Capítulo 66
1179palabras
2023-03-06 00:01
Cuando Hannah y Bella se encontraban a punto de hacer la fila para recibir sus almuerzos, ambas voltearon al escuchar un saludo respetuoso que se repetía a sus espaldas.
Hannah pudo reconocer a dos altas figuras llenas de elegancia, belleza y encanto, quienes se dirigían hacia ellas. Uno de ellos era el presidente, pero Hannah no reconoció al otro hombre que caminaba al lado de William, aunque, luego de escuchar los repetidos saludos que le dirigían, supo que debía ser Daniel Atkinson, el contralmirante más joven de Lecharia.
Por su parte, William también era el presidente más joven en la historia del país. Al verlos caminando uno al lado del otro, formaban una imagen tan perfecta y maravillosa que la gente no dejaba de observarlos con fascinación.
Hannah no salía de su aturdimiento cuando ambos hombres se acercaron, deteniéndose frente a ellas. Bella, quien estaba situada un poco detrás de Hannah, volteó a verlos, con una amplia sonrisa de sorpresa en sus labios: “Señor… Daniel…”
¿Daniel?
¿Por qué razón Bella había llamado al Sr. Atkinson directamente por su nombre de pila? ¿Acaso había una relación entre ellos?
“Sr., Scott… Sr. Atkinson…”, saludó Hannah de manera respetuosa, inclinando levemente la cabeza, luego del saludo de Bella.
William dirigió una mirada que pasó a través de Hannah para aterrizar en Bella. Luego, de pronto sonrió y bromeando dijo: “Lo acompañé hasta acá solo porque deseaba verte. ¿Cómo quieres devolver este favor?”
“Por favor, señor, ya no siga molestándome con eso. No puedo permitirme el quedar en deuda por ningún favor”, respondió Bella, sonriendo.
Al escuchar esto, Daniel se limitó a reír entre dientes y dijo: “Sí, solo ignóralo.”
Mientras hablaban, Daniel dirigió su mirada hacia Hanna, situada ahora un poco detrás de Bella, y con una elegante sonrisa en sus labios dijo: “Y supongo que esta debe ser la señorita Porter, la famosa intérprete, ¿no es así?”
“Así es, Sr. Atkinson. Soy Hannah. Encantada de conocerlo. ¡He oído hablar mucho acerca de usted!”, respondió Hannah, mirándolo y dirigiéndole una amable sonrisa.
Mirando a William, de pie a su lado, Daniel le respondió con una sonrisa: “Gracias, pero ahora eres una de las personas famosas que rodean al presidente. ¡Eres incluso más popular que yo!”
Hannah dibujó una tímida sonrisa, lanzándole una breve mirada a William y murmuró: “Su exceso de cortesía me abruma, señor. En realidad todo se lo debo al Sr. Scott y a Bella.”
William dirigió su mirada al frente, y para cualquiera hubiera parecido que estaba mirando a Bella, aunque solo él sabía que su mirada iba dirigida a Hannah.
Cuando estaba a solas con William, él podía ver la manera nerviosa e incómoda en que Hannah se comportaba estando a su alrededor. Sin embargo, cuando estaba en público, su comportamiento era todo lo contrario, ya que solía ser elegante, gracioso y encantador.
“Bueno, pues parece que no solo hablas el feanés con sorprendente fluidez, sino que también eres una persona modesta y humilde”, dijo Daniel y, con una sonrisa, se volteó hacia el presidente y, bromeando, le dijo: “Te envidio por tener contigo a una intérprete tan joven y hermosa.”
“Cuida tu lengua”, replicó burlonamente William, con un tono de ambigüedad en su voz, mientras lo miraba, frunciendo los labios. “La señora Arkinson anda cerca.”
¿Señora Atkinson?
