Capítulo 33
1953palabras
2023-04-08 06:05
Harry se sentó en un bordillo de la cama, quitando el bolso de su espalda.
—Quería hacerlo contigo en tu casa —comentó el muchacho—, pero ya no tengo muchas ganas.
A la mente de Harry acababan de llegar recuerdos no muy hermosos de sus últimos años en el colegio, recuerdos que no quería tocar.

Eva a veces le recordaba mucho a alguien, a Leanor. Esa que decían en el instituto que era la superdotada. Malditos recuerdos escabrosos.
La habitación de Eva, tan formal, todo estrictamente organizado, lo remontaba a esos momentos. A esa mañana cuando la esperaba, el momento exacto donde alzó la mirada y vio el helicóptero sobrevolando por la ciudad.
—Eva, ¿recuerdas la noticia de que en un colegio hubo una masacre? —preguntó Harry de pronto.
Eva abrió los ojos con impresión.
—Sí, lo recuerdo —respondió ella—. ¿Por qué hablas de eso ahora?
—Porque eso sucedió en mi instituto —respondió Harry.

Eva se sentó en la silla de escritorio, rodándola con los dedos de sus pies hasta llegar a la cama.
—¿Cómo que estuviste ahí? —preguntó anonadada—. ¡¿Por qué nunca me contaste algo tan grande?!
Harry la observó con rostro serio.
—Ay, lo siento —se disculpó la chica, pero aún no podía dejar de lado la consternación del momento—. Es que… eso fue muy sonado en esos años, en el país nunca hubo una masacre como esa, además, eran hijos de familias poderosas. —Todo hizo clic en su cerebro—. Ah, sí, claro, familias poderosas, un colegio importante, claro… tú estarías allí. Pero, cuenta… ¿cómo fue que pasó? Porque nunca se dijo nada sobre eso, todo lo ocultaron y no se volvió a tocar el tema, lo censuraron.

—Nunca se lo he contado a nadie —confesó Harry—, sobre todo porque mi familia se mudó de ciudad y decidimos llevar una vida mucho más discreta. Tenemos prohibido hablar del tema.
Eva subió las piernas a la cama, observando a Harry con la impresión que tuvo desde el inicio en que se enteró que Harry estuvo en una situación tan crítica como lo es presenciar la muerte de alrededor de quince estudiantes de bachillerato.
—Bueno, sabes que soy una tumba, no voy a decir nada si me cuentas —convino Eva.
—Yo era amigo de Leanor, estudiábamos juntos —confesó Harry.
—¿La chica que los asesinó y después se suicidó? —preguntó Eva.
—Sí, ella, su nombre era Leanor Doop —contestó Harry—. Era una superdotada, todos en el colegio la conocían por eso, era la mejor, pero, no era la típica chica tímida que no sabía conversar. Era todo lo contrario, Leanor destacaba por ser cool, iba a las fiestas, sabía vestirse y siempre se le ocurría cómo pasar las mejores vacaciones. Por eso, ella y yo nos llevábamos más que bien.
—¿Y cómo terminó una chica como ella asesinando y suicidándose? —preguntó Eva.
—Por la envidia —confesó Harry—. Alguien como Leanor, generaba envidia fácilmente.
Harry, dieciséis años de edad:
La mañana comenzaba para Harry, estaba sentado en la banca de la parada de bus. A su lado estaba su bolso lleno de ropa, sus manos se rozaban entre sí para poder dejar la descarga de adrenalina que corría por su cuerpo. Era la primera vez que se escapaba de casa, aunque estaba decidido a hacerlo, nunca creyó que una mujer lo embelesara de tal manera que solo escuchara los mandatos que ella le daba. Seguramente sus padres debían estar llamándolo a su celular para preguntarle en donde estaba, por lo mismo decidió apagarlo y solo esperar a que Leanor llegara para partir lejos de la ciudad.
Se hicieron las ocho de la mañana y ya empezaba a preocuparse ¿será que ella se arrepintió y no se escaparía con él?, su mirada recorría todo el lugar, estaba ansioso y sudaba por el miedo. De pronto su pecho se llenó de un mal presentimiento cuando vio pasar a dos ambulancias gritando para que los carros les dejaran pasar. Detrás de ellas iban algunas patrullas de la policía.
