Capítulo 34
1679palabras
2023-01-13 14:53
Amanda no esperaba toparse con alguien que conociera a Elissa, o mejor aún, que la odiara. Por eso, sintió curiosidad por esa mujer que insultaba el nombre de esa per*a, y como solo venía al club a matar el tiempo por costumbre, pensó en hablarle a la misteriosa mujer y juntar fuerzas para aplastar a su rival.
Amanda ni siquiera sabía el nombre de esa mujer con cabello ondulado que caía en cascada sobre sus hombros, pero cuando se le plantó en frente, no le quedó más que admitir que era realmente hermosa, y, a juzgar por la forma en que estaba vestida, también parecía ser rica.
"¿Cómo conoces a Elissa?", preguntó Georgina, prestándole atención a la recién aparecida. Entonces, Amanda se inclinó hacia adelante, y con una sonrisa maliciosa y una expresión amarga, dijo: "Es una per*a que está intentando robarme a mi prometido".

Sin embargo, sintió que no era necesario contar la parte del divorcio.
Al escucharla, Georgina abrió los ojos sorprendida y exclamó: "¡Oh, yo estoy en la misma situación!". Amanda también se sorprendió al escuchar eso, con lo que respondió: "Dios mío, no puedo creer lo desvergonzada que es".
“Sí, ella no es más que una put*. ¿También está tratando de robar a tu prometido?".
"Sí. Esa maldita perra siempre está alrededor de Ben. ¿Y qué si es su asistente? ¡Eso no le da derecho a estar rondarlo todo el tiempo! ¡Y lo más doloroso es que mi prometido se está poniendo de su lado!", confesó Georgina con un semblante que reflejaba tanto pena como odio.
“¿Estás hablando de Benjamin Raymond? ¿Él es tu prometido?", preguntó Amanda sorprendida, y la mujer asintió con la cabeza. ¡Ostia! Esto era algo grande. Así que Benjamin ya tenía una prometida e incluso así perseguía a Elissa. Esto realmente era interesante, pues así Amanda podía utilizarlo para convencer a Georgina de hacer equipo y destruir a su enemiga común.
"¿Cómo conoces a Ben?", pregunto Georgina.

“Lo conocí en una cena que fui junto a mi prometido”, dijo Amanda, y pudo ver cómo su respuesta hizo que la otra mujer casi echara humo del enfado, así que le preguntó: "Y bueno, ¿estás de acuerdo con el plan para arruinar su vida?":
Georgina parpadeó preocupada, pues no estaba segura de qué se trataba tal plan ni cuan descabellado podía ser. Pero en ese instante, estaba tan enfrascada en su odio por Elissa, que no pudo evitar aceptar y preguntar: "¿Cuál es el plan?".
Amanda sonrió y, acercándose a su oído, comenzó a susurrarle los detalles.
**

