Capítulo 4
1216palabras
2023-03-22 03:23
Introduje la llave en la ranura y giré la manilla, al abrirse la puerta di suaves pasos hasta el interior, esperaba encontrar a mis tíos furiosos y preocupados por mí, estaba dispuesta a recibir todo el regaño que me merecía, no tenía más opción, y había esperado con ansias llegar a casa para encontrar una pista que me diera más explicaciones. Las cosas no sucedieron como yo imaginaba; no había nadie en las habitaciones, probablemente ellos salieron…
-¿Que harán mis tíos hoy domingo por la mañana? –Me pregunté, y luego le aclaré a mi mente que la respuesta sería de poca importancia. Gracias a eso tendría espacio para mí.
Un recuerdo me hizo entrar a la habitación de Carlota y Brayan, busqué por todos lados y me acerqué a una caja de mediano tamaño que me pareció conocida.

La bajé del closet, y la coloqué en la cama sentándome en ella también, la abrí. Y tomé una cámara fotográfica con mis manos que escondía en su interior. La coloqué a un lado y divisé varias fotografías de Carlota y Brayan, imagen de mí embarazada y fotos de mi hija recién nacida.
-¡¿Queeee?! –Exclamé al visualizar lo que estaba buscando. Y mi mente viajó siete meses al pasado arrastrado por la ola de un recuerdo.
Mis tres amigas estaban allí, habían entrado por la puerta con una canastilla y un hermoso arreglo de globos, empezamos a comer dulces y a echar chistes. Mi bebé se había dormido en mis brazos.
-¿Por qué no me han dado de alta? –Le pregunté a mi tía carlota cuando picaba el pastel cuando no tendría por qué permanecer tanto tiempo en el hospital si mi parto había sido natural.
-La doctora dijo que esperan hacerle un chequeo a ustedes. Si consumiste estupefacientes durante el embarazo eso pudo haber ocasionado algún trastorno en la pequeña.
-Pero eso no sucedió y la bebé debe estar bien –expresé con seriedad.

-¡Ay mira, se despertó! –Exclamó mi amiga Margaret.
-¡Ve sus ojitos! ¿Son de color miel?
-Color café –dije mientras me inclinaba para que mi amiga la cargara.
-¡Qué preciosa! –Dijo mi tío activando la cámara fotográfica. Hizo señas para que la acomodaran en la cesta de polar rosada decorada con encajes blancos.

Divisé desde la camilla a mi tío tomando una fotografía.
-Aquí está. La primera foto de la princesa- dijo mi tío con alegría…
Regresé a mi plano tridimensional en el presente, guardé la caja en su lugar y al salir de la habitación entré a mi cuarto.
Sentí mucho temor sabiendo lo que vería, tomé la pequeña foto que salió de la billetera encontrada en el baño del hotel y la coloqué al lado de la ubicada en la caja de mi tío. Las lágrimas corrieron por mi rostro al detallar la comparación, eran idénticas, es decir, la misma foto repetida dos veces.
Miles de signos de interrogación se dibujaron sobre mi cabeza.
-¿Por qué un hombre tendría la foto de mi hija en su billetera? -Intenté responderme indagando en eso… Cuando alguien carga la foto de alguien fallecido es porque la quiso mucho en vida. Eso me pareció extraño. Las únicas que se acercaron a la niña eran mis tíos y mis amigas, además de los doctores. Y ese hombre no parece médico. Además, no es común que los doctores se encariñen con los pacientes. Así que descarté esa idea… O puede ser que…
-¡Mi hija está viva! –Exclamé con asombro y alegría.
Empecé a escuchar ruidos en la casa, ya sabía de qué se trataba así que me dirigí hacia la cocina, y en efecto, mis tíos habían llegado.
-¡Mi hija está viva! –Les dije con entusiasmo mostrando las fotografías en mi mano derecha.
Carlota me miró seria y luego se dirigió hacia la nevera para sacar una jarra de agua –Nathalia, sé que la muerte de tu hija es difícil de superar, pero no puedes revivir a nadie.
-¿Acaso crees que estoy loca? Solo digo que hay una posibilidad de que mi hija esté viva. Mira tío –Me acerqué al tío Bryan que se estaba quitando los zapatos sentado en el sillón- Esta foto la conseguí en la billetera de un hombre. ¡Es la bebé!
-¿Estuviste de nuevo con un hombre? ¡Nathalia tu no cambias! –Expresó Carlota alterada.
-¿Dónde estuviste anoche que no llegaste a dormir? -Intervino Brayan con otra interrogante.
La ira se apoderó de mis emociones que desplazó la alegría que había sentido al descubrir una pista sobre mi hija.
-¿¡Ustedes pretenden que permanezca encerrada sin tener una vida!? ¡¿Hasta cuándo?! –Respondí sus incógnitas con otras preguntas.
-¡Deja la vagabundería mientras seas menor de edad y estés bajo nuestro cargo! Es lo que siempre te hemos dicho.
-Nathalia –Mi tía pronunció mi nombre, y se me acercó para hablarme con tranquilidad- Lo que queremos es que te prepares, que estudies, que te dediques a algo y seas alguien en la vida.
Yo guardé silencio ante el comentario de Carlota; por una parte ella tenía razón, no contaría con mis tíos toda la vida, si no me convierto en una profesional tendré que buscar trabajos como asistente de tiendas, al menos eso debería hacer al cumplir la mayoría de edad.
-‘‘Que horrible, no podría soportar eso, siempre he vivido en grandes comodidades, no me imagino rebajarme a esas labores para conseguir dinero. Sería humillante’’ –Me dije mentalmente mientras negaba con la cabeza aislando ese pensamiento de mi mente.
-¡¿Vas a seguir estudiando o no?! ¡Habla de una vez! –El tío ya estaba molesto, y no paraba de gritarme.
Yo me extrañé ante la pregunta insistente de Bryan, hasta que mi tía expresó.
-La directora me llamó para preguntarme si continuarías los estudios, quiere saber si aparta tu cupo, están en proceso de inscripción. No le he dado respuesta. No te voy a obligar, es tu decisión.
-¡¿En la misma escuela?! Es que… ya no tiene sentido estudiar ahí. Reprobé un año completo, más el que perdí por estar internada… ¡Mis amigos están en el último año ya para pasar a la universidad! y a mí aún me faltan montones de materias que ver.
-Si te refieres a las malas juntillas con quienes te las pasabas debes agradecer que ya no estudiarás con ellos, si es que han avanzado o no se han quedado como tú –Expresó el tío Bryan golpeando las palabras.
-Todos siguen en la preparatoria y me dará vergüenza verlos cuando mis compañeros de clase sean pequeños adolescentes.
-Exageras Nathalia –Intervino mi tía- serán dos años menor que tú. ¿Quieres estudiar en otra escuela? Para eso tenemos que evaluar tu rendimiento. Tienes el cupo asegurado ahí porque la hermana de la directora es amiga mía, el detalle es que para cambiarte deben ver notas nuevas, debes limpiar tu reputación a través de buenas conductas.
Ante las palabras de mi tía me di media vuelta en dirección a mi habitación, mientras analizaba la decisión que debía tomar.
-Ella era, es y será mi motivo de existencia –dije mirando el par de fotografías que coloqué en la mesa de noche- Si mi hija está viva, voy a buscarla, pero no la encontraré estando encerrada en casa. Mis tíos solo me dejaran tranquila al estar estudiando… eso espero –me dije. Debía tener una vida social para investigar hasta encontrarla.