Capítulo 50
2556palabras
2023-04-25 06:22
Eva, finales de primer semestre en la universidad:
Después de que la casa respiró paz cuando sus padres por fin se fueron a trabajar, Eva comió unos fritos de desayuno y terminó de tomar su vaso con jugo de naranja.
Sintió aquel desayuno eterno mientras la niñera le contaba sobre la fiesta a la que había ido la noche anterior y los tipos con los cuales bailó.
Se le había olvidado lo charlatana que era aquella joven y la razón del por qué siempre esquivaba los momentos a solas con ella.
Eva decidió después de desayunar limpiar la casa, no deseaba recibir otro sermón de su madre. Fue fácil hacerlo, no era un lugar muy grande, solo tres cuartos, dos baños, una sala pequeña y la cocina que también era bastante pequeña. Era un espacio bastante moderado para una familia de cuatro integrantes que pasaban más tiempo por fuera que dentro de su hogar.
Cuando el reloj marcó las once de la mañana, Eva se sentó en la sala cansada por todo lo que había hecho. Cuidaba a su hermanito mientras la niñera preparaba el almuerzo. Aunque, realmente estaba concentrada en su celular mensajeando con Mariana, Vanesa, Sebastián y otros amigos.
Los ojos de Eva se sobresaltaron cuando llegó un mensaje de Liam. ¿Qué debía hacer? ¿Revisarlo?
—¿Para qué me envió un mensaje? —se preguntó.
“Mariana, el escritor me envió un mensaje, ¿qué hago?” le envió a su amiga.
“¿Qué más debes hacer? ¡Léelo!” escribió su amiga al instante.
Eva, bastante temerosa, abrió el chat y se sorprendió al encontrarlo en línea.
“Hola, Eva, no te preocupes, no es ninguna molestia. Era mi responsabilidad como escritor hacer que mis lectoras no agredieran a otra compañera solo por un malentendido.” Eso era lo que había escrito Liam.
Eva tomó un capture en su celular de la conversación y se lo envió a Mariana. En esos momentos necesitaba ayuda de una experta.
“Ese chico quiere hablar contigo” dijo Mariana.
Eva quedó bastante confundida con aquel mensaje, ¿para qué querría Liam hablar con ella?
“Dejó el mensaje abierto, eso quiere decir que espera a que le respondas” envió Mariana.
Eva volvió al chat de Liam y trató de imaginar un buen mensaje con el que cerrara la conversación de una vez por todas. Aunque aquel joven quisiera hablar con ella, ese no era el caso de Eva, deseaba estar lo más apartada posible de él para así evitar problemas.
“Vale, muchas gracias por todo. Ya revisé y vi que sí es cierto, no tengo ningún mensaje malvado” escribió Eva y lo envió.
Al volver a leer el mensaje, se dio cuenta que no fue tan cerrado como quería.
Liam leyó el mensaje en cuestión de segundos, algo que sorprendió a Eva, pero después vio que era un tanto obvio, estaba en línea.
Lo que vino después de ese mensaje fue una larga conversación entre los dos ya que, Liam le comentó sobre su gran crecimiento en esos días, algo que le dio a Eva muchos motivos para hablar.
Nunca imaginó que Liam fuera tan amable y divertido. Poco a poco pasaron de los libros a sus vidas privadas, contando así abiertamente cosas que les pasaba por ser personas que leían bastante y pasaban mucho tiempo escribiendo.
Eva no sabía que Liam utilizaba lentes, ya que nunca vio una foto de él utilizándolos y le preguntó la razón.
La joven soltó una gran carcajada al confesarle Liam que no le gustaba cómo se veía con los lentes y que ese era un complejo que tenía. Por lo que desde hace un año solo utilizaba lentes de contacto.
Aquel día pasó bastante rápido, los mensajes iban y venían hasta que se adentró la noche.
—…Por eso mis planes para este nuevo año que viene es poder ingresar a la universidad y estudiar literatura, así ya podré finalizar la última cosa por hacer en mi lista —dijo Liam en un audio.
Eva estaba acostaba a medio lado en su cama y sin saberlo estaba sonriente embobada en la voz gruesa, pero bastante amable de Liam. Debía aceptarlo, su voz le atrajo bastante.
—¿Y cuáles universidades son tus opciones? —preguntó Eva por un mensaje.
—Bueno, ninguna de mi ciudad es una opción. Lamentablemente aquí no hay literatura —envió Liam en un audio—. Pero eso hace todo mucho más emocionante. Desde que comencé este año me propuse a ahorrar para poder irme a vivir a otra ciudad donde pueda estudiar la carrera. Solo me hace falta escoger entre las muchas que tengo en mente.
—¿Y tus padres están de acuerdo?
—Sí, claro, mis padres me apoyan, de hecho, ya hemos hablado esto. Ellos pagarán por un año mi estadía y yo la matrícula, después, mi idea es ser totalmente independiente.
