Capítulo 6
2417palabras
2023-01-09 14:23
Elissa se maquillaba y se arreglaba el pelo a toda prisa, mientras murmuraba al respecto del intempestivo, novedosa e inminente evento que le acababa de sobrevenir: cenar fuera con Benjamin.
Cuando por fin se quedó satisfecha con su aspecto, salió de la habitación cargando el bolso de mano y bajó las escaleras para ir con Benjamín, quien la estaba esperando fuera. Al salir del edificio, su boca se redondeó como un dibujo animado al divisar el pedazo de Porsche que estaba aparcado detrás de Benjamin.
Este, por su parte, tuvo una reacción similar ante el vestido de la mujer. La situación era bastante de película, ideal en todos los sentidos, y la adorable expresión de sorpresa que adoptó la chica con sus labios sonrosados y sus ojos de caramelo hizo que el corazón del hombre diese un vuelco. Sonrió entonces, al tiempo que le tendía la mano para que ella la tomara.

Haciendo lo propio, le preguntó con curiosidad y algo de diversión: "¿Es su coche?"
"¿Y qué te esperabas? No sé si lo sabes, pero soy el director ejecutivo de la empresa más grande de Ciudad B; raro sería que tuviese que usar el transporte público.", bromeó, y Elisa se echó a reír. Le encantaba verla sonreír, sobre todo si él era el motivo de ello.
"¿Nos vamos?"
“Tú primero.”, le indicó mientras le abrió la puerta. Una vez se hubo montado ella, Benjamin dio la vuelta para sentarse al volante.
Se abrochó el cinturón de seguridad y dijo: “Siento haberte dicho lo de la cena tan de sopetón, Elissa. Ya estaba planeada de antes, pero se me olvidó decírtelo."
Elissa aceptó su disculpa y le preguntó más acerca de su viejo amigo. “Bueno, ambos estudiamos juntos en la misma universidad. Éramos buenos amigos, pero luego me mudé a la ciudad B y perdimos el contacto. Da la casualidad de que ahora es uno de los empresarios más duros de Ciudad A; mi competencia, por decirlo de alguna forma. Y bueno, por eso le he llamado. Ya te contaré más de él cuando lo veamos en persona.” Elissa asintió, jovial.

Acto seguido, el empresario arrancó el coche.
Después de quince minutos de trayecto, llegaron al restaurante. Tras asegurarse de que había aparcado el coche correctamente y dejando espacio a ambos lados, se bajó del vehículo y dio la vuelta para abrirle la puerta a Elissa y ofrecerle la mano para que saliese.
“Vaya... El sitio tiene una pinta espléndida.", se impresionó ella gratamente, al contemplar la maravillosa fachada que rezaba: 'Helena's Aroma'.
“Te gustará aún más la comida.”

Benjamin le tendió el antebrazo a Elissa para se agarrara de él, así que esta accedió con un suspiro de complicidad. La noche iba encaminada al fin, pero su ánimo se desplomó al instante cuando reconoció un rostro desafortunadamente conocido.
Allí estaban los mismos ojos azules que la acechaban por las noches, su cabello azabache y todo el conjunto de facciones que jamás podría olvidar. Vestido con un traje de marca, Carson se quedó frente a ella como un pasmarote, igual de estupefacto que la otra, ocn el cuerpo tensado y los ojos como platos. De todos los sitios en donde podría haberse topado con ella, aquel restaurante era el más inesperado para él.
Benjamin notó cómo el cuerpo de Elissa reaccionaba con un pequeño espasmo, mientras clavaba los ojos en el hombre frente a ella, así que frunció el ceño y le preguntó si estaba bien. Por supuesto, ella se vio obligada a mentirle. Benjamin dio un paso adelante y le dio un abrazo a Carson, lo que cual hizo que Elissa entrara en razón después del lapsus causado por el desagradable susto. O sea que ese era el hombre con quien iban a cenar... Genial.
