Capítulo 53
2142palabras
2023-04-28 06:26
Siguió leyendo:
>>He madurado y me doy cuenta qué personas quiero tener en mi vida. Me doy cuenta de qué es primordial y qué no.
Ayer pude hablar con Alexa, la vieja amiga de la escuela de la que escribí en las otras cartas, y estuvimos caminando por el centro histórico de la ciudad. Después terminamos tomando cervezas en una banca de un parque, veíamos a las personas caminar y a un grupo de músicos tocando cumbia.
Fue emocionante porque reíamos y tomábamos cerveza mientras recordábamos viejas anécdotas y me fascinó el poder tener personas para las que soy una persona importante. Soy alguien con quien les gusta compartir su tiempo.
Con Alexa, comimos helados y fuimos a una librería días después. Ella tiene un hijo de tres años que es amante a los dibujos de dinosaurios y compré varios libros para él. Ya te he hablado de Javier en otras cartas.
Estamos tomando como pasatiempo el caminar y tener conversaciones básicas que terminan en crisis existenciales.
Me gusta conversar con ella, porque tiene una risa explosiva que no termina de convencerme, me hace girarme para ver si las personas nos observan. Estoy seguro que te habría agradado conocerla, seguramente se habrían hecho muy amigas…
Es algo tan simple, una amistad como cualquiera, pero que significa mucho para mí.
Ahora quiero seguir teniendo personas que me den ese lugar en sus vidas, así como yo lo hago. No quiero mendigar amor o atención.
Por esa misma razón, dejé de rogarte hace mucho. Sé que nuestros caminos hace mucho que se separaron, querida Emy.
Sé que, en este momento estás organizando tu vida. Viendo tu futuro y lo que harás de ahora en adelante. Parece que estamos en la misma etapa de nuestras vidas. Por esa misma razón, yo seguiré enfocado en lo que es importante para mí, pero dejaré la puerta entreabierta, por si quieres entrar algún día.
Estoy cansado de pelear con este sentimiento. Sé que no se irá si lo ignoro, solo debo dejarlo estar y que él se vaya de a poco, con el paso del tiempo; por algo dicen que el tiempo lo cura todo.
Me pregunto, ¿qué es lo que harás ahora que no seré yo quien te busque? ¿Este es el final de nuestra historia?
Con amor, Harry.”
Para cuando terminó de leer, los ojos de Eva estaban rebosando en lágrimas y su barbilla temblaba.
Harry realmente se había estado forzando en cambiar y quería saMariana de su vida.
Observó la fecha de la carta, era de hace siete meses. ¿Por qué nunca se la entregó? ¿Acaso las cartas no se escribían para entregarlas? ¿Por qué dejó que se llenara de polvo?
—Las demás cartas… —balbuceó y buscó con la mirada algún otro sobre de cartas.
Decía que las había eliminado, pero… ¿habría más cartas como esas?
Harry escribía muy lindo las cartas, le encantaba la idea de poder leer lo que llegó a escribir.
Comenzó a buscar por todo el cuarto de estudio más de esas cartas, mientras, iba limpiando, para tener una excusa si Harry llegaba a entrar.
Entonces, cuando creía que solo había una, encontró en un cajón una pequeña caja marrón de regalo con un pequeño paquete de cartas.
Se sentó en el piso, con la caja sobre las piernas cruzadas y comenzó a leer, aún teniendo la frente perlada de sudor.
“Querida, Emy.
Anoche me he desahogado escribiéndote palabras en mi celular, palabras que tú nunca leerás, claro está.
Acabo de ver un video donde se habla del contacto cero y me hizo recordar que antes de conocerte, cuando yo quería superar lo que sentía por alguien, me retaba a pasar cierto tipo de tiempo sin saber nada de esa persona.
Me he propuesto que no sepas nada de mí por lo que queda del año. Faltan cuatro meses para que comience un nuevo año.
En esos cuatro meses estaré escribiendo mi proceso, desahogándome y esperando a ver qué sucede.
Te he soltado, Eva. Te he soltado porque quiero que te des cuenta que me has perdido. Siento que es la única manera de saber si realmente sientes algo por mí.
