Capítulo 20
1378palabras
2023-01-12 15:27
Amanda se tiró un rato buscando a Elissa y a Carson, pero no dio con ellos. De alguna manera se las ingenió para alejarse de los babosos convenciéndolos a que se pusiesen a beber para que no se percatasen de su vertiginosa huida..., aunque en realidad la mitad de ellos ya iban un poco contentillos. Amanda estaba cada vez más impaciente e irritada. ¿Y si la otra engatusaba a su querido y volvían a estar juntos? Con pensamientos como aquel, seguía marcando una y otra vez el número de Carson, tratando de contactar con él. En una de aquellas le dio por mirar hacia la puerta principal del hotel, y la invadió una oleada de alivio al ver a Carson entrar por ella. Colgó entonces la llamada y echó a correr rápidamente en su dirección.
Waverly, por su parte, estaba de mal humor, y cualquiera sacaría esa conclusión a raíz de ver el careto que llevaba. ¿En qué estaba pensando cuando le dijo a Elissa que se iba a comprometer para la boda? Esperaba verla celosa o que mostrase algún gesto de preocupación por él, pero nada.
“¡Carson! ¿Dónde te habías metido? Te he estado buscando por todas lados.”, lo llamó Amanda, resoplando mientras recibía una gélida mirada por parte del otro. Estaba desesperada por saber si había pasado entre ellos, así que le preguntó directamente: "Elissa y tú... ¿habéis hecho algo?"
Carson dejó escapar un suspiro y siguió caminando sin la menor intención de contestarle, pero Amanda lo siguió y lo detuvo, agarrándolo del antebrazo. "Respóndeme, Carson." Puede que el lector ya se lo haya imaginado a estas alturas, pero cabe resaltar que a Amanda jamás en su vida la habían tratado como Carson lo hacía con ella. Desde que nació, siempre conseguía todo aquello con lo que se encaprichaba, y a sus ojos el mundo la quería tanto que cualquiera que la conociese caería rendido a sus pies y a sus designios. Siendo esta chica así, es lógico que no entendiese por qué Carson no solo no la quería, sino que siquiera se dignaba a miraba. Se comparaba continuamente con Elissa, a quien su prometido si que dedicaba una actitud de lo más cariñosa, y no encontraba ninguna virtud que la otra tuviese y ella no.
“No estoy de buen humor, Amanda; quiero que me dejen en paz”, afirmó Carson con firmeza, para así indicarle claramente que no tenía intención de hablar más con ella. Dicho esto se dirigió hacia el ascensor, dejando a Amanda tirada en el pasillo. ¿Por qué...? ¿Por qué era tan cruel? Amanda agrió el gesto, llena de soledad, y plegó los dedos con fuerza en un puño, sin que le importara clavarse todas las uñas en su propia carne. Sus uñas cuidadas se clavaron en la tierna carne de su palma. Una vez más, Carson le hacía daño en lo más hondo sin inmutarse, y esta situación se repetía una y otra vez; nunca era amable con ella. Pero, ¿por qué se la tendría jurada de esa forma? No era su culpa que el hombre hubiese decidido romper su matrimonio, eso lo hizo él por propia voluntad.
Amanda culpaba a Elissa, pues, por su desafortunada situación con Waverly. Ella era el motivo de que el hombre no le dirigiese la mirada, y desde que volvió a Ciudad A no había dejado de intentar robarle al hombre de sus sueños. "Nunca te dejaré tenerle...", musitó con los dientes apretados. Creía haberse deshecho de ella hacia tres años, así que fue un shock ver que había regresado de nuevo para darle guerra. Esta vez, se aseguraría de que cuando se fuera lo hiciese de manera definitiva.
...
Elissa entró en la habitación donde antes estaban los empleados reunidos, pero se quedó desconcertada al ver que no quedaba nadie allí. '¿Ya se han ido todos?', se preguntó, mientras revisaba la habitación más cercana. Luego fue a la sala ejecutiva, y se sintió aliviada al encontrarlos a todos allí. Benjamin estaba de pie frente a ellos, como si les estuviera impartiendo una especie de confenrencia.