Elissa estaba a punto de subirse al taxi cuando su teléfono comenzó a sonar, pero solo tras subirse miró la pantalla. No reconoció el número, pero como pensó que podría ser alguien de la empresa, contestó: "¿Hola?".
Entre tanto, le hizo un gesto al taxista para que la llevara a Cal Apartment, y este, con un gesto de cabeza, accedió y puso el auto en marcha.
“¡Elissa! ¡Elissa! Lo siento tanto, Elissa. ¡No debí haberte dicho esas palabras tan groseras!”, le dijo la voz de una mujer llorando al otro lado de la línea, lo cual la inquietó un poco, pues ni siquiera sabía quién era, así que le preguntó el nombre.
“¡Soy yo, Georgina!”.
La joven arqueó las cejas sorprendida, pero de inmediato se preguntó por qué la estaba llamando, así que dijo: "Señorita Georgina, ¿está bien?".
"¡No estoy bien! Me siento una estúpida. ¡Ay, Elisa! No sé qué hacer. Todo se está cayendo a pedazos. Ben ya no me quiere", contestó la otra mujer con un tono alterado, y Elissa no pudo evitar preocuparse, ya que también sonaba un tanto borracha y estaba llorando.
“Señorita Georgina, no parece que esté bien. ¿Dónde está?".
"En el Sinister Club".
"¿Sinister Club? Señorita Georgina, debería irse a cas; ese lugar no es seguro para usted.
“No tengo ganas de irme, Elissa. Solo quiero pedirte disculpas y que perdones mis acciones. Eh, yo…… ¿Puedes venir junto a mí, por favor?”.
Sonaba tan desesperada que Elissa se preguntó si debía ir o no, ya que aunque estaba preocupada por su seguridad, decirle a Benjamin no parecía una buena idea, porque solo se enojaría más de lo que ya estaba con Georgina. “Elissa, estoy muy alterada y necesito hablar con alguien. Por favor, ¿puedes venir?", volvió a insistir la mujer.
Elissa suspiró frunciendo el ceño y respondió: “Está bien. Estaré allí en unos minutos". Luego, terminó la llamada y le dijo al conductor: "Hacia el Sinister Club". Entonces, se reclinó en su asiento sintiéndose intranquila mientras reevaluaba su decisión de ir al club nocturno.
Quince minutos después, Elissa ya estaba en el clubm, abriéndose paso entre la gente semidesnuda y la estruendosa música que hacía retumbar la tierra. Casi todos estaban borrachos y algunos incluso se estaban besando a la luz de todos. Al ver la escena, la joven frunció el ceño y agarró con fuerza la correa de su bolso, sintiéndose muy incómoda. Luego, atravesó multitudes y multitudes de personas buscando a Georgina. Finalmente, la encontró sentada en la barra con la cabeza gacha, y acercándose rápidamente la llamó por su nombre.
Georgina levantó la cabeza y, al verla, forzó una sonrisa y dijo: "¡Viniste! ¡Muchas gracias!".
“Señorita Georgina, vayamos a casa para poder hablar allí”, dijo Elissa, mirando a su alrededor con cautela.
Sin embargo, la mujer hizo un puchero y, sacudiendo la cabeza, reclamó: "Ahora no. Primero siéntate; podemos hablar aquí también”.
Elissa apretó los labios porque no estaba convencida de tal idea, pero como la otra mujer la presionó tanto, no le quedó otra opción, por lo que se sentó en la barra en el taburete que había junto a ella. "¡Mesero! ¡Dos tragos por favor!” ordenó Georgina.
"No, no. Yo no bebo”, expresó Elissa, rechazando la invitación.
No obstante, el camarero de todas formas les entregó dos bebidas de color rojo. Entonces, Georgina trató de sacar algo de su bolso, pero por error se le cayó la licencia de conducir. "Ah, mi*rda", exclamó al ver su documento en el piso.
Sin embargo, la mujer que tanto odiaba la ayudó a recogerla y se la entregó, con lo que ella exclamó: "Gracias de nuevo".
Después de una breve pausa, Georgina dijo: “Elissa, siento haberte acusado así. Realmente me siento mal por decirte esas palabras. ¿Por favor, podrías perdonarme?".
“Me alegro de que lo hayas entendido. Entre Benjamin y yo no hay nada. Nuestra relación es completamente profesional, así que no tienes que preocuparte. Te perdono”, aseguró la joven con una leve sonrisa, ya abandonando toda idea de comenzar una nueva relación con Benjamin, pues era mejor que las cosas se quedaran así.
“Tienes un gran corazón, Elissa. Me parece bien, así que como muestra de nuestra reconciliación, ¡tienes que beber!”.
“Ah, no, realmente yo no bebo".
“Por favor, solo una vez, porque si no bebes, pensaré que no me has perdonado”, replicó Georgina, haciendo un puchero y poniendo ojos de cachorrito tierno.
Elissa suspiró pensando que la otra mujer realmente era infantil como había dicho su jefe. Esta bien, ella era capaz de manejar un trago. Uno solo no le haría daño. Entonces, tomó el vaso que Georgina le ofreció y se lo tragó de un sorbo. ¡Amargo y desabrido! ¿Por qué la gente bebe esto? Ahora la garganta le ardía como si hubiese bebido fuego.
"Ahora bien, ¿nos vamos?", preguntó Elissa, pero de repente se sintió mareada, así que sacudió la cabeza e intento concentrarse. Vaya, ¡ni siquiera podía manejar un solo trago! Lentamente, su visión comenzó a tornarse borrosa.
Intentando controlarse, se agarró de la barra que era metálica, y escuchó que Georgina le preguntaba si estaba bien, pero ella negó con la cabeza. Ahora no solo tenía la visión borrosa, sino que su cuerpo se sentía caliente y sudaba profusamente.
Elissa no tenía idea de lo que le estaba pasando, pero las voces comenzaron a desvanecerse a su alrededor.
El plan de las dos mujeres había funcionado: tenían que drogar a Elissa y hacer que un hombre la violara. La primera parte, que era drogar a la joven para que perdiera el control de sí misma, ya estaba hecha gracias al talento de actuación de Georgina, quien le hizo un gesto con el pulgar hacia arriba a Amanda, quien respondió en reciprocidad. Además, ya habían encontrado a alguien que la violaría y este ya estaba en la habitación del hotel. Entonces, Amanda se acercó a las otras dos mujeres y dijo: "Vámonos ya".
Georgina asintió y entre las dos tomaron a Elissa por los hombros y la arrastraron fuera del club y en dirección al hotel, el cual no estaba lejos. Les tomó cinco minutos llegar, y durante el viaje Elissa sentía que su piel le ardía, así que trató de quitarse la ropa. Al verla, las otras dos mujeres sonrieron con complicidad. "Ahora no, Elissa. Ya tendrás la oportunidad una vez que llegues al hotel”, dijo Amanda riendo mientras trataba de mantener a la muchacha erguida.
Finalmente, las dos entraron al hotel acarreando a Elissa en medio. "Yo me ocuparé de la recepcionista. Tú llévala arriba”, dijo Georgina. Amanda asintió y se montó en el ascensor mientras su cómplice hablaba con la recepcionista, que por suerte era la única persona que había a esas horas.
Cuando llegaron al piso 5, Amanda bajó del ascensor y dobló a la izquierda arrastrando a la joven, quien ya no podía mantener la compostura ni guardar silencio. Cuando llegaron frente a la puerta de la habitación, la malvada mujer dejó a Eilssa ahí parada y le dijo: "Te mereces esto". Sin embargo, en ese preciso momento, vio a Carson.
Al ver que él se les venía acercando, Amanda abrió los ojos de par en par, horrorizada. No podía dejar que él la viera o de lo contrario estaría en un gran problema. Por eso, debido al pánico, se olvidó por completo de la joven drogada, la cual apenas y se podía mantener de pie, y corrió al ascensor antes de que Carson pudiera verla. Allí, marcó el botón que la llevaba a la planta baja.