Capítulo 47
1846palabras
2023-03-01 11:00
Capítulo 47: El heredero ha nacido.
***
Estaba oscuro, frío y escalofriante en el palacio cuando Sariah decidió salir de la cámara del Alfa y encontrarse con Dillon y Leia frente al palacio.
Caminaba a oscuras. Sólo la farola era su única luz amiga. Así pues, escuchó los gruñidos y aullidos de los lobos; sin embargo, les ignoró como si nada.
Al llegar a su destino, visualizó a los susodichos esperando pacientemente. Ambos, ni se inmutaron apenas ella se les acercó; asintiendo con la cabeza.
"¿Estás lista, Sariah?", preguntó Dillon.
La mencionada inhaló y exhaló. Se recordó a sí misma que todo estaría bien y que no pasaría nada, porque Archer le daba la protección del lobo Alfa.
"No soy una Luna por nada si no estoy preparada para la guerra", murmuró ella con confianza.
En repuesta, Dillon sonrió a medias entretanto Leia guardó silencio. Entonces, nuestra heroína montó a lomos de la segunda y se dirigieron rápidamente hacia el bosque.
Sucede pues, que se emocionó por los aullidos de los alrededores; pero, no logró evitar pensar negativamente. Cerró los ojos y conectó con Leia.
'Tienes miedo, ¿verdad, Sariah?', cuestionó el animal.
'Yo... ¿Quién no le tendría?', replicó. Tras una pausa, agregó: "¿Quién no tendría miedo cuando estoy pensando en el heredero del Alfa?". Y es que, se le habían pasado tantas cosas por su mente; que no deseaba que Leia lo supiese.
'Pero, una reina no debe temerle a nada', sentenció la loba.
Sariah arrugó los puños; su expresión se tornó fría también. Dijo: 'No soy una reina; simplemente se dirigen a mí como si lo fuese, Leia. Sólo ostento el poder de la Diosa de la Luna'.
'Aún así, serás la futura soberana del reino de Archer', insistió.
'Sigo siendo una descarriada, una criadora de esclavos; siquiera pertenezco a la monarquía', respondió ella.
Leia guardó silencio. De hecho, el vínculo entre ambas desapareció cuando arribaron al punto medio del bosque. Se detuvieron; y Sariah se bajó del lomo de la loba.
Entonces, recorrió los alrededores con sus ojos; mientras escuchaba gruñidos y rugidos amenazantes.
'Estamos cerca de ellos, Sariah', informó Dillon. Seguidamente, instruyó: "Y no sabemos si se hallan merodeando. Trate de conectar con el Alfa y dígaselo".
Así pues, respiró; cerrando los parpados para mantener la concentración.
'Archer... Archer, tengo algo que tranmitirte", llamó.
Al instante, el mencionado contestó con tono preocupado: 'Mi descarriada... ¿ya estás en el bosque?'.
'Sí, acabamos de llegar a la mitad de éste y nos detuvimos. No sé; hay algo aquí... tal parece que es un problema', anunció.
Archer apretó los dientes ante sus palabras. Temía por ella; dijo que el peligro se avecinaba, y que sus lobos aún no estaban allí.
'No materialices ninguna acción imprudente, Sariah. Por favor, no abandones el área", rogó.
La muchacha asintió con la cabeza: 'No lo haré... me limitaré a enviarles alertas'.
'Cuídate, mi descarriada; ya que, no puedo perderos a los dos. Mis lobos están a la vuelta de la esquina. Te están mirando', expuso.
Sariah manifestó: 'Cuídate, Archer'. A continuación, gimió: 'Oh. Ahora no, bebé'.
El hombre, preocupado, replicó: '¿Qué pasó?" ¿Qué sucede?'. Estaba frustrado.
La joven inhaló y exhaló. Enunció: 'Estoy bien... Sólo que tu heredero desea salir'.
'¡Oh. Dios mío! Sariah, retírate por favor... Estás a punto de dar a luz. No puedes... ¡maldita sea! No puedes desmayarte en el bosque', chilló.
Respirando tranquilamente, le aseguró: "Estoy bien, Archer".
El caballero maldijo dentro de su cabeza repetidamente. Estaba frustrado y preocupado por su descarriada.
"Archer, no voy a sentarme de brazos cruzados en el palacio, cuando puedo hacer algo con respecto a la guerra. Quiero liderar a tus soldados; que noten que no soy una simple criadora de esclavos... tampoco una descarriada", murmuró.
