Capítulo 30
1001palabras
2023-04-11 20:47
Emmet había dicho que iba a ser fácil aprender a cómo utilizar mis poderes, pero lo cierto era que no la tenía nada fácil, tenía que aprender un nuevo idioma al cual no estaba acostumbrada y para colmo tenía a la directora como profesora, por lo que no era nada fácil no ponerme nerviosa con ella.
Esperaba que el resto del año la clase no me fuera como me estaba yendo en mi primer día porque estaba segura de que iba a llevarme no solo las clases normales, sino también las materias que extracurriculares.
-Presta atención- Me dijo por encima, ves la directora- Si no pones toda tu atención en esto, jamás lo vas a lograr.

-Es que no puedo.
-Si puedes- Dice firme, mirándome a los ojos mientras yo aún seguía tratando que un vaso estallara- La cadenita que tienes no te impide practicar magia, solo impide que tu magia se salga de control, solo tienes que concentrarte para poder sentir tu magia, siente cómo recorre tu cuerpo y concéntralo en tus manos para que puedas hacer lo que te pido.
Lo intenté una vez más, me concentré lo más que pude hasta que sentí algo en mis manos, era como si tuviera electricidad en mis manos y en ese momento dije las palabras que me había dicho la directora que dijera y el vaso estallo, aunque no fuero lo único que lo había hecho, todo lo que fuera de vidrio en el aula donde estábamos había estallado, lo que provocó que la directora me mirara con asombro.
Tenía que agradecer que fuéramos las únicas que estábamos en el salón, porque estaba segura de que alguien podría resultar lastimado por cómo habían estallado las cosas de vidrios.
-Supongo que la cadenita no es lo suficiente fuerte como para controlar la gran parte del poder que tienes- Suspira la directora y luego sonríe- Lo bueno es que las clases que vas a tener son privadas, no va a ver nadie a quien puedas dañar mientras las tengamos.
- ¿Pero si mis poderes se salen de control estando con las demás personas? - Pregunto sentándome en el piso- No quiero dañar a nadie.

-No lo vas a hacer- Me responde sentándose al lado mío- Tu magia es rara, sin embargo, mientras tengas la cadenita, antes de usar tu magia te vas a tener que concentrar como lo hiciste hace un momento, no vas a tener un uso accidental de tu magia.
Yo asentí y sonreí, todo era tan extraño, pero me sentía tan feliz, era como si por primera vez me estuviera conociendo de verdad.
-Es tan raro- Le confieso suspirando- Pero se siente como si esta fuera la verdadera yo y no la que estuve siendo antes de llegar a Nueva Orleans
-Es que esta eres tú- Me explica acariciándome la cabeza- Tu magia es parte esencial de ti, es lo que eres y aunque no supieras que la tenías, ella estaba dentro tuyo esperando a que la utilizaras, capaz no lo entiendes, pero todas las personas que tenemos algún don especial nos sentimos extraños si no los utilizamos.

-Emmet me lo explico cuando estábamos desayunando- Le cuento- Me dijo que él siendo lobo tiene que convertirse por lo menos dos veces a la semana, si no siente que algo le falta y es como a mí, yo siempre atribuí ese vacío al hecho de que no tenía a mi padre, sin embargo, en este momento me doy cuenta de que no era por eso, cuando sentí la magia recorrer mi cuerpo sentí cómo ese vacío desaparecía.
-Tu padre no te dejo porque quisiera.
No respondí a eso, aunque sabía que ella me decía la verdad, mi padre había sido víctima de su madre, mi mamá lo explicaba demasiado bien en su diario, pero aún creía que era muy pronto como para poder acercarme a él como su hija, ni siquiera podía acercarme al que se suponía que era mi mellizo y no era porque no quisiera sino porque no sabía qué decirle cuando me acercara a cualquiera de ellos.
Mi madre se había alejado de ellos por mi culpa, para mantenerme a salvo de lo que supuestamente mi abuela quería y por eso ellos perdieron la oportunidad de tener una madre presente y estaba segura de que tanto como mi mellizo como mi hermano mayor hoy en día me odiaba de la misma forma que yo odiaba a mi abuela.
- Es mejor que vayas a comer algo- Me aconseja la directora parándose del piso- Estoy segura de que si no vas a comer tu novio vendrá a buscarte y te llevará a rastras.
-Está bien- Acepto con una sonrisa y me paro del piso con la intención de irme, sin embargo, al ver una vez más a la directora me doy cuenta de que me resultaba extrañamente familiar la forma de su rostro- Me hace acordar a alguien.
Ella sonríe y niega con la cabeza, pero no dice nada, seguramente creía que me estaba volviendo loca, pero la verdad es que la directora desde el momento en que la había visto me recordaba a alguien, no a alguien que había visto, sino a alguien que había soñado.
Un sueño que se repitió una y otra vez desde mi niñez hasta que había llegado a mi adolescencia, después esos sueños habían desaparecido y solo quedaron los vagos recuerdos de ellos y aunque quería contárselo a la directora sobre los sueños aún no la conocía muy bien como para decirle que se parecía a la mujer que yo soñaba desde chica, me consideraría loca y ya tenía demasiado en mi vida como para ganarme el enojo de la directora si es que pensaba que le estaba jugando una broma.
La saludé con la mano en forma de despedida y me fui del aula con cuidado, demasiados vidrios se rompieron por mi culpa y estaba segura de que los de limpieza me iban a odiar por dejarle todo este desastre para limpiar.