Capítulo 48
2146palabras
2023-04-23 06:20
La noche estaba muy amena, las jovencitas tomaban chocolate y recordaban viejos momentos del pasado. Sus episodios favoritos curiosamente se encontraban en su primer semestre de universidad.
La lluvia caía y la luz parecía haberse olvidado de que debía alumbrar la vieja casa. Pero todas las mujeres, emocionadas por el momento, no se detenían a preocuparse por pequeñeces.
—El primer semestre era como un acontecimiento —dijo Vanesa—. Recuerdo mucho que todas estábamos emocionadas en las vacaciones por lo que le sucedía a Eva, era como una novela.

—Oh, sí, recuerdo a Liam —comentó Mariana—, el sexy Liam. ¿Qué ha sido de la vida de él?
Eva se ruborizó de repente y tomó un sorbo de su segunda taza de chocolate de la noche.
—Pues sigue igual, popular como siempre —respondió Eva intentando sonar desinteresada.
—Debes aceptar que él ha sido lo mejor que te ha pasado en el Andes —adujo Vanesa—. Por poco y creí que te ibas a ennoviar con él. ¡Es que es tan perfecto! Es popular, tiene dinero, con ese rostro y esa personalidad tan amorosa.
—Y es menor que yo —agregó Eva.
—Ay, solo por dos años, además, ni se nota —replicó Mariana.

—¿Quién es Liam? —inquirió la señora Diana, sintiendo curiosidad por la historia.
Vanesa volteó a ver a su abuela emocionada.
—Liam es un escritor que estudia en la universidad literatura —contó la chica y soltó un suspiro—. Ay, abuela, pero él es tan… hermoso… También trabaja como modelo. La cosa aquí es que fue Eva quien lo trajo a vivir a la costa, porque es del interior del país. Nosotros hicimos que se postulara para una beca en el Andes, y ajá, como es tan inteligente, ganó y él no desaprovechó la oportunidad de estudiar en una universidad tan prestigiosa y pues ahora vive aquí.
—Ahí sí… Eva terminó siendo un ángel en la vida del sexy Liam —comentó Mariana.

—Bueno, parece que la luz va a demorar en llegar —dijo la anciana—, quiero escuchar la historia.
—En ese caso, que la cuente la protagonista —pidió Vanesa y volteó a ver a Eva.
—Bueno… no es que haya pasado gran cosa —soltó Eva con timidez—. Todo comenzó por un libro que estaba escribiendo; bueno, el primero y último, después me di cuenta que mi don no es la escritura. Pero, la cosa está en que yo creía que sí podía ser escritora. Había escrito una serie de cartas que me hicieron creer que tenía dotes artísticos.
—No te des tan duro, la novela no te quedó tan mal —replicó Mariana—. Obvio, no eres tan buena como Liam, pero sí escribes bonito.
Eva quedó pensando, remontándose a sus primeros semestres en la universidad, cuando todo le era novedoso, casi una aventura.
Eva, finales de primer semestre en la universidad Andes:
Era una tarde de verano, una de esas muchas que se pueden disfrutar con una buena música de fondo mientras se conversa con amigos por medio de mensajes y notas de voz. Aunque, Eva estaba más que alejada de aquella realidad.
Para ella, el perder el tiempo en las redes sociales no era una opción, sus vacaciones de fin de año debían ser provechadas al máximo antes de que iniciara su segundo semestre en la universidad Andes.
Estaba sentada en su cama con las cortinas corridas de la ventana para que así pudiera entrar la brisa del verano.
Sus dedos se movían ágilmente en el teclado de su laptop bastante emocionada por acabar su historia y, por fin, pudo respirar con tranquilidad al ya terminar su último párrafo.
Eva soltó un grito de emoción al leer su último párrafo. Tenía seis meses escribiendo aquella historia, así que, el estar a punto de finalizarla hacía que su corazón rebozara de alegría.
Decidió salir de su habitación e ir al baño. Llevaba medio día escribiendo y su organismo estaba retorciéndose del malestar que lo aquejaba.
Al volver, decidió entrar en Macondo para poder revisar las notificaciones que le llegaban a su perfil. Aunque, rápidamente su emoción se fue al piso al darse cuenta que solo tenía tres “me gusta” en su libro. No había comentarios y mucho menos una condecoración.
