Capítulo 44
1939palabras
2023-01-17 00:01
Mintiéndole a su hermano, Elissa se marchó del centro médico con destino a su casa para arreglarse y luego reunirse con Carson. Él le envió la ubicación del lugar y a ella le agradó que fuera una reunión privada en la habitación de un hotel. Cuando llegó a su apartamento, revisó su pequeño guardarropa y finalmente se decidió por uno de sus trajes preferidos. Ella deseaba esmerarse con su apariencia. El vestido azul que había elegido dejaba los hombros descubierto y era un poco corto, pero ella se había inclinado por ese modelo a propósito. Para acompañar, decidió utilizar unas medias que provocarían que sus largas piernas lucieran muy sensuales.
Le tomó alrededor de veinticinco minutos prepararse. Cuando terminó de maquillarse, agarró su bolso, su teléfono móvil y su abrigo, y se marchó del apartamento. Miró la hora mientras descendía por las escaleras del edificio ya que el ascensor no estaba funcionando. Solo le quedaba media hora, y al revisar la ubicación de su destino en el mapa, se dio cuenta que llegaría al lugar en veinte minutos.
Ingresó en el carro y le explicó la dirección. "Me lleva al Hotel Louis", dijo Elissa. Mientras observaba por la ventana, ella comenzó a recordar a su hija. Necesitaba mantener a Lia presente si iba a encontrarse con Carson. Si quería obtener el dinero para el tratamiento, tenía que verse con Carson. Eso era lo que se repetía en su mente sin parar.
Pasados veinte minutos, ya se encontraba frente al hotel. Le pagó al chofer y luego ingresó al edificio atravesando las puertas de cristal. Estaba cayendo la tarde. El cielo estaba de color naranja, lucía precioso pero ese día Elissa no se dio cuenta. Ella solo le prestaba atención a sus manos sudorosas y a su corazón acelerado.
Por medio de un mensaje de texto Carson le informó cual era la habitación y, sin perder tiempo, se dirigió al ascensor y presionó el número del piso. En el momento que la puerta se abrió, Elissa salió y vio primero a la derecha y después a la izquierda, dirección que finalmente tomó.
Ella consiguió el lugar a donde iba. Entonces, se quedó de pie frente a la puerta color marrón intenso, en la que el número de la habitación estaba marcado en dorado: 101.
Ella se sentía muy nerviosa, tanto así que creía que en cualquier momento sus piernas iban a temblar, además, por su frente caían minúsculas gotas de sudor. Ella se secó la zona de su cara con un pañuelo y tomó aire. Entonces, sujetó la manilla de la puerta y la movió hacia abajo, luego empujó e ingresó a la habitación.
Su mirada se posó sobre Carson, quien estaba aguardando sentado justo en frente de la puerta, próximo a las ventanas. Tenía la piernas cruzadas, y la veía directamente a los ojos. Con sus manos nerviosas, cerró la puerta detrás de ella y se detuvo en el centro de la sala. Entonces, ella presionó sus labios con sus dientes y sujetó con fuerza la correa de su cartera. Ahora que Carson estaba examinando toda su figura, se percató de lo corto que era su traje.
Pestañeó y después, parándose derecha, expresó: "Vine a este lugar para hacer un convenio contigo".
En ese momento, la mano de Carson sujetaba sus mejillas mientras la observaba sin desconcertarse. "¿De qué trata?", interrogó.
A ella se le hacía difícil hablar. Su propuesta le causaba vergüenza. Entonces, posó sus ojos sobre el suelo de mármol para tomarse unos segundos y poder tranquilizarse.
Carson se puso de pie y se le aproximó. La distancia que dejó entre ellos era muy corta. En ese momento, realizó un poco de presión sobre Elissa y su forma de expresarse denotaba un poco de impaciencia. Entonces, ella subió la mirada, sus enormes e ingenuos ojos lo pusieron un poco incómodo.
Esta era su única opción. Ella debía hacer eso por Lia. "Vine a este lugar a ofrecerte mi cuerpo".
Las cejas de Carson se juntaron y curvaron con asombro y desconcierto. Ella prosiguió: "A cambio, deseo que me des una gran cantidad de dinero".