'¡¿Q-Qué?! Si no eres una persona común; de hecho, eres extraordinaria', gruñó.
"Deseo hacerle a mi manera; quiero moverme como una reina", sentenció.
El joven apretó los dientes; molesto y enojado. Expresó: 'Haz lo que quieras, mi descarriada... quédate conmigo; sé mi reina por el resto de mi vida'.
'Primero debes regresar a mí, Archer; antes de convertirme en tu reina', le desafió. Y el vínculo entre ellos se desvaneció.
En ese momento, la expresión de Sariah cambió a una fría, oscura, peligrosa y poderosa. Informó: "Los lobos del Alfa estuvieron aquí. Están deambulando; esperando nuestro siguiente movimiento".
"Debemos localizar una mejor posición. Subamos a los árboles, donde podemos prever esas criaturas inferiores", sugirió Dillon. A continuación, añadió: "Pero el problema es que estás embarazada, y no sabemos si darás a luz ya porque tu cuerpo está reaccionando".
La chica fijó sus ojos en los de él. Suspirando, dijo: "Todavía puedo arreglármelas. Quiero escalar, y Leia estará ahí para ayudarme".
La loba le miró fijamente; mientras aullaba a unos pocos decibeles. Lo suficiente cómo para que los tres la oyesen.
Así pues, empezaron a trepar el gran roble. Sariah no dudaba, y Leia le guiaba. Al llegar a la última rama, pudieron prever que los cazadores y los rebeldes hacían de cosas desagradables entretanto se preparaban.
Entonces, ésta enfocó sus iris en ellos; y visualizó algo insoportable. Herían a alguien. Probablemente a Archer.
"Sariah, ¿Qué has visto?", cuestionó Dillon nervioso; al percatarse cómo la fémina apretaba los puños y temblaba. Su expresión en blanco, era algo despiadada. Llamó de nuevo: "Sariah...".
"Están torturando como locos al Rey; siquiera puedo soportarle, Dillon", murmuró con frialdad. Seguidamente, añadió con saña: "Les haré pagar; no me parece bien esto".
El mencionado y Leia se encontraban nerviosos; pero eso cambió cuando escucharon gritos desde el punto de la zona de los cazadores y rebeldes. Era la voz del Alfa. La loba intentó rugir; sin embargo, su acompañante le detuvo.
De repente, una brisa fría comenzó a soplar. Las hojas caían lentamente; y los presentes observaron a Sariah. Se sorprendieron al ver la luz brillante que emanaba del cuerpo de ella.
"Diosa de la Luna...", pronunció Dillon. Luego, echó un vistazo hacia el cielo, donde las nubes resplandecían. Agregó: "El poder de la luna...".
Sucede pues, que la indumentaria de la joven cambió; a un vestido blanco con una estrella enjoyada en la frente. Leia y el chico no salían de su asombro.
Ella era estupenda en un día cualquiera; pero en ese instante, no había nada de ordinario y menos tratándose de fantasía. Era realista; algo poderoso.
Sariah abrió los ojos; ahora de un color rojo sangriento. Lucía asombrosamente enérgica, y despiadada.
"Arde", susurró.
Dillon frunció la frente, entretanto desviaba la mirada hacia el área enemiga. Todo era un caos. Los rebeldes y cazadores gruñían mientras sus cuerpos se incineraban.
A continuación, la muchacha centró su atención en la cadena usada para esposar las manos de Archer. Dijo: "Cortar". Después, prosiguió: "Sano, y a salvo".
Entonces, Dillon le sacudió. Gritó: "Los rebeldes y cazadores se acercan".
"Dolor...", pronunció; ocasionando que estos gruñesen del tormento.
El chico se sorprendió. Estaba hipnotizado; no podía creerle. Es más, dudaba en traerle de vuelta porque las nubes cubrían lentamente el astro blanco.
"Sariah, vamos. Maldita sea, el Alfa estará muy enojado", rugió.
Leia, por su parte, también intentaba convencer a su dueña; sin embargo, fracasó.
"Oh. No podemos detenerle, Dillon", enunció la loba.
En ese instante, Sariah tembló; y su rostro se oscureció. Jadeaba por aire; balbuceando palabras que los dos no lograban comprender.
Los truenos pues, empezaron a aplaudir y los pájaros a piar mientras la lluvia arreciaba un poco. Misteriosos sonidos se intensificaban; los cazadores y rebeldes gemían. La luna desapareció.
