Capítulo 37
1282palabras
2023-01-16 15:50
Casa del alcalde...
Amanda caminaba de un lado a otro en el dormitorio, ella actuaba de manera ansiosa y lo demostraba mordiéndose las uñas mientras se notaba que estaba frustrada y rabiosa. Su plan había fallado. Prácticamente toda la culpa la tenía ella. Si no hubiese dejado sola a Elissa en la puerta, su plan habría salido perfecto. Un rato antes, ella había contactado al sujeto a quien había contratado para que abusara de Elissa, pero él con enfado le respondió que no había aparecido nadie. El plan de Amanda había sido un rotundo fracaso, además, había perdido su dinero.
Su teléfono móvil timbró y al ver el nombre que salía en la pantalla, no quiso responder. La estaba llamando Georgina. La noche anterior habían intercambiado sus números para poder estar en contacto debido a que tenían un interés en común: estropear la vida de Elissa.
Haciendo un gesto de molestia con sus ojos, contestó la llamada y usando un falso tono de voz dulce, la saludó.
"¡Hola! ¿Las cosas salieron como queríamos o no? Porque Elissa se encuentra aquí y luce muy bien", expresó desde la otra línea.
"No pasó nada. El sujeto se marchó. Se excusó diciendo que tenía algo más importante por resolver y se retiró del lugar antes de que Elissa llegara allí", explicó Amanda mintiendo.
"¿Cómo? Pensé que tú habías acompañado a Elissa al dormitorio".
"Sí, yo fui con ella, pero vi a Carson, mi prometido, por lo que me marché rápidamente del lugar. Elissa se quedó parada frente a la puerta".
Georgina refunfuñó. "¿Cómo fuiste capaz de abandonarla en ese momento? ¡Estaba muy drogada!".
"Te acabo de decir que vi a mi novio. Él se habría dado cuenta inmediatamente de lo que yo estaba haciendo". Amanda detestaba admitir que si Carson se enteraba de lo que ella le pensaba hacer a Elissa, la habría destruido sin compasión.
"En este momento estoy arrepentida de haberme unido a tu plan".
Sus palabras enfadaron a Amanda por lo que dijo: "¡Por lo menos no me comporté como una niña y abusé del alcohol!".
"¡Cállate! Incluso te digo algo, crearé un plan mejor que el tuyo", expresó Georgina.
"¿Estás segura? Eso tendremos que verlo", pronunciando esas palabras, Amanda finalizó la llamada y lanzó su teléfono móvil sobre la cama. Dem*nios, la conversación que había tenido con Georgina le había provocado dolor de cabeza. Esa chica era fastidiosa y muy tonta, expresó Amanda.
En la mente de Amanda rondaba una interrogante y era si Carson había visto a Elissa. ¿Qué podría ocurrir si eso pasaba? Era una situación bastante probable, y si él se la consiguió, podría haber pasado algo. La idea provocó que Amanda se asustara y expresara con fuerza: "¡Jamás!"
Debía saber qué había pasado luego de que ella se marchó.
...
En la tarde, después de terminar la jornada laboral, Elissa tuvo que obligarse a ir a la nueva residencia en la que ahora estaba viviendo con Carson. Ella no deseaba encontrarse con él porque cada vez que lo miraba, se ponía triste y se enfadaba. Sus mejillas se pusieron rojas al notar la ropa que estaba usando. Una blusa elegante en color melocotón y una falda oscura. Él había elegido ese atuendo para ella y le quedaba muy bonito. Elissa no estaba asombrada por su buen gusto, ya que Carson conocía perfectamente sus curvas. No quería pensar en él, no era adecuado. Se iba a casar con otra mujer. Pensar en eso la ponía mal y era algo estúpido.
El taxi paró frente a la casa y Elissa inmediatamente ingresó. Cuando observó el coche negro estacionado allí, refunfuñó para sus adentros porque Carson estaba en la residencia. Entonces, ella entró y se quitó las zapatillas. "Ya llegué", expresó en voz alta para que él oyera. Elissa acostumbraba a decir esto cuando llegaba a su hogar.