Si no me escribes, si no me buscas, si solo pasa el tiempo y llega año nuevo… sabré cuáles son tus sentimientos genuinos por este hombre que te amó tanto y que ahora está dispuesto a seguir su camino solo.
Ya no sé cuánto tiempo llevo amándote, no sé si comencé a hacerlo desde que te conocí por primera vez, pero han sido muchos años. Llevo con este amor demasiados años. A veces siento que me ahogo con todo este amor.
Sé que debo soltarte y necesito hacerlo. Sé que tú ya no me amas. Lo sé porque te he visto sonreírle a otras personas y estás muy bien, tú no sufres por mí.
Tú ya me has olvidado. Soy yo el que te observa a la lejanía, en medio de la lluvia, temblando de frío y te veo marchar con tu grupo de amigos.
Lo sé, es demasiado patético que lo haga, lo sé. Debo dejarte partir.
Con amor, Harry”.
Siguió leyendo cartas que iban en orden de fecha, algunas solo tenían escritos pequeños párrafos, otras estaban con el papel arrugado, como si en un momento hubieran sido bolas de papel.
En todas se demostraba el amor que Harry sentía y lo terrible que era para él estar separado de ella. Relataba que varias veces llegó al edificio donde Eva vivía y la esperaba llegar, algunas veces con la caja llena de cartas, pero nunca se arriesgó a entregárselas.
En otros momentos, solo llegó porque no soportaba la desesperación y las ganas de verla. De hecho, escribió que una vez su mejor amiga Alexa (una antigua amiga de cuando estudiaba en la primaria que ahora tenía un hijo llamado Javier), llegó a detenerlo de ir a rogarle a mitad de la noche, en medio de la lluvia. Por lo que decía en la carta, terminó llorando desesperadamente y la mujer tuvo que llevarlo a su casa, por miedo a que él cometiera una locura. En sus propias palabras:
“Realmente pensé en acabar con mi vida esa noche, por eso quería verte una última vez…”
Realmente Harry la pasó bastante mal en esos años que llevaron separados. Sin embargo, a medida que las fechas iban avanzando, en las cartas Harry parecía estar mucho mejor.
Se dio cuenta que la carta que leyó por primera vez, era una de las últimas y después, la última que había, fue escrita un mes después de la penúltima:
“Amada, Eva.
Ha pasado tantas cosas, hay tanta distancia entre tú y yo. En este momento estoy pasando el sinsabor de dejarte en mi pasado y que ya mi presente no tenga nada que ver contigo.
Cumpliste años y por fin he dejado de llorar cuando llegan esas fechas. De hecho, he visitado la cabaña donde diste por terminada nuestra relación y la he recorrido toda, encontrando algunas cosas que son tuyas. Las he recogido y guardado, pensando en si debo donarlas o entregártelas. Al final, he decidido guardarlas en la casa grande de la ciudad, donde ahora guardo todo lo que me recuerda a ti. Estoy seguro que terminaré donándolas como caridad.
Se notó demasiado que ya me has dejado en el recuerdo de un pasado. Te vi caminando con Mariana por un centro comercial. Esta vez ha sido coincidencia que te viera, ante todo es una ciudad pequeña. Yo iba acompañado de Alexa y su hijo; estoy seguro que si me vieras con ella, creerías que su hijo es mi hijo y que ya he hecho mi vida. Me pregunto cuál sería tu reacción si me vieras con ella; seguramente pensarías en eso, en que somos pareja, pero ella solo me ve como su hermano pequeño. A veces pienso que debo dejarle mi herencia a Javi y a Alexa, aún no he cambiado mi testamento y dejo por escrito que todo lo mío te pertenece…”
Eva dejó de leer y volvió a releer las últimas líneas: ¡Harry le había dejado toda su herencia…!
>>Con la psicóloga estoy en terapia para poder dejar no solo tu recuerdo, sino mucho más de lo que me pasó en ese tiempo en lo que debe ser: mi pasado.
