Capítulo 70
1041palabras
2023-01-27 00:01
En los dos últimos días, he estado usando el collar que Tony me obsequió para ir a la oficina. En las mañanas, desayunamos juntos en la empresa y después de pasar 48 horas a su lado, siento que nuestra relación ha mejorado notablemente.
Era viernes y estuve de buen humor todo el día, lo que incluso se reflejó positivamente en mi trabajo, pues fui mucho más eficiente.
Si Amelie no hubiese venido a tratar de sacarme de mis casillas inventando supuestos problemas, el buen humor me habría durado el resto del día.

"Meita, ¿ya elegiste el vestido que te pondrás?"
Justo cuando estaba a punto de irme, vi a Amelie que venía casi trotando hacia mí con sus tacones de 4 pulgadas. Apoyó las manos en mi escritorio y deliberadamente adoptó una pose seductora, haciendo que su voluptuoso trasero se convirtiera en el centro de atención.
La miré a la cara pero no le contesté.
"No me malinterpretes, porque no vine a pelear contigo", afirmó ella levantando la cejas para darme a entender que venía en son de paz.
Pero su actitud me hizo desconfiar todavía más, ya que Amelie no era una persona amigable. Además, era demasiado evidente que yo no le caía bien, y por eso ¡no iba a caer en su juego hipócrita!
"Anoche mi pretendiente me regaló un vestido de alta costura, y tengo que admitir que apenas me lo puse pensé en ti", nos confesó y después al entrar en confianza añadió inclinándose hacia mí, mientras colocaba un mechón de su cabellera cobriza detrás de la oreja en un solo movimiento: "Como sé que nadie te va a comprar un vestido, yo te traje un obsequio".

Tras decir eso, Galilea, su fiel cómplice, colocó con cierto desinterés una bolsa de papel vieja sobre mi escritorio.
"¡Ay lo siento. No fue mi intención!", dijo Galilea sonriendo con actitud triunfadora.
Bueno, supuse que era uno de esos días en los que no me permitirían irme tranquila a casa.
Como no tenía escapatoria, respiré profundo, me levanté de la silla y luego recogí la bolsa de papel que estaba sobre el escritorio, y pregunté:"¿Este regalo es para mí?"

"¡Sí!", exclamó Amelie levantando las cejas exageradamente y luego añadió emocionada: "Ábrelo, estoy segura de que te va a gustar".
¿Cuál era su verdadera intención? Sinceramente no creía que me estuviese obsequiando un vestido por mera amabilidad. 
Por ende, saqué con escepticismo el vestido de la bolsa de papel, y me percaté de que era una prenda vieja y rota, de color oro viejo con unas manchas amarillas.
"¿Te gusta?", me susurró Amelie al oído y me explicó: "Apenas lo vi, pensé que era el vestido perfecto para ti porque combina muy bien contigo, verdad?"
¿Estaba diciendo que yo era una mujer sucia y desaliñada como ese traje?
En ese instante empecé a sentir cómo me hervía la sangre de la rabia, pero cuando me disponía a contestarle, escuché la voz de Philip que le dijo: "Amelie no seas tan cruel, tú sabes perfectamente que ese vestido no le sirve a Meita".
"¡Ay lo siento!, olvidé ese pequeño detalle", respondió ella tapándose la boca con un ademán exagerado, y añadió: "¿Qué se supone que debo hacer? ¡Es imposible transformar un vestido talla P en uno EEG!"
"¡Ja ja!", se carcajeó maliciosamente Galilea quien estaba a su lado y luego dijo: "Lo que me causa más gracia es que ella sólo podría meter una de sus piernas en ese traje".
No podían ser más obvios, ¡pues habían venido a humillarme!
Es más, no valía la pena contestarles. Por eso, agarré el vestido y mi bolso con rabia para irme.
La razón para retirarme no era que no quisiera discutir con ella, sino que deseaba evitar que ella me estropeara el resto del día.
Para mi sorpresa, el mantenerme callada aumentó las ganas de Amelie de seguir fastidiándome.
"¡Meita!", gritó ella sujetándome por los hombros con tan tanta fuerza que casi me rompió el suéter con sus afiladas uñas, y me preguntó: ¿Te vas a ir sin darme las gracias?"
"¡No te comportes como si fueses una persona importante. Deja de ser tan arrogante, p*rr*!", exclamó Galilea con mezquindad y agregó: "Amelie te obsequió ese vestido porque es muy buena gente. Por eso, aunque a ti no te importe hacer el ridículo en un evento tan importante como éste, debes ir presentable para no exponer al escarnio a todo el departamento!"
Como estaba de espalda a ellos, inhalé profundo para tratar de contenerme, y tras calmarme un poco, me volteé y los miré a la cara.
"Gracias por el regalo", dije tranquilamente y agregué: "Pero creo que es mejor dejarlo en la basura, junto con la persona que lo compró".
"¿Qué?", preguntó conmocionada Amelie, pues al parecer no había entendido el mensaje.
Me limité a sonreír mientras el resto del departamento nos observaba. Luego agarré el vestido y me dirigí a la cesta de la basura para botarlo.
"¡Meita! ¿Estás diciendo que yo soy una basura?", preguntó ella enojada, mientras iba gritando detrás de mí.
"Si ese zapato te queda bien, entonces póntelo", le respondí sin siquiera verla a la cara, pasándole por un lado para salir de la oficina.
"¡Espera!", dijo ella halándome por detrás, y como me tomó por sorpresa casi me caí al piso. En medio de la confusión, sentí que se me había roto el suéter.
"¡Meita, cómo te atreves a tratarme así!" , me dijo Amelie con el rostro desfigurado, como si de verdad le hubiesen afectado mis palabras y añadió sorprendida: "Nunca me habías mostrado esa parte de ti, pero ahora...".
Amelie se detuvo sin concluir la frase, y yo aparté su mano bruscamente y la miré a los ojos, mientras que ella fijó la vista en mi cuello asombrada. 
"¡No puede ser!", murmuró ella suavemente y añadió: "¿De dónde sacaste ese corazón de diamantes que llevas colgado en el cuello? Esa joya pertenece a la última colección de Love Series y vale casi 30.000 dólares. ¡Es ridículo que tú lleves puesto ese collar!".
En ese momento la sorprendida era yo porque sin duda, ella estaba hablando del obsequio que Tony me había dado.
¡Nunca me había pasado por la mente que fuese una joya tan costosa!