"¡Me encuentro en la cocina!", se escuchó la voz de Carson y con un gesto de asombro en su cara, Elissa caminó hasta ese lugar. Se le dibujó una sonrisa pícara en los labios cuando lo observó cocinando.
"¿Qué haces?", interrogó ella con una voz juguetona.
Carson la observó y sonriendo contestó: "Estoy elaborando la cena. ¿Puedes preparar el pudín?".
Elissa hizo un gesto de aceptación con la cabeza y se acercó hacia donde estaba él. "Aún no sabes hacer pudín", dijo burlándose y soltando una risita. Ese momento se parecía a los que habían vivido cuando estaban casados y preparaban la comida juntos. Eran instantes muy alegres.
Carson hizo un gesto de fastidio con sus ojos y dijo para defenderse: "Es un plato complicado de aprender".
Elissa intentó disimular su sonrisa e inspeccionó los platillos que había elaborado. Una cazuela de pollo, puré de patatas, verduras salteadas y pan de ajo. Carson en todas sus preparaciones incluía pan de ajo y eso le sacó a ella una sonrisa. Él tenía los mismos gustos. Nada era diferente, excepto sus sentimientos hacia ella. Tragó profundamente, tratando de dejar de lado las ideas negativas, y empezó a elaborar el pudín.
Carson estaba muy contento porque ella estaba allí, y mucho más feliz al darse cuenta de que ella estaba usando el atuendo que él escogió. Se veía bella, siempre estaba de esa manera. Él la observaba a cada instante, intentando descubrir si ella se encontraba bien. Elissa no era de hablar mucho y a él no le agradaba cuando ella estaba callada. Carson era consciente de que las cosas no habían mejorado, pero deseaba que cambiaran.
"¿Puedes dejar de verme? Me desconcentras", gruñó Elissa, apartando la mirada del pudín. En el rostro de Carson apareció una sonrisa e inmediatamente preparó las verduras. Cuando acabó, organizó los platos en la mesa del comedor.
Volvió a la cocina e interrogó: "¿Ya está listo el pudín?".
"Le falta un poquito".
Él hizo un gesto de aceptación con la cabeza y llevó los otros platillos a la mesa. Entonces, Elissa apareció con el pudín en la mano y lo puso en el centro. "Ah, vamos a necesitar cucharas, aguarda, yo las buscaré", expresó y se dirigió a la cocina. Pero, en el momento que iba a atravesar la pequeña escalera que le permitía salir del comedor, sus pies se doblaron y casi se cayó. Por fortuna, Carson la sostuvo y la puso a salvo.
En el momento en que Elissa abrió con cuidado sus ojos y se encontró con los de Carson, por un instante se sumergió profundamente en ellos. El tiempo que se miraron pareció eterno. Entonces, ella pestañeó primero y orientó su vista en otra dirección e inmediatamente se levantó. "Ah. muchas gracias. Voy a ir a buscar las cucharas".
Carson tomó su mano y ella lo miró desorientada. "Yo los busco. Toma asiento", expresó con una sonrisa en los labios. Eso hizo que su corazón se acelerara. Entonces, ella lo obedeció y fue a sentarse.
Elissa creía que sería una cena incómoda, pero fue todo lo contrario. Por un rato, no pensó en lo que estaba ocurriendo en su vida y disfrutó de un grato momento, mientras hacía bromas acerca de cómo eran las cosas en el pasado.
Luego de que terminaron de cenar, Carson se puso a lavar los platos y le dijo que se fuera a su dormitorio a descansar. Él actuaba con el mismo cariño de siempre, no había cambiado. Si él seguía siendo así, ¿por qué su manera de comportarse cambió hace tres años? ¿Por qué la interpretaba a ella de forma errónea? Elissa estaba llena de dudas. Tenía muchas interrogantes sin respuestas. Ella creyó que no tenía caso preguntarle porque él no le respondería de manera adecuada. Cerrando sus ojos, intentó dejar en el pasado el momento que habían compartido.