de llorar, me sentía terriblemente deprimida.
****
-Necesito la prueba de ADN, debo conseguirla de algún modo – Fue la idea que despertó conmigo el sábado en la mañana.
Me arreglé más bonita y presentable de lo normal y salí a tomar el desayuno.
Lo encontré servido y caliente como de costumbre y me senté en el comedor frente a mis tíos. Aparte de los buenos días no le dirigía más palabras, aún estaba resentida por la discusión que tuve con ellos la noche anterior.
-¿A dónde irás? –Preguntó mi tía Carlota rompiendo el silencio incómodo que había en la mesa.
Su pregunta me enojó, no era frecuente que le estuviese dando explicaciones de todo lo que hacía y a donde me dirigía. Ahora percibía que por su curiosidad probablemente ellos desconfiaban de mí.
-Al centro, voy a buscar trabajo y reunir el dinero que necesito –respondí para saldar sus dudas.
-Nathalia, eso es una pérdida de tiempo. Nosotros te hemos dado todo lo que has querido –dijo el tío Bryan.
-Les agradezco, de igual modo hay asuntos que por no ayudarme voy a resolverlo por mí misma.
-¿Y de qué vas a trabajar? No sabes hacer nada –Dijo mediante queja mi tía Carlota- Yo soy la que cocino diariamente y tengo que contratar a una chica de mantenimiento para que me ayude con la limpieza dos veces por semana. Tú solo te la pasas encerrada en tu cuarto todo el día y sales nada más para comer.
-Estudio, me la paso estudiando –dije para defenderme.
-Bueno, que trabaje, así aprenderá que las cosas hay que ganársela. ¡Dedico la mitad de mi sueldo en ella y resulta que el dinero no le alcanza para sus caprichos! -El tío Bryan se levantó enojado de la mesa.
-¡Ay! –Gruñí furiosa entre dientes- Mejor no les digo más nada, desde ahora no les contaré más nada sobre mi vida. Me paré, tiré el plato sobre el fregadero, me medio lavé mis manos y di media vuelta para salir de la casa.
-¡¿No lo vas a lavar?! ¡Deberías ir aprendiendo a lavar tu plato, así cuando consigas un trabajo de lavavajillas ya eres experta! –Gritó para que mis oídos la escucharan a pesar de la distancia.
-¿Será que soy mal agradecida?… Claro que no, ellos solo exageran -dije saliendo del apartamento.
-¿Lavavajillas? Mi tía imagina lo peor. Por mi apariencia decente conseguiré un trabajo de asistente de oficina o algo así.
Me acerqué a una empresa y llevé mi currículo a recepción.
-Sí, estamos solicitando chicas jóvenes, necesito una para recepcionista y otra para recursos humanos –Me dijo la secretaria.
-Qué bien, es mi día de suerte. ¿Cuándo empezaré?
-Aún estamos en proceso de reclutamiento, te diría que te estaremos llamando, pero echándole un ojo a tu currículum no creo que te contratemos. No tienes ningún curso de oficinista y además eres menor de edad.
Me llenó de ira su explicación, y luego al acordarme de algo muy importante pregunté.
-Señora, ¿cuál sería el horario de trabajo para el cargo?
-Horario corrido, desde las 7 am hasta las 5pm, La hora libre para comer es a las doce y media. De todas maneras los jefes se encargarán de seleccionar a las que van para la entrevista.
Ante su comentario le arranqué mis papales de su mano.
-Por lo que me dice no me servirá. Me llevo esto y me voy para otro lado.
La secretaria se quedó mirándome con extrañeza cuando me marchaba, seguramente ella no le dio importancia a mi actitud. De igual modo lo que me hizo decidir que ese no era un trabajo para mí fue el horario. ¿Cómo tendría tiempo de trabajar si estoy yendo a la escuela? -Me preguntaba a la vez que deducía que tendría que conseguir un empleo de menos profesionalidad. Con mucho temor entre a un establecimiento comercial donde poseía un papel pegado en el vidrio de la puerta. ‘‘Se busca empleada’’. Las cosas que jamás imaginé hacer, las haré por conseguir el dinero para recuperar a mi bebé.