Capítulo 19
2246palabras
2023-01-12 15:24
“¡Juguemos a 'verdad o reto'!”
Todos los empleados se reunieron y formaron un círculo. Carson no tenía interés alguno en jugar, pero como Elissa y Benjamin participaban, no podía abstenerse. Así pues, se unió también al juego, de la mano de Amanda.
"Todo el mundo conoce las reglas, ¿verdad?", preguntó Vivi, una joven empleada, mientras sujetaba la botella en el medio. Cuando todos asintieron, giró el recipiente todos esperaron con entusiasmo hacia quién apuntaría el extremo.

Elissa se sentó junto a Benjamin y frente a Carson y Amanda. La secretaria deseaba que no le tocase a ella, porque con los otros dos allí delante, le preocupaba que las cosas se saliesen de madre. Desafortunadamente, la botella la apuntó con crueldad, y Elissa maldijo a todos los dioses habidos y por haber. Los empleados vitorearon y jalearon, mientras que decidían quién haría la pregunta correspondiente.
"¡Venga jefe, anímese!"
"¡Eso, eso"
A instancias de sus empleados, Benjamín se lanzó felizmente: "¿Verdad o reto, Elissa?"
“Verdad…”, arguyó ella con nerviosismo. Los juegos como aquel la asustaban más de lo normal, sobre todo cuando sabía lo peligrosos que llegaban a ser al ahondar en secretos y sentimientos enterrados. Sin embargo, allí estaba ella otra vez en el ajo, después de haber evitado participar en actividades del estilo durante años.
"¿Es cierto que lo que más te gusta son los brownies de chocolate?" Elissa se rio de alivio con su pregunta.

Con una sonrisa, asintió con la cabeza con cierta inocencia: "Pues claro que sí, muy cierto." Todos se estaban divirtiendo alegremente, a excepción de Amanda, la cual no paraba de asesinar a Elissa con la mirada a cada segundo que pasaba.
“¡Te toca otra vez, Elissa!”
"Yo haré la pregunta.", se ofreció Carson, antes de que Benjamin abriera la boca siquiera. El cuerpo de Elissa se tensó entero como una estaca, a causa de la ansiedad y la impotencia.
Los ojos de los otrora pareja se encontraron, mientras el hombre formulaba: “¿Alguna vez te has estado enamorado de alguien, con todo tu ser?" Elissa casi se derritió ante la ternura de su voz, y su corazón palpitó estrepitosamente mientras el vientre le cosquilleaba de añoranza. Para su sorpresa, ambos casi pronunciaron al unísono la misma respuesta: "Sí." En el rostro se Carson se formó una fugaz sonrisa, mientras la miraba con ahínco.

Benjamin carraspeó entonces, y Elissa salió de la momentánea hipnosis para volver a la realidad de golpe. Casi se había dejado llevar. “Anda, Elisa. ¿Cuándo nos ibas a decir que tenías novio?", señaló Reem, una empleada de veinticinco años, con curiosidad.
"No tengo novio, rompimos hace años.”, contestó Elissa con una sonrisa tensa, al teimpo que le dirigía una mirada a Carson. Este tembló de frustración, y la culpa volvió a invadirlo mientras rememoraba con agonía las lágrimas en el rostro de su ex-mujer.
El juego continuó, pero ya se había convertido en una especie de competición entre los dos directores ejecutivos de sendas empresas para ver quién conocía mejor a Elissa. En efecto y para sorpresa de nadie, la botella siguió aterrizando una y otra vez sobre la desgraciada secretaria, lo cual la irritó sobremanera.
Amanda estaba al borde de perder los estribos, harta de tener que presenciar los intentos de Carson por recuperar a la otra. Cuando la botella volvió a detenerse sobre ella, fue Havells esta vez la que se presentó voluntaria para hacer su pregunta. Elissa tenía un funesto presentimiento.
"¿Qué eliges, Elissa?"
"Verdad."
Amanda sonrió y preguntó: "¿Estás casada?"
Sabía que iría a hacer daño. Manteniendo una cara seria, respondió: "Lo estaba, pero ya no."
Amanda fingió que la impulsaba una curiosidad inocente y prosiguió con sus pesquisas verbales deliberadamente: “Anda, ¿y eso? ¿Estás divorciada?" El jolgorio de la gente en la habitación se fue acallando paulatinamente ante la incomodidad de las preguntas, y Elissa cerró el puño con rabia mientras establecía un férreo contacto visual con Amanda. Benjamin también estaba descontento con la situación, y su opinión de Amanda no podía ir a peor ya.
"Sí." Su respuesta causó un leve recuelo en los empleados, los cuales empezaron a chismorrear al respecto por lo bajini. No se lo había dicho a nadie, pero ahora todos empezaban a saber sus secretos.
