Capítulo 43
2079palabras
2023-04-18 06:15
—Leanor… Este… —soltó de la nada Harry y detuvo su caminata. Voltee a verlo, no podía ver bien su rostro por los rayos de sol que golpeaban mi cara.
—¿Qué sucede? —pregunté.
—Sabes que todo este tiempo yo… Sabes que yo tengo fuertes sentimientos hacia ti, yo siempre he admirado tu inteligencia, eres una joven bastante madura, hermosa… —Me di cuenta que me miraba fijamente, aunque no comprendía del todo el por qué me decía todas esas palabras en un momento que no lo requería. Solo se acercó más a mí y me abrazó—. Te quiero mucho. Eres una gran amiga.

¿Qué le debía de responder?, era la primera vez que me veía en aquella situación donde una persona me hablaba tan sinceramente. Harry era un gran amigo, no deseaba que por mi culpa le hicieran daño.
—Yo también te quiero —esbocé.
Por mi mente pasaban los tantos tipos de querer que existen, tratándose de un sentimiento variado mi pregunta ahora era, ¿cómo lo tomó Harry?, cuando volvió a mirarme tenía una gran sonrisa desplegada y después en un impulso me dio un beso en la frente.
Definitivamente debía proteger a Harry de la maldad que ahora me perseguía.
Harry, dieciséis años:
Los detectives miraban fijamente a Harry.

—Yo… quería que Leanor no sufriera más, sabía que pasaba por un momento difícil —Harry dejó salir un suspiro—. Pero no sabía cómo decirle que podía confiar en mí, que la cuidaría y que podía contar con mi apoyo.
—Tuviste que haber sido más directo —dijo el detective León con un rostro de lástima.
—Volviendo al tema, Harry, ¿qué fue lo que no le quisiste contar a Leanor Doop? —preguntó el detective Henrique.
—Esa tarde estaba pasando por la sala de profesores, ellos estaban teniendo una reunión, todos los profesores que le daban clases al diez cinco se reunieron para discutir la situación de Leanor, la puerta estaba medio abierta, así que escuché lo que hablaron. La directora preguntaba cómo se sentían ellos al tener a Leanor en su clase. Todos los profesores hablaban muy mal de ella, algunos llegaron a insultar, así que la directora dio el permiso a los profesores de saMariana de clases, ponerle malas notas y muchas cosas más. Así que ella la iba a tener muy difícil. Estaban cometiendo una gran injusticia. Algo que me di cuenta es que no había ni una sola psicóloga presente, me imaginé que en una situación así la psicóloga debía de estar…. No sé… me pareció injusto que hicieran eso. Pero me dio mucho miedo decirle a alguien, aunque quería contárselo a Leanor, ella pudo haberlo resuelto yendo con la policía o no sé… denunciarlo, yo… no le dije en ese momento, me pareció que se veía tan linda esa tarde, no aturdida o triste como la vi días antes. Quería disfrutar de ese momento en que la verdadera Leanor Doop estaba frente a mí, pero si tan solo esa tarde la hubiera advertido de lo que estaba pasando a sus espaldas a ella no le hubieran hecho eso —Harry empezó a sollozar.

Los detectives se veían bastante serios, incómodos por tener que hacer la siguiente pregunta:
—¿Qué le sucedió a Leanor Doop cuando llegó a clase? —preguntó el detective León.
—A ella la torturaron horrible —contestó Harry.
Leanor:
Quería esa mañana hablar con la directora para informarle sobre mi traslado de instituto, así que entré para hablar con ella sin imaginarme de la gran sorpresa que me iba a llevar.
—Buenos días —saludé al entrar.
—Vaya, así que volviste a aparecer —soltó la directora recostando el espaldar a su sillón negro.
—Ya se cumplió la semana de suspensión —informé.
—Sí… ya lo sé —resopló mientras se cruzaba de brazos—, pero… ¿qué haces aquí?, deberías estar ahora en clase.
—Es que quiero transferirme a otro instituto, aquí estoy sufriendo de acoso y para no llevar esta situación a otro nivel decidí irme del Liceo —expliqué con un tono bastante seguro. Por un momento la tensión se palpaba en la oficina, después ella desplegó una sonrisa retorcida.