Comenzó a creer que su esfuerzo era en vano. Había pasado horas escribiendo los últimos capítulos de su libro y solo veinte personas lo tenían incluido en su biblioteca. De hecho, comenzaba a creer que de esas veinte solo tres le leían cuando publicaba nuevo capítulo. También creyó que tristemente serían sus amigas las que habían entrado a revisar su novela después de ella haberles contado de su plan de publicar un libro.
Y como siempre hacía para empeorar su tristeza, decidió navegar por las categorías para así darse cuenta cuáles eran los libros que ocupaban los primeros lugares.
—Ay, Caro Yimes, Caro Yimes, ¿qué tanto ven a sus libros? Ni que fueran tan buenos —dijo para sí Eva llena de envidia.
Vio que había de novedad un nuevo libro “Cuando aprendas a quererme” así se titulaba. La joven decidió entrar y se sorprendió al darse cuenta de que más de mil personas tenían aquel libro guardado en su biblioteca y solo hace unos minutos había sido publicado.
Aunque, su sorpresa se disipó al darse cuenta de que se trataba de “Laverni” un famoso escritor de la plataforma. Y no era de esperarse que su nuevo lanzamiento fuera tan bien recibido, era el segundo libro de una saga romántica que estaba escribiendo.
Ella no leía la historia, pero, estaba al tanto de todo por los miles de comentarios que sus lectoras le escribían.
Eva siempre decía que aquel “estúpido escritor” solo le iba bien porque era guapo, las mujeres se desvivían por él. Según ella, el haber publicado una foto de él en su cuenta de Instagram fue una gran estrategia para tener más lectoras. ¿A quién no le encantaría leer los escritos de un sexi hombre romántico?
Eva con un nudo en la garganta bajó la tapa de su computador y quedó observando fijamente la tarde que comenzaba a caer en su ciudad.
Tenía demasiadas emociones encontradas. La vida le parecía demasiada injusta para con ella.
Su libro era mucho más bueno que todos los que estaban en los primeros lugares de la plataforma, ella revisaba cada detalle de su redacción, y sabía que otros escritores subían sus capítulos con pésima ortografía. ¿Cómo la vida podía ser tan injusta?
Decidió irse a bañar, un fuerte dolor de cabeza la comenzó a invadir por el mucho estrés que estaba reteniendo.
“Eva, dijiste que nos íbamos a ver hoy, cumple tu palabra” leyó un mensaje de su mejor amiga Mariana después de ducharse.
¿Cómo podía hablar con alguien que no entendía nada sobre los libros? No se encontraba de tan buen humor ese día.
Después de ponerse una ropa bastante cómoda, decidió volver al mundo virtual y darse cuenta qué era lo nuevo que había en el momento.
Entró a Facebook y vio algunos memes de risa que no la hicieron reír en lo más mínimo. Aunque, apareció frente a ella una gran revelación.
“Macondo español” leyó. Aquel era el grupo de fans más grande que había en Facebook de la plataforma, ella era miembro desde hace un año, aunque, era raro que compartiera algo allí. Pero, esa era una muy buena idea para hacerse publicidad y encontrar muchos más lectores.
Decidió hacer una imagen con una pequeña estrofa de su libro.
“¿Y si tu vida cambiara por los estúpidos caprichos de un millonario?”
Eso no lo decía su libro, pero, lo pondría más adelante. Lo importante era que en ese momento las lectoras se interesaran en su libro y esa era la única forma.
Entre risas de emoción, Eva publicó su imagen en el grupo. Estaba muy segura de que se interesarían en la imagen, no por nada puso de fondo a un hombre y una mujer acariciándose desnudos.
Pronto comenzó a recibir comentarios que le pedían su link.
—¡Sí, sí, sí! —gritó entusiasmada.
Corrió a buscar el link de su libro y empezó a responder los comentarios dejando lo que ellos pedían.
Ya podía imaginar las muchas lecturas que recibiría su libro después de esa noche. ¿Por qué antes no se le ocurrió hacer ese tipo de publicidad?
.
.
Aunque, su felicidad no duró mucho. De la nada apareció un comentario de la administración del grupo: “Esta publicidad infringe las reglas establecidas en el grupo”.
Eva quedó totalmente confundida, ¿de qué regla le estaban hablando?
Repentinamente, en cuestión de segundos, su imagen fue eliminada. Eva no lo podía creer, ¡habían eliminado su imagen!
—Pero, pero ¿cómo?, ¡¿por qué?! —dijo para sí.
Rápidamente corrió a escribir un mensaje en el buzón de la administración.
“¿Por qué eliminaron mi imagen?” escribió.