"¡Vaya! ¿Y tienes hijos, Elissa?", insistió la otra, cosa que la hizo enfurecer. Amanda sonrió perversamente, feliz por haber generado esa reacción en ella. Quería humillarla más y más, hundirla y aplastarla hasta que cobrase conciencia de lo insignificante que era realmente.
“Se está pasando de la raya, Srta. Havells.”, intervino Raymond para defender a Elissa. "¿Por qué le hace esas preguntas tan rastreras a mi secretaria?"
Pero justo en ese instante llegó el gerente del hotel, el cual se dirigió a Benjamin: "Lo siento, señor, pero necesito informarle de cierto asunto. ¿Podría venir conmigo, por favor?”, pidió con delicadeza, mientras señalaba levemente hacia el marco de la puerta por donde había entrado.
Dándole a Amanda una última mirada de advertencia, se levantó. Antes de irse, le dijo a Elissa que se marchase cuando quisiera si veía que la cosa no iba bien, y luego se marchó para seguir al otro hombre.
"Bien, ¿por dónde íbamos? Ah, sí: Elissa, ¿tienes hijos?" Resultaba increíble que a Amanda no se le hubiese caído la cara de vergüenza desde hacía rato ya, pero lo que más le dolía era que Carson ni siquiera hacía el menos además de interponerse. 
"No entiendo por qué no queda claro que eso no es asunto suyo, Srta. Havells", reiteró Elissa con acritud.
“¿Estás rompiendo las reglas del juego, Elissa? Eso no es muy justo que digamos...”, se quejó Amanda con voz triste.
“Tal vez sí que tengo hijos, tal vez no, pero usted no es quien para meterte en mi vida privada. Además, solo puede hacer una pregunta, y ya va por la tercera.”, argumentó Elissa, llena de desagrado. 
Amanda despidió un bufido irónico, pero se tragó un comentario brutal antes de ponerse a sí misma en evidencia. El juego se puso en marcha de nuevo, pero ya parecía más un suplicio que un divertimento. Cada vez que la botella se posaba hacia Elissa, Amanda siempre la atacaba preguntas capciosas y sibilinas. Carson, por su parte, se sentaba de brazos cruzados en silencios mientras esto ocurría, demasiado resentido y celoso como para tomar partido en su defensa. Creía que Elissa también estaba interesada en Benjamin, y así lo confirmaba en su opinión la forma en que ambos se sonreían todo el rato cada vez que se juntaban. Así pues y al no tener a nadie que la detuviese ni la controlase un mínimo siquiera, Amanda procedió a dar rienda suelta a su camuflada impertinencia repetidas veces más.
"¿No comprende usted el significado de la privacidad, Srta. Havells?", la reprendió Elissa, a punto de perder la compostura. Sin embargo, Amanda continuó en sus trece. Como Elissa no quería discutir, se levantó y abandonó la partida a medio terminar, para luego salir del hotel y olvidarse de todo un rato.
Carson estaba algo preocupado, e hizo lo propio para seguirle. Al ver que su prometido se incorporaba en pos de la otra, Amanda trató de llamarlo, pero sin fruto. Iba a seguirle también, pero entonces lo detuvieron unos cuantos hombres que tenían la intención de cortejarla, y le fue imposible ir tras Waverly. Por más que tenía la férrea convicción de no dejar que Carson y Elissa pasasen tiempo juntos, no podía hacer nada para evitarlo ahora mismo.
Carson salió del hotel y miró en derredor, en busca de Elissa, sin dar con ella. Presa del pánico, avanzó un poco más en dirección a la playa que se encontraba cerca del hotel. Al rato, sus ojos se posaron en una figura similar a la de Elissa. Estaba sentada en un rincón de la playa, con las palmas de las manos cubriendo su rostro y el cabello ondeante por el frío viento. Carson se le acercó y sintió la necesidad de consolarla, pero se detuvo antes de llegar a ella.
¿Por qué iba a tratar de hacerla sentir mejor, si ya no era su marido ni nada? Bueno, es que tampoco se llevaban bien siquiera. Metió las manos en los bolsillos, antes de volverlas a sacar de un respingo y abrazar a Elissa con ellas.
"Vaya, vaya... ¿Ahora te sientes mal o qué?", se burló él deliberadamente al no poder evitar hacer lo que acababa de hacer. Se prohibió a sí mismo consolarla verbalmente, pero al menos se quedaría a su lado.
Elissa lo miró, y sintió que le subía la bilis por el gaznate, presa de un arranque de ira y desprecio al verle de nuevo. “¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu prometida? Vete con ella antes de que malinterprete la situación y vuelva a lanzarme más pullas de las suyas.", le espetó ella, haciendo uso de una frialdad que rivalizaba con la de Carson.