Elissa podría habérselas apañado para aguantar el chaparrón aunque solo fuera por esa noche, de no ser por que Amanda también estaba allí, agarrada del antebrazo de su ex-marido. Se le pasó por la mente el flash de aquella repulsiva estampa en la que los descubrió a ambos semidesnudos, pero optó por erradicar el recuerdo de su cerebro por el momento.
“Te presento a Carson Waverly, Elissa; mi viejo amigo y nuevo rival.”, proclamó Benjamin juguetonamente mientras le ponía la mano sobre el hombre al otro. “Y esta es Elissa, la mejor secretaría que existe en este planeta."
La mentada dio un paso hacia delante y les dirigió una sonrisa tensa. Cuando Carson estiró su mano hacia adelante para iniciar el apretón de manos, Elissa lo miró a los ojos, y le dolió en el corazón ver lo que encontró allí.
Le estrechó la mano y arguyó con tono seco: "Buenas noches, Sr. Waverly."
Elissa depositó ahora su atención a Amanda, la cual le devolvía la mirada con interés e incredulidad. Miles de preguntas le tentaban con salirle por la boca, pero no podía articularlas delante de Carson.
“Ah sí, y esta es Doña. Amanda Havells.”, añadió Benjamin con un deje travieso dirigido a su amigo, pero este solo tenía ojos para Elissa.
"Su futura esposa.", acuñó Amanda, mostrando su anillo de diamantes con una sonrisa.
"Encantada de conocerla, Srta. Havells." Elissa le estrechó la mano educadamente. Amanda esperaba una reacción por parte de Elissa, pero se sorprendió y molestó ante su actitud impertérrita.
“Bien, ahora que ya estamos entre conocidos... ¿Nos sentamos?", preguntó Benjamin alegremente. Después se dirigió a Elissa en voz baja para preguntarle si se encontraba bien, dado que su rostro había perdido el color de repente y estaba tiesa como una plancha. “Si estás incómoda, avísame para que te lleve a casa, que a mí no me importa." Elissa sonrió débilmente ante la bondad de Benjamin, pero no agregó nada en respuesta. Los cuatro se dirigieron a la mesa que habían reservado y ocuparon sus respectivos asientos, Benjamin y Elissa sentados frente a Carson y Amanda.
Esta última se inclinó intencionadamente hacia su prometido para mostrarle a Elissa que estaban profundamente enamorados, y contrastar así con el desprecio que le dedicaba el hombre a su ex-mujer. Elissa, sin embargo, no prestó atención alguna a ese detalle y se puso a charlar con Benjamin.
“Entonces, Elissa, ¿qué te parece trabajar para Benjamin Raymond?”, preguntó Amanda, y Elissa arqueó una ceja al tiempo que le devolvía una gélida mirada.
Como no quería explayarse con semejante arpía, se atuvo a la mayor brevedad posible: "Bueno, el Sr. Raymond es muy competente, y he aprendido mucho de él."
Pero Amanda no quería apartar las zarpas de Elissa así de fácil, por lo que insistió: "Veo que Elissa siente una gran admiración por su jefe." Miró entonces hacia Carson y planteó: “Si D. Benjamin no hubiera aclarado de antemano que Elissa es su secretaria, cualquiera habría pensado que eran pareja. Es que casan muy bien, ¿no crees?"
Carson le dirigió a Amanda una mirada asesina, pero Benjamín se lo tomó con mucho humor y agradeció el agasajo. La adúltera, al ver frustrada su intentona, dejo de atacar discretamente.
Benjamin propuso entonces un brindis, para celebrar su reunión con Carson.
“Si me disculpáis, tengo que ir al baño un momento.", se excusó Elissa mientras se levantaba de la silla. Mientras ella se alejaba hacia el baño, Amanda siguió toqueteando a Carson cuando él había dicho que no hiciese eso en público, así que el hombre Carson le llamó la atención.
