Capítulo 13
1788palabras
2023-01-12 14:42
En el H&L Bar...
"¡Ponme otro de esto!", le apremió Carson al camarero con impaciencia mientras alzaba su vaso vacío en el aire. El camarero lo miró de reojo con molestia, para luego servirle otra copa más de vodka, la cual el otro se terminó de un trago al instante.
Después de la discusión con Benjamin y Elissa, se fue directamente hacia el bar llevado por su enfado, y una vez allí empezó a pedirse copas una tras otra.

Carson hizo girar el vaso con la mano, reflexionando sobre Elissa y el hijo que había tenido con otro hombre. Volvió entonces a subirle un nuevo arrebato de ira, y se dispuso a arrojar el vaso contra la pared con furia, pero el camarero lo paró en seco de una voz.
"¡Como se le ocurra hacer eso, le pongo de patitas en la calle en un santiamén, que lo sepa!", advirtió el pobre camarero con suma irritación, y Carson se detuvo. Suspiró pesadamente mientras bajaba el vaso suavemente sobre la barra. De pronto le sonó el teléfono, pero no contestó; lo último que le apetecía en ese momento era ponerse a hablar con nadie. El zumbido constante del aparato irritó aun más al camarero, pero cuando este le pidió al cliente que lo apagara si no lo iba a acoger, la respuesta que obtuvo fue un puro silencio. Así, el hombre se acercó al móvil para atender la llamada él mismo. Era Amanda.
Carson la había estado evitando durante todo el día. Cuando por fin le cogió el teléfono, la mujer se sintió bastante aliviada. “¡Carson! ¿Dónde estás? ¡Te he llamado como mil veces ya!"
La sonrisa en el rostro de Havells se atenuó al escuchar una voz desconocida responderle. Con los ojos entrecerrados, pregunto por la identidad del hablaba. “El señor a quien está bastante indispuesto ahora mismo, por eso he tenido que atenderle yo, el camarero del H&L Bar. ¿Podría venir a recogerle?"
Amanda se sorprendió sobremanera al enterarse de esta situación. “Ah, eh... Sí, ahora mismo voy para allá; gracias.”, dijo, antes de colgar la llamada. Acto seguido, echó mano de las llaves de su coche y se encaminó hacia el bar.
Media hora después, dejó el vehículo aparcado en la acera e irrumpió en el local en busca de su prometido, cruzando vertiginosamente las puertas de cristal. Lo encontró sentado en uno de los taburetes con la cabeza gacha, y dicho estado la preocupó. "Carson...", lo llamó ella, mientras se aproximaba a él, para luego darle una ligera sacudida en el hombro. Solo consiguió sacarle un gruñido, mientras alzaba la cabeza para mirarla.

Parpadeó varias veces enfocar su visión difusa, y cuando pensó que se trataba de Elissa, sonrió con cara de tonto, extendiendo los brazos para tomarla de la mano. Aquella acción, lógicamente, entusiasmó notablemente a la otra, dado que era la primera vez en toda su relación juntos que se mostraba mínimamente cariñoso con ella. Sonrojada, se sentó a su lado. “¿Sabes cuánto me duele verte con él? ¿Y... cómo puedes haber tenido un hijo con otro hombre?” expresó Carson entre susurros mal pronunciados. La sonrisa desapareció del rostro de la mujer cuando se dio cuenta de que la había confundido con Elissa. Pese a los celos y la furia que la invadieron por partes iguales, guardó silencio. "¿Ya no me amas..., Elissa...?"
Carson le acarició la mejilla al tiempo que se inclinaba hacia Amanda, obnubilado por el alcohol, y para sorpresa de ella, la besó. Havells le devolvió el beso, pero justo entonces Carson se percató de que no era Elissa, así que se apartó con brusquedad. Luego se masajeó las sienes, murmuró algo ininteligible y dejó de agarrar su mano, para acto seguido disculparse por haberla besado. Amanda se sintió herida y enojada al mismo tiempo. Carson agitó la mano con desdén y decepción, indicándole así que lo dejara en paz, pero ella soltó un bufido de hartazgo y lo miró con dureza mientras se levantaba del asiento. "¿Por qué eres así de frío conmigo, Carson?" El otro, que ya tenía sus propios problemas de los que preocuparse, no quiso prestar atención a sus quejas, pero ella continuó: “¿Te haces una idea de lo que me duele ver que todavía sigues prendado de esa tipeja? Sí fuiste tú el que se separó de ella y decidió casarse conmigo; ¿por qué hiciste eso si no te intereso en lo más mínimo?" Waverly persistió en su prolongado silencio, cosa que solo sirvió para encenderla aun más. Tanto fue así, que la que siempre había sido tan devota aquel hombre cogió las llaves del coche de su bolso con violencia y salió dando fuertes pisotones hacia el coche.
...
Amanda recaló pasado un rato en la mansión del alcalde, su casa, y se dirigió directamente a la habitación de su madre. Kimberly se estaba haciendo una máscara facial cuando percibió la llegada de su hija a través del espejo. Con el ceño fruncido de extrañeza, se giró hacia la más joven. "¿Qué ha pasado?"

