Capítulo 8
1526palabras
2023-04-12 05:53
*Narración por Darwin.
Salí del cafetín todo perturbado por lo que me acababa de enterar, ¿aprovecharme de Nathalia? Eso jamás fueron mis intenciones, ella había accedido a bailar conmigo y pasar un buen rato, quizás los tragos ocasionó el calentamiento de ambos, desde hace tres semanas ya lo había olvidado, además tuvimos protección para evitar un accidente.
-Buenas ¿la directora está por ahí? –Le pregunté a la secretaria sentada en su escritorio cuando me asomé a coordinación.

-No, la directora Thalia acaba de irse. Expresó que iba a hacer unas diligencias.
Al escuchar la respuesta negativa me di la vuelta para salir de la escuela, había terminado mi jornada de clases por el día, me acerqué a mi auto color azul y giré la palanca para arrancar luego de subirme.
De todas las personas que se han subido a mi carro me tuvo que llegar la imagen de ella al mirar al asiento de al lado. Un recuerdo inesperado llegó a mi memoria…
Era un sábado por la noche, esos cabellos largos color azabache adornaban ese rostro perfilado. Cuando probé sus labios rojos no pude contenerme y llevármela a un sitio apartado. Ella se había quedado dormida muy rápido, asumí que el alcohol la afectó más que a mí. Yo la había disfrutado como nunca, quise despertarla, quería conocerla, y saber más de esa hermosa mujer; pero me contuve… Vestí mi cuerpo, fui al baño rápido para descargar el líquido de mi vejiga y salí del hotel antes de que se asomara el sol. Salí sin dejar rastro, o al menos eso había pensado. Hasta que ella volvió a aparecer… Si tan solo hubiese reconocido su rostro sin maquillaje el primer día de su clase no hubiese pasado el plan de evaluación a dirección.
-Esta situación me perturba –dije al introducir mi auto en el garaje- Podré calmar mis emociones a ver los rostros de mis amadas.
Introduje la llave por la cerradura y antes de empujar la puerta esta se abrió sola. –‘‘Es raro que Yoskarly se acerque a recibirme’’ –Nunca sucedía eso, por eso me extrañé antes de mirar el rostro de la persona de al otro lado del cristal oscuro.

-Buenas tardes señor.
-Hola, ¿Yoskarly está aquí? -Pregunté al ver a la señora Susana.
-No se encuentra.
-¿Dónde está? No me dijo que iría a salir.