“Ya te he dicho que no hagas eso. ¿No me escuchas o qué?" Amanda se ofendió por su reacción, pero no era nada nuevo, ya que Carson siempre había sido bastante frío con ella. Sin embargo, aunque siempre trataba de agradarle por todos sus medios... estaba claro que su corazón aún le pertenecía a Elissa. Amanda se levantó y se excusó ella también para ir al lavabo.
Elissa justo estaba saliendo del baño de mujeres cuando se encontró con Amanda, la cual caminó hacia ella socarronamente. "Cuánto tiempo, Elissa.". Elissa la ignoró, y la frustración de la otra se tornó en furia mezclada con envidia en menos que cantó un gallo. "¡Eh! ¿Te crees algo ahora, z*rreando con un ricachón cualquiera? Vaya p*tón verbenero que te me has vuelto, Elissa."
La otra mujer se cansó de sus tonterías y se volvió hacia ella, fulminándola con la mirada. Al notar la fuerza con la que estaba asiendo la mano, se zafó con violencia y asco. "No quiero entablar ninguna conversación contigo, Amanda."
"¿Por qué? Ah, claro... Seguramente porque estás celosa de que Carson y yo nos vayamos a casar, ¿verdad? ¡Ja! Bueno, solo espero que no intentes seducirle con tus lamentables armas de mujer, porque si lo haces..."
"¿Cómo? ¿Seducirle yo? Ese es tu recurso, yo prefiero un contacto social más decente.", replicó Elissa. Amanda rechinó los dientes, tan sorprendida como decepcionada al comprobar que Elissa se había vuelto más resistente ante sus provocaciones, y más madura en general.
“¿Y qué pasa porque le haya seducido? Lo que importa es que Carson me ama, ¡no como a ti, que le pusiste los cuernos con un maromo hace tres años! De hecho, me juego lo que sea a que el supuesto maromo es el de la mesa...", se burló Amanda, haciendo referencia a Benjamin.
“¿Qué es lo que quieres de mí ahora, Amanda? Ya tienes lo que tanto ansiabas, ¿no? Pues déjame en paz."
"No, querida. Ahora lo que ansío es que tú desaparezcas, ¡tú eres el problema! ¿Por qué tienes que aparecer por aquí, pavoneándote con tu nueva parejita? Sabías que Carson era amigo de tu jefe, ¿verdad? ¡¿Por eso has vuelto, para arrebatármelo?!"
Elissa no fue capaz de evitar la risa que se le escapó. “No te creo, Amanda... ¿Cómo puedes ser tan insegura? No tengo ningún interés en él, eso se perdió hace años. Yo ya no quiero tener nada que ver más con vosotros, así que dejadme en paz de una santa vez."
Mientras articulaba la última sílaba, terminó justo de secarse las manos y giró sobre sus talones para irse. Sin embargo, Amanda la agarró del brazo en la puerta del baño y la empujó contra la pared. “¿Me tomas por imbécil, furcia rastrera? He visto cómo le miras, Elissa, sé que quieres robármelo... Cómo te gusta el dinero, ¿eh? No te basta con tener en el bote a un magnate adinerado y atractivo, sino que ahora quieres quitarme a mi prometido...” Una fuerte bofetada cruzó el rostro de Amanda con sequedad, lo cual interrumpió su arranque febril y le provocó un sordo pitido en los oídos que le duró unos segundos.
Amanda se quedó boquiabierta, con las ventanas de la nariz ensanchadas. "¡Serás...!" Pero cuando se percató que Elissa estaba mirando hacia otro lado, se dio la vuelta para descubrir que Carson se encontraba a su espalda. Entró en pánico, rezando desesperadamente por que no hubiese escuchado nada de lo que había dicho dentro del baño.
"¿Por qué le has hecho eso?", inquirió Carson, mirando directamente a Elissa con los ojos entornados.