Pero, al darse cuenta de que no le respondían, decidió dirigirse al chat grupal.
—Su nuevo libro es muy hermoso, quiero en mi vida un hombre como él —escribió una joven.
—Oigan, ¿a alguien le han eliminado recientemente sus imágenes del grupo? —preguntó Eva.
—No.
—No.
—No.
Eva hizo mala cara al ver todos los mensajes negativos. Aunque, decidió seguir hablando.
—Ay, a mí sí —escribió.
—Pregunta en la administración —sugirió la primera chica que habló en el grupo.
—Ya lo hice, pero me ignoraron —escribió Eva y envió un emoticón de rostro llorando.
—Ay, qué mal, ¿por qué hicieron eso? —leyó que dijo un joven.
—La administración elimina las imágenes que no siguen las reglas establecidas en el grupo —escribió un joven.
A Eva le sonó que aquel mensaje era parecido al que envió el administrador del grupo. Leyó que aquel joven se llamaba Liam.
Eva hizo rostro de desagrado y se preparó para responder, tronándose los dedos y comenzando a escribir en la laptop:
—Pero eso no justifica que eliminen las publicaciones de las personas de manera tan grosera —envió.
Se dio cuenta que más de cincuenta personas estaban en el chat en aquel momento. Era un grupo bastante grande, se podría decir que todas las personas que estaban en Macondo pertenecían a aquel grupo.
Se asustó cuando vio que aquel tal Liam comenzó a escribir.
—En las reglas se explicó que las publicaciones que no siguieran las reglas del grupo serían eliminadas, además, hay días específicos para cada género. Si tu imagen fue eliminada es porque no respetaste las reglas.
A Eva ya le estaba cayendo aquel Liam como patada en el hígado, ¡¿quién se creía?!
—Pero no hay derecho para eliminar mi imagen así, ni siquiera me dieron una explicación. Fue algo bastante grosero y con muy falta de ética que lo hayan hecho —escribió Eva.
—La administración siempre explica las razones del por qué se eliminará la publicación antes de hacerlo —respondió Liam.
—Pero conmigo no lo hicieron. Además, ¿quién te crees para venir a decirme todo eso?
—Soy administrador del grupo —escribió Liam.
Eva quedó con la boca abierta, aunque, estando ya bastante furiosa, decidió seguir con la discusión.
—Ah… con que tú fuiste quien eliminó mi publicación —escribió—. Mira, yo no sé quién te crees, pero, lo que hiciste está muy mal. Se supone que este es un grupo que ayuda a los escritores de Macondo, pero, me he dado cuenta que lamentablemente ya no lo es. ¿Cómo puedes ser tan malo con alguien que ni conoces?
—En ningún momento he sido malo contigo. La administración del grupo tiene unas reglas que siguen todos los miembros, hay que respetarlas, por algo se impusieron —envió Liam con rapidez.
—Pero eso no ayuda nada a los escritores, es muy injusto. Y tú no puedes hablar por todos, yo no sé ni qué te crees.
—Déjame aclararte algo, eres la única persona que se ha quejado hasta el momento del funcionamiento que tiene el grupo —envió Liam.
Eva envió un emoticón enojado, aunque, después se arrepintió, pero no podía eliminarlo, ya todos lo habían visto.
—¿Ahora me estás echando del grupo? —envió estando bastante desesperada.
—En ningún momento lo he hecho —respondió Liam.
—Por favor, niña, cálmate, Laverni solo está cumpliendo con su trabajo, trata de entenderlo —envió una joven.
Eva se dio cuenta en aquel momento de quién era aquel Liam. Así que, en su punto más elevado de furia escribió:
—Así que tú eres aquel estúpido que escribe esas horribles novelas —envió—. Parece que la fama se te subió a la cabeza, idiota.
—Oye… ¿qué te pasa? Cálmate —envió un joven.
—Qué grosera eres, él en ningún momento te ha tratado mal.
—Está loca esta vieja, ¿quién se cree?
—Laverni, no le hagas caso, tus historias son hermosas, ¡a mí me encantan!
—Ella solo tiene envidia.
—Sí, ya no sabe ni qué decir.
—Sáquenla del grupo, está loca.
—Cállate, más estúpida eres tú, loca.
—Es una envidiosa.
—Hagamos que saquen a esta loca del grupo, no deben permitir que traten así a alguien que solo cumple con su trabajo, ¿quién se cree?
—Sí, deberían bloquearla.