Capítulo 32
1065palabras
2023-04-07 08:04
—Es una startup que estoy creando con unos amigos de la universidad, está enfocada en las ventas online, será una aplicación donde podrán hacerse compras mientras se navega como cualquier red social, de esta forma, se puede saber todo del producto, chatear con personas y comprar todo lo que se necesite.
El señor Carlo quedó congelado, con el habano encendido, brotando una línea de humo bailante. Por un lado le impresionaba que su hijo le mencionara la idea de crear un empresa, pero por el otro, le generaba miedo, sentía que se avecinaba ante él la pedida de una fuerte suma de dinero.
—Es una idea que va a revolucionar la metodología de compra online —prosiguió Harry—, se podrá chatear con las personas que ya han comprado los productos anteriormente si así el nuevo comprador lo quiere, además que también se podrán subir videos, fotos de las compras, dar su opinión del producto, hacer videos en vivo para que los demás usuarios los vean, además de subir historias a sus perfiles. Es una red social, pero enfocada en las ventas online. ¿Qué aplicación para ventas en este momento hace eso? ¡Ninguna! Somos unos visionarios.

—Veo que te apasiona mucho el tema —comentó el señor Carlo, sacó el habano de su boca después de darle una calada, soltó el humo y observó fijamente a su hijo—. ¿De cuánto dinero estamos hablando?
Harry arrugó su entrecejo.
—¿Crees que te comento de mi idea de negocio para que me des dinero?
—Sí, ¿por qué más lo harías? —contestó el señor Carlo y se sentó en el sillón frente a su hijo.
—No te estoy pidiendo dinero —replicó Harry con tono ofendido y herido—. Es mi idea y la de mis amigos, no voy a permitir que la tomes y digas que por ti la empresa se pudo crear. Es mi idea de negocio, esto que voy a construir lo haré por mis propios medios.
—¿Y cómo harás para crearla? No tienes dinero —cuestionó el hombre, analizando por primera vez la conducta de Harry.

—Soy tu hijo, crecí viéndote ofrecer y recibir propuestas de negocios, ¿crees que no sé cómo moverme en este rubro? Buscaré inversores. Ayer me inscribí en el diplomado de emprendimiento que está ofreciendo la universidad, todo mi grupo ya está inscrito.
—Ah, así que vas por el premio mayor —soltó el hombre, ahora con interés—. Pero ese diplomado lo tomarán personas experimentadas, que tienen empresas consolidadas, ¿cómo un jovencito como tú podrá resaltar entre ellos? Además, tus amiguitos, con los que siempre estás yendo a fiestas… ¿acaso saben algo de negocios?
Una creciente furia e indignación creció en Harry, su padre, aunque siempre le decía que era inteligente, ahora que le hablaba sobre la primera cosa que deseaba lograr por sí solo, se lo cuestionaba, como si le acabasen de contar un chiste.
—Sé reconocer una buena inversión cuando me la presentan —respondió Harry—, eso hacen los buenos empresarios. Haremos que Gaba resalte por su originalidad, además, mis compañeros no son esos amiguitos de los que hablas, se tratan de estudiantes de la universidad talentosos.

—Vamos, mencióname uno de esos compañeros talentosos —pidió el hombre, como si con eso pudiera derrumbar todo el discurso de su hijo.
—Eva Caballero —contestó Harry—. Es becada en la universidad, tiene el mejor promedio en su facultad, ha ocupado el primer lugar entre los mejores promedios desde que ingresó.
—Nunca me habías hablado de ella —mencionó el hombre con incredulidad.
—Claro que sí, me has visto observarla desde tu oficina.
—Ah… esa chica, la del paradero de buses —soltó, ahora un poco sorprendido—. Hasta que se hicieron amigos.
—Sí, me dio curiosidad su vida, la conocí a fondo y me di cuenta que es una chica genio, todos en la universidad la admiran por lo mismo.
—¿Y tú también la admiras?
—Mucho, es increíble todo lo que hace, ella fue la que creó el proyecto de Gaba, es la CEO —explicó Harry.
—Así que no serás quien lidere la empresa —comentó el señor Carlo, mucho más sorprendido que antes.
—Claro que no, ella lleva años con este proyecto, me lo presentó y yo acepté; bueno, le agregué nuevas ideas, como las historias en los perfiles y los videos, pero la idea inicial es de Eva. —Desplegó una sonrisa—. Y también está Vanesa, otra de las becadas, es igual de inteligente que Eva, se podría decir que son las mejores estudiantes que tiene la universidad.
—¿Cuántos son en total?
—Bueno, también está en el grupo Mariana y Sebastián, ya los conoces… y recientemente entró conmigo Paulo.
—Oh, es todo un grupo —masculló el señor Carlo—. Pero, por lo que cuentas, el proyecto estaba creado hace tiempo.
—Sí, la idea principal la dio Eva.
—¿Y qué la animó a hacerlo? —preguntó el señor Carlo—. ¿Qué hace diferente este proyecto de las empresas que ya existen con este modelo de negocio?
—Lo hace diferente la trasparencia con los productos, la conectividad entre los usuarios —respondió Harry—. Y a Eva la inspiró en crear Gaba el… —Se dio cuenta que no sabía el por qué—. Por lo que me ha contado y he visto, Eva desea ser su propia jefe, no es alguien que se vea doblegándose ante un jefe, es una mujer visionaria, emprendedora y muy fuerte.
Hubo un momento de silencio entre padre e hijo.
—Necesitas prepararte más si harás el PICHT al finalizar el diplomado —comentó el señor Carlo—. Tienes una meta muy ambiciosa, Harry, deberás esforzarte mucho si deseas alcanzarla. ¿Qué harás si no logras convencer al jurado?
—Sé que lo lograré —respondió el joven—. Me esforzaré por hacer una presentación perfecta.
Con esto, Harry se marchó de la casa, dejando a su padre anonadado por la repentina motivación que su hijo había encontrado. Todo señalaba que aquella jovencita, Eva, había influido mucho. Ahora esperaba ansioso conocerla, saber quién era y, sobre todo, cómo demostrarían el valor de una empresa emergente que estaría rodeada de grandes gigantes que amenazaban con aplastarla.
Ahora que Harry estaba en la habitación con Eva, viendo cómo era el entorno habitual de ella, sentía unas ganas inmensas por abrazarla y acostarse en aquella cama, donde pudiera oler su aroma.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Eva con seriedad—, ¿acaso te volviste loco?
Pero todo señalaba que la chica no deseaba hacer lo mismo con él, parecía todo lo contrario: deseaba echarlo a patadas de su casa.