Capítulo 29
1374palabras
2023-02-21 17:21
Capítulo 29: No caerá.
***
‘Leia...’, llamó Sariah a su loba.

Segundos después, ésta le habló a través de su mente: '¿Sí? ¿Cómo estás?'.
Ella suspiró, y contestó: 'Bien, pero un poco débil'.
'Descansa, Sariah. Eso es todo lo que necesitas... Ya no seas esclava de ese Alfa', manifestó.
La chica asintió con la cabeza, y replicó: "Lo sé; aunque no entienda lo que está pasando. El Alfa está muy preocupado y enojado Leia; me es difícil creerle".
Así pues, hubo un largo silencio entre ellas. La loba siquiera habló; esperando el pensamiento de su compañera.
'No estoy segura de ello, Leia; pero algo anda mal con él', suspiró. A continuación, agregó: 'No logro comprenderle; especialmente con sus repentinas acciones hacia mí. Es blando; y al rato se torna loco de furia, otra vez".

La mencionada se rió entre dientes, y explicó: 'Oh, eso es terrible, Sariah. Tal vez le gustes, y hay una parte de él que le impide expresar sus verdaderos sentimientos'.
'No lo sé, Leia; no sé qué creer. Es difícil entenderle”, respondió Sariah con ironía.
En todo caso, se produjo otro largo silencio. Seguidamente, Sariah se despidió de Leia, y el vínculo entre ellas desapareció.
Ahora bien, apoyada en la cabecera, Sariah no se percató de la persona quien ingresaba en la habitación. Se sobresaltó cuando tocaron su hombro, haciéndole trastabillar. Menos mal que unos fuertes brazo le atraparon por la cintura.