Sé que mucha de la distancia que hay en este momento entre tú y yo es porque lo he impuesto, por mi bien y en parte para que haya una tranquilidad en tu vida y no me veas como un hombre que te ruega. Necesito tener dignidad, querida Emy.
Yo a ti te llegué a amar muchísimo y lo que viví a tu lado fue genuino y real: eras la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida. Realmente sí fuiste el amor de mi vida y lo aprecio mucho: eres un lindo recuerdo. Pero debo dejarlo en eso, en un recuerdo. Estoy en una nueva faceta de mi vida que me ha costado muchísimo llegar a obtener.
Me alegra que tú también estés bien y te vaya increíble en tu vida. Si alguna vez en nuestra vida, nuestros caminos se vuelven a cruzar y nos vemos en persona, sé que me hará muy feliz, porque siempre habrá en mi corazón un rincón para ti. Como te dije muchas veces, yo te amo y fui capaz de dejarte para demostrarte que sí es amor lo que siento por ti.
Realmente te amé. Te amé con mucha intensidad.
Si llegamos a vernos, me encantaría poder abrazarte y tomar un café mientras hablamos de nuestra vida. Soy capaz de imaginarme ese último e inesperado encuentro: nuestras sonrisas rebosantes de melancolía y las muchísimas preguntas que nos haríamos.
Seríamos el esbozo de algo que jamás pudo ser, pero que, ante todo, deja guardado un trocito de cariño por parte nuestra.
Estoy luchando mucho para ser ese Harry que visualizo en mi futuro, ese que sé que puedo llegar a ser. Y lo hago porque realmente deseo salir adelante, no lo hago porque deseo demostrarle a alguien lo que soy capaz de hacer: lo hago porque realmente quiero superarme como persona.
En este momento sé que no eres la mujer que la vida tiene destinada para mí. Estaba insistiendo en seguir en un lugar que no es mi lugar. Por eso, he tomado mi corazón y lo estoy remendando de a poco. Pero te agradezco por haberme enseñado que debo ponerme ante todo en primer lugar y debo encontrar a una mujer que me ame por lo que soy y luche para poder estar a mi lado, que seamos un equipo y logremos llegar a conseguir esas metas que nos proponemos.
Espero que tú también llegues en algún momento a encontrar ese hombre que te hace feliz y puedas vivir plena a su lado. Ese hombre que sepa valorarte, que te dé todo ese amor sincero y sano que yo no pude darte.
Gracias por esos años tan felices que pudimos pasar juntos.
Gracias por esos latidos acelerados que alguna vez me hiciste sentir y por darme un lindo recuerdo de lo que por un momento fue un amor bello y puro. Jamás pensé que unos besos podían llegar a ser tan dulces.
Gracias por todo, mi querida Emy.
Yo seguiré aquí, feliz y orgulloso por el hombre en quien me he convertido y me esforzaré por seguir mejorando cada día. Siempre te llevaré en un espacio especial de mis recuerdos más preciados de la juventud. Seguiré teniendo fresco que una vez te conocí como esa jovencita tímida e ingenua que una vez llegaba a mi apartamento para darme las mejores de la mañanas.
Me despido sin saber si alguna vez llegaré a escribir alguna otra carta. Pero solo sé que lo haré si vuelvo a saber de ti alguna vez en el largo camino que me espera.
Con todo el amor que alguna vez llegué a sentir por ti.
Harry.”
Al fondo se encontraban trozos de unas fotos de ellos juntos y una algo arrugada, donde solo se encontraba ella, sentada en una banca. Recordaba esa foto, se la había tomado el primer día que ella fue a estudiar en la universidad. Detrás de la foto decía “quiero seguir a tu lado el resto de mi vida, viéndote crecer y ver que cumples cada una de las metas que te propones”, finalizando con la fecha en que se tomó la foto.
Eva tomó la caja y la apretujó en su pecho, intentando calmar el llanto que en ese momento torturaba su alma.
Harry realmente la amaba, seguramente la amaba más de lo que ella decía amarlo. Ahora estaba más que segura que estaba con el hombre correcto y que él era incapaz de volver a hacerle daño. De hecho, le daba miedo de ser ella quien le volviera a lastimar.