Capítulo 7
1147palabras
2023-02-03 10:41
Después de examinar cuidadosamente al niño, el médico dio su diagnóstico y le recetó las medicinas que necesitaba. Más tarde, cuando vio que el paciente había mejorado, le rindió a William el reporte médico.
"Señor presidente, Tommy solamente tiene un ligero malestar estomacal; no es nada de gravedad".
De pie junto a la cama, él entrecerró los ojos para mirar a su hijo que estaba acostado en la cama con los párpados cerrados y el rostro pálido. Luego, preguntó en voz baja: "¿Qué comió?".

"Mire, estos son los videos que nos envió el departamento de seguridad. Si gusta, puede echarles un vistazo". Al decir eso, Rya le entregó su iPad a William.
Entonces, él hizo clic sobre el video y aparecieron las imágenes de Tommy comiendo pizza y leche de soya al lado de Hannah, en las escaleras de la salida de emergencia.
En un abrir y cerrar de ojos, el rostro del presidente se volvió sombrío.
"Antes de la pizza y la leche de soya, Tommy no había desayunado, ¿verdad?", preguntó el médico después de ver el video.
"No, él no cenó anoche ni tampoco desayunó antes de eso", respondió Rya.
Al escuchar las palabras de la gerente, el médico se sorprendió un poco porque no esperaba que dejaran sin comer a un niño de cinco años. Sin embargo, se recompuso de inmediato y explicó: "Bueno, entonces lo que ha pasado no es sorprendente. Si el niño no había comido en tanto tiempo, era lógico que se estuviera muriendo de hambre. Por ello, una vez que ingirió esa pizza grasosa, que además es difícil de digerir para un niño de su edad, instantáneamente aumentó la carga en su sistema digestivo. Eso ocasionó las náuseas, los vómitos y la diarrea".

William miró al médico, con rostro serio. Luego, ordenó con frialdad: "Pídanle a Bruno que venga y le notifique a Hannah que ya no trabajará aquí".
"Pero, señor...".
"¿Qué? ¿No entendiste lo que ordené?".
"Está bien, llamaré al señor Jones de inmediato".

Sabiendo que Tommy se estaba sintiendo mejor, William giró la cabeza para mirarlo, mientras sus ojos se volvían más profundos. De pronto, un rastro de emoción que nunca había sentido brilló en su rostro.
En ese momento, entró Annabel corriendo. "Señor, llamó el presidente de Fliysau".
"¿Para qué?", preguntó William con frialdad.
"No lo sé. Solo dijo que necesitaba hablar con usted", respondió ella, respetuosamente.
"¿Está aquí el intérprete de finés?", preguntó el presidente con voz fría.
"Sí señor, ya le solicité al departamento de intérpretes que lo enviaran y llegará pronto".
Sin decir una palabra, William frunció los labios mirando a su hijo antes de salir de la habitación. De ahí, se dirigió hacia su oficina.
Cuando iba llegando, vio a Hannah parada en la puerta acompañada por Steven Albert, el encargado del departamento de interpretación.
"Buen día, señor Scott", saludó ella. 
"Señor presidente, lo estábamos esperando", dijo Steven.
Después de mirar fríamente a Hannah, William fijó sus ojos en el rostro del otro hombre. "¿Por qué la trajiste aquí?".
Bajando la cabeza, Steven respondió: "Señor, el intérprete de finés tenía algo que hacer y se le concedió una licencia temporal. Por lo tanto, Hannah es la única experta en esa lengua con la que contamos el día de hoy".
"No importa, que se vaya de aquí", ordenó William con tono seco y abrió la puerta para entrar en su oficina. 
"Señor presidente, déjeme intentarlo. Yo puedo hacerlo", intervino ella cuando él pasó a su lado. La chica pensó que él se negaba a darle la oportunidad, al no creer en su habilidad como intérprete de finés. 
Sin embargo, ese no era el caso.
Como si se le hubiera botado un tornillo, él se detuvo de repente, se dio la vuelta y miró a Hannah. Y a través de esos enormes lentes encontró unos dulces ojos claros. La miró fijamente durante unos segundos y cambió de parecer. "Adelante, interpretarás tú".
Él nunca había visto a una persona miope con una mirada tan brillante. La manera en que lo vio era tan pura como la de una recién nacida. Definitivamente, esos eran unos ojos fuera de serie, jamás había visto unos parecidos.
Con una sonrisa radiante, Hannah replicó: "Sí, señor, muchísimas gracias".
....
William no fue el único que se unió a la teleconferencia con el presidente de Fliysau, ya que Gerald también estaba presente. Sentada entre los dos hombres, Hannah podía sentir la poderosa energía de los dos principales líderes de su país. Además, esa era la primera vez que trabajaba como intérprete para el presidente, por lo que estaba demasiado nerviosa.
Sin embargo, las mariposas de su estómago desaparecieron al recordar la ocasión en que se ofreció como voluntaria para representar a su nación como intérprete de Bruno; ella no tenía la mínima experiencia y trabajó con el líder de otro país.
Antes de irse al extranjero a estudiar, había aprendido prourish y finés por su cuenta y se había dedicado a perfeccionar sus habilidades para hablar esas dos lenguas durante muchos años. Desde muy pequeña, ella estaba decidida a ser traductora. Por lo tanto, estaba segura de que podría hacerlo muy bien al interpretar para el presidente.
Pronto, comenzó la conferencia. Del otro lado del teléfono se oía la voz baja y magnética del mandatario de Fliysau, conversando en el más puro finés.
Tan pronto como él empezó a hablar a través de la línea telefónica, Hannah respiró hondo. Después de que él terminó su primera oración, ella comenzó a interpretar para los dos presidentes a través de sus audífonos, por lo que solo ellos dos podían escucharla.
William estaba sentado muy cerca de Hannah. Cuando escuchó su voz, que era tan suave como la brisa de la primavera, y su interpretación impecable, él volteó a mirarla.
Su piel era diáfana y el fino vello de su rostro era claramente visible bajo la brillante luz de la lámpara de cristal. Cuando William la miró más de cerca, descubrió que ella no usaba maquillaje, por lo que el leve rubor que mostraban sus mejillas era natural.
Sentado a su lado, él podía ver sus pestañas tan densas y largas como las plumas de un ave fénix, así como su nariz recta y alta tan finamente delineada. Tal vez porque estaba demasiado nerviosa, la chica tenía una fina capa de sudor en la punta de la nariz.
Debajo de esta, sus labios rojos revoloteaban pronunciando con maestría las lenguas que parecían salir del mismo fondo de su ser.
Al parecer, Hannah sintió la mirada de William sobre ella, por lo que levantó la mano para acomodarse un mechón de cabello detrás de la oreja, mientras seguía interpretando lo que oía a través del teléfono. Al mismo tiempo, giró la cabeza y se encontró con unos profundos ojos negros que la observaban fijamente.
Eran como un par de pozos que fácilmente podrían atrapar su alma.