Capítulo 30
1664palabras
2023-01-13 14:34
Una hermosa y joven mujer, con gafas de sol y una linda sonrisa, entró en la empresa Raymond. Su cabello color rubio fresa iba atado en una cola de caballo alta, y llevaba un blazer blanco y unos shorts formales que costaban miles de dólares.
La recepcionista del edificio quedó asombrada por su belleza, pero volvió a sus cabales cuando la hermosa mujer intentó entrar a las oficinas sin ninguna cita previa.
“Disculpe, señorita”, la llamó Hanna, la recepcionista, por lo que la joven se detuvo en seco y se dio la vuelta para mirar quién la llamaba. Entonces, se bajó las gafas de sol hasta que estuvieron descansando sobre su nariz y preguntó: “¿Sí? ¿Me estás hablando a mí?".
Hannah sonrió y, asintiendo con la cabeza, respondió: "Así es. ¿Tiene alguna cita con el señor? De lo contrario, no podemos dejarla pasar sin permiso".
Al escuchar esto, la bella mujer se quitó las gafas por completo y le dirigió una mirada fría a la recepcionista con sus enormes ojos grises, completamente diferente a la de un minuto atrás, y dijo: "¿Acaso no sabes quién soy?".
Sin embargo, Hannah, sintiéndose intimidada por su actitud, se encogió de hombros y negó con la cabeza, por lo que la hermosa mujer preguntó: "¿Tu jefe nunca mencionó ni dijo nada sobre su prometida?".
Al escuchar eso, Hanna no pudo evitar abrir los ojos por completo y preguntarse si realmente era su prometida. De todas formas, tragó saliva pensando que había cometido un grave error.
Para suerte de la recepcionista, la expresión en el rostro de la mujer cambió, y con una sonrisa que no le alcanzaba a llegar a los ojos, reveló su nombre: “Me llamo Georgina Timbre; no lo olvides, ¿de acuerdo?".
Entonces, Georgina guiñó un ojo y se dirigió hacia el interior del edificio, pero se detuvo una vez más y aclaró: “Ah, y yo soy la prometida de Benjamin”. Hannah se quedó con la boca abierta y en estado de shock, intentando digerir lo que acababa de suceder. ¿Esa mujer realmente era su prometida? Pero, ¿por qué no había oído hablar de ella?
Cuando Georgina entró a las oficinas, sintió las miradas de más de cuarenta personas allí presentes. Era inevitable que los empleados la miraran, pues su belleza era despampanante, tanto así que hasta las mujeres la miraban con la boca abierta.
Sin darle importancia, la joven se acercó a un empleado que estaba sentado en el primer cubículo más cercano a ella y le preguntó dónde estaba la oficina de Benjamin. El empleado, sin apartar los ojos de ella, le indicó donde estaba la oficina apuntando con la mano.
Georgina asintió con la cabeza una vez y se dirigió a la oficina señalada, que estaba justo en línea recta. Mientras caminaba, no pudo evitarse sentirse un poco mareada por los nervios al imaginar la forma en que Benjamin reaccionaría cuando la viera; se pondría feliz, ¿verdad?
Entonces, llamó a la puerta y, cuando le indicaron desde adentro que podía pasar, empujó la puerta e hizo notar su presencia en la oficina. Sin embargo, la sonrisa en su rostro flaqueó un poco cuando vio a una mujer parada demasiado cerca de su prometido, mas decidió ignorarla por el momento.
Seguidamente, Benjamin alzó la mriada para ver de quien se trataba y sus ojos se abrieron de par en par por el impacto al ver a Georgina frente a él. De hecho, tuvo que parpadear para asegurarse de que ella estaba realmente ahí al frente suyo. Después de todo, Georgina llevaba cuatro años en Italia y él no había escuchado ninguna noticia sobre su retorno, por lo que se llevó un fuerte impacto.
"¡Ben! ¡Te extrañé mucho!", exclamó Georgina mientras corría a darle un abrazo, y aunque el hombre seguía impactado por lo que estaba ocurriendo, la abrazó de vuelta.
Sin embargo, Benjamin se libró rápidamente de su apretón, se aclaró la garganta y le preguntó: “Gina, qué sorpresa. Cuándo hiciste planes para volver?".
Al escuchar ese comentario, la hermosa joven hizo un puchero y reclamó: "¿No crees que deberías decir algo más importante que eso?".
Confundido, Benjamin no supo qué decir, así que solo miró a Elissa, la cual a su vez miraba a Georgina con el semblante rígido, por lo que él no fue capaz de descifrar qué estaba pensando al verlo tan cerca de otra mujer. Así, sin atinar a qué decir, el hombre respondió con tono dubitativo: "Qué gusto verte".
"No importa. De todos modos, vine aquí porque tengo un asunto del que ocuparme”, respondió la mujer, y luego desvió la mirada hacia Elissa. Entonces, con una mueca de desagrado y arqueando una ceja, dijo con tono descortés: "¿Ella es tu asistente?".
"Solía serlo, pero ahora es la jefa del departamento de diseño de nuestra empresa. Su nombre es Elissa", le explicó Benjamin.