Las personas que esperaban en la parada de bus empezaron a murmurar:
—¡Ay no…! ¡Dios mío! —gritó una mujer dejando caer el celular al piso— ¡NO…! ¡MI HIJO! —cayó de rodillas al suelo.
Todos voltearon a verla bastante preocupados:
—Señora Madison —masculló Harry bastante confundido, corrió a ayudarla—, ¿qué sucede?
—Mi hijo, está muerto —soltó la mujer entre un llanto.
—¿Qué? —Harry se espantó al escuchar las palabras de la señora.
¿Qué estaba sucediendo?, pronto a su alrededor las personas se veían preocupadas, algunos policías llegaron a la zona pidiéndoles que se alejaran por motivos de seguridad.
Un helicóptero empezó a sobrevolar la zona y los canales de televisión interrumpieron sus programas para dar la noticia de última hora: el terrible atentado que se hizo en el colegio más prestigioso de la ciudad, el Liceo del Norte.
Esa mañana el país se conmocionó al saber que más de quince adolescentes habían muerto y la mayoría jóvenes que no pasaban de los dieciséis años.
Harry estaba aterrado cuando llegó a su casa y sus padres no dejaban de llorar, creían que su hijo estaba muerto, casi todo su salón estaba en el hospital y muchos murieron, era el único ileso.
—Pensaba que habías muerto, mi hijo… —su mamá lo abrazó, estaba temblando del miedo.
Algunos de sus compañeros de clase vivían en su calle, todos los vecinos estaban afuera visitando a las familias dolientes. Los gritos se escuchaban por todos lados.
La noticia que se tenía era que todos los profesores que le daban clase al grado décimo cinco estaban hospitalizados, algunos en muy mal estado de salud, al igual como los estudiantes. Entre más tiempo pasaban las horas, se escuchaban noticias de fallecimiento, el motivo: envenenamiento. Además, algunos alumnos de los salones vecinos también estaban en grave estado.
—Encontraron el cuerpo de Leanor tirado en un río cerca de aquí. Ya estaba muerta, supo elegir las pastillas perfectas para una muerte rápida —dijo el vecino de la joven Leanor a Harry.
—¿Qué? ¡¿Cómo que está muerta?! —El cuerpo del joven empezó a temblar en gran manera.
—Lo siento, Harry, los padres de Leanor están ahora hablando con la policía —dijo el señor.
Estaban a las afuera de la casa, el pobre muchacho empezó a caer en un colapso mental. Muchas malas noticias para un solo día. Miró todo su alrededor y después se desmayó.
Se despertó en el hospital, había mucha calma allí, a su lado estaba su mejor amigo Derek, quien tenía un rostro demacrado.
—¿Qué me pasó? —le preguntó.
—Te desmayaste, los doctores dijeron que tuviste una fuerte impresión —explicó el muchacho.
—Todos están muertos, hasta Leanor —soltó.
—Así es, todos murieron en la mañana, el colegio es un desastre, en tu salón hubo una gran explosión y no quedó nadie vivo, los salones vecinos tuvieron algunos heridos, pero no murieron. Aunque… la directora y otros estudiantes que no eran de tu salón murieron envenenados.
—¿Quién rayos hizo todo eso? —Harry empezó a llorar.
—No se sabe, aunque Leanor a las cinco de la mañana publicó una rara estrofa en su perfil de Facebook “el hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”. Los estudiantes del colegio están diciendo que fue ella. Aunque eso es imposible, se supone que para esa hora ella estaba en el río suicidándose —explicó Derek.
—Tienes razón, ella nunca haría algo así.
—Aunque todos los que murieron eran los que la molestaban —Derek quedó algo pensante—, no… los profesores también murieron. No fue ella.
Los dos jóvenes quedaron pensantes en completo silencio, ellos lo sabían, tenía mucha lógica que Leanor fuera la culpable, esa chica era muy inteligente y en el colegio solo una persona tendría la capacidad para crear una masacre de tal magnitud. Leanor Doop.
