Capítulo 75
1074palabras
2023-02-01 00:01
Una vez sola en el baño, me retoqué el maquillaje y me arreglé el cabello, y luego me quedé otro rato para calmarme y regresar al salón como nueva.
Cuando entré, el ambiente estaba tranquilo, ya había bajado la intensidad de la luz, y mi jefe Kennedy estaba en el escenario dirigiéndose al público.
"Damas y caballeros, ahora vamos a seleccionar a una persona entre la audiencia para que sea el centro de atención de esta noche. En este momento, procederemos a iluminar el rostro del afortunado!"
El público comenzó a aplaudir muy animado, mientras yo trataba de ubicar a Tony entre la multitud. De pronto, la luz del reflector me iluminó encegueciéndome por un instante, y por ello me cubrí la cara con la mano.
Todo sucedió muy rápido y la gente empezó a hacer comentarios a mi alrededor. En ese preciso momento me convertí en el centro de atención del público, y me puse muy nerviosa porque nunca antes había experimentado una situación parecida.
"¡Oh! La afortunada de la noche es una hermosa dama. ¿Nos podrías decir tu nombre?", retumbó la voz de Kennedy en el salón. Quedé impactada por unos instantes, pero luego caí en cuenta de que se estaba dirigiendo a mí.
¿Afortunada? ¿Yo? ¿Soy yo la estrella de la noche?
Bajé las manos confundida, pero luego reaccioné y respondí entrecerrando los ojos para ver hacia el podio: "¡Meita!"
"¿Meita? Dios mío ¿ésa no es la chica fea del departamento de redacción?"
"¡Imposible! ¡Se ve demasiado bella!"
"Estoy seguro porque ella siempre iba a nuestro departamento a llevarle café a Hayden, y recuerdo que a él no le caía nada bien esa mujer.."
"Sin duda, él se arrepentirá de todo apenas vea lo bien que luce esta noche. Creo que debería invitarla a bailar dentro de un rato."
......
Al escuchar todos esos comentarios a mi alrededor, me percaté de que esos colegas que antes me menospreciaban y detestaban, esa noche estaban asombrados con mi cambio de imagen.
Había esperado ese momento desde hacía mucho tiempo, pero para mi sorpresa, permanecí calmada y en lugar de sentirme halagada pensé que ¡todas esas personas eran paradójicas y tontas!
"¡Oh! ¿Meita?", volvió a retumbar en el salón la voz de Kennedy, pero esta vez llena sorpresa.
Sin duda él debía acordarse de mí, ya que con frecuencia yo iba a su oficina a firmar esos injustos contratos.
"¡Claro! ¡Casi no te reconozco!", exclamó él y luego me alabó diciendo: "Estás tan cambiada que ¡pensé que eras una actriz!"
De repente se escuchó un estallido de risas amables a mi alrededor, y de inmediato me sentí un poco más relajada.
"Meita, eres la afortunada ganadora y serás la estrella de la noche. Por tal motivo, la luz del reflector estará sobre ti en todo momento hasta que culmine el baile", explicó Kennedy.
¡Vaya! Pero yo no me sentía en lo absoluto afortunada porque no quería ser el centro de atención. Por el contrario, deseaba permanecer bajo perfil, mientras disfrutaba el momento bailando con Tony.
La intensidad de la luz fue aumentando gradualmente, pero el foco que estaba sobre mí era más intenso. Me quedé parada impotente, esperando que Tony viniera en mi ayuda. No obstante, otros caballeros se acercaron para invitarme a bailar.
"Meita, ¿me concedes esta pieza?", me invitó primero un colega a quien no conocía, y por eso lo rechacé amablemente.
Luego, se acercaron varios caballeros, pero también les dije que no. En realidad, era una experiencia totalmente nueva para mí, y estaba emocionada y feliz porque nunca tantos hombres me habían pedido que bailara con ellos.
Sin embargo en ese momento, toda esa felicidad se esfumó por culpa de uno de los invitados.
"Meita", me dijo.
Mientras buscaba a Tony, escuché la voz de Hayden detrás de mí. Para ser honesta, no quería hablar con él y por eso fingí que no lo había escuchado. No obstante, él se paró descaradamente frente a mí para bloquearme el paso.
"Meita, ¿podemos bailar esta pieza?", osó preguntarme aunque se veía un poco apenado. Luego añadió: "Estás tan encantadora esta noche que me sentí atraído por ti, sin imaginar que eras tú".
¡Qué tipo tan repugnante! Hacía apenas una semana, aún me estaba insultando y haciéndome la vida a cuadritos en el trabajo, y ahora me decía que se sentía atraído por mí.
Podía aceptar que lo dijera cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra, ¡pero viniendo de él me producía repulsión!
"Lo siento, pero estoy esperando a mi pareja", le dije rechazándolo, pero cuando me disponía a irme, él me sujetó por el brazo con firmeza.
"Meita, ¿acaso no hiciste todo este esfuerzo para convertirte en una mujer hermosa y segura de ti misma para llamar mi atención? Y ahora que lo lograste, ¿me vas a rechazar?", dijo Hayden apretando los dientes y añadió: "Está bien, ganaste porque esta noche me siento realmente atraído por ti.¿Estás satisfecha?"
¿Piensa que aún estoy interesada en él? Realmente me causaba gracia su reacción porque me parecía patética. ¡Nunca había conocido a un hombre tan narcisista y desvergonzado!
"Creo que entendiste mal", le dije mientras me soltaba con fuerza y le expliqué: "Trabajé duro para estar hermosa para mí misma porque no necesito llamar tu atención. De hecho, estoy saliendo con alguien que es mil veces mejor que tú!"
"¡Meita!", me dijo sujetándome esta vez por la muñeca, pero con expresión de rabia en la cara y luego se acercó y susurró: "No me hagas molestar porque todos nos están observando, y de verdad no quisiera que las cosas se pusieran color de hormiga!"
¡Él estaba haciendo todo eso para satisfacer su ma*d*to ego!"
Por ello le dije con tono de burla: "Hayden, no me asustan tus amenazas porque ya no soy la Meita de antes".
Acto seguido, lo miré calmadamente y sin pestañar.
En ese momento, escuché una voz chillona detrás de mí que decía: "¡Meita! ¿Qué crees que estás haciendo?"
Era Amelie, pero ¿qué se traería entre manos? ¿Acaso quería hacerme quedar en ridículo?
Al pensar en esa posibilidad, no pude evitar ponerme nerviosa.
"¡Sueltalo, p*rr*! ¿Cómo osas querer seducir a mi pareja?", gritó ella mientras venía hacia mí, y luego me empujó con fuerza.
Al escuchar su voz, Hayden me soltó nervioso, y cómo todo sucedió muy rápido, perdí el equilibrio y me fui de espaldas.
¡Pensé que iba a caer al piso, ¡pero de pronto me sostuvieron unos cálidos brazos!