Capítulo 35
2297palabras
2023-01-13 14:56
Elissa se sentía mareada y su piel le ardía como si estuviera en llamas, así que se maldijo a sí misma por su suerte. Ahora estaba apoyada frente a la puerta de una habitación, intentando mantenerse estable, y aunque no tenía idea donde estaba, lo único en lo que podía pensar era en su piel irritada.
Carson había venido al hotel por una reunión, pero ahora que había terminado se dirigía de vuelta a la empresa cuando vio a alguien familiar, así que entrecerró los ojos para poder enfocarla mejor. Como la persona estaba de espaldas a él, corrió hacia ella y la volteó, mas cuando vio a Elissa, la confusión, el shock y la preocupación se mezclaron al mismo tiempo en su pecho. ¿Qué estaba haciendo ella aquí? Con esta interrogante, él se acercó a ella.
"¿Elisa?", la llamó por su nombre, y ella miró hacia arriba, con los ojos entreabiertos, pero cuando dejó de apoyarse en la puerta, se tambaleó y se desplomó sobre sus brazos. Carson la atrapó y de inmediato notó que estaba drogada, así que le preguntó con un tono preocupado: “Eli, ¿qué pasó?”.

"Caliente... me siento caliente", murmuró ella, acurrucándose más cerca de él. Carson tuvo que apretar la mandíbula y desviar su mirada para no toparse con la de ella, que estaba nublada por la lujuria. Santo cielo, la habían dr*gado con un afrodisiaco.
"¿Quién te hizo esto?", preguntó él, y en su tono se apreciaba un leve matiz de ira, y como Elissa no estaba en sus cabales, decidió llevarla a la habitación de hotel donde él se había hospedado antes.
Tras cerrar la puerta, la hizo sentarse en la cama, y apenas lo hizo, ella cayó sobre el colchón e intentó desnudarse. Carson se sonrojó y, tomándola de las manos para que no lo hiciera, le dijo: "Elissa, mie*da, no puedes hacer eso".
Sin embargo, Elisa soltó un maullido y atrajo al hombre sobre sí, el cual quedó encima de ella, y sus labios estaban separados por apenas un par de centímetros de distancia. "Me siento tan... caliente... Te deseo", murmuró de pronto ella, con un tono grave y sensual. El corazón de Carson latía con fuerza en su pecho tras escuchar eso, pero no podía desviar su mirada de los labios de ella, tan cerca de los suyos. ¡M*ldición! él también estaba a punto de perder el control.
Entonces, Elissa lo jaló del cabello y, acercándolo, lo besó intensamente. Carson perdió los estribos, y después de un minuto de resistirse, se rindió y la besó de vuelta con la misma intensidad. Cuando sus lenguas chocaron, ella emitió un gemido que hizo al hombre sacudirse hasta el centro de su virilidad.
Sin aliento, él se echó hacia atrás con los ojos nublados por la lujuria y por la maravillosa vista frente a él. Las mejillas sonrojadas de Elissa, su cabello desordenado, y la blusa semiabierta lo ponían duro. Pero no, tenía que parar. Esto estaba mal porque Elissa no tenía el control. Sería un error aprovecharse de ella cuando estaba drogada.

Sin embargo, cuando se aparttó de ella, Elissa lanzó un quejido e impacientemente se puso de rodillas mientras se trataba de sacar la ropa. Carson solo miraba, incapaz de decidir qué hacer, pero cuando ella finalmente se sacó la blusa y reveló su sujetador negro, él no pudo evitar tragar saliva.
Elissa sonrió coquetamente y, colocando la palma de la mano sobre su duro pecho, le plantó un beso en el cuello que lo hizo temblar.
Su otra mano libre viajó hacia el sur, en dirección a su bulto, y cuando llego a él, lo acunó en su mano, haciéndolo gemir. "Eli... no podemos hacer esto", dijo Carson, pero ya estaba duro como roca, y los toqueteos de ella solo lo hacían peor.
"¿A quien le importa? No puedo detenerme. Te deseo, Carson", le dijo con voz suplicante mientras apretaba su cuerpo contra el de él, y este ya no pudo aguantar más, pues era un hombre ordinario después de todo. Entonces, la tomó por las muñecas y la sujetó a la cama con los brazos por sobre la cabeza mientras la aprisionaba con su cuerpo. "Dámelo", gimió Elissa, arqueando la espalda en un intento por sentir su erección.

Carson gimió y presionó sus labios sobre los de ella de nuevo, reanudando un delicioso beso. Aquel beso hizo que la mente de Elissa se fuera a blanco, y su abdomen se retorció y se arqueó cuando un calor líquido inundó su vientre.