Amanda arrojó las llaves sobre la cama y dejó escapar un grito de impotencia. “¡Esa m*ldita p*rra! ¿Por qué no lo deja en paz de una vez" Kimberly supuso que se refería a Elissa.
“Cuéntamelo todo." Y así lo hizo su hija durante un rato, poniéndola al corriente sobre su última trágica anécdota con Carson.
Y al terminar, agregó: “¿Y sabes qué, mamá? Parece ser que esa perra se ha tirado a otro y ha tenido un hijo con él." Kimberly se quedó estupefacta.
"¿Cómo sabes eso?"
"Me lo dijo Carson. De hecho, lo más probable es que haya decidido irse al bar tras haberse enterado de ello."
Kimberly reflexionó al respecto, todavía con expresión de sorpresa. "¿De verdad piensas que lo hizo, liarse con otro?"
Amanda lo pensó por un momento y sacudió la cabeza distraídamente. “¿Entonces...? ¿De dónde ha salido ese niño?"
“Sospecho... que de alguna manera evitó tener el aborto de hace tres años, y dio a luz al bebé de Carson en secreto.”, elucubró Kimberly mientras se mordisqueaba la uña del pulgar. Amanda ya lo había considerado de primeras, dado que la otra salió con el rabo entre las patas nada más terminar la operación..., cuando normalmente toda intervención quirúrgica requiere de cierto reposo posterior.
“¿Y ahora qué, mamá...? Si el niño es de Carson, tenemos que decidir qué hacer cuanto antes."
“Por lo pronto, mañana iremos al hospital y comprobaremos si el aborto se dio o no.”, estipuló Kimberly con seriedad. Amanda asintió, secundando la iniciativa.
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A la mañana siguiente, madre e hija se plantaron en el hospital donde Elissa supuestamente abortó tres años atrás. Cogieron el ascensor hasta el primer piso y se dirigieron al mostrador de recepción, mientras Amanda le susurraba a su madre con tono impaciente: “¿Y si al final resulta que el niño es de Carson? Tenemos que hacer algo, mamá..."
Kimberly la miró molesta, sin dejar de caminar. “Sí, lo sé, Amanda; ya me lo has dicho antes." Se detuvieron ante el mostrador al cabo de unas cuantas zancadas más, para luego pedirle a la recepcionista que les mostrara los registros del hospital de hacía tres años.
"¿Hace tres años? Eso es bastante tiempo, señora... Concréteme de qué departamento se trata, por favor.", solicito la joven recepcionista de pelo rubio mientras escribía la fecha en el ordenador.
“Ginecología.”, precisó Kimberly. La mujer luego preguntó por el nombre del paciente y otros detalles. “Elissa Waverly, de 21 años. Estuvo aquí con motivo de un aborto.” La recepcionista tecleó la información pertinente y navegó a través de los registros con la vista forzada, ya que la lista no era corta.
“¿Es Elissa Waverly o Elissa Williams? He encontrado aquí uno que coincide cos los datos que usted me ha dicho, pero figura con un apellido distinto."
Kimberly miró a Amanda en busca de su aportación al respecto. “Seguramente es la que buscamos, sí.", intervino la joven. La otra asintió y les mostró el registro del paciente.
Kimberly y Amanda miraron ansiosamente la información de la pantalla, y al cabo de unos instantes de lectura, la hija del alcalde suspiró de alivio al constatar la veracidad de su suposición. El registro decía que el aborto fue llevado a cabo con éxito, y la firma de la médico obstetra encargada del caso fue suficiente para que las dos se fiasen de ello.
Salieron del hospital y se encaminaron de vuelta a su mansión en el coche. “¡No me lo puedo creer, mamá! Al final resulta que la zorrupia de Elissa se ha tirada a otro hombre poco después de dejarlo con Carson.", se maravilló Amanda con sorna mientras se dejaba caer vanidosamente sobre el sofá del salón. Kimberly sonrió, satisfecha también por la revelación. “¡Bah...! Qué mujerzuela tan de poca monta. No le basta con ir de flor en flor con otros hombres siendo una solterona, sino que ahora encima lo intenta de nuevo con Carson... Vaya descaro."
“A lo mejor el niño es de un ligue esporádico, ¿quién sabe? Lo importante es que ya sabemos que no es de Carson, y encima ahora disponemos de una información de lo más jugosa.“, añadió, culminando mientras hablaba un plan que acababa de urdir sobre la marcha. “¿Cómo crees que reaccionaría el padre de Raymond si se enterase de esta noticia?”
Amanda le dirigió una mirada de complicidad. "¡Dios, sería genial! Seguro que se le cruzaría un cable y le prohibiría verla de nuevo.”, se rió. “Ese tal Benjamin está loco por ella, pero seguro que Elissa todavía no le ha contado su pequeño secretito."
“El padre jamás aceptará que el hijo que ha criado con tanto esmero manche su reputación al buscarse una pareja como Elissa, de eso estoy segura.", razonó Kimberly, mientras llamaba por teléfono a alguien para instruirle sobre la primera fase del plan. Esta consistía en revelarle al viejo Harold Raymond que Elissa, una empleada de su que lo estaba engatusando con indecentes artimañas de mujer, ya tenía un hijo con otro hombre. Al acabar de narrar el chivatazo que quería traspasar a Harold, inquirió a la persona con quien estaba en llamada: "¿Te ha quedado bien claro todo?"
“Pronto quedará hecho, tal y como me ha dicho. Eso sí, asegúrese de prepararme el pago sin falta.”, dijo el cómplice.
“No te preocupes por el dinero, te lo ingresaré en la cuenta cuando me confirmes que todo ha salido bien." A continuación, Kimberly colgó y miró a su hija con una mueca de desprecio. “Y con eso y un bizcocho, se acabó Elissa y su ch*cho."
“J*der, mamá; ¡me das un poco de miedo y todo!", se rio Amanda, sorbiendo de su tacita de té como una villana en toda regla.