Capítulo 23
1219palabras
2023-02-09 15:00
Tras sacar a Hannah de la villa de la familia Porter, Kevin abrió la puerta del coche y dejó que la misma tomase asiento del lado del copiloto. A continuación, encendió el motor y se alejó directamente de allí.
Luego de que tomasen distancia, se detuvo a un costado de la carretera y encendió las luces intermitentes. Observando a la chica, extendió su mano para acariciarle su rostro rojo e hinchado.
Más sin embargo, ella le eludió.
"¿Tu cara está bien? ¿Quieres ir al hospital para un chequeo?", interrogó el hombre; percatándose de su acción evasiva. No obstante, él no se rindió en absoluto.
Con una sonrisa agradecida, lo miró; y sacudiendo la cabeza, replicó: "Ya estoy bien. Gracias por ayudarme otra vez".
"Lo siento, Hannah", se disculpó de repente. Tras una pausa, agregó: "Es mi culpa. Todos estos años, fui crédulo de las palabras de Melissa, y te he malinterpretado. Ahora, por fin sé que no todo era como decían, y comprendo que nunca me traicionaste. Así que, ¿puedes darme otra oportunidad?".
"¿Qué quieres decir?", interpeló confundida; fijando sus ojos en los de él.
Al ver que ella no se negó de inmediato, felizmente se acercó y con entusiasmo le tomó la mano. Contemplándole, enunció cariñosamente: "Hannah, por favor, comencemos de nuevo, ¿vale?".
Pero, de pronto, nuestra protagonista sintió mucha curiosidad. ¿Cómo es que de la nada, lo sabía todo? ¿Cómo sabía que había sido engañado por la familia Porter? ¿Cómo sabía que había regresado a la residencia e incluso apresurado por llegar a tiempo?.
"¿Fue...", Hannah vaciló. Entonces, cuestionó: "¿Fue Tiana quien te lo dijo?".
"Hannah, a lo largo de estos años, nunca te he olvidado. La única razón por la que estaba con Melissa era porque visualizaba un pedazo de ti en ella. La persona a la que siempre he querido has sido tú, y eso no ha cambiado jamás", expresó con un deje de ansiedad en la voz; sin apartar la vista de ella.
Entre tanto, la muchacha lo miró y frunció el ceño. Al momento siguiente, retiró con fuerza su mano de su agarre, casi sin dudarlo. Formuló: "No, eso es imposible. Ya no podemos estar juntos".
"¿Por qué lo es? Te amo, Hannah. Y puedo ignorar por completo el hecho de que alguna vez fuiste madre de alquiler. Podemos comenzar nuevamente desde cero", dijo; viendo cómo ella lo rechazaba. Realmente se estaba impacientando un poco.
En ese instante, finalmente entendió por qué estaba tan perturbado y por qué no tenía ganas de hacer nada con ella después de haberla conocido en el centro comercial aquel día. Resultaba que, reencontrarse después de seis años, imposibilitaba controlar lo que sentía por su persona. Cuando la conoció por segunda vez, había decidido nunca contraer nupcias con Melissa.
"Sé que podrías ignorarlo, pero constantemente será algo que recordarás", expresó. Y la chica bajó la cabeza; tratando de evitar su mirada ya que no quería ser demasiado despiadada con él. Al fin y al cabo, era su primer amor y jamás la había hecho mal.
"Entonces, ¿qué quieres que haga? ¿Qué se supone que debo hacer para que me perdones y empieces de nuevo conmigo?", insistió. Así pues, terriblemente alterado, extendió la mano y le sostuvo los hombros con agitación.
En respuesta, la joven levantó el rostro y le ojeó. Luego, espetó: "No, no necesitas mi perdón. No hiciste nada malo. Es cierto que di a luz un niño para otro hombre; sin embargo, fui yo quien cambió. Ya no te quiero, ya no quiero estar contigo".
"No, no es eso. Hannah, una vez dijiste que te casarías conmigo luego de graduarte. ¿Lo olvidaste?", preguntó aún más agitado; apretando con fiereza su hombro.