'¡Vaya! Así que esta es la famosa Elissa', pensó Georgina para sí, y sintió como el enojo crecía en ella. Esa era la mujer que intentaba robarle a su prometido, y aunque la miró de arriba a abajo, no la encontró para nada atractiva. Es más, la blusa, la falda y las gafas que llevaba la hacían parecer una abuela aburrida. Georgina realmente no podía entender que había visto Benjamin en tal mujer que no le llegaba ni siquiera a los talones a ella.
De pronto, la bella mujer centró su atención en Elissa y, cruzando los brazos por delante de su pecho, le dijo con insolencia: "Fuera; necesito discutir un asunto privado con mi prometido, así que déjanos solos".
Benjamin, sorprendido y a la vez molesto por como Georgina se había presentado, quiso arreglar la situación y dijo: “Gina, tú no–”.
“Mis disculpas”, interrumpió, sin embargo, Elissa con un tono entrecortado, y enseguida salió de la oficina. Una vez que esta se hubo ido, Georgina se volvió hacia el hombre y, frunciendo el ceño, dijo: “¿Cómo puedes contratar a alguien con tan mal gusto para vestirse? Ni siquiera parece inteligente".
Benjamin la miró enfadado, pues no le gustaba que hablaran tales cosas de su trabajadora, y luego dijo: “Georgina, no contrato a las personas por cómo se ven. Ella hace un excelente trabajo y merece estar en la empresa”.
Ver como la defendía solo hizo que Georgina se enojara más, y apretó los dientes celosa mientras recordaba las acertadas palabras de su tío; solo era cuestión de tiempo para que Benjamín rompiera el compromiso y se quedara con su asistente. No, definitivamente ella tenía que hacer algo, así que volvió a abrazar al hombre y con un tono más suave le dijo: “Lo siento Ben. Es solo que no me gusta que te acerques a ninguna otra mujer”.
Sin embargo, esto hizo que Benjamin se sintiera más incómodo y más preocupado por Elissa. ¿Será que estaba molesta? Quería ir a y echar un vistazo y ver cómo estaba, pero como Georgina no se lo permitía, se las arregló para decir: “Gina, no es necesario que les resaltes a todos que soy tu prometido, ¿de acuerdo? No estamos comprometidos".
“¡Pronto lo estaremos!”, respondió ella con una sonrisa, pues planeaba echar a la otra mujer fuera de la empresa y arrancarla de la vida de Benjamin para siempre, para que así él fuera todo suya.
….
Elissa estaba en su puesto de trabajo tecleando a toda velocidad, tratando de ignorar los rumores a su alrededor, pues la prometida de Benjamin, Georgina, ya estaba en boca de todos. Se había convertido rápidamente en un tema candente. Escribió bruscamente haciendo un fuerte sonido de las teclas del teclado. Se sintió avergonzada cuando se quedó allí mirándolos. Debería haberse ido antes de que Georgina le gritara. Pero a pesar de que no hizo nada malo, Elissa sintió que Georgina ya no la quería.
Elissa estaba molesta porque Benjamin le había ocultado un gran secreto y también le había confesado descaradamente que le gustaba. ¿Cómo podía hacer eso cuando ya tenía una prometida? También se sentía molesta y frustrada consigo misma por haber aceptado estúpidamente la propuesta de Benjamin. ¿Acaso estaba jugando con ella solo para matar el tiempo hasta que regresara su prometida? No quería creerlo, pero ¿por qué él guardaría ese secreto? Finalmente, decidió hablar y aclarar las cosas.
~
Residencia del Alcalde
El alcalde estaba en la oficina de su casa, sentado en la silla de cuero con la mente confusa. Había varios documentos sobre su hija muerta esparcidos sobre el oscuro escritorio. De pronto, dejó escapar un suspiro y se masajeó las sienes, pues había estado tratando de encontrar la causa de la muerte de su hija, a quien envió lejos hace años, pero los archivos no le decían nada.
Entonces, revisó el archivo negro que tenía la información sobre el orfanato donde había enviado a su hija antes de que esta muriera, así que marcó el número y esperó a que lo atendieran, y cuando lo hicieron, preguntó: "¿Hola, Orfanato Aurora?".
"Así es. ¿Cómo puedo ayudarlo, señor?", preguntó cortésmente una mujer al otro lado de la línea.
“Hace años, una niña de seis meses fue enviada a su orfanato desde la Residencia del Alcalde. Más tarde, ella murió, y he estado tratando de saber cuál es el motivo. ¿Me podría decir como murió?".
"¿Puedo saber su nombre, señor?".
"Gabriel Havels".
"Por favor, espere un momento; permítame revisar los registros”, dijo la mujer. Gabriel tenía una pizca de esperanza de poder encontrar la verdad sobre su hija muerta, pues era el bebé que había tenido con Rune, su primera esposa a quien amó mucho.
Minutos después, la mujer le informó: “Sí hay un expediente de esa niña... pero ella no murió".
Sorprendido, el alcalde preguntó: “¿Qué? ¿Qué quiere decir?".
"Sería mejor si habláramos de esto cara a cara".
"Bueno. Iré para allá. Gracias por hacérmelo saber", dijo, y colgó la llamada. Ahora había incluso más preguntas en su cabeza sobre el incidente dado que le informaron que su hija no había muerto. Necesitaba llegar al fondo de esto.