"¿Cuánto quieres?", interrogó. Ella creyó que le preguntaría sus razones, pero él no lo hizo y eso la alegró. Lo más probable era que Elissa no le contara nada.
Presionando con sus dientes su labio inferior, expresó: "Necesito trescientos mil dólares". Ella no levantó su mirada, estaba muy avergonzada y no era capaz de verlo a la cara. En ese momento, reinó el silencio y Elissa se preguntó por qué él no respondía nada.
Levantando el mentón, lo consiguió viéndola fijamente, con una mirada indescifrable. "¿Qué dices? ¿Aceptas el trato?".
Con una expresión impasible en su rostro, contestó: "Acepto. ¿Cuándo iniciamos?".
Muy bien. Ella se sintió tranquila de que él accediera, pero los nervios que deberían haberse esfumado se incrementaron. Tú podrás con esto Elissa. Puedes manejarlo. Es por tu hija, se dijo para sus adentros para darse ánimos.
Parándose erguida, expresó: "Ahora mismo".
Entonces, Carson se aproximó más, eliminando la distancia que había entre ellos. Su expresión impasible se volvió sombría, y su mirada era ardiente. El vientre de Elissa se puso nervioso cuando él se acercó. Se le erizó la piel cuando sus dedos acariciaron su brazo. "Solo tengo una condición", murmuró, tocando su quijada contra su mejilla.
Se agitó pero logró mantener la compostura. "¿Cuál es?".
"Serás mía durante treinta días. Estarás conmigo cada vez que te lo solicite. Luego de que termine el mes, te daré tu dinero y no nos veremos más. ¿Entendido?".
Elissa juntó sus dedos formando puños, sintiéndose ofendida por su clausula. Se sintió como una zorra, por lo que estaba enfadada consigo misma. Treinta días era demasiado tiempo. Ella solo tenía una semana para resolver su problema. "No puedo esperar tanto. Necesito ese dinero lo más pronto posible".
"De acuerdo. Pero serás mía durante un mes. Harás lo que yo te ordene". Elissa aceptó sus condiciones, aliviada porque tendría el dinero.
Carson se aproximó un poco más, eliminado cualquier distancia entre ellos y eso hizo que se le erizara la piel de la espalda. Su mente se llenó de recuerdos, imágenes de cuando él le hacía el amor, lo que hizo que la cara se le pusiera roja y al mismo tiempo muy caliente.
Él inclinó su mentón, lo que hizo que sus miradas se encontraran y después le dio un beso en la boca. Lo siguiente que ocurrió fue que Carson le dijo que se desvistiera. "Quítate la ropa". No le agradó su manera de expresarse. Pero Elissa no protestó y crujiendo sus dientes, comenzó a sacarse pieza por pieza. Cuando ya se había quitado el vestido e iba a proceder a sacarse las medias él la frenó. "Déjatelas puestas al igual que los tacones", susurró. Carson colocó su brazo alrededor de su cadera desnuda y la jaló hacia él. El sentir su pecho rozando su piel, provocó que sus pezones se pusieran firmes. Estar tan cerca de él hizo que su piel se calentara. Tensó sus muslos para disminuir el dolor que sentía entre ellos. Carson, quien la sostuvo por la nuca, plantó sus labios encima de los de ella. El beso era tan ardiente y rudo que Elissa no pudo evitar soltar varios gemidos.
"¡Oh Dios mío!", él susurró y la levantó. Ella colocó sus piernas alrededor de su cintura mientras Carson la llevaba a la cama. Colocándola sobre el colchón, él inmediatamente comenzó a desvestirse. Primero la corbata, seguido de la camisa blanca y por último los pantalones, solo se dejó puesto los calzoncillos.
Se acercó a ella y comenzó a besarla en los labios luego siguió recorriendo su cuerpo hasta llegar a sus piernas. Los suaves gemidos que ella soltaba hacían que su miembro sintiera corrientazos de placer, este estaba duro y preparado. Entonces, Carson avanzó a la parte de abajo y, abriendo sus piernas, interrogó en tono serio: "¿Te gustaría que te haga sentir placer con mi lengua, Eli?".
