Capítulo 9
1123palabras
2023-04-12 05:57
Miraba mis lágrimas correr por mi rostro a través del espejo con mis pupilas empañadas. Mi tristeza al inicio era por la ira que poseía al sentirme pisoteada y humillada. Mi odio hacia Darwin iba creciendo por su horrible actitud arrogante, como si yo le hubiese ocasionado un crimen muy grande. Siempre tuve a compañeros de enemigos que nos hacíamos la vida imposible, pero nunca a un profesor y eso era lo que más me dolía, que al ser un superior se me haría muy difícil vengarme de él cuando no aguante más los maltratos que quizá adelante me ocasionaría. Me odiaba, lo dijeron sus palabras y lo verifiqué en su rostro. Pero ahora mi llanto continuaba debido a mi soledad. No tenía nada ni a nadie. En mis tíos no podía confiar, no poseía amigos y un futuro título profesional era lo único que me podría sacar de esa prisión interna. No depender de nadie y hacer mi propia vida.
-Nathalia, ¿estás llorando?
Al escuchar y mirar a Valeria que entró al baño, inmediatamente abrí el chorro del lavamanos y empecé a rociar mi cara con agua para eliminar la evidencia de la depresión.
-‘‘Ojalá pudiese desahogarme con ella’’ –me dije mentalmente- Pero no me entendería, tendría que contarle mi vida completa y hay muchas cosas que desearía borrar de mi memoria. No quiero que más nadie sepa quien en realidad fui.
-¿Que tienes? –Insistió.
-No aprobé la evaluación de matemáticas, de eso estoy segura.
-Nathalia, pero hubiésemos estudiado juntas si no los entendías, todo estaba muy fácil, era clase del año pasado.
-Es que no quise estudiar Valeria, además que de igual forma rasparía ¡siento que el profesor me odia! –dije con voz melancólica.
-¿Darwin? No es común en él que odie a los alumnos, menos a una estudiante. Por eso es que todas lo quieren, aparte de tener un físico atractivo es muy amable.
-Pues te equivocas, las apariencias engañan, algún día te darás cuenta de que es totalmente lo contrario a lo que aparenta.
-Hablas como si lo conocieras bien –Me dijo con extrañeza- si el primer día de clase no sabías ni quien era.
-Solo acostumbro a juzgar a las personas por su apariencia –expresé con una sonrisa. No podía comentarle los conflictos que estaba teniendo con él.
-Entiendo que es porque te pasó al pizarrón aquella vez, simplemente se preocupa porque todos aprendan.
-Tienes razón Valeria, debo estudiar más –Dije para hacerle creer que me había consolado. Y quizás su conversación conmigo le había funcionado, la ira y la tristeza se fueron alejando de mi corazón.
Me coloqué maquillaje en el rostro y salí hacia el pasillo en compañía de mi… no podía decir que era mi nueva amiga. En ese momento me costaba confiar en alguien.
***
*Narración por Darwin.
-‘‘Esa jovencita me va a hacer la vida imposible, ¿cómo voy a tener paz si siempre se cruza en mi camino? Al mirarle el rostro reconocido me acuerdo de lo arrepentido que estoy por haberle sido infiel a mi mujer’’- Fue mi último pensamiento antes de la decisión que iba a tomar finalmente. Entré a la sala de coordinación.
-Buenos días, quiero solicitar un retiro o cambió de Matemática tres.
-¿Y cuál es el problema? Si necesita un cambio de horario podríamos colocarle la hora para la tarde –expresó la directora sentada en su escritorio.
-No, prefiero no darle clases a esa sección –expresé.
-¿Tercer año ‘‘B’’? –Preguntó la directora Thalía.
-¿Y por qué? ¿Qué sucede con ellos? –Intervino Martha, la profesora de lenguaje y sociales que hojeaba un libro y escuchó la conversación.
-Hay unos alumnos mala conducta que ya me está haciendo rebosar de impaciencia.
-¿Mala conducta? ¿Quiénes? Si esa es una de las mejores secciones de la escuela, la mayoría son muy aplicados –Expresó Martha.
-Matemáticas no es una materia muy fácil para muchos…
-Lo que te sugiero Darwin –Me interrumpió- es que me indiques por escrito quienes son los que andan echando broma, evaluaremos su comportamiento y podríamos cambiar de sección; a los alumnos. Pero usted debe seguir con su mismo horario. El profesor Raúl tiene su agenda organizada y por este semestre no habrá cambios.
-De acuerdo -dije luego de escuchar la orden de la directora mientras Martha me miraba con una cara de extrañeza.
Salí de aquella oficina con un poco de vergüenza al haber armado un drama. Había sido exageración de mi parte al mencionar que varios alumnos eran los que tenían mala conducta. Solo quería distanciarme de esa adolescente antes de que me dedicara a aplazarle la materia sin sentido. Solo porque me caía mal. Era una grosera y mi mente imaginaba que quizás hacía cosas indecentes por las noches, solo para aprovecharse de la gente.
Me acerqué al cafetín cuando mi digital marcaba las once de la mañana, aún tenía dos secciones a quien darle clases antes de poder irme a la casa. Aproveché para pedir un Sandwis y una bebida fría y saqué mi billetera para cancelar mi pedido de una vez… en ese momento me acordé de algo muy importante. Siempre acostumbraba a mirar esa hermosa foto inocente cada vez que iba a comprar algo, y en ese momento ya no estaba. Eso era preocupante, más valioso para mí que mis tarjetas de crédito. Así que debía recuperarla.
Minutos más tarde, luego de degustar mi alimento me levanté de la silla y al mirar al frente me dije mentalmente-‘‘Ahí está’’- Sabía que se me iba a hacer difícil dirigirme a ella por todo el alboroto que le armé esta mañana; y más porque Nathalia estaba en compañía de la otra chica de lentes. Esperaría el momento adecuado para reclamar el objeto de mi pertenencia.
-¡Profe! Tiempo sin verlo.
-Nos vimos esta mañana –le dije a Laura que se me acercó jalándome el brazo.
-Profesor ¿y cuanto saqué en el examen de hoy? Estuvo fácil ¿verdad? – Me preguntó Roxelis con entusiasmo y luego miró a su amiga.
-No, un poco complicado je,je –dijo Laura entre risitas- Pero si lo resolvimos bien ¿cierto profe?
-No lo sé, aun no los he revisado –les contesté.
-Y ¿cuándo nos dará la nota?
-La próxima clase Roxelis, el lunes.
-Ay tendremos que esperar todo el fin de semana. Me impacienta.
-Claro, también extrañaremos conversar con usted profe, sabe que nos cae bien.
-Sí, y deberías reunirte con nosotras el sábado, iremos a una fiesta.
-Es grandioso, ¡que nos acompañe!
-No, no, no inventen que no salgo con estudiantes –les aseguré- debo irme, tengo que dar clase.
-¡Hasta luego profesor! –Expresó Roxelis dando movimientos con la mano levantada.
-Nos vemos el lunes –Laura se acercó para darme un beso en la mejilla. Le di poca importancia y salí del cafetín.