Capítulo 58
1207palabras
2023-03-01 00:01
El hambriento Tommy abrió la boca lo más que pudo y, tras masticar con deleite, al fin tragó algo de comida.
La pasta era blanda y la salsa tenía un delicioso sabor, mezcla de dulce y salado, que de inmediato estimularon las papilas gustativas de Tommy, incrementando su apetito.
Después de tragar el primer bocado, el niño abrió golosamente la boca en espera de un segundo bocado.
“¿Está rica?”, preguntó Isabelle con felicidad al ver que Tommy comía con auténtico apetito, como si no estuviera enfermo en absoluto.
“¡Sí!”, exclamó Tommy, con la boca llena de comida, y sin dejar de masticar agregó: “Está deliciosa. Incluso está más rica que la pasta que comí antes. ¿Quieres probar un poco?”
“No importa”, respondió Isabelle, quien parecía hallarse en la luna mientras daba de comer a Tommy. “Es toda para ti, cariño. Me hace tan feliz ver que al fin comes algo...”
“Tu pasta está deliciosa, Gafas Negras. ¡Me gustas mucho!”, dijo Tommy, muy feliz, mirando a Hannah mientras comía otro bocado de pasta.
Mirándolo con una cálida sonrisa en su rostro, Hannah le dijo con gentileza: “Come despacio, Tommy. Sabe mucho mejor si comes despacio.”
"Está bien."
......
En el estudio, situado contiguo a la habitación de Tommy, William se encontraba sentado frente a su escritorio, en una gran silla ejecutiva, con un documento en la mano. Sin embargo, en vez del texto del documento, su mente permanecía fija en la imagen de Hannah mientras se encontraba ocupada en la cocina, sintiendo casi el aroma natural de los huevos y los tomates mezclados en la sartén.
Aquel aroma estimuló de tal manera su sentido del olfato y sus papilas gustativas, así como su estómago y el resto de los sentidos, haciéndolo sentir cada vez más hambriento.
"Hey."
"¿Sí, señor William?"
“¿Cómo está Tommy? ¿Comió algo?”, preguntó William, mirando a la sirvienta que entró en ese momento.
“Sí, señor. Se comió más de la mitad de la pasta que le preparó la señorita Porter. Aunque a ella le preocupaba que pudiera vomitar si comía demasiado, así que no dejó que comiera en exceso.”
Al escuchar aquello, William frunció el ceño ligeramente y preguntó: “¿Regresaron ya mi padre y mi hermano?”
“Volverán a casa pronto. Se encuentran al pie de la montaña en estos momentos”, respondió la sirvienta de manera respetuosa.
“De acuerdo. Informe a la cocina para que preparen la cena.”
“Sí, señor.”
......
“El Sr. Scott padre y el Sr. Frankie regresaron ya. La cena está lista”, informaron de inmediato los sirvientes a Isabelle cuando Wayne y Frankie regresaron.
“Muy bien”, respondió Isabelle, mirando a la sirvienta y asintiendo. Solo entonces se levantó de la cama y le dijo a Hannah: “Supongo que no has cenado aún, ¿verdad? Ven conmigo; bajemos a cenar.”
“Gracias. Pero no, gracias”, respondió Hannah, casi sin pensarlo. “Prefiero quedarme aquí a hacerle compañía a Tommy.”
En realidad, no es que no tuviera hambre, sino que no deseaba, o más bien no se atrevía a comer en la misma mesa con William y toda su familia.
“Vamos, tú eres mi invitada. ¿Cómo puedo dejar que mueras de hambre?”, dijo Isabelle y, acercándose, tomó a Hannah de la mano. “Hay mucha gente aquí que puede cuidar de Tommy, así que no tienes de qué preocuparte.”
“Sí, por favor. Ve a cenar. Puedes volver a hacerme compañía cuando hayas terminado”, dijo Tommy, apoyándose en la cama y quien, pese a que su fiebre era todavía de treinta y ocho grados, parecía sentirse mucho mejor.
