Capítulo 69
1255palabras
2023-01-17 09:30
Casa de los Raymond:
“¡Me estás lastimando, Ben!”, gritó Georgina, tratando de liberar su muñeca, pero este la tenía firmemente agarrada mientras la arrastraba al interior de la casa.
“¿Qué rayos, Ben?”, ella lo increpó frunciendo el ceño y mirándolo a los ojos, sin comprender nada, pero este seguía empujándola hasta la sala. 

Cuando escucharon los ruidos, Harold y Diane bajaron corriendo. “¿Qué está pasando aquí?”, preguntó el padre, mirando a su hijo y luego a Georgina.
“Te lo advertí, Gina. ¿No es verdad? Te dije que si te atrevías a salir con más jugarretas, nunca te lo perdonaría. Sí que te lo advertí, ¿cierto?”, gritó Benjamin, mirándola con odio, y desde que lo conocía, esta era la primera vez que Georgina lo veía en una actitud tan aterradora.
“¡Me mentiste, Gina! ¡No solo a mí, sino que también a mis padres!”, volvió a vociferar él, y Georgina no pudo hacer más que tragar saliva y estremecerse ante sus palabras.
“¿de qué mentira hablas?”, preguntó Harold.
“¡Ella no está embarazada! Nunca estuvo embarazada, papá”.
Los padres del joven quedaron boquiabiertos ante la impactante noticia. Por su parte, Georgina entró en pánico, pues todo estaba a punto de terminar, así que comenzó a pensar para sí misma qué debería hacer, aunque sabía que no podía desmentir nada, porque seguramente Benjamín la había llevado al médico para hacerle una prueba de embarazo y los resultados hablaban por sí solos. “Ay, Dios mío, Gina. ¿Es eso cierto?”, preguntó Diana.

No obstante, la chica no fue capaz de responder nada, por lo que, iracundo, Benjamin agregó: “Tengo los resultados, mamá. Yo sabía que algo estaba mal porque nunca tuvimos relaciones sexuales, por lo que era imposible que yo la hubiese embarazado. Aparte, las historias que se inventó tampoco tenían ningún sentido”. Entonces, dando unos pasos hacia ella y agarrándola del brazo, exigió: “¿Dime por qué hiciste esto?”.
“¡Por ti! ¡Todo lo hice por ti, Ben! ¿No ves cuánto te amo? ¡He hecho todas estas cosas malas solo para tenerte!”, exclamó la chica mientras las lágrimas se le formaban en las comisuras de los ojos.
“Tú no me amas, Gina. Si de verdad lo hicieras, no hubieses hecho tales cosas. Amar a alguien profundamente y obsesionarse con esa persona son dos cosas totalmente distintas”.
“¡Te amo, Ben! ¡Te he amado desde que tengo memoria! Eres mi primer y último amor”, confesó ella, e intentó tocarle la cara, pero él apartó su mano de un tirón. Entonces, la rabia que Gina sentía hacia Elissa afloró y, con el pecho desbordando de ira, exclamó: “Todo es por culpa de esa perra, ¿no es cierto?”.

