Capítulo 63
1320palabras
2023-03-04 00:01
......
William se acercó de puntillas a la cama de Tommy para verlo dormir. En el rostro del niño había una sonrisa que persistía aún dormido. Sobre la mesita de noche había un libro sobre los misterios del universo. Tras ver a Tommy dormir tranquilamente, suspiró aliviado y en su rostro frío y carismático cruzaron algunos destellos de calidez.
Se inclinó y le dio un beso en la frente a Tommy, y luego, tras darse la vuelta, se dirigió hacia la ventana, desde donde podía verse con claridad hacia la entrada de la mansión.

Acababa de detenerse junto a la ventana, cuando, mirando hacia abajo, pudo ver a Hannah, quien, con la cabeza baja, abordó el auto que la esperaba. Con las luces del exterior pudo contemplar la delicadeza de su hermoso rostro, así como el brillo diamantino de sus ojos.
La portezuela se cerró y el auto se puso en marcha, comenzando su camino descendente hacia el pie de la montaña. William siguió observando el auto hasta que al fin se perdió de vista. Solo que esta vez no se dio la vuelta y se alejó, sino que, en cambio, permaneció mirando por la ventana, en dirección hacia el camino. Se sintió poseído por una mezcla de soledad y resolución.
William era un gran líder, rico y poderoso, capaz de tomar las decisiones más importantes y, prácticamente, el país estaba en sus manos. Pero nunca había tenido a nadie a su lado, nadie que compartiera con él paisaje a lo largo del camino.
Y, sin embargo…
No… Lo más probable es que él no tuviera esa oportunidad en esta vida.
......

“Oye, ¿dónde estuviste anoche? ¿Y por qué regresaste tan tarde?”
Anoche había sido unas pocas horas atrás, ya que Hannah terminó durmiéndose cerca de las 3 a.m., aunque no fue mucho lo que pudo dormir, pues pronto fue despertada por la alarma matutina para levantarse.
Tiana tenía la ventaja de poder dormir hasta tarde, ya que su horario de trabajo no comenzaba tan temprano, como el de Hannah, pero se encontraba ya levantada pues se moría de la curiosidad, ya que no era nada común que su amiga regresara tan tarde a casa.
Mirando de reojo a Tiana, quien permanecía de pie, apoyada junto a la puerta, ataviada con un camisón transparente, mientras Hannah se cepillaba los dientes, con la boca llena de espuma, le respondió: “Anoche tuve que ir a casa de un colega.”