—¿En serio? ¿Crees que voy a dejarte ir así de fácil después de todo el daño que has causado en mi colegio? No… Lo siento, pero eso es imposible, tienes que quedarte y asumir las consecuencias de tus actos, además, si retiras los papeles vas a tener las peores notas en el boletín, así que Leanor ¿qué colegio querrá recibirte?, haré un informe de tu pésima conducta, así que tú decides.
—Pero lo que está haciendo va en contra de la ley, todo eso es falso, yo no he hecho nada malo, mis notas son perfectas —repliqué.
—¿Estás segura?, eso no es lo que dice la plataforma.
Mi piel se erizó por completo, las directivas alteraron las notas ¿qué había pasado en esa semana que estuve ausente?
.
.
Caminé hasta el salón de clases, por mi mente pasaban los tipos de situaciones que encontraría, abrí la puerta del salón, el profesor de matemáticas estaba allí, todos hicieron completo silencio al verme.
—¿Por qué llegas a esta hora? —preguntó el profesor.
—Estaba hablando con la directora —respondí.
—¿Crees que esta es tu casa para que llegues a la hora que se te pegue la gana? —inquirió el profesor, dejó el marcador encima del escritorio.
—Lo siento mucho —me disculpé, mis manos se entrelazaron.
El hombre dejó salir un respiro y negó dos veces con su cabeza.
—Pasa, pero para la próxima vez quedarás afuera —dijo. Yo empecé a caminar hasta mi puesto—. Pero… Ya tienes la falla de hoy. —Volteé a verlo e hice un sí con mi cabeza.
Al llegar a mi lugar encontré la silla llena de jugo, algunas risitas se escucharon en el salón.
—Hagan silencio —pidió el profesor mientras volvía a retomar la clase.
—Profesor, Leanor me está molestando —dijo Diana.
El profesor me miró bastante enfadado.
—¿Ya vas a comenzar, Leanor? —preguntó con un tono bastante enfadado—. ¿No te vas a sentar? —Volvió a dejar el marcador en el escritorio, puso sus manos en la cintura—. Ayer tuvimos una reunión para ver tu caso, todos los profesores se quejaron de tu mala conducta, aunque yo sé que estás bastante rebelde no creía que llegaras hasta estos límites, Leanor, eras la mejor de mi clase, pero vas muy mal. Estás saboteando mi clase ahora y encima tienes esa cara de niña inocente, ¿qué te crees?, tú no tienes corona en esa escuela, ¡puedes ser la más inteligente del mundo!, pero teniendo esa horrorosa personalidad (porque es la verdad, es terrible) y no vas a llegar a ningún lado, tus compañeros ya están cansados de ti y es de esperarse, crees que puedes pasar por encima de todos. ¡A mi clase no vas a volver a entrar!, ya lo sabes, por mí tú no vas a poder graduarte este año. —Todos los estudiantes empezaron a aplaudir.
Actualidad:
—¿No la defendiste? —preguntó el detective León.
—Es que… yo iba muy mal con ese profesor —explicó Harry—, él siempre se caracterizó por ser el más rudo de todos, a mí me sorprendió mucho ese día, antes, Leanor era la preferida de él, la elogiaba y hasta a veces dejaba que ella dictara la clase. Quedé pasmado cuando oí esas palabras, de hecho, creo que todos se sorprendieron, si el profesor de matemáticas estaba en contra de Leanor quería decir que los demás profesores también. Quien logró deformar la imagen de Leanor frente a los profesores tenía un poder de palabra grande… Daba miedo decir lo contrario para defender a Leanor, ella ya estaba sentenciada a ser derribada en el instituto. Y las cosas después de eso se pusieron aún peor.
—Pero, se suponía que era tu mejor amiga, debiste explicar que la estaban molestando, que nada de eso era cierto —dijo el detective León.
—Eso no era así de fácil, solo me iban a hundir a mí también, la propia directora estaba en contra de ella. Era una situación muy complicada —se excusaba Harry.
—Entonces todo estaba en contra de Leanor Doop y nadie la ayudó. Por más inteligente que fuera si estaba sola no podría defenderse de toda una institución —refutó el detective Henrique—. Dejaron que la devoraran los lobos.
