Capítulo 7
1835palabras
2023-02-01 14:59
Nan Qi sólo quería ser una persona normal y discreta.
Tras librarse de Bo Yanxi, se volteó con la idea de ir a otro lugar para comprar ropa más barata.
Sin embargo antes de irse, recogió el vestido de color llamativo y lo miró detenidamente. No entendía por qué los hombres siempre pensaban que el rosado era un color para chicas inocentes.

Precisamente cuando aún se sentía molesta, escuchó una voz burlona que venía de la entrada: "¿Me pregunto si de verdad tienes dinero suficiente para venir a un lugar tan exclusivo como éste, o si eres amante de un anciano?"
Nan Qi miró hacia arriba.
Entonces se percató de que eran Nan Shengxia y sus mejores amigas.
Ella las conocía porque había estudiado con ellas durante seis meses antes de culminar su último año en la escuela secundaria.
Al parecer, a Nan Shengxia no le habían agradado las duras críticas de Zhao Wen y por ello, la haló por la manga y le dijo con tono de disculpa: "Nan Qi, no le hagas caso porque ella sólo está preocupada por ti. En realidad, no era eso lo que quería decir".
Pero sus amigas estaban cada vez más furiosas.

Shengxia le hablaba de una manera tan dulce como si esa campesina nunca dejaría de acosarla.
Por eso, Zhao Wen dijo deliberadamente en voz alta: "Ella sí atreve a hacerlo, pero a la vez tiene miedo de lo que diga la gente. Sin embargo, tal como se esperaba, Qi es sólo una campesina y si le dan la oportunidad, se le lanzará encima a ese anciano sin importarle que sea casado".
No había nadie más en la tienda, pero de inmediato llamaron la atención de la gerente.
¿Un viejo grasiento que tiene una familia?

