Capítulo 17
1273palabras
2023-04-12 06:02
Hubiera sido decortés de mi parte ausentarme durante el resto de la fiesta, A Beatriz la acababa de considerar mi nueva amiga. Se preocupó por mi problema y me consiguió una valiosa información, al menos debía quedarme hasta cantar el cumpleaños feliz.
En vez de endulzarme la vida, el último pedazo de torta que había en mi plato lo sentía insípido, el postre conspiraba con el estado emocional y mental que poseía en ese momento.
A pesar de qué, lo contado por mi amiga parecía un chisme de pasillo, algo en mi interior decía que era verdad, todas las palabras encajaban para entender que había sido traicionada por personas cercanas a mí. ¿Cómo era posible de que tomaran una muestra de sangre mi hija para descubrir su ADN de sin mi consentimiento? Alguien más debió de haber estado involucrado en ese complós aparte de ese secuestrador desconocido.

Me sentía decepcionada y desconfiada de todo el mundo, debía cuidarme las espaldas hasta que supiera la verdad global de lo que pasó. Alguien muy cercano a mí puede que sea el principal traicionero.
-¿Siguen consumiendo esas cosas? Hablé mientas me encontraba sentada en la parte de atrás del carro de Margaret.
-Solo algunas veces –dijo Lola mirando por las ventanillas desde el asiento del copiloto cuando el humo de su cigarrillo era esparcido por el viento.
-Hoy lo que hicimos fue compartir y disfrutar un rato sanamente, no nos excedimos con la bebida por ser una fiesta de cumpleaños. Tienes que salir con nosotras más a menudo Nathalia.
-No estoy pensando en salir mucho últimamente, me estoy dedicando a estudiar. Cuidado con el volante –Aconsejé cuando vi a Margaret mirar hacia abajo para cambiar la música del reproductor.
-Debiste conducir tu Nathalia ya que no te vi tomando –insistió Lola.

-Si tomé, pero solo un poco.
-Además tu cara me pareció depresiva, ¿mi prima Logró hablar contigo?
-Si Margaret, Beatriz me dijo lo mismo que me habían dicho las enfermeras, la niña estaba sana y le dieron de alta el mismo día que a mí.
-Todo eso es muy extraño, asumía que Beatriz tenía una información completa, porque me dijo que fueras urgente a su fiesta donde podría conversarlo con calma. Mañana ella va a viajar y regresa el mes que viene.