Eva se sentía un poco acomplejada, Liam era menor que ella, pero tenían una gran diferencia en cuanto a logros en la vida. Liam después de graduarse de bachiller había estudiado diseño gráfico y fotografía junto con un pequeño curso de emprendimiento. Trabajaba con Macondo monetizando sus libros, algo, que por lo que contaba Liam, ahorró lo suficiente por un año para poder pagar algunos semestres de la carrera de literatura que haría el siguiente año. Y como si fuera poco, había comenzado a crear un canal en YouTube que ya tenía un millón de suscriptores (por la fama que tenía en sus páginas literarias no era de sorprenderse).
—¿Y cómo piensas independizarte? —preguntó Eva, aunque era más que obvio.
—Bueno, si todo sale según lo esperado, a mitad del otro año lanzaré mi primer libro en papel con la editorial Planeta—envió Liam.
Eva quedó con la boca abierta, ¿era en serio? Parecía que este chico no tenía ningún defecto, todo en su vida estaba tan bien… que ella se sentía pequeñita.
—He venido luchando por esa publicación desde que estaba en el colegio —envió Liam—. Pero, no ha sido esfuerzo solo mío, mis padres me han ayudado mucho, hasta que por fin pude contactarme con la editorial y a ellos les gustó el libro, era lo que estaban buscando para ese momento y en todo este largo trayecto he corrido con la suerte de que todo saliera según lo planeado. Además, el libro está siendo esperado por muchos lectores que ansían comprarlo pronto.
La voz de Liam se escuchaba muy segura de lo que decía y con un cierto aire de felicidad. Claro, no cualquiera se podía dar el lujo de publicar con una editorial tan prestigiosa.
Eva se dio cuenta de lo poco que había hecho con su vida, recién comenzaría su segundo semestre de Administración de empresas, una carrera que le daba más dolor de cabeza que alegría, aunque le gustaba, eso sí, pero la torturaba en gran manera.
—Bueno, creo que ya he hablado mucho de mí, ahora, me encantaría saber algo de ti, Eva —envió Liam.
La joven se sorprendió bastante de escuchar eso de Liam, pero le apenaba hablar de ella, tenía una vida tan común y sin sentido que deseaba ni mencionarla.
—También me gustaría escuchar tu voz —envió el joven.
Eva se ruborizó en gran manera y cubrió su rostro con su cabello ondulado, tirando el celular en la sábana blanca con manchas moradas.
Eva limpió su garganta para disponerse a enviar una nota de voz.
—Bien, ¿qué te puedo contar de mi vida? Estudio Administración de empresas en el Andes —comenzó a grabar la nota de voz—. Pero no creas, soy becada, me gané una beca por excelencia académica. Sé que la administración no tiene que ver mucho con la literatura, pero me gusta estudiarla, mis padres querían que estudiara ingeniería, pero mi pasión es la administración, quiero ser una gran empresaria, ser mi propia jefe. —Eva soltó una carcajada—. Mi vida no es tan interesante como la tuya, que ya publica libros con editoriales grandes.
—Tienes una muy bonita voz —envió Liam después de oír el audio—. Me parece que tu vida sí es interesante, solo que eres muy tímida como para contármelo. Por cierto, una pregunta, ¿por qué administración? Me desconcertó saber que estudiabas algo tan apartado de la literatura.
Eva no supo qué responder ante aquella pregunta, no le iba a contar que tuvo un pasado tormentoso con su primer amor y que por esa misma razón decidió ser una persona independiente que no se dejara humillar por las personas. Liam era un desconocido, no podía abrirse a contarle sus secretos más íntimos.
—Administración de empresas es una buena carrera, da dinero —escribió.
—¿Pero sí te gusta?
—La soporto. Bueno, todas las materias menos calculo. No te imaginas cuántas veces he matado a ese estúpido profesor en mi mente. —Eva envió caritas llorando.
—Pero lo importante es que te gusta lo que estudias y quieres ser tu propia jefe —escribió Liam—. Lo importante es eso, que te guste, así se soporta todos los retos que vengan con ella.
Aquello revolvió los sentimientos de Eva, quería llorar. Hablar con Liam creó que sus sentimientos se revolvieran, deseaba tener la vida de él, o ser igual a Liam. Pero la vida la confinó a tener una suerte totalmente diferente a la que le había otorgado a aquel joven. Eva tenía muy claro que deseaba fundar su propia empresa, pero hasta el momento se sentía perdida, como si solo fuese alguien con aspiraciones muy lindas.
—Eva, ¿y qué tal es estudiar en la mejor universidad del país? —escribió Liam de repente.
—Bueno, como te digo, no es fácil —envió ella en una nota de voz—. Sobre todo, si eres becado, debes estudiar mucho. Aunque lo bueno es que tengo personas muy buenas estudiando conmigo, sorpresivamente ninguno me molesta por ser becada, todo lo contrario, me llevo bien con ellos y hago uno que otro trabajo porque me destaco por ser buena estudiante y así me gano unos pesitos. —Soltó una risita avergonzada—. Te dije, soy mi propia jefe, así que me las ingenio y veo en todo un negocio.
—Vaya, es de admirar —envió Liam en una nota de voz—. Estudiar en la universidad más prestigiosa del país, ¿sabías que el Andes está en la lista de las mejores universidades del mundo?
