Capítulo 79
1083palabras
2023-03-17 00:01
Davis no dejó ni a un ejecutivo sin presentarle, y cada uno de ellos le parecía desagradable. Luego llegaron los platos, y el camarero llenó cada copa con vino. 
Para su sorpresa, en lugar de brindar por el cumpleañero, los siete directores ejecutivos se turnaron para brindar por ella. Al instante, se dio cuenta de la razón detrás de la firme solicitud de Davis para que se uniera a esta fiesta.
Hannah estaba perfectamente sobria, y era capaz de darse cuenta de que esos siete ancianos la desnudarían con la mirada si continuaba quedándose allí. 

Así que, sin tomar ni un solo sorbo de vino, planeó cómo escabullirse de la habitación. "Lo siento, necesito ir al baño. Por favor, discúlpenme", inventó como excusa, y sin esperar respuesta de nadie, tomó su bolso y salió de la habitación.
En realidad, el lugar donde se encontraban tenía su propio baño y podría haberlo usado; sin embargo, dejó la sala con la cartera encima, lo cual hizo que Lana y Davis se dieran cuenta de su plan para escapar. 
De inmediato, Lana le lanzó una mirada a Zackary, quien entendió su señal al instante y, con un ademán, hizo que los dos empleados de seguridad detrás de él la siguieran. 
De hecho, a uno de ellos, le dio instrucciones al oído, el guardaespaldas asintió y salió corriendo con su compañero.
Era obvio que Hannah no quería ir al baño, una vez fuera del recinto, caminó hacia el ascensor tan rápido como le fue posible. 
Escuchó pasos fuertes y apresurados que se acercaban, los latidos del corazón de la mujer se aceleraron. 

Miró hacia atrás de forma inconsciente y vio que los dos guardaespaldas que estaban parados en la habitación privada hacía un momento la perseguían. Aterrorizada, aceleró aún más su marcha hacia el ascensor para que no la alcanzaran, pero no lo logró, era imposible deshacerse de ellos: a unos metros del ascensor, la alcanzaron y la agarraron con fuerza...
"¡Ah! ¡Ayuda!".
Cuando la escucharon gritar, uno de los guardaespaldas le tapó la boca con la mano y presionó con fuerza.
"Mm... Ayuda... Mm...".

A pesar de su desesperado intento de liberarse, los custodios no le prestaron ni la más mínima atención. Le mantuvieron la boca tapada, la levantaron como a una pluma y regresaron a la sala vip.
"Mm... Mm...".
Mientras los hombres se la llevaban, la campanilla del ascensor sonó y la puerta se abrió lentamente. Frankie, que se encontraba en su interior, escuchó a una mujer luchar y, de forma inmediata, salió del elevador para mirar en la dirección de dónde provenía el sonido. 
Fue una fracción de segundo antes de que los dos matones giraran en la esquina del pasillo con Hannah; él vio su esbelta figura y el vestido verde esmeralda, incluso pensó que la figura le resultaba bastante familiar, pero no había podido ver la cara de la persona.
Se preguntó quién podría ser y, sin perder más tiempo, los siguió. 
Hannah continuaba luchando por defenderse, aunque no importaba cuánto lo intentara, los dos hombres la sujetaban con un agarre mortal. 
En apenas unos segundos, la arrojaron en una habitación diferente a la que había estado y la encerraron de un portazo. 
La rodilla de la muchacha golpeó contra el suelo y se hizo un rasguño; no pudo evitar hacer una mueca del dolor que sentía y no lograba levantarse.
En ese momento, apareció Zackary, él la estaba esperando adentro y se agachó para ayudarla a ponerse de pie mientras le hablaba en un tono suave: "Ana, ¿estás bien? ¿Por qué esos dos te trataron tan mal? Me aseguraré de darles una lección más tarde". 
Levantó la cabeza para mirarlo y un escalofrío le corrió por la espalda, pero no pudo negarle la ayuda.
"Ana, ¿estás bien? ¿Te lastimaste al caer?", insistió en un tono suave aunque lujurioso mientras la miraba fijamente; Hannah sintió tanto asco al verlo que se estremeció. Luego, miró a su alrededor para intentar descubrir dónde se encontraba; era una habitación más pequeña que la anterior, sin mesa de restaurante, pero con un sofá mediano y una mesa de té decorada con un jarrón que tenía flores.
"Zackary, ¿qué quieres decir?", vaciló después de recomponerse. Forzó una sonrisa, se soltó y se movió con dificultad hacia la mesa de té. Para su sorpresa, no se preocupó en absoluto cuando ella le quitó la mano, al contrario, sonrió con más confianza al verla acercarse al sofá.
 "Ana, es muy raro ver alguien capaz de combinar semejante belleza y tanto talento como en tu caso. Es realmente admirable".
Hannah continuó moviéndose lentamente hacia la mesita, volvió a sonreír incómoda y dijo: "Zackary, estamos en dos industrias diferentes, por lo tanto, no tendremos la oportunidad de trabajar juntos".
Parecía que le había dado el motivo que necesitaba para sonreír con picardía, pellizcarle la barbilla y corregirla: "Ana, en este caso te equivocas. Tu padre y yo somos empresarios. El negocio de tu familia es...". 
La frase de Zackary quedó inconclusa. Hannah aprovechó que el hombre había bajado la guardia para agarrar el jarrón que estaba sobre la mesa de té y se lo estrelló sin piedad en la cabeza.
"Tú...", Zackary intentó continuar, pero quedó atónito por la acción de la mujer. Dos chorros de sangre le comenzaron a correr por el rostro desde la parte superior de la cabeza. Cuando finalmente reaccionó, señaló a Hannah con incredulidad y dijo: "¿Cómo te atreves a golpearme con un jarrón? ¿Tú y tu familia quieren morir?".
Intimidada por la actitud desencajada del hombre, retrocedió con miedo. Él la miró fijamente y se limpió la cara, pero cuando notó la mano tan ensangrentada, su ira se volvió incontrolable y se abalanzó para rasgarle el vestido.
"¡Ah! ¡No me toques!".
Una vez más, hubo un fuerte golpe, pero esta vez provino de la entrada de la habitación. Ambos se sorprendieron por el estruendo y se quedaron boquiabiertos cuando vieron que alguien abría la puerta de una patada, era Frankie que, sin dudarlo, lanzó otra patada, pero esta vez contra Zachary... 
Un tercer estallido se escuchó en la habitación: el hombre cayó hacia atrás por la inercia y quedó estrellado contra la pared.
"¿Estás bien?", le preguntó preocupado Frankie a Hannah, después de asegurarse de que Zackary, permaneciera apartado.
"¿Estás bien?", le preguntó preocupado Frankie a Hannah, después de asegurarse de que Zackary, permaneciera apartado.
Ella le sonrió agradecida. Todo el miedo, el pánico, que acababa de sentir se desvaneció y respondió: "Estoy bien".