El apuesto caballero que había estado ahí hacía un rato era todo lo contrario. Sin duda, se trataba de un ejecutivo con mucho dinero, que evidentemente quería mucho a esa chica.
Cualquier persona con dos ojos en la cara se daría cuenta de que era una pareja normal de enamorados.
Zhao Wen pensó que estaba humillando a Nan Qi, y entonces añadió con mayor desdén: "Una campesina como tú nunca podrá convertirse en alguien importante y con poder. ¿De verdad, creíste que por ser la amante de un viejo grasiento serías digna de entrar a un lugar como éste?"
Finalmente, Nan Qi decidió verla directamente a la cara.
Esas chicas siempre habían pensado que ella acosaba a Nan Shengxia y por eso, se metían con Qi casi todos los días, y aunque salían con las tablas en la cabeza, nunca se dieron por vencidas.
Parecía que deseaban fervientemente que una vez más Nan Qi les diera una lección.
De inmediato esbozó una sonrisa, saludó con la mano desde lejos a la gerente de la tienda, y luego dijo: "Señorita, me molesta un poco el ruido que están haciendo estas chicas. Por favor, ¿podría pedirles que se retiren?".
"Señoritas, están incomodando a mi cliente. ¿Podrían hacerme el favor de salir de la tienda?", dijo la gerente acercándose lentamente, convencida de que todas ellas pertenecían a un estrato inferior al de Nan Qi.
Zhao Wen resopló y dijo: "¿De verdad crees que esta chica tiene para pagar algo en esta tienda? Me atrevería a decir que incluso con la tarjeta que le dio el anciano, ni siquiera podría comprar una etiqueta".
Nan Qi también sonrió y preguntó como por casualidad: "¿Y tú sí puedes pagarlo?"
Zhao Wen respondió con orgullo: "Por supuesto que tengo para pagar lo que se me antoje".
"Por favor, envuelve este vestido", dijo Nan Qi entregándole la colorida prenda a la gerente. Luego miró a Zhao Wen con desprecio y dijo: "Me lo llevo hoy mismo. Si tienes cómo pagar, entonces puedes competir conmigo a ver qué te llevas".
Zhao Wen estaba tan agitada que dijo sin pensar: "Me gusta ese mismo vestido".
Nan Qi contestó con tono de burla: "Yo llegué primero, ¿de acuerdo? Ésta es la primera vez que veo a alguien dar una excusa como esa".
Zhao Wen pertenecía una familia rica y nunca antes había sido tratada así. Por ello, su reacción fue mirar con arrogancia a la gerente y decir: "Estoy dispuesta a pagar el doble del precio. Véndemelo a mí".
Nan Qi mostró una sonrisa sincera e inofensiva, y le dijo a la encargada: "Felicitaciones para esta dama, por haber comprado un vestido tan horroroso. Ve y envuélvelo, y aunque todas las prendas de lujo de esta tienda tienen el mismo precio, el monto adicional que ella ofreció puede considerarlo como su propina".
Zhao Wen quedó estupefacta porque no podía creer lo que estaba pasando.
Después de unos segundos, finalmente cayó en cuenta de que Nan Qi le había tendido una trampa.
Sin embargo, ésta no le dio tiempo de arrepentirse. Rápidamente extendió la mano y le dijo: "¿Dónde está la tarjeta? No me digas que sólo estabas aparentando. De hecho, creo que no tienes dinero, ¿o me equivoco?"
"Por supuesto que tengo dinero", replicó Zhao Wen.
Como su familia era rica, a ella también le asignaban dinero para sus gastos. Sin embargo, estaba tan molesta que le arrojó la tarjeta a la gerente.
Nan Shengxia estaba tan furiosa que tenía los ojos enrojecidos como si le hubiese hecho un gran desagravio. Se mordió los labios y miró a su hermana con lástima y dijo: "Zhao Wen sólo estaba preocupada por ti. ¿Por qué le hiciste eso? Se supone que es a mí a quien odias. Aprovecha, ven e insúltame o golpéame".
Nan Qi levantó las cejas y volvió a sonreír. Luego se volteó y se marchó diciendo: "No lo haré porque sencillamente golpear e insultar a una persona se considera una lesión intencional y un delito. Pero si aún no lo sabes, te sugiero que regreses a la escuela secundaria para que repaces tus conocimientos sobre asuntos políticos".
A Zhao Wen se le partió el corazón al ver a su mejor amiga en esa situación, pero al recibir la factura de la compra, sintió que casi le daba un infarto.
Ese vestido tan feo valía 180.000 yuanes, pero pagar el doble del precio equivalía a más de 360.000.
Luego miró la espalda de Nan Qi con malas intenciones, volteó hacia la gerente, y le preguntó: "¿Quién es el viejo grasiento que estaba con esa campesina hace un rato? Estoy dispuesta a pagarte lo que me pidas para ver las cámaras de seguridad".
"Lo siento, señorita, pero esa información es confidencial", contestó la gerente volteando los ojos, pues no podía creer lo que acababa de escuchar, y se dijo para sí misma: ¿En qué tipo de lugar cree esta chica que está?
"Dime, ¿cuánto quieres?", insistió.
"Lo siento señorita, pero no es cuestión de dinero", respondió la gerente.
Al ver que no podía convencerla, Nan Shengxia se acercó con mirada de preocupación y le dijo: "Señorita, en realidad ella es mi hermana. Hace poco, se escapó de casa y toda la familia está muy preocupada. ¿Podría mostrarme las cámaras de seguridad? Sólo quiero ayudarla, pero le prometo que no le diré a nadie más".
Con tantos años trabajando como gerente de una tienda de lujo, ella debe haber visto todo tipo de p*rr*s.
Es más, sin duda tendrá muchos chismes que contar.
La gerente mantuvo una sonrisa cortés y contestó: "Señorita, si violenta la privacidad de las personas, usted deberá responder ante las autoridades competentes".
Nan Shengxia no se rindió y decidió cambiar de estrategia. Entonces empezó a preguntar tratando de adivinar: "¿El hombre que estaba con mi hermana es muy viejo?"
Uy, uy, seguía la acción.
La gerente siguió volteando los ojos disimuladamente y contestó deliberadamente: "Sí, es bastante mayor".
"¿Es grasiento?", interrumpió Zhao Wen sin poder contenerse.
"Sí, es asqueroso y feo".
Un brillo de satisfacción apareció en los ojos de Nan Shengxia, al pensar que se estaba saliendo con la suya.
Eso quería decir que Nan Qi estaba esperando un hijo de un anciano grasiento.
Su hermana se había arruinado la vida, y nunca más sería aceptada en la familia Nan, o al menos eso era lo que ella pensaba.
La gerente también se sentía satisfecha.
Sencillamente, ella había dejado que las chicas hicieran conjeturas malintencionadas, porque sabía que se quedarían atónitas al enterarse de la verdad.
El Sr. Cao ya había a encontrado a Nan Qi en uno de los niveles inferiores del centro comercial.
Apenas supo que ella quería comprar algunas prendas nacionales, él se ofreció amablemente, como lo haría un ama de llaves profesional: "Señora, voy a seleccionar varias marcas de ropa para damas para que se las envíen a casa de inmediato".
Nan Qi se quedó muda.
¿Acaso nadie iba a tratarla como una persona común y corriente?
Al final, no pudo ir de compras al mercado como ella quería, pero afortunadamente, pudo persuadir al Sr. Cao dejar de la idea de pedir que le enviaran la ropa a la casa.
Cuando llegaron a la villa, Nan Qi vio los tonos rojos brillantes antes de bajarse siquiera del auto.
Había dos enormes faroles rojos colgados en la puerta de entrada y la palabra: "Bendiciones" brillando bajo el sol.
Después de salir del auto, ella se percató de que toda la villa estaba rodeada de faroles que tenían palabras similares.
El Sr. Cao iba detrás con su sonrisa amigable y le dijo: "Hoy es un buen día para que usted y el Sr. Bo tengan su certificado de matrimonio. Por el momento, no sería conveniente celebrar la boda porque usted está embarazada. Por tal motivo, el Sr. Bo me pidió que adornara toda la casa.
Por un momento, Nan Qi no entendía lo que estaba sintiendo.
Aunque era un matrimonio de fachada, Bo Yanxi se esforzaba en complacerla.
Sin embargo, su concepto de buen gusto...
Bo Yanxi había estudiado en el extranjero en un prestigioso internado y después había culminado un doctorado en una acreditada universidad de otro país. Pero, ¿por qué tenía tan poca noción de estética?
"En homenaje a las costumbres de su región natal, decidí recrear especialmente el estilo chino. ¿Le gusta cómo quedó?"
Ella se quedó impávida.
Luego se dijo a sí misma: "¿Tomando en consideración las costumbres de su pueblo natal? ¿Entonces, la falta de estética era culpa de ella?"
¿Acaso el haber crecido en una humilde región montañosa significaba que ella no tenía buen gusto?
Nan Qi forzó una sonrisa y dijo con rigidez: "Me parece que quedó bien. Muchas gracias a ti y al Sr. Bo por haberse tomado tantas molestias".
El Sr. Cao dijo con el pecho hinchado de orgullo: "El señor sólo me dijo que lo hiciera al estilo tradicional, y yo me encargué de añadir ciertos detalles. Por eso me complace mucho que le haya gustado".
Nan Qi suspiró aliviada disimuladamente.
Afortunadamente, ése no era el concepto de estética de Bo Yanxi.
Pero justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, el Sr. Cao abrió la puerta, y apenas Nan Qi entró a la casa, se produjo un encontronazo...