"¡Eh! Ahí estás, al fin.", suspiró Benjamin, con un tono que daba a entender que acababa de recuperar al verla de nuevo. "Te estaba buscando."
Aún perpleja por la situación, Elissa le preguntó: "Señor, ¿por qué ha reunido a todos aquí?"
“Pues porque hay que volver a la empresa ahora mismo, que viene el alcalde a hacer una inspección.”, le informó Benjamín con seriedad, al tiempo que se metía una mano en el bolsillo. Se estaba haciendo tarde ya. “Ha sido una noticia muy de última hora, así que tenemos que irnos lo antes posible."
"¿El alcalde viene...? ¡Dios mío! Pero si todos están como una cuba, señor...", protestó Vivi señalando a tres sujetos que soltaban risitas incoherentes. Benjamin frunció el ceño, decepcionado.
“Cuando se metan entre pecho y espalda un par de refrescos de limón, se pondrán sobrios sin problema, en cosa de una hora.”, sugirió Elissa, y el jefe accedió a la propuesta, ya que tenía bastante prisa,
"Muy bien, pues venga; en marcha todo el mundo.", apremió antes salir de la habitación, y los empleados lo siguieron afuera del hotel.
Cuando Benjamin le abrió la puerta del coche a Elissa, vio que esta se dirigía hacia el autobús. Se extrañó porque decidiese ir con los empleados en vez de volver con él, así que gritó su nombre en voz alta para llamarla. Elissa les repartió a los demás todas las bebidas gaseosas de limón que le quedaban y respondió a la llamada de Benjamin.
Corrió hacia él y respiró hondo antes de preguntar: "¿Sí, señor?"
"Nada... Vamos, móntate.”, dijo, contento de haber malinterpretado las intenciones de la otra. Elissa asintió y se agachó para no golpearse la cabeza contra el metal. Luego se sentó en el asiento del copiloto se abrochó el cinturón de seguridad, mientras que Benjamin cerraba la puerta, daba toda la puerta por el exterior del coche y se subía al volante, al lado de su secretaria.
Por un brevísimo instante, Elissa pensó en Carson, así que bajó la ventanilla y miró hacia el hotel. Cuando el motor cobró vida, el vehículo comenzó a moverse, y las instalaciones del resort se perdieron en la distancia. Suspirando, la mujer se giró de nuevo hacia delante, al tiempo que se miraba los dedos de las manos. Se sentía patética por haber deseado poder verle una última vez, pese a todo lo ocurrido con él en el pasado. Ahora encima estaba también la funesta noticia de que se casaba, cosa que le encogía el corazón irremediablemente.
"¿Elisa?", la llamó Benjamin por segunda vez, y ella dio un respingo, avergonzada por haberse ensimismado pensando en alguien que no merecía la pena. "¿Estás bien?", preguntó él con preocupación en su suave voz.
Elissa le dirigió una sonrisa que no llegó a sus ojos. "Sí, todo bien." Necesitaba distraerse como fuera Después de una breve pausa, preguntó por el alcalde. "¿Es la primera vez que visita la empresa?"
Elissa nunca lo había conocido en persona, ni siquiera antes de haberse mudado a Ciudad B le vio la cara en las noticias o en algún otro medio. Todo lo que sabía era que el pueblo le respetaba y que era bastante influyente en general. El hecho de fuera el padre de Amanda la hacía dudar de su decencia en parte, ya que se le había salido una hija como aquella... Bueno, habría que verle en persona mejor, antes de precipitarse.
“Sí, es la primera vez que viene. De hecho, me siento un poco nervioso, porque si conseguimos ganarnos el favor de alguien de tanta categoría como él, seguramente supondría un enorme impulso al crecimiento de nuestra empresa."
"¿Y cuándo viene él?"
Benjamin se miró el reloj de pulsera y calculó: “Nosotros llegaremos sobre las seis, así que solo tenemos un par de horas para preparar todo. Le he dicho a Max que se encargue allí mientras volvemos." Max era su socio comercial y también el jefe del departamento de finanzas.
Elissa también se sintió un pelín nerviosa ahora, conforme iba siendo consciente de la situación que se avecinaba. Se recostó en el asiento y miró por la ventana, con la esperanza de que todo saliese medianamente bien, si no sobre ruedas.