Él le iba dejando un rastro de besos por su mentón, su cuello y su escote, pero se detuvo para echarle un buen vistazo a sus pechos que estaban cubiertos por el sujetador. "Te extrañé, Eli", gimoteó él mientras lamía la tela de su ropa interior.
"Chúpalo", exigió ella, con los ojos cerrados y respirando con dificultad.
Entonces, Carson quitó la prenda de en medio, revelando sus cremosos pechos. Sus pezones estaban duros como guijarros, y él, sin perder ningún instante, comenzó a lamerlos y succionarlos, ante lo cual Elissa no pudo evitar soltar unos gemidos. Luego, él siguió haciendo lo mismo con el otro seno para después ir descendiendo lentamente por el cuerpo de ella mientras le enviaba descargas eléctricas por toda la columna.
Cuando Carson llegó a la zona más baja, alzó la mirada para buscar la de ella. "¡Me volveré loca si no me f*llas!", se quejó Elissa de inmediato, con la impaciencia marcada en el rostro.
Carson rio l*scivamente y le bajó la falda, por lo que ahora ella estaba casi d*snuda, pues solo le quedaban sus bragas, aunque era cuestión de tiempo para que se las quitara también.
Él se sentía tan excitado que tenía miedo de que su erección rompiera sus pantalones y saliera hacia afuera. “Carson…”, gimió de pronto ella, y lo que sea que él estuviese pensando, ya no importaba. A continuación, él le soltó las muñecas, así que ahora ella tiraba de su cabello. Carson presionó el dedo índice en su punto sensible y notó que la tela estaba húmeda con sus jugos... Elissa estaba mojadísima.
Así, primero la besó en su punto sensible, y luego le bajó las bragas con fuerza, dejando su piel al d*snudo. Seguidamente, la mujer abrió más las piernas, profundizando el deseo de él.
Sin embargo, en ese momento sonó el teléfono de Carson, lo cual mató la atmosfera lasciva que se había formado. Aunque él no quería contestar, lo hizo de todos modos, pero maldijo para sus adentros cuando al otro lado de la línea sonó la voz de Amanda, que justo lo llamaba en un momento así.
"¿Qué pasa?", espetó él, sin siquiera molestarse en saludar primero.
"Yo... nada. ¿Estás en casa?".
"No. Estoy ocupado en este momento; voy a colgar”, sentenció, y enseguida cortó y le dio la espalda a Elissa, que sacudía su cuerpo sensualmente mientras se tocaba y llamaba su nombre.
No, él no podía ir más lejos. Verdaderamente no podía tener s*xo con ella, o si no ella lo odiaría por siempre cuando se enterase a la mañana siguiente. Por eso, él bajó la mirada hacia su duro miembro y le pidió que se calmara.
Entonces, él se acercó a ella y trató de vestirla, pero manteniendo el control sobre su erección. Sin embargo, ella protestó cuando él la tapó, así que tiró sus ropas lejos. Molesto, Carson la tomó en sus brazos y la llevó hasta el baño. Allí metió a la joven en la bañera e hizo correr el agua.
Quizás el agua fría podría ayudar en la desintoxicación, pero no estaba muy seguro. Dentro de la bañera, Elissa balbuceó, gritó e hizo un montón de cosas que jamás haría sobria, pero media hora después, ya estaba más tranquila. En ese momento, él tuvo miedo de que se pudiera resfriar, así que la sacó de la bañera y la cubrió con una toalla.
Como ya la había visto desnuda en numerosas ocasiones, no era problema para él, así que la depositó en la cama, y ella de inmediato se hizo volita, lo que le daba un aspecto vulnerable. Luego, él la tapó con el edredón hasta el cuello y la dejó dormir.
A pesar de que Carson estaba cansado, tenía un trabajo importante que hacer: averiguar quién drogó a Elissa y con qué propósito.
~
Cuando Elissa despertó a la mañana siguiente, le costó abrir completamente los ojos, así que le tomó un tiempo abrirlos bien y darse cuenta de que estaba mirando un techo que no conocía. No era su habitación, pues en su habitación no había luces de techo tan extravagantes. Luego, observó atolondradamente los alrededores, y cuando notó a alguien más allí, se horrorizó y no pudo evitar gritar y abrir los ojos de par en par al ver a su exesposo mirándola de la manera en que lo hacía cuando estaban casados.
¿Acaso era un sueño? Para asegurarse, ella parpadeó dos veces, pero él seguía ahí a su lado, por lo que definitivamente no era un sueño. Entonces, ella trató de sentarse en la cama, y cuando notó como la mirada de Carson iba de su rostro a su cuerpo, recién se dio cuenta de que lo único que llevaba puesto era una camiseta de él. Así es, definitivamente era una camiseta suya.
