Capítulo 17
1159palabras
2023-01-12 15:13
Buscar piso no es cosa fácil para nadie, y Elissa no fue una excepción. Por más que miraba y rebuscaba, no conseguía encontrar el adecuado, ya fuese porque excedía su presupuesto, o estaba demasiado alejado, o cualquier otra pega. Se rascó la cabeza mientras soltaba un gruñido, hastiada. Llevaba horas en el portátil con lo de los pisos, así que exhaló un suspiro y cerró los ojos para descansar la vista de la pantalla por un momento.
Elissa llevaba viviendo con Benjamin unos días ya, y durante su estadía con el hombre, este se había asegurado de colmarla de lujjos y cuidados. Ella, por su parte, aprovechó para conocerle mejor, y hubo momentos en los que intimaron casi sin quererlo.
Raymond era maravillosamente dulce y cariñoso con Elissa, pero la mujer no podía aceptarlo, no quería que le dirigiese tan afecto y bondad. Como sabía que el hombre sentía cosas por ella que la chica deseaba que no sintiese, decidió que antes de acabar el día le contaría que era madre soltera, con la esperanza de que al enterarse de su condición social desistiese en el empeño de conquistarla.
Elissa se había quedado medio dormida, así que estaba sola en la mansión, mientras que Benjamin seguramente llegaría a casa tarde por las reuniones a las que debía atender. Al haberse familiarizado con el estilo de vida en aquella vivienda, Elissa ya se soltaba a hacer alguna que otra cosa, como cocinar, por ejemplo. Cerró el portátil y decidió entonces preparar la cena, por lo que bajó las escaleras para adentrarse en la cocina y comenzar la faena. Dos días atrás también hizo ella la comida por la noche, y ahora se quedó absorta recordando cómo su jefe elogio sus habilidades culinarias durante al menos tres horas. Pero por el momento apartó esos pensamientos de la mente y se dispuso a cocinar.
Una vez él hubo llegado y cenaron juntos, Elissa comenzó a armarse de coraje para ir a confesarle su secreto. Benjamin estaba viendo la tele cuando Elissa llegó y se sentó en el sofá con él, manteniendo la distancia entre ambos.
“Esto… hay algo que quiero decirte...”, articuló Elissa, y Benjamin apagó la pantalla de televisión y giró la cabeza hacia ella para dedicarle toda su atención. Elissa se sonrojó, aun así pero mantuvo la compostura.
"Soy todo oídos, Elissa.", le sonrió él con carisma.
La chica se encontraba bastante nerviosa, dado que no dejaba de ser una realidad que no le había contado a nadie y tenía miedo de que al revelarlo pudiese salir escaldada de alguna manera. Se miró los dedos entrelazados con ansiedad y respiró profundamente varias veces para intentar calmarse. Inclinó la cabeza hacia arriba y se lanzó: “Soy una madre soltera; tengo un hijo." La sonrisa de Benjamin vaciló. No esperaba que Elissa tomara la iniciativa de decírselo por cuenta propia.
Elissa esperaba una reacción de asombro negativo por su parte, pero vio que el otro tan solo se quedó mirándola con cierta confusión. Por la cabeza de la mujer rondaron varias interpretaciones al respecto de la expresión de Raymond.
“No me importa, Elissa, no es algo que ocultar ni de lo que avergonzarse. Además, si creías que al saber eso me iba a echar para atrás en mi decisión de cortejarte, entonces te equivocas.", manifestó él, lo cual la sorprendió bastante. La mirada de firmeza en el rostro del hombre hizo que Elissa creyera cine por cien en sus palabras. Benjamin luego le preguntó: "Si no te importa, ¿puedo preguntarte cómo acabaste en esta situación?"
Elissa se mordió el labio inferior y apartó la mirada, titubeante. No podía decirle que el niño era de Carson, eso solo lo haría todo más enrevesado. Así pues, optó por ocultar su pasado con Carson y mentir: “Me acosté una noche con un hombre, de manera casi accidental. No sé nada sobre él, y tampoco ha contactado conmigo desde entonces. Después de esa noche, descubrí que estaba embarazada... En un principio no sabía si quedarme con el bebé o no, pero me decanté por preservar su vida para parirlo y luego criarlo yo sola." A Elissa no se le daba nada bien mentir, y si quien la estuviese escuchando la mirara a los ojos, sabría al instante que lo que decía la chica no era cierto.
Benjamin sintió lástima por ella, así como odio e ira hacia el indeseable que la dejó sola en una situación así. Le alteraba imaginarse lo mucho que tuvo que haber sufrido, y este conocimiento solo incrementaba sus sentimientos hacia ella. Se aproximó hacia la mujer y, al tiempo que la tomaba de la mano para sorpresa de ella, le prometió que en el futuro siempre la cuidaría. Deseaba protegerla de los males del mundo y brindarle lo mejor de sus lujos.
“Me alegro de que hayas compartido esto conmigo, Elissa. Te aseguro que tu secreto está en buenas manos.”, se comprometió él, y aunque ansiaba saber más acerca del niño, se contuvo de preguntarle para no incomodarla más.
...
El sábado...
Elissa y los demás empleados esperaban el autobús fuera de la empresa, dado que hoy supuestamente iban a visitar un resort en las inmediaciones del edificio que poseía Benjamin. "¡Buah! ¡Qué ganas tenía de que llegara este día al fin!", exclamó uno de los empleados, lleno de energía.
“Se ve que disfrutas con excursioncitas como esta, ¿eh?", apuntó otra empleada, mirándole con sarcasmo a través de sus gafas de ojo de gato. Los dos comenzaron a picarse con chanzas y pullitas, ante lo cual Elissa, al estar bastante cerca de ellos, no pudo evitar divertirse.
Cuando vieron aparecer el coche de Benjamin, todos se pusieron alerta de pronto. El hombre salió del vehículo con cierta solemnidad, bien vestido como siempre, de traje entero azul cielo y sin corbata. Luciendo su cabello rubio perfectamente peinado, se levantó las gafas de sol y les deseó los buenos días encarecidamente a sus empleados. “Aunque es cierto que este viaje es por motivos de trabajo, ¡no olvidéis que la diversión estará asegurada de todos modos!" Elissa se tapó la boca para ocultar su risilla, mientras que los demás aplaudieron y lo vitorearon levemente.
"¿Nos vamos, pues?", preguntó mirando hacia Elissa, con unos ojos que indicaban de manera bastante elocuente que tenían algo entre ellos. Después de su conversación de hacía dos días, Benjamín se mostró todavía más más cariñoso con ella si cabe. Elissa asintió con una sonrisa tensa, y fue hacia donde estaba él, al lado del coche. No le gustaba ni un pelo llamar la atención de forma innecesaria, y eso era justo lo que estaba pasando en ese momento.
Rápidamente abrió la puerta del vehículo y se sentó a ponerse el cinturón de seguridad. Cierto es que como ella era la secretaria, era lógico que viajara con el jefe. Una todos estuvieron montados en el autobús, Benjamin salió con su coche de la empresa, y el otro vehículo le siguió.