Capítulo 22
1521palabras
2023-01-12 15:38
Carson había venido a cenar, pero se sorprendió al ver a Elissa discutiendo con un hombre que la doblaba en edad. Su expresión se volvió sombría cuando notó que él la agarraba del brazo e interpretó que tenían una relación indebida. Rechinó los dientes cuando ella lo miró a los ojos. Notó el miedo en su mirada, pero lo atribuyó a su presencia.
Carson, cegado por la ira, no se dio cuenta de que el hombre era el alcalde. Sus ojos estaban fijos en Elissa.
Ella parpadeó y se fue de allí rápidamente, luego salió del restaurante. ¿Cómo pudo hacerle eso? Nunca pensó que el alcalde podía ser tan cretino. El miedo ardía en su cuerpo, y al salir al exterior, el viento fresco erizó sus vellos nuevamente.
Quería alejarse y, cuando iba a tomar hacia su izquierda, una mano la agarró del brazo y tiró de ella. Gritó horrorizada creyendo que era el alcalde. La empujaron dentro de un auto y, al mirar hacia arriba, vio a Carson cerrando la puerta; era un alivio que no fuera el alcalde. Cuando Carson subió al auto, Elissa frunció el ceño: "¿Qué significa esto?"
Él no le respondió. Ella resopló intentando abrir la puerta, pero Carson la había cerrado con llave. Apretó los dientes irritada: “Quiero irme, Carson. Abre la puerta".
Él no le hizo caso y arrancó el coche. Ella siguió gritando que la dejara ir, pero él la ignoró en todo momento aunque escuchaba cada una de sus palabras. “¡Esto es un secuestro! Detén el auto, Carson”, exigía Elissa, siseándole.
Él aceleró, y Elissa se vio impulsada hacia atrás en el asiento. Por su expresión hosca y por cómo apretaba las mandíbulas, la aterrorizaba lo que pudiera hacerle.
Después de conducir durante veinte minutos, Carson finalmente detuvo el auto y le pidió que se bajara. "Puedes pedirlo de otra manera", murmuró Elissa molesta saliendo del vehículo. Al ver donde estaban, una ola de nostalgia la golpeó profundamente, estaba muy ligada a este lugar. Lo miró a los ojos y le sostuvo la mirada.
No sabía por qué la había traído aquí, pero hizo que su corazón se encogiera. Venían a menudo cuando eran novios, era uno de los lugares que Carson solía visitar mucho... y era también el lugar donde se dieron su primer beso.
ANALEPSIS
“Más vale que sea bueno”, rio Elissa y siguió caminando mientras Carson la guiaba. Él le había tapado los ojos y la llevaba a su lugar preferido.
Se detuvo y quitó las manos de sus ojos con nerviosismo, ya que nunca había traído a nadie aquí. Carson vio cómo Elissa miraba alrededor con las pupilas dilatadas. Estaban en una altura desde donde podían ver la belleza de ciudad A que, por la noche, parecía encantadora. Había un árbol cuyas hojas bailaban cuando soplaba el viento cada tanto. Elissa dio un paso adelante.
“No sabía que había un lugar como este”, dijo, asombrada por la vista. Carson sonrió aliviado de que a ella le gustara el lugar. Se paró a su lado y entrelazó sus dedos con los de ella.
“Es mi lugar privado. Solía venir aquí cada vez que me sentía mal porque me calma, me tranquiliza... y la vista es mágica”, dijo. Elissa asintió, podía verlo. "Este árbol tiene más de 1000 años", agregó.
A ella le hizo gracia. "¿Cómo lo sabes?"
"Lo busqué en Google", respondió encogiéndose de hombros y haciéndola reir. Había investigado bastante sobre este lugar luego de haberlo encontrarlo al azar mientras conducía cuando estaba en la escuela secundaria.
"Gracias por traerme", dijo ella sonriendo y apretándole suavemente la mano. Se sentía especial, se había sentido especial desde el momento en que empezó a salir con él.
“Ven, sentémonos. Habrá otra sorpresa”, dijo Carson bromeando mientras tomaba su mano. Fueron a sentarse debajo del árbol, el viento soplaba haciendo que sus cabellos flotaran en el aire.
"¿Qué sorpresa?", preguntó curiosa. Carson respondió con un guiño cómplice que significaba 'espera y verás'. Elissa puso los ojos en blanco, tratando de no sonreír, se inclinó para acercarse más y posó la mejilla en su hombro. “La noche se ve tan hermosa”.
A los pocos minutos, Carson le advirtió que prestara atención. Elissa estaba emocionada por la sorpresa. “Mira”, dijo Carson señalando el cielo donde cruzaba una estrella fugaz.
"¡Lluvia de meteoros!", chilló Elissa con sus ojos brillando con una emoción infantil. Era lo más hermoso que había visto. "¡Oh! Necesito pedir un deseo”, dijo cerrando los ojos para concentrarse. A Carson le pareció adorable y su corazón se desbordó.
"¿Qué deseo pediste?"