Actualidad:
Harry soltó un suspiro.
—Mi padre siempre me ha dicho que me meto en muchos problemas —confesó—, también que tengo amistades que me arrastran a tomar malas decisiones. Yo me iba a escapar con Leanor para ayudarla a que hiciera su vida en otro país, iríamos a Chicago, donde vivía su abuela, me quedaría a su lado unas semanas, después volvería a mi casa.
—¿Y no pensaste en las consecuencias? —preguntó Eva.
—Cuando tienes dieciséis años no piensas en las consecuencias de tus actos —replicó Harry—. Además, Leanor era muy impulsiva, hacía las cosas porque sí, porque en su mente todo tenía lógica. Y para nosotros la lógica era que ella se mudara, así dejaría de soportar tanta mierda que le echaban en el colegio y se solucionaría de una vez por todas. Yo era su mejor amigo, bueno… no es que ella me considerara como tal, pero desde que todos la molestaban en el salón, la única persona que la ayudaba era yo.
—Claro, el que les agradaba a todos, ¿no? —dijo Eva.
—Exacto, nunca me iba a echar de enemiga a Leanor, ella era hermosa —soltó Harry con los ojos llenos de lágrimas—. Era muy hermosa, inteligente, la sentía como una hermana. Nunca le hubiera hecho daño.
Eva apretó los labios, se notaba que a Harry aún le afectaba revivir esos momentos.
—¿Por qué molestaban a Leanor? —preguntó Eva.
Harry, dieciséis años:
—No… imposible, Leanor no sería capaz de hacer algo así. Siempre decía que las vidas de los demás había que respetarlas. —Harry se bajó de la camilla.
—Harry, cálmate, hermano, estás muy mal… —pidió Dereck.
—Es que Leanor no sería capaz de hacer algo así. ¡Ella me dijo que nos íbamos a ir lejos! ¡¿Por qué haría semejante atrocidad?! —El joven soltó el llanto.
Unas enfermeras y un doctor entraron para calmar al muchacho:
—¡Esto no está pasando! ¡Leanor no es una psicópata! —gritaba Harry.
Le inyectaron un sedante y no dejaron que nadie lo viera. Ese día se reportaron muchas emergencias, la ciudad estaba vuelta un caos, muchos padres de familia se desmayaban al saber la noticia y hasta algunos jóvenes intentaban quitarse la vida, perdieron hermanos, primos, novios. Se suponía que esa iba a ser la mejor promoción que tendría el instituto y ahora ese año se convirtió el peor para todos. Lo más curioso, ese día era el cumpleaños de Leanor Doop.
Cuando la policía encontró el cuerpo de Leanor junto a él estaba un libro negro que ella había escrito y tenía una nota al principio “para Harry Andersson, sé que me odiarás después de leer esto”.
Pasó un mes para que aquel libro llegara a las manos del joven, acababa de salir de una larga terapia psicológica. Ya todos sabían quién cometió semejante atrocidad, lo peor es que ella era su mejor amiga, por lo cual lo señalaban de haberla ayudado.
Harry quería entender el por qué lo hizo y esa tarde llegó la madre de Leanor antes de mudarse a Chicago con toda su familia para comenzar una nueva vida.
Estaban sentados en el patio de la casa, había un hermoso jardín y se escuchaba el canto de algunos pájaros.
—Leanor dejó esto para ti. Mi familia ya lo leyó y hasta algunos psicólogos y psiquiatras, también pasó por manos de la fiscalía —informó la mujer—. No sabía que mi hija pasó por todo esto —la señora se calmó por un momento—. Entiendo que por más razones que Leanor hubiera tenido para hacerlo eso no especifica el que haya cometido esa masacre, pero… No odio a mi hija, nosotros vamos a comenzar una nueva vida, no es fácil. Leanor te estimaba mucho, Harry, para ella eras un buen amigo, lo menos que ella hubiese querido era que la odiaras, mi hija colapsó y no tuvo a nadie que la escuchara y ayudara. Creo que todos la empujamos a cometer ese error. Debes leer ese libro, aunque es un tanto perturbador creo que deja claro sus razones.