—Ustedes mismos lo están escuchando, Leanor dice que todos estaban en contra de ella, ¿qué podía hacer yo?, las posibilidades que tenía eran nulas, por eso solo me reducía a estar a su lado y acompañarla. De hecho, yo cometí la equivocación de creer que como ella era bastante inteligente podría salir de aquella situación —explicó Harry—, voy a seguir leyendo, sé que así podrán entenderme.
Leanor:
Salí del salón de clases ¿qué más podía hacer?, por más explicaciones que tratara de darle al profesor él no me iba a escuchar, debía tener pruebas para poder demostrar mi inocencia, aunque teniendo a todos en contra, sé que será difícil de conseguir.
Llegué a mi casillero para guardar mis libros, pero al abrirlo todo cayó al suelo completamente lleno de barro.
—Oh… No puede ser cierto —solté. Mis ojos estaban rojos, quería llorar, era imposible, sentía que era imposible salir de esa situación.
Llevé mis manos a mi cabeza y respiré hondo, conté hasta diez, mi corazón latía muy fuerte, pasaban ideas negativas una y otra vez. Me recosté a la pared llena de casilleros, algunos estudiantes pasaban y quedaban viendo el reguero en el piso. Nadie quería estar a mi lado, sabían que era el nuevo juguete al cual tirarle basura, algo así como un contenedor, nadie le gustaría ensuciar su reputación teniendo a una persona así en su vida. El saber que podrían también molestarte es una idea que las personas desean pensar dos veces, si algo no es beneficioso para ti es mejor botarlo ¿no?, las frutas podridas se van a la basura. Esa es la realidad de la vida.
Hablé con una empleada del aseo para que me prestara algunos implementos de limpieza para limpiar el casillero, todos los libros que habían comprado mis padres para el año escolar estaban arruinados. Tenía enojo, estaban pasando por encima de mí sin consideración alguna. Y a la vez sentía tanto miedo, ¿hasta qué punto iban a llegar para sentirse satisfechos? ¿Me quitarían la vida?
¿Qué iba a hacer?, solo tenía unas tres libretas, nada más, todo estaba arruinado; no podía entrar a las siguientes clases sin los apuntes, sería para que volvieran a regañarme. Odiaba que los profesores me trataran de esa manera, mi garganta ardía cada vez que los escuchaba decir cosas que no eran verdad. Si alguna vez los hice sentir inútiles solamente pudieron habérmelo dicho, yo hubiera pedido disculpas y haber mejorado mi conducta. Si ellos comprendieran lo efectivo que puede ser la comunicación entre las personas no estarían especulando cosas que no pasan en la vida real.
El timbre sonó, yo me agaché para recoger la cubeta llena de agua, pero sentí que me empujaron, caí al suelo y la cubeta derramó el agua sucia.
—Lo siento —se disculpó un estudiante y después siguió caminando.
—Esto era lo último que me faltaba —mascullé al levantarme. Mi uniforme estaba completamente húmedo y lleno de barro.
Miré mi uniforme, escurrí la falda con mis manos. En ese momento vi de lejos a Harry, quien me observaba de una manera tan triste. Sabía que comenzaba a tener lástima por mí.
—¿Qué sucedió ahora? —preguntó mientras se acercaba.
—Nada. Solo un accidente —expliqué. Alcé mi mirada bastante aturdida y sin querer mis lágrimas salieron a flote.
—Vamos —soltó Harry de repente.
—¿A dónde? —pregunté.
—Vámonos del colegio. Escapémonos como antes lo hacíamos, llegó la feria, vamos y nos divertimos un rato. Dejemos toda esta mierda a un lado. Siempre dijiste que te encantaba ir a las ferias y comer los dulces locos. —Puso sus manos en mis hombros y desplegó una sonrisa animada.
—Harry, ¿cómo sabes de los dulces locos? —le pregunté.
—Lo leí en tu diario cuando se te quedó en mi casa, aunque tú y yo no hemos comido eso, así que creí que te gusta llevar a tu hermana a la feria y comer esos dulces —explicó inocentemente. Sentí un ahogo en mi pecho, Harry no sabe nada de mi vida, ¿cómo puedo decirle que los dulces locos es mi novio?
Decidí callarlo, él me ayudó terminando de limpiar el corredor y después salimos del colegio con las copias que teníamos del portón trasero del colegio. Por allí el jardinero entra para traer el abono para las plantas.