Elissa gimoteó. Su pregunta era subida de tono pero la excitaba mucho. "Sí quiero", respondió tomando un poco de aire. Entonces, Carson comenzó con su labor y lamió su clítoris varias veces.
"¡Santo cielo, Eli!, estás muy lubricada", susurró, sin dejar de juguetear con su lengua, y tragándose todos sus fluidos.
Elissa soltó varios gemidos cuando él le estaba haciendo s*xo oral. Lamió y mordió su suave carne, provocando que ella se excitara mucho más. "Infórmame si ya sientes que viene", demandó.
"Está por pasar...", tomó aire, cerrando los ojos y concentrándose en lo que sentía. Entonces, Carson se enfocó en su labor y un instante después Elissa tuvo un orgasmo que acompañó con un estridente grito. Por un segundo su visión se oscureció. Ella estaba agitada, sus piernas estaban temblorosas pero cuando Carson se le aproximó para darle un fuerte beso, ella deseaba mucho más. Ella solo pensaba en dos cosas: Carson y su fantástica lengua.
"Ahora te haré el amor", expresó contra su boca. Se alejó y, agarrando un condón del cajón, se lo coló de inmediato luego de bajarse los calzoncillos. Elissa se excitó mientras observaba su miembro que tenía un poco de semen en la punta. "Pósate sobre tus manos y rodillas".
Entonces, Elissa se colocó como él le había indicado. Su trasero había quedado suspendido en el aire y cuando él lo acarició, ella se agitó. Carson lo frotó, divirtiéndose con sus glúteos, provocando que ella se sintiera ansiosa. "Ya casi", murmuró y antes de que Elissa lo notara, él la penetró. Ella soltó un fuerte chillido cuando su pene ingresó en su vagina. "Dem*nios".
Cuando se sintieron a gusto, comenzó a penetrarla. Carson la sostuvo por la cintura mientras realizaba movimientos que la volvían loca de placer. "¡Santo cielo! ¡Carson!", dijo en voz alta. La cama sonaba. "Aplica más fuerza... ¡Un poco más, Carson!", suplicó, apretando las sábanas para estabilizar su cuerpo. Ella llevaba tres años sin tener relaciones sex*ales, por lo que en ese momento se sentía en las nubes.
Carson aceleró sus movimientos, penetrándola cada vez con más fuerza y rapidez. Sus testículos tocaron su vagina, lo que lo excitó demasiado.
"Dem*nios, estoy a punto de llegar", expresó apretando la boca. Los gemidos de Elissa llenaban la habitación y eso hacía que él se sintiera más animado. Empujando dos veces más dentro de ella, se vino con fuerza en el preservativo. En ese momento, Elissa también alcanzó el orgasmo y soltó un fuerte gemido. Se sentía alucinando. Por un momento, su mente quedó en blanco. Su cuerpo estaba agitado cuando se tendió en la cama, estaba volviendo a la posición que estaba anteriormente. Su cabello estaba húmedo por el sudor.
Entonces, Carson se recostó junto a ella, tomando aire profundamente para calmarse. Los dos estuvieron así durante un rato. Elissa estaba exhausta y quería dormir, pero Carson no se lo permitió. "Levántate, vamos a bañarnos", expresó suavemente. A Elissa le dolía el cuerpo y no tenía fuerzas para ponerse de pie. Así que Carson la cargó y la trasladó al baño.
"¿Fui muy brusco contigo?", interrogó, mientras la ayudaba a pararse. Elissa hizo un gesto de negación con la cabeza, luego se acercó un poco más a él.
"Me encantó", dijo, debido a sus palabras Carson se sonrió.
"De acuerdo, y...". Una de sus manos se aproximó a su trasero y apretó una de sus nalgas lo que la hizo soltar un gemido. "Santo cielo, me encanta cuando gimes".
En el rostro de Elissa apareció una sonrisa y también se puso un poco roja. Entonces, Carson la besó nuevamente y luego de eso la ducha se transformó en algo ardiente y humeante.