"¿No quieres que esté aquí?"
“Sí, no te quiero aquí. Lárgate, por favor."
Enojado, Carson se le acercó y la agarró del brazo para atraerla hacia sí. Elissa exhaló un aspaviento, y sus ojos se pusieron en estado de alerta. "¿De verdad no me quieres aquí?" Su voz era tan suplicante como despótica. 
Elissa se le resistió, queriendo que se alejara lo máximo de ella. "¡No! No te quiero aquí." Pues claro que no quería que estuviera cerca de ella, eso solo acababa empeorando las cosas siempre.
"Mentira."
"Carson, suéltame el brazo.", avisó Elissa, al tiempo que retorcía la muñeca para liberarse del agarre del otro. Sabía que si seguía más tiempo cerca de él, sus barreras se derrumbaría, y eso era lo último que podría soportar en su vida. Las palabras de la mujer, sin embargo, enojaron aun más a Waverly, y se le vino a la mente el terrible temor de que realmente estuviese interesada en Benjamin.
"¿Eso lo que realmente sientes por mí en el fondo: desprecio?", preguntó con voz grave mientras la miraba. Elissa se sintió incómoda al percibir el anhelo y el dolor en sus ojos, pero cuestionó que lo que veía fuera real. ¿Por qué tendría él remordimiento alguno para con ella, si la mala de la película era Elissa? “Dime de verdad lo que sientes por mí, Eli.” Era la primera vez en tres años que lo escuchaba llamarla así, y con esa ternura. Trató de ignorar los acelerados latidos que retumbaban contra su caja torácica.
Se mordió el labio inferior y parpadeó varias veces. ¿Y ahora qué debía decir? Sus ojos se deleitaron descaradamente en los del otro, así como en sus labios ligeramente entreabiertos. El vientre le dio un vuelco, acompañado de una sensación incipiente de intenso en las mejillas. La nuez de Carson se movió mientras este tragaba saliva, y su miraba la taladraba como un hierro candente. Saltaron chispas entre ellos, y cuando Elissa se dio cuenta de que se estaba acercando demasiado a él, lo empujó apresuradamente, solo que tropezó y estuvo a punto de caerse en el acto. Carson la agarró de la muñeca, pero aun así no pudo evitar caer junto a la mujer al suelo arenoso. Elissa rebotó encima de él con un grito, y aterrizó con sus dedos contra el pétreo pecho del otro. Por un instante, ambos se clavaron la mirada sin poder apartarla. Podía oler el mismo aroma que siempre había despedido el hombre: almizclado, con un toque de picante.
Elissa se dio cuenta de lo mucho que se estaba torciendo la situación, así que se alejó atropelladamente. Carson, sin embargo, la acercó de nuevo hacia él, reacio a salir de aquel embolado. Sus bocas quedaron a escasos centímetros la una de la otra, y el corazón de la ex-mujer latía con tanta fuerza, que le preocupaba que su ex-marido pudiera escucharlo desde lejos.
En el silencio, el hombre inquirió suavemente: "¿Quieres que me case con ella, entonces?" La pregunta no venía a cuento para nada, y aunque Elissa trató que no le importase las connotaciones de aquel comentario, sintió una honda punzada de dolor en el corazón. Se puso furiosa al notar que su barrera de distanciamiento para con Carson había comenzado a resquebrajarse.
Elissa soltó entonces, mordaz: “No me importa con quién hagas tu vida. Si quieres casarte con Amanda, adelante. A mí no me tienes que preguntar nada." Y apartó la cara de él, porque no podía mirarlo más mientras le mentía. Carson al menos esperaba que, aunque no consiguiese ponerle celosa, que dijese algo diferente, menos indiferente. Su Elissa había cambiado, y al confirmar que no le importaba con quien se casara el hombre, este se enojó ante esta nueva situación adversa para sus fines.
Casi a modo de venganza, Carson añadió con frialdad: “¿Ah, sí? Pues tenía en mente celebrar una fiesta para nuestro compromiso lo antes posible.
Elissa fingió que le resbalaba el tema, pero en realidad la estaba dañando por dentro. "Suéltame ya, ¿quieres?", repitió, con la piel ardiendo. Esta vez Carson la soltó, y Elissa se puso de pie. No quería estar cerca de él ni por un segundo más, y mucho menos después de saber que el otro se iba comprometer con Amanda antes de lo previsto. A pesar de que su cabeza sabía que ya no tenían posibilidades el uno con el otro, su corazón se negaba a rechazarlo. Sin decirle nada, se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección al hotel, asfixiada por sus emociones y deseosa de llegar al interior del sitio.