-¿Para qué quieres la carga de un bebé? –dijo Lola- si te dijeron que está viva puedes calmarte. ¿Para que te preocupas por tratar de encontrarla? Eso te impedirá seguir con tu vida.
-Eso fue lo que también le aconsejé a Nathalia –intervino Margaret- Ella insiste en recuperarla. Aunque sería bueno que la encontraras y luego de saber cómo está puedes ir a visitarla eventualmente.
-¡Ustedes no lo entienden! La hija que parí debe de estar conmigo. Soy yo la que la tiene que cuidar y criar –Exclamé con enojo y luego las palabras quedaron en silencio, solo se escuchó la música rock en el auto mientras mi mente daba vueltas envuelta en pensamientos frustrantes- ‘‘Ellas parecen sospechosas, la conocieron, cargaron a mi bebé, saben mi vida casi completa y cuando pensé que me apoyaban ahora me aconsejan que deje de buscar a la niña, asumiendo que yo no la necesito. Menos mal que no le conté lo que más sabía. Puede que Beatriz suelte la lengua y les diga la narración que me contó. De ser así no me va a importar, buscaré a mi hija por mi cuenta’’.
Me despedí de mis antiguas amigas y le agradecí la cola a Margaret cuando llegamos al frente de mi edificio.
Subí al apartamento número cuarenta y dos, abrí y cerré la puerta de la entrada luego de pasar y con mi celular alumbré el pasillo para llegar a mi cuarto. Una sombra acercándose detrás de mí me produjo un susto que me hizo voltear.
-¿Dónde estabas Nathalia?
-En un cumpleaños de una amiga –le dije a mi tía Carlotas, inmediatamente ella encendió la luz y observé que tenía un pijama corto y calzaba unas pantuflas en los pies.
-¿Por qué llegas tan tarde? Ya son las 3 de la mañana.
-¿Y cuál es el problema? Mañana no hay clases. Será domingo.
-No se trata solo de la escuela, prometiste que te portarías bien –dijo Carlotas.
-No estaba haciendo nada malo, fue un cumpleaños y Margaret me trajo en su carro. Estábamos en una casa de familia, no andábamos en la calle.
-¡¿Estabas en compañía de Margaret y su grupito?! ¡Vas a volver a ser la mala conducta de antes!
-¡Jamás fui una mala conducta, nunca robé ni maté a nadie! –Exclamé con ira.
-Menos mal, pero sabes que a esas muchachas no quiero que te les acerques.
-¡Me vas a prohibir andar con mis amigas! ¿¡No te bastó con dejarme medio año encerrada!?
-Es por tu propio bien, quería que volvieras a ser una niña buena, educada y estudiosa.
-¡Ya no soy una niñita! Soy una adulta y dentro de poco cumpliré la mayoría de edad.
-¡Mientras estás bajo nuestro cargo, te seguimos manteniendo y por esa razón tienes que comportarte!
Los gritos de Carlotas me hicieron llorar de la ira y la tristeza.
-Yo no quería ir a esa fiesta. Fui para conseguir información sobre mi hija y adivina qué. ¡La niña está viva! Ustedes me engañaron.
-Jamás te mentimos sobre eso. Lo que te dijimos es lo que pasó.
-Ah, ¿acaso no les parece muy extraño? ¿Dónde está la constancia de defunción? ¿Dónde enterraron el cuerpo?
-No la enterramos, la cremaron en el hospital ¡Y no se le puede hacer una constancia de fallecimiento a alguien a quien nunca lo presentaron! ¡Ni siquiera le pusiste un nombre! ¡Deja de estar pendiente de una hija que no existe y ponte a estudiar!
-No les importa ¿cierto? ¡Eso los convierte en cómplices! -Exclamé alzando fuertemente la voz.
-¿Que está pasando aquí? –Preguntó el tío Bryan saliendo de su habitación.
-Nathalia, rebelde otra vez, nos culpa de la muerte su hija –le dijo carlotas mientras me señalaba.
-¡Hasta cuando! –expresó tío.
-¡Ella no murió, está viva! -insistí.
-Nathalia ¿si está viva donde se encuentra? –Preguntó el tío Bryan.
-No lo sé, quizá la tenga el padre de mi hija. Me la raptaron.
-Ni siquiera sabías quien te embarazó o nos lo ocultaste. Como pueden raptarla si ni siquiera salió del hospital, estaba en tratamiento pero murió –dijo tío.
-Ella no quiere entenderlo. Entiendo que una pérdida es difícil de aceptar, pero debes continuar con tu vida –dijo tía Carlotas.
-Es en serio, está viva, fui al hospital y me lo aseguraron, les puedo mostrar la documentación, ya vengo.
Me dirigí rápidamente a mi habitación, tiré el ropero que había en mi cama directo al suelo, tomé la carpeta y volví al pasillo donde estábamos discutiendo.
Mis ojos no visualizaron a mis tíos, me dirigí a su cuarto, giré la manilla, pero estaba trancada con seguro –Ábranme, ¡aquí tengo la prueba! –dije tocando la puerta de madera.
-¡Es muy tarde ya, tranquilízate! –Se escuchó la voz de Bryan.
-¡Vean un momento lo que dicen los papeles! ¡La niña está viva!
-¡Anda a acostarte Nathalia! –Expresó mi tía sin decir más.
Varios gritos y golpes más fueron en vano. Mi tristeza y decepción se convirtió en llantos desgarradores. Ellos no querían apoyarme, no les importaba que mi hija estuviese viva o no. Solo se dedicaban a darme dinero para que me quedara tranquila, estudiara y no los molestara.
Todo eso me llevó a una conclusión… -Quizá fueron ellos los que se implicaron en el secuestro de mi hija. Mis enemigos están en mi propia casa. O mejor dicho, vivo en la casa de mis traicioneros enemigos.