Atónita, Hannah volteó a mirar a Bella con incredulidad. ¡Llevaba ya dos semanas trabajando en la Mansión Presidencial y, hasta el momento, nadie le había dicho que Bella era la esposa de Daniel! Aunque, por otra parte, tampoco Hannah había mencionado nada sobre su familia.
Daniel solo lo miró, sonrió, pero sin decir nada.
“¿Os gustaría almorzar con nosotras?”, preguntó Bella.
“Claro”, respondió William, asintiendo.
“Entonces, a la fila, por favor.”
Mientras seguían conversando, los cuatro se formaron en la fila. Cuando los empleados sirvieron la comida, ninguno parecía particularmente curioso o sorprendido de tener la presencia de William o de Daniel, ya que ambos, como otros funcionarios militares y del gobierno, acostumbraban comer en la cafetería cuando no había mucha gente. Hannah recordaba haberlo visto una vez, cuando recién comenzaba a trabajar en la Mansión Presidencial. Solo que en ese entonces él no se percató de su presencia, pues estaba sentada en una esquina lejana.
Hannah, parada al frente, encabezaba el grupo, con William detrás de ella mientras recibían sus bandejas con la comida. Hannah comenzó a observar en busca de una mesa vacía para los cuatro, y aunque al final encontró un lugar vacío a unos diez metros de distancia, no se atrevió a tomar la iniciativa y siguió de pie.
William, por su parte, se acercó de inmediato a ella y, tras un breve examen del amplio comedor, localizó la mesa vacía que Hannah havía visto antes y, con un gesto de la barbilla dirigido a todos dijo: “Vamos allá, hay una mesa disponible.”
“Vamos”, respondió Daniel, asintiendo con la cabeza y siguiendo a William, con su bandeja de comida en las manos.
“Hey, vamos”, dijo Bella, sonriendo, tras darle un suave codazo a Hannah, quien lucía aturdida.
Al principio, Hannah se preguntaba si lo mejor no sería buscar lugar en otra mesa, pero de inmediato se decía que Bella la había invitado y que sería de mala educación rechazar su invitación, de modo que juntas caminaron hacia la mesa.
Cuando tomaron sus lugares en la mesa, Bella se sentó frente a Daniel, mientras que Hannah, tímidamente, tomó asiento frente a William. Inclinó la cabeza y comenzó a comer su almuerzo en silencio.
William miró a Hannah en silencio, mientras tomaba un sorbo de la sopa de champiñones. En ese momento, de manera inconsciente, sus ojos se posaron en la escaldada mano izquierda de ella.
Aún la llevaba cubierta con gasa.
“¿Qué le pasó a su mano, señorita Porter?”, preguntó Daniel, percatándose también de la mano vendada, casi al mismo tiempo que William.
Cuando Hannah escuchó aquella pregunta de parte de Daniel, primero lo miró y estaba a punto de responderle, cuando Bella se le adelantó para intervenir: “Ella era muy torpe al principio. Ese día en particular, estuvo presente en la cena del Sr. Scott con el presidente de Fliysau, la que se llevó a cabo en la cafetería del Grupo Scott. Pero terminó con la mano escaldada luego de que alguien le derramara sopa caliente. Creo que incluso hubo alguien que la cortó accidentalmente…”
“¿Su herida no ha sanado aún?”
Hannah dibujó una leve sonrisa en su rostro, y se disponía a responder algo, cuando se le adelantó la voz grata y profunda de William al responder.
El corazón de Hannah dio un vuelco cuando ella volteó a mirarlo cuando él respondió: “Está mejorando.”
“Veo que te preocupas bastante por tus subordinados”, bromeó Daniel.
William lo miró con los ojos entrecerrados. “¿Qué es lo que piensas? ¿De qué otra forma podrías recibir esta clase de trato?”
Daniel frunció los labios, intimidado.
“Toma un poco de esto; sé que te encanta”, intervino Bella, apresurándose a colocar un trozo de mini chuleta de cerdo en su plato, pues no quería que Daniel se sintiera incómodo o avergonzado.