Capítulo 6
1247palabras
2023-02-12 13:44
Cuando desperté no recordaba ni como había llegado a la cama y tampoco sabía el porqué me dolía todo el cuerpo y estaba desnuda en la cama con un chico que ni siquiera conocía aunque me resultaba demasiado familiar, lo único bueno era que no eran ninguno de mis compañeros de habitación porque si no, no sabría cómo verlos a la cara nuevamente. 
Me levanto de la cama muy despacio tratando de no despertar al individuo que está en la cama, no quería hablar con el de lo que paso anoche, no lo necesitaba, sabía perfectamente lo que había pasado a pesar de que fue mi primera vez, lo único que esperaba era que nos hayamos cuidado, pero para estar segura le pediría a uno de los chicos si podían llevarme a una farmacia para comprar una pastilla que evitara que saliera con una sorpresita, eso era lo que menos quería en este momento era quedar embarazada de un extraño.
Me visto lo más rápido que puedo y sin hacer ningún ruido para después salir de la habitación en la cual aún dormía el extraño con el cual me había acostado, camine por la cabaña sin rumbo fijo hasta llegar al comedor donde la noche anterior estuve con mis amigos, los cuales estaban dormidos y esparcidos por todo el piso, seguramente ellos también habían tomado de más y se durmieron en el primer lugar que habían encontrado.

Vi también a Aine, la cual estaba dormida en el sillón y después vi a dos personas más que no conocía y no recordaba en el momento que habían llegado, aunque las facciones de su rostro me hizo acordar a mi mamá, sin embargo, no le di muchas vueltas al asunto y fui directo hacia Emmet para que me acompañara a la farmacia y después me llevara al internado, no quería estar acá cuando el chico con el que me había acostado despertara, no era buena fingiendo que todo estaba bien por lo que estaba segura de que mis compañeros de cuarto se darían cuenta de que algo pasaba aunque no me conocían mucho.
-Emmet- Lo llamé lo más despacio que pude para no despertar a los demás- Emmet
-Mmm
-Despierta- Le digo moviéndolo sutilmente- Necesito que me lleves a la farmacia y después al internado.
-¿Te sientes mal?- Me pregunto bostezando para posteriormente mirarme completa lo cual me hizo ruborizar- ¿Qué es ese olor?
Él empieza a olfatearme como si fuera un perrito y pronto cambia la cara, seguramente el chico con el que me había acostado usaba perfume y me había dejado su olor en mí, pero yo no olía nada más que no fuera mi maldito perfume, sin embargo, en el momento que Emmet se levantó de golpe supe que algo iba mal y lo que me lo confirmo fue que empezó a caminar hacia la dirección donde estaba la habitación con el chico desnudo dormido.

-Emmet- Lo llamé agarrándole de la mano- En serio necesito ir a la farmacia.
Él quiso soltarse, sin embargo, no lo deje, me aferre a él, tanto que él me miro enojado por no dejarlo avanzar, no obstante, mi agarre no disminuyo sobre su mano a pesar de que se lo veía enojado y aunque le tenía algo de miedo porque no era la mirada que me daba desde que nos conocimos no le saque mi mirada suplicante hasta que cedió y dejo de hacer fuerza para salirse de mi agarre.
-Muy bien te llevaré a la farmacia y luego al internado- Me dice caminado hacia la puerta de salida aún conmigo aferrada a su mano- Pero luego me contaras lo que paso anoche.
-Si tú no sabes lo que paso anoche- Le digo en un susurro- Menos lo sé yo, no recuerdo nada, solo sé lo que vi con mis ojos cuando desperté.

-No puedo creer que lo hayan hecho-Dice furioso, mientras entrabamos a su camioneta- No sabes lo grave que es esto si alguien más se entera.
-Es algo común- Le digo más tratándome de convencer más a mí que a el- Mi madre siempre me incentivo a hacerlo, sin embargo, jamás tuve la oportunidad con ningún chico, aunque la verdad no sé si fue bueno o malo, ya que no recuerdo nada.
-Entonces- Susurra con una sonrisa- puede ser que no lo hayan hecho.
-El que me duele mi parte de abajo creo que es suficiente evidencia para mí de que algo paso.
-Mierda- Dijo frustrado empezando a conducir- Voy a matar a Maikel, él trajo las bebidas diciendo que no eran tan fuertes. 
-Yo le dije que no eran tan fuertes- Le dije apenada- Y es verdad, jamás me había puesto borracha aunque tomara cinco vasos de esa bebida, por lo que me parece raro que no recordemos nada.
-No te preocupes, averiguaré qué paso anoche- Me dice mirando el camino por el cual iba conduciendo- No me importa si tengo que golpear hasta los favoritos de tu abuela.
-¿Los favoritos de mi abuela?
-Tu abuela tiene una lista de favoritos- Me dice- Favoritos para casarse contigo y con el que te acostaste es el principal favorito de tu abuela.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque soy el segundo favorito- Él aparca el auto en medio de la nada y me sonríe- Dije que te iba a contar todo y lo haré de en serio que lo haré, pero antes de contarte nada, tienes que saber cómo se rige nuestra sociedad- Yo no digo nada solo espero a que siga hablando- Tu abuela es como la reina de esta sociedad, ella elige quien se casa con quien, también elige qué carreras debemos tomar y si intentamos rechazar su sugerencia nos amenaza sutilmente hasta que hagamos lo que ella quiera, por eso nadie se mete con tu familia y por eso nadie se va a meter contigo, porque tienen miedo de ella, nadie quiere que tu abuela ponga los ojos en ellos.
-¿Por qué no escapan?
-La única que pudo escapar fue tu madre- Me dice triste- Mi padre era su amigo y él fue el que la ayudo a escapar, tu padre y tus hermanos iban a ir con ustedes.
-¿Y qué paso?
-Tu abuela paso- Susurra- Ella escondió a tu mellizo por lo que tu papá opto por quedarse y que ustedes se fueran, al poco tiempo tu papá encontró a tu mellizo, pero aunque lo encontró después no pudo irse
-No lo entenderías ahora- Me dice agarrando el volante fuerte- Pero lo harás pronto y te aseguro que primero pensaras que estás loca y después desearás estarlo de en serio.
Ambos nos quedamos callados y yo me hago un ovillo en el asiento del acompañante, no sabía en donde me había metido, pero era hora que saliera de este lugar antes que mi abuela decidiera sobre mi vida como lo hacía con las vidas de los demás aquí.
-Espero que si el idiota no se cuidó que la pastilla de emergencia te ayude- Me dice volviendo a conducir- Porque no quiero ver cómo te llevan al altar en contra de tu voluntad, como mi padre me contó que lo hicieron con tu madre.
Aún no conocía a mi abuela y ya la odiaba, aún no tenía claro de sí, tenía que odiar a mi padre o no, sin embargo, a ella sí que la odiaba y estaba segura de que la iba a odiar más y más a medida que la gente me siguiera contando sobre ella.