“¿A quién te refieres?”, preguntó él, entrecerrando los ojos.
“Hablo de Elissa. ¡Ella te sedujo y por eso ahora me odias! ¡Ella no trae más que infortunios, Ben! ¡Es un pájaro de mal agüero!”, gritó Georgina.
“¡Cállate! No te atrevas a pronunciar su nombre con esa boca tuya. Ella es mucho mejor que tú, y déjame decirte que no me sedujo; yo soy el que está detrás de ella”.
“¿Por qué? ¿Por qué la persigues? ¿No sabes que tiene aventuras con otros hombres y que también tiene una hija?”, dijo ella con un tono de desprecio y burla.
“Quiero que te vayas ahora mismo”, replicó Benjamin, a punto de perder los estribos.
“¿Qué?”.
“¡Dije que te vayas y nunca vuelvas aquí!”, gritó él. Georgina se sorprendió ante el odio que su amor de la infancia ahora profesaba hacia ella, así que las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. En primera instancia pensó que quizás podría convencer a sus padres, pero ellos no pensaba entrometerse esta vez. Por eso, sin más opción, se fue, sin querer admitir que su historia con Benjamin había terminado.
“Vaya, hijo, no puedo creer que Gina hiciera algo así”, dijo Diane, quien se había acercado para consolarlo.
“Hiciste lo correcto, hijo”, le dijo Harold, dándole una palmadita en el hombro. Benjamin tenía demasiadas cosas en la cabeza y estaba muy decepcionado con Georgina, pues habían sido amigos desde la infancia y él siempre había pensado que ella era una buena persona, pero estaba completamente equivocado.
Cuando su madre le ofreció agua, él la rechazó y, levantándose del sofá, dijo: “Necesito ir a la empresa”. Entonces, se marchó a toda prisa.
En la compañía:
Elissa estaba trabajando en silencio cuando escuchó que llamaban a la puerta de su oficina, mas antes de que pudiera decir nada, esta se abrió y entró Benjamin. Un tanto sobresaltada por la repentina interrupción, la joven saludó: “Hola, señor”.
“Todo era mentira; Georgina no está embarazada”, dijo él, tomando largas bocanadas de aire, como si hubiese llegado corriendo.
Elissa quedó totalmente confundida y no entendía por qué lo mencionaba, así que preguntó: “Eem… está bien, pero, ¿por qué me dice esto, señor?”.
Entonces, Benjamin dio un paso hacia ella, lo cual la puso un tanto nerviosa, y le dijo: “Porque no quiero que pienses que estoy con Georgina. Ella y yo nunca estuvimos juntos”.
Elissa se dio cuenta de que Georgina les había mentido a todos, y pensó en lo mal que su jefe debió haberse sentido al enterarse. “Me gustas mucho, Elissa, y estoy dispuesto a confesártelo cuántas veces sea necesario… Pero necesito saber si yo te gusto”, dijo él, aunque su voz flaqueó en la última parte.
La joven se vio atrapada en una difícil situación, pues no sabía qué responder. Cuando Carson no estaba en su vida, creía que le gustaba Benjamin, pero ahora que el primero estaba de vuelta y encima cuidaba de Lia como un padre cariñoso, ya no estaba segura, a pesar de que se había prometido no perdonarlo, incluso si la culpa no era completamente culpa de él. “No sé… estoy confundida”, dijo la chica después de un rato, y luego prosiguió: “Me gustas como persona. Realmente eres una gran persona y me has ayudado en mis momentos más bajos, y te estoy agradecida por eso”.
“¿Amas a Carson? ¿Es eso lo que te tiene confundida?”, le preguntó él.
“No. Quizás. Sí”, dijo suspirando, y entonces confesó: “Nunca te dije esto, pero Carson y yo estuvimos casados antes. Nos divorciamos porque él me engañó, o al menos hizo parecer como que eso había ocurrido. Sin embargo, cuando la verdad salió a la luz resultó ser todo un malentendido… y eso me tiene confundida, aunque no puedo perdonarlo por lo que me hizo y por cómo me trató”.
“¿Eso significa que él es el padre de tu hija?”, dijo Benjamin, conectando los puntos él solo, y ella asintió.
“Pensé en dejar la A City y regresar a B City junto a Lia y mi hermano, pero ahora que Carson sabe que ella es su hija, no la dejará ir. Además, ella también parece haberse encariñado con él”.
Benjamin no tenía idea de que tenían un pasado, pero ahora que lo sabía, todo cobraba sentido, como, por ejemplo, el hecho de que Carson actuara como un imbécil todo el tiempo cuando él y Elissa estaban juntos. “Ya veo. Sin embargo, me seguirás gustando, así que si cambias de opinión, házmelo saber”, dijo él con una amarga sonrisa. Ella se sintió mal por él, pues era una gran persona con una gran personalidad, y los hombres como él no eran fáciles de encontrar, y a pesar de que él si le gustaba, no podía darle una respuesta clara.
Finalmente, Benjamin estaba a punto de irse cuando ella dijo: “Te daré una respuesta en dos días; no quiero que me deseches todavía”.
“Estaré esperando tu respuesta”.