"Monitus ut interfaces inclemencias", repitió la mujer; hasta que sintió su cuerpo debilitarse y algo en su vientre activarse. Respiraba dificultosamente cuando la luz que rodeaba su cuerpo se desvaneció.
Sudando; su corazón latió tan de prisa que tiritó. Cerró los ojos y se tranquilizó.
Y así, Dillon le sostuvo entretanto bajaban del roble. Cuando aterrizaron en el suelo, Sariah frunció el entrecejo; se agarró el estómago y sintió algo. Había roto fuentes.
"M-Mi bolsa de agua... mi bolsa de agua", gruñó nerviosamente.
"¡Demonios!", maldijo Dillon por lo bajo; cargando a Sariah y corriendo de regreso al palacio tan rápido cómo se le permitía.
"M-Mi bebé... ya no puedo más con el dolor. El heredero del Alfa viene en camino", anunció.
El muchacho jadeó, al igual que Leia.
"Un poco más, Sariah. Soporta el dolor un poco más. Inhala y exhala", instruyó Dillon.
En cambio, Leia empezó a conectar su mente a través de la muchacha: 'Respira. Cálmate, ya casi llegamos".
Sariah no podía soportarle más. Estaban casi en el palacio; y llovía a cántaros. Pero, se las arreglaron para salir disparados del bosque.
Cuando llegaron a su destino, Dillon le colocó en la cámara del Alfa. Llamó a Lilac y Millie.
"Puja, Sariah...", instruyó la segunda; sosteniendo el cuello uterino de la chica. Continuó: "Un poco más; ya puedo ver la cabeza de tu hijo".
Dillon estaba confuso; no sabía qué hacer. Caminaba de un lado a otro; indeciso si conectar con el Alfa a través de su mente. No alcanzaba a pensar correctamente.
De la nada, Archer apareció.
"Dillon, ¿Cómo está Sariah? ¿Le logró? Lo sé; ella fue quién trató de salvarme de los rebeldes y cazadores. ¿Cómo está?", interrogó frustrado.
El chico no alcanzó a pronunciar palabra alguna; no obstante, le hizo cuando el Alfa le preguntó de nuevo peligrosamente: "Ella está... está d-dando...".
'¡¿Qué?! ¡¿Dar qué?!', gruñó Archer.
'Dando a luz, Alfa... Tu heredero está naciendo', replicó Dillon con nerviosismo.
El mencionado esbozó una sonrisa irónica. Dijo: "El heredero ha nacido; nació mi heredero".
Y solo unos instantes después, escucharon una fuerte voz de llanto procedente de la habitación donde Sariah estaba en labor de parto.
'¿Oyes eso, Alfa?', cuestionó Dillon.
'Idiota, estoy cerca del palacio. Puedo oír y ver a mi heredero', anunció Archer; apareciendo frente a su Beta. Agregó: "Puedo oir el grito de mi heredero, imbécil".
Dillon se sorprendió; y dando un paso atrás, tartamudeó: "A-Alfa... estás... estás sangrando".
"Oh, cállate. No voy a morir", replicó.
El joven se enderezó, e interpeló: "¿Q-Quieres que abra la puerta? ¿Para que veas a tu futura reina y a tu heredero?".
Negó con la cabeza. Respondió: "No. Ella me llamará en un instante. Espérale".
Y segundos después de que Archer pronunciase aquellas palabras, Sariah vociferó su nombre. Era la llave que necesitaba para abrir la cámara de la reina. Millie, Lilac, Leia y y hasta la misma protagonista se sorprendieron al verle.
"¿Alfa?", dijeron al unísono.
Archer siquiera observó a las otras tres personas allí presentes. Sólo enfocaba su atención en su descarriada y heredero. Así pues, se encaminó hacia la cama, sonriendo; casi llorando.
"He vuelto, mi descarriada...", susurró; mientras depositaba un suave beso en la frente de ésta. Continuó: "Estoy aquí, hijo mío...".
En su lugar, Sariah se hallaba débil. Hizo todo lo posible por mantenerse despierta, pero le fue imposible. Entonces, antes de cerrar los ojos, escuchó a Archer susurrar: "Gracias por darme un heredero... estoy aquí, a salvo y con vida gracias a ti. Por ello, te otorgaré un castigo -encarcelarte y ser mi reina por el resto de mi vida-".