Bueno, es cierto que se trataba del presidente, pero, aun así, podía ser considerado como su colega, ¿o no?
Cubriéndose la boca con la mano, mientras bostezaba, Tiana prosiguió: “¿Un colega? ¿Qué clase de colega hace que te quedes despierta hasta tan tarde? ¿Acaso es un colega masculino?”
Hannah reflexionó un momento antes de responderle. Al fin, consideró que no había necesidad de ocultarle nada a Tiana, de modo que, con franqueza le respondió: “Sí. Es que su hijo está enfermo y tuve que ir a visitarlo.”
“¿Qué?” Aquella respuesta dejó tan sorprendida a Tiana que se quedó unos instantes pardeando de asombro, haciendo que el sueño que todavía mantenía se esfumara de inmediato. “¡¿Su hijo?! ¿Qué tiene que ver contigo su hijo? ¿Y por qué tuviste que ir a visitarlo?”
Hannah miró de nuevo a su amiga, pero, mientras seguía cepillándose los dientes, murmurando le respondió: “Se trata del hijo del Presidente. Volvió conmigo la última vez.”
“¡¿Qué?!”, dijo Tiana, gritando aún más fuerte esta vez, mientras corría hacia Hannah, a quien cogió del hombro, obligándola a voltear hacia ella, quien, desconcertada, exclamó: “¡Dilo de nuevo!”
Hannah se quitó el cepillo de dientes de la boca para repetir cada palabra con claridad: “El hijo del Presidente está enfermo y como quería comer la pasta que una vez le preparé, no tuve más remedio que ir a verlo…”
El impacto de lo que acababa de decirle Hannah, hizo que Tiana, con el ceño fruncido, la boca abierta de par en par y una expresión de incredulidad y asombro en su rostro, apenas pudiera murmurar:
"Tú..."
“¿Hablas en serio? De modo que solo porque el hijo del presidente estaba enfermo y quería comer tu pasta, tú fuiste a su casa y te quedaste a hacerle compañía hasta después de la media noche. ¿Quieres decirme por qué lo hiciste?”, le dijo Tiana de manera apresurada, antes de que ella pudiera decir una palabra.
Con una mirada de inocencia dirigida hacia ella, Hannah le respondió: “No sé por qué. En ese momento no lo pensé demasiado y simplemente me dirigí directamente hacia allí.”
"¿William te pidió que fueras?"
Hannah negó con la cabeza. “No. Fue la anciana señora Scott quien me llamó por teléfono y me pidió que fuera.”
Tiana la miró de nuevo, suspirando en voz baja, aunque había una evidente expresión de decepción y resentimiento en su rostro.
“¿Qué ocurre?”, preguntó Hannah con timidez luego de que Tiana se quedara en silencio. Parecía estar muy molesta.
“Solo porque Iris permanezca inconsciente en la cama de un hospital y que el hijo de William se haya enamorado de ti, no significa que puedas abalanzarte sobre ellos para ganar su corazón”, le respondió Tiana, aunque había una nota de burlón resentimiento en su voz.
La primera reacción de Hannah fue sentirse aturdida por las palabras de su amiga, por lo que comenzó a negar de manera nerviosa con la cabeza, hasta que recuperó la compostura y pudo al fin responder: “¿Cómo puedes decir algo así? Nunca pensé en nada semejante. Solo me parece que Tommy es un niño muy lindo e inteligente que se ha portado muy amable conmigo, así que yo he querido ser amable también con él. Y en cuanto al Presidente… Es obvio que se encuentra por completo fuera de mi alcance…”
“No puedes seguir así. Te irá mal si algo de esto llega a salir a la luz. William no va a permitir que su reputación se vea ensombrecida por tu culpa, y menos aún creo que cancele su compromiso con Iris por ti. La familia Hood no le permitiría que le ni la mitad de bien que te iría a ti si su reputación como presidente se viera comprometida…”
Hannah se sorprendió mucho al escuchar aquella reprimenda por parte de Tiana, pues creía que nunca se le había pasado por la cabeza ninguna de aquellas cuestiones.
“¿No crees que estás siendo demasiado dramática? Digo, yo solo…”
“¡No! ¡No estoy siendo dramática!”
Hannah frunció el ceño de nuevo y bajando la cabeza, dijo: “Me gusta mucho Tommy y parece ser que también yo le gusto…”
“¿Y eso qué? Solamente es un niño. No puede decidir sobre nada”, replicó Tiana, como si le arrojara un nuevo balde de agua helada.
Con un duro surco apretado entre sus cejas, Hannah terminó quedándose en silencio, sin saber qué responder. Sintió como si el mundo en el que tan arduamente hubiera trabajado para llenarlo de colores, nuevamente se hubiera vuelto tristemente gris.
Ella...
“Creo que tienes razón”, terminó diciendo Hannah al fin, después de un largo silencio del que emergió con una sonrisa forzada en su rostro: “Debo mantener mi distancia con el presidente y su familia”
Después de todo, él era el presidente y propietario del conglomerado más rico de Lecharia. Tenía una prometida y Tommy era su hijo. Realmente debía mantener su distancia hacia ellos, ya que, en caso de que aquello saliera mal, al final nadie respondería por la inocencia de Hannah.
“Lo siento, no quise lastimarte”, dijo Tiana, sintiéndose angustiada de ver a Hannah en aquel estado. “Pero tenía que hacerte entrar en razón. Al final, la única persona que resulte lastimada serás tú.”
Era fácil enamorarse de un hombre como William. Lo verdaderamente difícil, la más desafiante de las misiones, sería lograr que él se enamorara de ella.
Con gran esfuerzo, Hanna pudo hacer surgir una pálida sonrisa y, mirando a Tiana, le dijo: “¡Gracias, Tiana! ¡Ahora lo tengo claro!”
......