Amanda se adapto habilidosamente a la situación, y simuló ser la víctima de una brutal y tiránica agresión. Fue a caer en los brazos de Carson, sollozando: "Me ha pegado, Carson... Porque he dicho que nos íbamos a casar..."
“Discúlpate ahora mismo.”, la urgió él. Por un segundo, Amanda pensó que la había descubierto y que le estaba diciendo que se disculpara con Elissa. Pero gracias a que su cerebro iba a mil en ese momento, supo contenerse a tiempo de mostrar ningún rastro de culpa.
“¿Y por qué debería disculparme? Ha sido tu prometida la que ha venido para empezar a soltarme tonterías. Se merecía esa bofetada y mil tortas más.” declaró Elissa, firme en el sitio y con palabras llenas de convicción.
"¿Que está pasando?", preguntó Benjamín mientras justo llegaba en el momento a la escena del crimen. Enarcó las cejas al ver a Amanda llorando, y se fijó en la rubefacción con forma de mano incrustada sobre su mejilla izquierda, como si alguien la acabase de abofetear.
"Nada, hombre. Esto ha sido un malentendido solo, pero seguro que las damas ya lo han solucionado, ¿verdad?"
Amanda lo miró, boquiabierta y desconcertada. ¿Cómo se atrevía? Estaba a punto de abrir la boca para injuriarle, pero Carson le susurró al oído: "Como oses montar ahora un pollo, te juro que acabo con nuestro compromiso."
Elissa los miró, con la sangre candente como en una olla a presión. Estaba harta ya de la desfachatez de Amanda, por supuesto que se había ganado ese tortazo a pulso.
“Oye, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?", le preguntó Benjamín con ternura, pero Elissa negó con la cabeza, sin apartar los ojos de la pareja frente a ella.
"Nos ha surgido un asunto urgente, hemos de marcharnos enseguida. Ha sido un placer, Dña. Elissa, D. Benjamin.”, se excusó Carson a toda prisa y, agarrando de la muñeca de Amanda, prácticamente la arrastró fuera del restaurante y se la llevó al coche.
Elissa estaba agotada. "No me encuentro muy bien... ¿Podemos volvernos, por favor?", sugirió ella, aunque sonó casi de manera autoritaria por la rabia contenida. Benjamin accedió rápidamente, y ambos se fueron a sus casas.
...
Carson soltó a Amanda en su casa y se fue sin decirle nada. Ella, furiosa aún, irrumpió dentro de la residencia de los Havells, bramando improperios al viento. Su madre, Kimberly, salió corriendo de su habitación al escuchar el ataque de ira de su hija y le preguntó al respecto. Amanda le contó a su madre lo que le había pasado con Elissa.
“No, no podemos dejar las cosas así... Tenemos que sacarla de la ciudad.”, dijo Kimberly, en cuya mente tampoco escaseaba la bellaquería. Así pues, ambas comenzaron a trazar su plan malvado para sabotear la estadía de Elissa en Ciudad A. Kimberly también le sugirió que informará a Hera de lo acontecido, para así ganar un nuevo recurso.
Amanda no dudó en marcar el número de Hera en su teléfono. "¡Suegra!" lloriqueó ella nada más escuchó que cogía la llamada la otra. “No te vas a creer lo que me ha pasado hoy..."
Confundida, Hera inquirió: “¿Qué ha pasado, Amanda? ¿Está bien Carson?"
“¡Ha vuelto Elissa!”, reveló la nuera sin rodeos, casi se cayó para atrás del sofá donde estaba sentada.
"¿Qué? ¿Ha vuelto esa pelandusca?" Hera se puso hecha una fiera al segundo. Asumió de primeras que Elissa habría vuelto por motivos de dinero, con la meta de granjearse los intereses sexuales de su hijo. Así pues, Hera comenzó a prepararse con las otras dos para plantar una dura batalla a aquella ramera.