Capítulo 26
1147palabras
2023-02-09 16:27
"Por supuesto", respondió. A continuación, Hannah salió del baño con Tommy; encaminándose hacia su dormitorio.
Apenas arribaron, primero le solicitó al pequeño que se quitase los pantalones mojados; mientras ella iba en busca de dos toallas limpias. Luego, le entregó una y le pidió que limpiase su cuerpo. Seguidamente, tomó la otra para ofrecérsela a William, quién todavía se encontraba en el lavabo.
En el lugar, el caballero se hallaba de pie frente al lavamanos; retirándose una mancha de orina de éstas.
De hecho, habría sido él quien crio a Tommy sin ayuda desde que era joven. Hacía tres años, cada vez que se meaba sobre él, le tomaba como algo común; pero no sabía por qué estaba tan nervioso cuando sucedió el día de hoy...
Así pues, la puerta del baño se quedó abierta. Cuando la muchacha se dirigió a entregar la prenda y le vio restregarse las manos, quedó atónita por unos instantes.
Y es que, William vestía una camisa blanca y un par de pantalones negros. Con las mangas de su camisa arremangadas, dejaba más de la mitad de sus fuertes antebrazos al descubierto. Cada rincón de su ropa se hallaba debidamente confeccionada, lo que realzaba su figura de manera más esbelta y encantadora; exudando un aura extraordinaria.
También, cuando las brillantes luces del baño se posaron sobre él, su silueta lateral se perfiló; ocasionando que la línea de su mandíbula quedase más definida. El par de palmas delgadas pero enormes en sus extremidades, lucían bastante poderosas a su parecer.
Entonces, dándose cuenta que casi el caballero finalizaba en su labor, rápidamente retiró la inspección. Aproximándose a él y con respeto, le entregó la toalla y enunció: "Señor Presidente, aquí tiene".
Sucede que, unos minutos después, cerró el grifo y se giró hacia ella. Así mismo, contemplándole con indiferencia, percibió que su altura llegaba a su barbilla cuando llevaba tacones planos. Sin embargo, no alargó la mano para recibir la prenda.
La chica bajó la cabeza. Ya de por sí se sentía incómoda, y sus acciones no ayudaban en lo más mínimo. Es más, el rubor en las mejillas se extendía rápidamente; inclusive hacia sus orejas.
William, en cambio, echó un vistazo a la gasa envuelta alrededor de la esquina de su frente y el enrojecimiento en su pómulo izquierdo. Luego, frunció el ceño levemente. Al segundo siguiente, extendió la mano y le levantó directamente la barbilla mientras le examinaba con ojos profundos. En un susurro, preguntó: "¿Eres un cerdo? ¿Cómo has podido recibir dos palizas en un día?".
Al oírle, la dama le miró con ojos cristalinos. Completamente aturdida, se olvidó incluso de respirar y su corazón se paralizó por algunos interludios.
"Si alguna vez te golpean así de nuevo, ya no tendrás que acercarte a la Mansión del Presidente", anunció. Tras una pausa, agregó: "Ya puedes irte".
Y al momento siguiente, recobró el sentido; volviéndose súbitamente para salir corriendo de la habitación como si estuviese escapando.
En efecto, en un instante, llegó a su recámara; sintiendo mariposas en el estómago y su pecho a punto de colapsar.
"Gafas Negras, ¿estás bien? ¿Por qué tu cara está tan roja?", interrogó el pequeño.
"¡Oh!", exclamó; presa del pánico. A continuación, miró a Tommy, que ya se había quitado los pantalones mojados y se había envuelto en la toalla. Rápidamente negó con la cabeza, y contestó: "Estoy bien". Y mientras le hablaba, recogió la ropa. Añadió: "Están empapados. Los lavaré y secaré para ti".
"Vale, entonces esperaré aquí a que se escurran", formuló. Seguidamente, saltó sobre la cama de la fémina y se dio la vuelta. Felizmente, manifestó: "Guau, Gafas Negras, tu cama es tan cómoda".
"¡Levántate y ven conmigo ahora!", ordenó su padre en voz baja y profunda; apareciendo en la puerta de la habitación.
Debido a que tenía una conferencia telefónica importante con el Primer Ministro de Yothar en media hora, no podía darse el lujo de perder más tiempo.
Inmediatamente, Tommy se levantó de la colcha. Posteriormente, se puso en pie de mala gana con la toalla de baño aún envuelta alrededor de su cuerpo. Replicó: "Está bien". Después, fijó sus ojos en los de Hannah a su lado, y cuestionó: "Gafas Negras, ¿me ayudarías a lavar mis pantalones?".
Con una leve sonrisa, le devolvió el gesto. Seguidamente, se armó de valor para mirar a William y le recordó: "Pero Tommy está...".
De repente, el hombre le interrumpió: "Tenemos un par de pantalones extra para él en el coche". Claramente, él sabía lo que ella quería sugerir, así que se le adelantó.
"De acuerdo", asintió Hannah. Prosiguió: "Entonces los limpiaré y llevaré a la Mansión del Presidente el lunes".
Él la contempló durante un momento, pero no respondió. En su lugar, le ordenó a Tommy nuevamente: "Ven aquí".
"Está bien", dijo el chico; acercándose lentamente. Con una mano, sostenía el trozo de tela y con la otra agarraba la enorme palma de su padre. Luego, se giró hacia Hannah y le expresó: "¡Adiós, Gafas Negras!".
Con una risita, ella contestó: "¡Les despediré!".
"Bien, seguro", enunció.
......
En las afueras, Fletcher solicitó al chofer que condujese hacia el edificio de apartamentos de Tiana. De pie en la entrada, Hannah observó cómo el par se retiraba; y no pudo recuperar sus sentidos sino transcurrido unos segundos.
Por alguna razón, no logró evitar percibir un vacío en su corazón; como si le faltase algo.
"Oye, llevo una hora buscándote, y resulta que estás aquí", dijo su amiga apareciendo repentinamente; obsequiándole una palmada en el hombro.
Desconcertada, sacudió la cabeza hacia un lado y echó un vistazo al rostro preocupado de Tiana. Preguntó: "¿Dónde estuviste?".
"Fui a la residencia Porter a buscarte, pero no pude encontrarte", anunció molesta; rodando los ojos en dirección a Hannah. Al percatarse de su cara hinchada, inmediatamente le levantó la barbilla y exclamó: "¿Te han vuelto a pegar?".
Al momento siguiente, la chica la miró; y sonriendo, contestó: "Es solo una bofetada. No pasa nada. No volverá a ocurrir".
"Tú...", se detuvo. Aún cuando realmente Tiana quería regañarla, ella había prometido que sería la última vez, así que retiró sus palabras. Además, el daño ya estaba hecho y no había nada más que pudiese hacer. Entonces, quiso saber: "Escuché que fue Kevin quien te llevó. Parece que todavía se puede salvar".
Nuestra protagonista torció ligeramente la comisura de la boca. Como no deseaba hablar de él, se acercó para agarrarle del brazo y expresó: "Vamos arriba".
"¿Por qué el desconcierto?", interpeló.
Con una sonrisa radiante, ella respondió: "¡Te estaba esperando!".
Al oírle, Tiana frunció los labios y dijo: "Pft, solo un tonto te creería".
Entonces, Hannah se hizo la sorprendida y exclamó: "¿Cómo puede haber una tonta tan guapa y sexy como tú en el mundo?".
Sin palabras, la chica la miró con los ojos entrecerrados. Replicó: "Bien, te perdonaré esta vez.
Y con una sonrisa halagadora, Hannah manifestó: "¡Gracias!".
......