Elissa sonrió. "Si lo revelo, no se cumplirá".
“Te amo”, dijo él y, a pesar de que siempre se lo decía, el corazón de Elissa se agitaba cada vez que oía esas palabras.
“Nunca olvidaré esta noche”, le dijo.
Carson hizo un puchero: “No me has respondido, Eli”.
Ella no pudo evitar reírse, se inclinó para besarlo en la mejilla. “Te amo, Carson”.
… .. . . . . . . . ..
La primera vez que estuvieron aquí vino a su mente. Dios, ¿hace cuánto tiempo ya? Cuando volvió a mirar a Carson, vio el dolor grabado en su rostro, así que miró hacia otro lado. Rompería su caparazón si se quedaba aquí por mucho tiempo. "Quiero irme", dijo con tono firme.
Carson estaba furioso, lo enojaba que Elissa jugara con los hombres. Pasó a su lado y se paró frente a ella, que tragó saliva ante su proximidad. “¿Qué relación tienes con ese hombre del restaurante?”, cuestionó prejuicioso.
"Mi vida personal no te incumbe", replicó ella con frialdad. No quiso mencionar al alcalde, ¿para qué perder el tiempo si él no iba a creerle?
Carson se burló: "¿Entonces es cierto que pasa algo entre ustedes?"
Elissa rechinó los dientes, y él volvió a malinterpretarla. "No me importa lo que pienses". Ella lo miró y se dio vuelta para irse, pero Carson la detuvo por el brazo obligándola a girarse para mirarlo.
"¿Por qué eres así? Conversas y te diviertes con esos hombres, pero no puedes responderme una pregunta. Alguna vez fui tu esposo, Elissa.
“El pasado, pisado, Carson”, le advirtió mirándolo con amargura.
"¡Me engañaste entonces, y ahora engañas a otros!", la acusó. Sabía que no lo había engañado, pero estaba tan enojado que dijo lo primero que le vino a la mente.
“¡Mira quién habla! ¡Tú me engañaste, Carson! ¡Tú! Yo nunca hice nada”, gritó Elissa, frustrada por ser acusada injustamente. “Incluso ese día, hace tres años, fuiste tan descarado que me acusaste con pruebas falsas. ¡Estuviste con otra frente a mí! No se te ocurra culparme”.
Carson se quedó en silencio. No podía explicar por qué, pero no pudo evitar discutir con ella.
“Tenía pruebas de tu engaño. ¿Y de qué otra hablas? No tienes pruebas”, bufó. “¿Quieres dejar el pasado de lado? Está bien, pero ¿y, ahora? Tienes una familia, ¡y estás seduciendo a otros!"
El pecho de Elissa se estremecía de la indignación, él le provocaba aún más resentimiento. “Eres patético, Carson. ¡No eres nadie para juzgarme!” La ira, el rencor, el odio, todo se mezclaba. “Ya tuve suficiente de ti. Me engañaste, te divorciaste de mí y hasta me pediste que abortara. ¿Qué tan cruel puedes ser? Si no te preocupabas por mí antes, ¿por qué vuelves a mi vida?”
Carson la desconcertó callándola de un beso. Los ojos de Elissa se abrieron con sorpresa y trató de alejarlo, pero él la sostuvo firmemente de la mano. Carson no podía explicar lo hecho y tampoco sabía qué hacer. Sin pensarlo, la besó. Elissa notó ese afecto conocido en sus ojos y se derritió. Dejó de resistirse y se entregó al momento.
Todas sus terminaciones nerviosas se despertaron, y su corazón latía con fuerza cuando sus lenguas se encontraron. La besó como el Carson que ella conocía.
De repente, revivió el dolor de su pasado y lo empujó violentamente. Le cruzó la cara con una fuerte bofetada que lo dejó atónito. Lo recordó en la intimidad con Amanda y se sintió asqueada. Sus mejillas estaban sonrojadas, pero sus ojos ardían de ira y rencor.
Carson parpadeó dándose cuenta de lo que acababa de hacer. Había besado a su 'media hermana' y lo lamentaba. Hizo una mueca de arrepentimiento y se maldijo por la falta de autocontrol. "Lo siento", se disculpó, mirando hacia abajo ceñudo.
Elissa sintió aún más ira. ¿Se estaba disculpando? "Te odio, Carson".
Él fingió no escucharla y le dijo que la llevaría a su casa. Quiso negarse, pero accedió al ver que no podía volver por su cuenta de este lugar desierto. El viaje a la villa fue muy incómodo y silencioso.
Detuvo el auto frente a la villa de Benjamin, y Elissa se bajó apresuradamente. Vio que Benjamin la esperaba en el frente y que, al llegar Elissa, le habló apoyándole la palma en el hombro. Luego, entraron. Carson se sintió molesto e indefenso ante la escena. No podía hacer nada, ya que sus lazos eran una barrera. Se le contrajo el pecho, sintió que el aire se disipaba y que no podía respirar. Abrió la ventanilla y se fue.