—Ah, sí, eso lo presumen mucho en la universidad —escribió Eva.
La joven pensó en ese momento que siendo Liam tan inteligente, podría inscribirse para aspirar a una beca en la universidad, las inscripciones estaban abiertas. Pero, también le pareció curioso que alguien como él pudiera aspirar por un objetivo tan difícil, lo volvería alguien mucho más perfecto: famoso, guapo, joven y si llegase a estudiar en el Andes, entraría a relacionarse con la élite, donde los magnates se preparaban para ser los herederos de los imperios comerciales.
Al día siguiente, Eva en las horas de la tarde se dedicó a revisar todos los perfiles de Liam. Se maravilló por las hermosas portadas que aquel joven creaba para sus libros. Por lo que el joven le contó, él mismo tomaba las fotos y las editaba para que así, en un futuro, sus libros fueran publicados con esas mismas portadas y los lectores fácilmente pudieran reconocer el libro.
Los Booktráiler que creaba se veían muy profesionales y aquel joven con el que habló la noche anterior ahora se veía inalcanzable. Después de revisar todo acerca de él, comenzó a sentir envidia y una cierta decepción hacia ella misma.
Recibió un mensaje de saludo por parte de Liam en la noche, pero, decidió no contestarlo.
.
.
—Eva, eres muy tonta —soltó Mariana enojada—. ¿No te das cuenta que ese chico está interesado en ti?
—Claro que no lo está —replicó la joven.
Sebastián (el novio de Mariana) escuchaba atentamente la conversación. No se oía todos los días una historia de dos escritores que se enamoran a larga distancia y que, si Eva deseaba, podía hacer que aquel joven se mudara a su ciudad y estudiara en la misma universidad donde cursaban ellos sus carreras.
—Claro que sí —insistió Mariana—, te habló y te contó todos sus planes, ¿sabes que estás perdiendo una gran oportunidad ignorando sus mensajes? —explicó Mariana—. Aparte, que es muy lindo, yo quedé pasmada cuando revisé su perfil y esos videos de YouTube, se veía todo intelectual explicando sobre libros, yo no entendía ni una palabra de lo que decía porque estaba embobada viéndolo hablar.
Eva hizo un gesto de desagrado y después se cruzó de brazos. La joven rodó su mirada por la piscina donde algunas personas se bañaban. Dejó que sus piernas se movieran dentro de la fría agua mientras meditaba sobre aquel asunto, su don, lo que realmente amaba hacer. No le gustaba hablar con Liam porque sentía que la intimidaba, ¿cómo alguien menor a ella podría ser tan próspero?
—Él está buscando una universidad donde pueda estudiar literatura —dijo Sebastián de repente—. En la universidad hay literatura pura, como él está buscando. Eva, le puedes decir que se mude a Santa Marta y que se inscriba para ver si se gana la beca, siendo alguien tan inteligente como dicen, seguro y se la gana.
Aquello fue como un golpe en el pecho de Eva, a la vez sintió un bajón en todo su cuerpo. A ella desde que Liam le dijo aquello se le vino esa idea, pero no se lo quiso decir, sentía que no era de su incumbencia.
—¡Oye, es una gran idea! —soltó Mariana con una enorme sonrisa—. Eva, lo puedes conocer en persona y quien quita que tal vez se hagan novios. Es el hombre perfecto para ti.
—Obvio, es el pollito que Eva necesita, entienden eso de libros. Se juntaría el hambre con las ganas de comer —chistó Sebastián.
—Ay, dejen de hablar de él —gruñó Eva enojada—. No le voy a decir eso, es una muy mala idea. Él vive al otro lado del país, está demasiado lejos.
Eva se lanzó al agua y comenzó a nadar lejos de donde se encontraban sus amigos sentados en el borde de la piscina.
—Las inscripciones en la U siguen abiertas, debemos aprovechar, pronto las cerrarán —dijo Sebastián a su novia con una ligera sonrisa desplegada.
—¿Eh? —la joven no entendió lo que dijo su novio por andar despistada.
.
Por alguna razón, Eva lloraba en las tardes. Sentía que una gran tristeza la había consumido. Parecía que su vida estaba atrapada en una cárcel. No entendía su llanto y esa tristeza que la consumía.
Pasaba largas horas escribiendo encerrada en su cuarto. Terminó su último libro y pasaba días enteros escribiendo cartas, recordando a Davison, esos primeros días en los que se enviaban mensajes y hablaban por llamadas. Liam le recordaba a Davison y tenía miedo que la historia se fuese a repetir, por eso necesitaba hacer distancia entre ellos.
Terminó escribiendo una nueva historia, inspirada en su nostalgia. Su libro se basaba en una chica que soñó una noche con un joven que iba en el mismo bus que ella tomaba para ir a clases, con el paso de los días se fue enamorando de aquel chico, aunque, un día, no volvió a verlo. Después de ese sueño, la joven anhelaba con soñar una vez más con ese joven.
Eva dejó de escribir una tarde y fue a buscar un poco de jugo a la cocina. Al volver a entrar a su habitación, vio que estaba entrando una llamada a su celular.