"J*der, cuidado", siseó una voz fría y barítona.
Entonces, Sariah cayó en cuenta de que el desconocido era el Alfa. Tartamudeando, interrogó: “Q-Qué... estás haciendo aquí?".
Soltando el agarre, el caballero se aclaró la garganta y respondió con frialdad: “Nada, solo he venido a decirte que esta tarde limpiarás este lugar. Levántate de la jodida cama y no te creas una princesa importante”.
Los ojos de Sariah se abrieron de par en par; boquiabierta al escuchar lo que le había ordenado. Expresó rotundamente: “E-Eres. . . alfa arrogante, ¡no soy una maldita princesa!”.
"Quítate de allí, y haz lo que te he pedido", demandó. 
Y en ese instante, Archer arrugó la frente. Molesto consigo mismo y enojado. ¿Por qué reaccionaba así?. De hecho, muchas preguntas rondaban en su mente, y ni siquiera una de ellas alcanzaba a contestar.
El rostro de la fémina se entristeció. Interpeló: "¿Por qué actúas como si te importase y de repente te enojas conmigo?". Con la voz a punto de quebrársele, añadió: "Estoy enferma. Todo mi cuerpo se siente entumecido; y aún así, busco cumplir con todas tus exigencias".
"¡¿Me estás cuestionando, descarriada?!", gruñó.
“No lo hago, Alfa. No obstante, estás siendo un desconsiderado”, replicó. Tras una pausa, continuó: "No te entiendo... Tampoco a tu impecable proceder...”.
Entristecida, y mordiendo su labio inferior, agregó: "Sí, solo soy tu descarriada; pero, ¿no puedo descansar un poco de todo este sufrimiento y de tus mi*rdas?".
La mandíbula de Archer se apretó. Enunció: "No, no pararé hasta que me supliques".
"E-Estoy cansada, Alfa…”, murmuró Sariah.
El caballero agarró sus brazos con fuerza; y mirándola fijamente, replicó: “¡No me desafíes, descarriada! Si no quieres que te castigue y te encierre de nuevo en el cuarto oscuro”.
La joven mordió el labio nuevamente, para reprimir el dolor que estaba sintiendo. Tenía los ojos un poco llorosos; aún así se obligó a calmarse.
'Sariah, no vuelvas a enfadar al Alfa', dijo Leia acudiendo a sus pensamientos. Prosiguió: 'Tengo malas noticias para ti'.
'¿Y cuáles son esas?', preguntó.
'Una guerra se aproxima; no sé cuándo empezará, pero los cazadores y algunos de los pícaros se están preparando para ello. Así que, te sugiero que no le hagas enojar porque ahora tiene muchas cosas en las que pensar', explicó. 
'J*der, ¿es esto una broma, Leia? ¿Por qué declaran la guerra?’, cuestionó confundida. Agregó: '¿Es por el Alfa? Le quieren muerto, ¿verdad?'.
La loba no habló; en su lugar, suspiró. Sariah, en cambio, no lograba establecer contacto con Archer, tampoco sentir su agarre.
"Descarriada, te quiero en mi habitación esta tarde, ¿entendido?", gritó.
La chica asintió distraídamente con la cabeza. Los pensamientos de las palabras de Leia aún resonaban en su mente.
Así pues, percibió cómo cerraban la puerta; y observando hacia abajo, suspiró profundamente. A continuación, se levantó de la cama y se encaminó hacia su recámara con paso inseguro.
Así mismo, se duchó. Su cuerpo convulsionaba producto del agua fría que caía sobre éste. Entonces, se movió rápidamente para cambiarse de ropa y salir a cumplir sus deberes.
Sin embargo, en su paseo hacia la habitación de Archer, pudo escuchar voces alrededor de las instalaciones. Siguió caminando hasta llegar a la puerta principal, y cuando estuvo a punto de tocar, ésta se abrió repentinamente.
Ella suspiró, cerró los ojos y volvió a descubrirlas antes de ingresar.
"Alfa....”, llamó.
"¿Qué, descarriada?", preguntó. 
Entonces, sintió los dedos de Archer recorriendo sus hombros hasta los brazos; olfateando también el costado del cuello. Se mordió el labio inferior mientras el calor quemaba todo su cuerpo.
"P-Por favor, detente”, suplicó. Después, añadió: “Limpiaré tu habitación, así que por favor, deja de hacer lo que estás haciendo”. Gimió.
Archer rió sarcásticamente, y gesticuló: “Está bien, descarriada”. Tras una pausa, prosiguió: “Tú y yo tendremos una sesión más tarde, antes limpia mi cuarto”.
Así pues, le dio la espalda; para luego marcharse sin emitir una palabra, dejándola estupefacta. Los puños de Sariah se arrugaron, reprimiendo su ira y molestia.
En todo caso, comenzó en su labor; pero se encontró en su cama. Tumbada, visualizando el techo, pensó un poco en las malas noticias de Leia.
"Guerra... ¿Por qué declararían una?”, susurró.
Sus pensamientos profundos se esfumaron cuando alguien le habló a su mente: era el Alfa.
'Descarriada, estaré fuera', informó Archer.
Sariah enarcó una ceja. Dijo: 'Pues vete, me da igual'.
"Me echarás de menos, lo sé", anunció; soltando una pequeña risa.
'Aquí va de nuevo. Sus acciones y palabras, no concuerdan', sopesó. 
'Deja de pensar en ello, descarriada', solicitó Archer.
Sus ojos se abrieron, y rápidamente se incorporó a la cama. 'N-No estoy pensando en tus acciones', negó ella; con el corazón latiéndole a mil.
Así pues, sintió que sus mejillas se tornaban escarlatas; producto de la respuesta del hombre. 
'Y-Yo tampoco puedo creerlo, descarriada', susurró.
Confundida, Sariah frunció la frente. Con sarcasmo, manifestó: 'Cállate, Alfa. No hables sin terminar; te volvería loco'.
'Me extrañarás, lo sé', insistió.
La muchacha guardó silencio, y sonrió con amargura cuando expresó: 'No te extrañaré...'.  Y de repente, la puerta se abrió; siendo recibida por la mandíbula apretada de Archer y su ceño fruncido.
“¿No lo harás? ¿De verdad?", preguntó.
Sariah tragó saliva, y observó en la otra dirección para evitar el contacto visual. Pero, él le agarró por la barbilla y dejó que lo mirase. Sus rostros estaban cerca uno del otro; apenas unos centímetros. Entonces, se estremeció cuando Archer repitió sus palabras: "¿No me extrañarás, descarriada?".
Y así, recordó la escena en la que él le pedía perdón. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos su voz cambió nuevamente; a una fría, y poco gentil. Definitivamente, tenía esta actitud que era difícil de leer y entender.
La fémina suspiró, y dijo: "N-No te extrañaré; siquiera cada detalle tuyo, Alfa”.
Los puños de Archer se arrugaron, y su cara se volvió roja y frustrada. Interpeló: "¿Por qué? ¿No me quieres?. 
Ella replicó:. "¿Quién te crees para extrañarte?".
"Soy tu Alfa, descarriada", respondió con entusiasmo.
"Solo un Alfa que necesita un heredero; y que utiliza a su descarriada para dejarle embarazada", se mofó. A continuación, agregó: “¿Por qué te echaría de menos? ¿Si solo soy una descarriada, sin importancia? ¿Una esclava?".
Archer no podía refutar; se había quedado sin habla.
"No extrañaré cada detalle del Alfa que me hizo sufrir, que es desconsiderado y despiadado", murmuró. Entonces, añadió: “Simplemente no soy importante para ti; tampoco me tratas bien. No tengo siquiera derecho a echarte de menos. ¿Quieres saber por qué?".
La mandíbula y puños del hombre se apretaron. Interpeló: “¿Por qué, Sariah?”.
"Porque no deseo enamorarme de una bestia despiadada como tú. No quiero enamorarme si eres tú", contestó con sinceridad.
De hecho, había pensado en esto como un retorno de lo que Archer le había hecho en las últimas semanas.
"No existes para ser amado, Alfa", finalizó.