-Quizá se le presentó un inconveniente –respondió ella y se dirigió hacia la cocina.
-¡Dios mío! -Exclamé luego de sentarme en el sofá y colocar mis manos sobre mi cabeza- ¡¿Por qué pienso lo peor?! Desde que la perdoné no confió en ella. Esa fue la razón para deprimirme y de arrepentirme de haber ido a esa disco aquel sábado por la noche.
Un llanto se escuchó desde una habitación y Susana se dirigió apresuradamente para ese lado con un tetero en la mano.
Saqué la cartera negra del bolsillo del pantalón y empecé a revisarla desesperadamente al no hallar lo que buscaba– ¡No está! –Coloqué la mano derecha sobre mi frente y me llegó la imagen de la estudiante pervertida. Dije que no le iba a dirigir la palabra, pero debo hablar seriamente con esa mujer.
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*Narración por Nathalia.
-¿Estudiaste para el examen de matemática? –Me preguntó Valeria al ver que yo no sacaba el cuaderno para repasar los ejercicios como lo hacían todos, estábamos esperábamos la segunda clase del día.
-No, y dudo que tengamos evaluación, intuyo que Darwin no nos dará más clase –expresé con total seguridad.
-¡¿Qué?! ¿Y eso quien te lo dijo? –Interrogó una muchacha que nos acompañaba en el sitio de recreación, su nombre es Sofía.
-Si no hay examen, mejor. Tendremos más tiempo de practicar –Dijo Pablo sonriendo mientras cerraba el cuaderno.
-No creo eso Nathalia –Valeria negó mi opinión- Yo vi al profesor llegar esta mañana. No deberías estar tan relajada.
-‘‘Ustedes no entienden y tampoco se los voy a explicar’’ -hablé mentalmente acordándome de la conversación que tuve con Darwin el día anterior, aseguró que iba a retirar nuestra clase de su horario por mí, para no verme más. No me sentía molesta, superé que me estaba tratando como una manipuladora de hombres. Estaría mejor para mí dejar de dirigirle hasta la mirada.
-Deberíamos ir al salón ya es tiempo de entrar –expresó Sofía mirando la hora en su celular.
-Claro vamos. ¿Vienes Nathalia? –dijo Valeria al ver que dilataba en levantarme. Pero como ya estaba aburrida del mismo sitio seguí a mi grupito de compañeros para subir las escaleras y llegar al número de aula indicada en el horario.
Mis facciones se congelaron a entrar por la puerta del salón, el profesor Darwin estaba sentado en su escritorio acomodando unos papeles.
-Viste que si vino –dijo Sofía antes de dirigirse a una silla para sentarse.
Encontré un lugar vacío al lado de Valeria mientras mi mente me lanzaba torbellinos de pensamientos preocupantes…
-‘‘¡No puede ser! ¿Por qué está aquí si había dicho que retiraría la materia? ¿Ahora qué voy a hacer? Espero que se le haya olvidado hacer la evaluación’’ –Mis deseos no fueron cumplidos cuando Darwin ordenó que en nuestra mesa de pupitre solo tuviésemos un lápiz, un borrador, un sacapuntas, una calculadora y una hoja grande de rayas.
-¡Hasta la calculadora la dejé! –Exclamé con preocupación mirando a mis compañeros observando a quien se la podía pedir prestada- ‘‘Es un tonto ¡Cuanto lo odio! ¿Por qué no cumple lo que promete? ¿Había mencionado que no me daría más clase solo para que me molestara? o ¿tuvo un inconveniente en la dirección? Esta última interrogante debía ser la más aceptable, la escuela es muy estricta con respecto a las asignaciones de materias para los profesores’’ –Me dije mentalmente mientras copiaba los ejercicios para resolver en mi página–. ‘‘O quizá la tonta soy yo’’ –seguí justificándome- Hubiese estudiado anoche de no ser por la discusión que tuve con el profesor el día de ayer -Ni siquiera había preparado una estrategia para copiarme, siempre había sido buena en eso cuando matemáticas desde el inicio de mi vida era la materia a quien menos le ponía atención…
Abrí bien los ojos para concentrarme en lo que tenía al frente y dejar de pensar en vaguedades que no me servirían para obtener una buena calificación. Y eso debía ser, salvar la nota, no me quedaba de otra. Así que con lo poco aprendido que tenía en el cerebro intenté resolver los ejercicios.
-Valeria préstame la calculadora –le susurré mirándola de reojo.
-Aquí está –voy por el número tres- Me la entregó hablando bajito y sus señas me indicaron que la cantidad mostrada en el objeto era el resultado final del cuestionario número tres.
-Soy una chica inteligente y con suerte –me dije al alegrarme al saber que no me quedaría con la página en blanco.
-Pueden ir entregando los exámenes, ya es hora.
Levanté la vista y divisé al profesor mirar su reloj de pulsera después de mencionar esas palabras.
Yo aún sentada observaba pacientemente a mis compañeros levantarse, colocar sus páginas escritas en el escritorio y salir del salón. Quise ser la última, no porque necesitara más tiempo para resolver, sino porque esperaba que la soledad me acompañara cuando me acercara a Darwin, y así fue. Al irse todos me dirigí hasta él y le entregué mi evaluación.
-Puedes salir –dijo acomodando los papeles sin dirigirme la mirada.
Evité cohibirme en expresar mi molestia.
-Usted me aseguró que retiraría esta materia de su carga. ¿Por qué no cumplió su palabra?
-¿Querías deshacerte de mí tan rápido? Te lo había dicho porque pensé que te preocuparía –Me miró con extrañeza.
-Pues, cundo deseaste no hablarme más nunca, me había alegrado –expresé golpeando las palabras.
-Iba a cumplir mi promesa de ni siquiera mirarte, pero tú eres la que me empezaste a hablar.
-No podía quedarme callada, debido a nuestra discusión de ayer no repasé los ejercicios, ¡es la materia que más odio! Ojalá mi esfuerzo de ahorita haya servido para salvar la nota.
-Eso lo dudo, tienes una mala calificación.
-¡¿Como que mala calificación?! Si aún no ha revisado mi examen.
-Pues ya tienes varios puntos menos por faltarle el respeto al profesor.
-¡Eso no es justo! ¡Y Jamás te he faltado el respeto!
-Dijiste que mi materia es la que más odias, para mí eso es de poca educación.
-¡Usted es un descarado! –expresé con ira.
-Por lo que acabaste de decir ahora tengo pruebas de que me insultaste. Reprobaste la evaluación de hoy –Acomodó los libros en su brazo y dio pasos para salir del salón. Me le paré al frente.
-No puede hacer eso, debe revisar bien mi examen y colocar una nota justa, si no, lo voy a demandar.
-Tu amenaza no servirá de nada. Eres mi peor alumna, tu terrible carácter opaca la belleza que pensé que tenías en un inicio, me odia mirarte, ¡retírate de mi camino!
Tuve que hacerme a un lado antes de que me empujara, ya que parecía ser su intención. Bajé la cabeza esperando a que se fuera primero y luego salí del salón en dirección al baño para ocultar las lágrimas producida por la ira que estaba sintiendo.