“No importa, yo…”
“No te preocupes y ven conmigo. William no va a comerte”, dijo Isabelle, bromeando y con una amplia sonrisa, comprendiendo la preocupación de Hannah.
Al escuchar esto, Hannah miró a Isabelle y su rostro se puso rojo, aunque sin que ella se diera cuenta.
“Vamos, ve. Yo te esperaré aquí”, dijo Tommy, mirándola con sus grandes y brillantes ojos negros y una amplia sonrisa en su rostro.
Hannah miró con timidez a Tommy y a Isabelle, sabiendo que no podía negarse de nuevo o, de lo contrario, eso la haría parecer mezquina, así que no pudo sino asentir y salió de la habitación en compañía de Isabelle.
"Mamá…"
Acaban de salir de la habitación cuando Hannah vio a dos hombres que caminaban hacia ellas. Se trataba de un anciano de unos sesenta años y de un hombre apuesto y que parecía más joven que William.
“¡Oh, ya volvieron!”, dijo Isabelle cuando vio llegar a Wayne y a Frankie, y aprovechó para presentarles a Hannah: “Wayne, Frankie, ella es Hannah, la intérprete de William. Me tomé la libertad de invitarla.”
Y luego, mirando a Hannah, los presentó: “Este es mi esposo, Wayne, y él es el Frankie, el hermano menor de William.”
“Hola, mucho gusto”, dijo Hannah, esbozando una sonrisa cortés y elegante al ver a los dos hombres altos y encantadores que estaban frente a ella.
Wayne miró a Hannah, aunque sin sonreírle, pero en un tono bastante amable le dijo: “Gracias por venir a cuidar de Tommy.”
Y aunque apenas acababan de regresar, Frankie se había enterado ya de que Tommy había pasado el día enfermo, negándose a comer cualquier cosa, con excepción de la pasta de Hannah. Eso hizo que sintiera una curiosidad especial hacia ella, ya que, después de Isabelle, era la segunda mujer que lograba acercarse a Tommy, a quien, al parecer, el resto de las mujeres le desagradaba. Además, había logrado que Tommy la extraña y que hubiera querido únicamente su comida ahora que se encontraba enfermo.
Por ello, cuando Frankie vio a Hannah por primera vez no pudo sino mirarla intrigado.
“Tommy me ha ayudado muchas veces, así que lo menos que podía hacer es venir a visitarlo ahora que se encuentra enfermo”, respondió Hannah con una leve sonrisa y una postura muy erguida, mientras miraba a Wayne.
“¿Así que tú eres ‘Gafas Negras’ que tanto ha mencionado Tommy? Siempre pensé que debías ser más hermosa por dentro que por fuera, pero nunca pensé que serías tú”, dijo Frankie, sonriendo, luego de mirar a Hannah en silencio.
Hannah miró a Frankie, sin que sus comentarios le sorprendieran. Después de todo, se había vuelto muy popular en los últimos días, así que no le sorprendía que Frankie la hubiera visto en la televisión, por lo que le dedicó una amable sonrisa y le respondió: “Agradezco sus amables palabras. Pero quizás solo es que soy un poco más afortunada.”
Frankie miró a Hannah, quien mostraba una actitud decente y confiada y con una leve sonrisa le dijo: “Es usted una persona muy humilde, señorita Porter.”
Ella se limitó a inclinar la cabeza sin decir nada.
“De acuerdo, pueden ir a ver a Tommy. Mientras tanto, llevaré a Hannah abajo. Nos veremos en el comedor. Vamos, dense prisa”, intervino Isabelle, tratando de evitar que Hannah se sintiera incómoda.
“Está bien. Bajaremos en un momento, solo veremos cómo se encuentra Tommy”, respondió Frankie.
Isabelle tomó a Hannah de la mano y comenzaron a caminar hacia las escaleras, pero cuando pasaron junto a Frankie, éste no pudo evitar volverse para mirar a Hannah y fruncir el ceño.
¿Por qué, mientras más la miraba, más tenía la extraña sensación de que había una similitud entre Tommy y Hannah?
......