No obstante, ella frunció el ceño; y la última pizca de ternura que existía en sus ojos se desvaneció. A continuación, habló en un tono un tanto frío y despiadado: "Sí, lo he olvidado todo. Cuando estaba en mi peor momento y más te necesité, diste la vuelta y te marchaste. Y fue entonces cuando decidí renunciar a las promesas que te hice. Repito, lo he olvidado todo y por completo; ya no te amo. En consecuencia, espero que puedas dejar de molestarme".
Tan pronto como terminó, forcejeó para deshacer su agarre. Entonces, se dio la vuelta en un intento por bajarse del coche.
Pero, él no se lo permitió; arrojándose sobre la chica presionándole, con su apuesto rostro frente al de ella. Y antes de que pudiese siquiera reaccionar, sus labios ya se habían encontrados...
"Mmmm...".
Y en un arrebato de desesperación, de la nada y súbitamente, tuvo la fuerza para empujarle de vuelta al asiento del conductor. Seguidamente, se giró para abrir la puerta y salir corriendo del coche.
"¡Hannah!", bramó. Y a sabiendas que había cometido un error, la siguió.
"Kevin, no me persigas más. De lo contrario, solo ocasionarás que te odie aún más", gritó; volviéndose para confirmar que él casi la estaba alcanzando en medio de la carretera concurrida.
"Hay un coche detrás de ti. ¡Cuidado!", chilló horrorizado en el momento en que observó un automóvil pasar a sus espaldas. Se detuvo.
Entre tanto, ella solo lo miró; y con calma, dijo: "Kevin, vamos a calmarnos los dos primero, ¿vale?".
Devolviéndole el gesto, inmediatamente sintió un atisbo de esperanza en sus palabras. Así que, asintió y respondió: "Está bien, te prometo que primero nos dejaré calmar".
"Entonces, por favor, deja de perseguirme. Deseo estar un rato a solas", replicó.
"Pero...", se detuvo; y preocupado, echó un vistazo a los alrededores. Prosiguió: "No es fácil tomar un taxi aquí. ¿Por qué no te envío de vuelta?".
Sacudiendo la cabeza, enunció: "Quiero dar una caminata para aclarar mis ideas. Si es necesario, pediré uno por mí misma".
Y como eso era lo que ella anhelaba, al final asintió y formuló: "Está bien, te contactaré otro día".
En ese instante, Hannah lo miró; pero ni le aceptó ni rechazó directamente. De hecho, solo le sonrió levemente. Luego, se giró y caminó hacia la acera mientras continuaba lentamente su viaje sola.
En cambio, Kevin permaneció donde estaba; contemplando su figura alta pero delgada hasta que desapareció de su rango de visión.
......
Durante las noches de verano, incluso la brisa de la tarde se sentía sofocante.
Sin embargo, Hannah percibió un poco de frío por alguna razón; por lo que se sujetó con firmeza entretanto bajaba la cabeza y caminaba sola por el arcén.
"Bip— bip—".
Y sin saber cuánto tiempo había transcurrido, súbitamente, escuchó el claxon de un coche detrás de ella. Sorprendida, instantáneamente se dio la vuelta, solo para descubrir que había caminado desde la acera hacia la autopista
Mientras observaba el panorama, dio inmediatamente unos pasos hacia atrás y se retiró a un costado. A continuación, se giró; caminando en la dirección opuesta al flujo del tráfico y lentamente regresando.
"Papá, mira, ¿no es esa Gafas Negras?", gritó Tommy alegremente no muy lejos de allí; en un coche de lujo especialmente modificado.
Cuando William, que estaba leyendo sus correos electrónicos en la iPad escuchó ello, levantó la vista y atisbó su figura alta y delgada.
Hannah se hallaba completamente sola en la carretera; con los coches zumbando a toda velocidad a su lado. Si a eso le sumamos el hecho de que caminaba en la dirección contraria, no era difícil localizarla.