Luego, ella pensó en las cosas que pudieron haber pasado entre ellos y su rostro palideció. No, no, no. No puede ser. No era posible que se hubiera acostado con él. Diablos, ¿qué pasó ayer? Aunque la joven intentó recordarlo, su memoria estaba borrosa.
"¿Qué demonios estoy haciendo aquí?", exigió saber Elissa con una mueca de desagrado en los labios a la vez que se cubría el cuerpo con el edredón.
"¿No recuerdas nada?", preguntó Carson perplejo a la vez que se acomodaba, lo cual hizo sus músculos tensarse, y Elissa tuvo que contenerse para no desviar la mirada hacia ese tonificado cuerpo.
“No te hagas el inocente, Carson. ¿Tú me trajiste aquí?", preguntó ella, genuinamente molesta.
"Creo que eres tú la que se está haciendo la inocente", afirmó él, sin perder la calma. Ella no pudo protestar, pues ya le avergonzaba bastante no recordar nada de lo ocurrido anoche ni saber cómo terminó en ese cuarto con Carson, de entre todas las personas.
"Solo dime lo que pasó ayer", preguntó ella con tono impaciente, pues estaba deseosa de saber qué había pasado.
Carson sonrió y se inclinó más cerca, y cuando lo hizo, a ella se le cortó la respiración y se le aceleró el corazón, ya que incluso después de tantos años, todavía no era inmune a él. "¿Qué crees que hicimos?", dijo él con tono sarcástico.
“No lo sé... por eso te pregunto”, respondió ella, tartamudeando y desviando la mirada
“No finjas no entender nada, Elissa. Llevas mi camiseta y estamos compartiendo una cama en el mismo cuarto de hotel. ¿Qué crees que pasó entre nosotros?".
El rostro de Elissa palideció como si hubiera visto un fantasma e intentó decir: “No, no puede ser. No será que nosotros…”. Sin embargo, la vergüenza que sentía no le permitió terminar la frase.
En ese momento, Carson se levantó de la cama y agarró unos documentos que había sobre la mesita de café. Luego, se paró al borde de la cama y arrojó los documentos cerca de ella. Elissa entrecerró los ojos y miró los documentos, luego a Carson, y finalmente preguntó: ¿Qué es esto?".
“Un acuerdo de exclusividad”
Ella lo miró boquiabierta, preguntándose si hablaba en serio, y atinó a decir: "¿Qué acuerdo?".
“Un acuerdo en el que te comprometes a hacer lo que yo quiera ya quedarte donde yo quiera. Básicamente, te controlaré”, le explicó con un semblante inexpresivo.
"¿No hablarás en serio? ¿Por qué diablos aceptaría firmar un acuerdo tan absurdo?", preguntó ella, frunciendo el ceño.
Entonces, Carson se inclinó hacia adelante hasta que su mano tocó el colchón, arqueó una ceja y dijo con un tono burlón: “Oh, ¿así que quieres que le cuente a todos sobre nuestra aventura de una noche? ¿Quieres que filtre a los medios cómo te aprovechaste de mí, eh?".
Elissa no apreció para nada la forma en que lo dijo, así que con las mejillas rojas como tomate y rechinando los dientes, dijo: "No te atreverías".
"Oh, claro que me atrevo. De hecho sería pan comido para mí, y aunque yo no perdería nada, a ti te costaría una cuantiosa suma todo este escándalo. Piénsalo detenidamente, Elissa".
“¿Me estás chantajeando? ¿Por qué estás haciendo esto?", exclamó ella, sin saber qué pensar, pues él realmente era impredecible. ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Tanto la detestaba como para incluso querer manchar su reputación":
“Piensa lo que quieras, pero firma los papeles antes del mediodía”, respondió él con una mirada imperturbable, y después fue a vestirse.
Elissa miró los papeles y una lágrima cayó sobre ellos, y su barbilla temblaba mientras trataba de contener el resto de las lágrimas. Era algo hiriente para ella, pues era como si él no tuviera sentimientos en absoluto. A pesar de que ella no quería nada con él, ahora parecía que iba a tener que tener una relación a base de contrato con él, pues eso era lo que le parecía: una relación contractual.
En verdad no quería firmar, pero sabía que Carson no estaba mintiendo. Él realmente filtraría todo sin pensarlo dos veces, y aparte el incidente del diseñador ya le había causado muchos problemas, por lo que no podía permitirse tener otro similar, no cuando su hija estaba ahí.
Finalmente, con lágrimas en los ojos y el odio ardiendo en sus pupilas, Elissa miró a su exesposo y le dijo: "Carson, te odio. ¡Te odio tanto!".
Entonces, una espeluznante sonrisa surgió en los labios de él y dijo: "Sé que lo harás".