Capítulo 59
1202palabras
2023-01-16 00:01
A la mañana siguiente llevé a la empresa los dos sándwiches que preparé y un par de botellas de leche tibia. Desayuné en compañía de Tony.
Estaba muy ocupado, así que el desayuno no resultó ser tan romántico como yo esperaba. Engulló sus alimentos y se excusó diciendo que debía emprender un viaje de negocios aquella tarde, así que debía regresar temprano a la oficina para programar su agenda de los próximos días.
Le dije que comprendía que tuviera prisa y luego nos despedimos.
Durante el almuerzo, la empresa designó repentinamente a un grupo para que se encargara de organizar un evento de celebración en The Sierra el sábado siguiente. La empresa había alcanzado sus objetivos trimestrales, así que todos sus miembros debían asistir. Sin embargo, si alguien se veía envuelto en circunstancias que le impidieran participar en el ágape, entonces podría pedir permiso para no asistir al mismo.
Se produjo una acalorada discusión en la oficina.
Amelie era aparentemente la persona mejor informada del Departamento Editorial. Lo supe porque en cuanto se le informó al personal acerca de aquella celebración, la escuché declarar con gran emoción: "¿Sabías que la compañía ha invitado a muchas celebridades a este banquete? ¡Oh, Dios mío! Debo lucir el más espléndido de mis vestidos de noche y acicalarme con todo cuidado para asistir a ese banquete de celebración".
"No te preocupes, sin duda serás la persona más deslumbrante del agasajo. Tu encanto hará que todos los hombres presentes caigan rendidos a tus pies", la elogió Galilea.
"Ignoro a qué celebridades ha invitado la empresa, pero tal vez consiga vender mi libreto a un precio más alto si entablo buenas relaciones con algunos productores", declaró Philip muy emocionado.
Guardé silencio mientras escuchaba sus conversaciones. No lograban contagiarme su entusiasmo porque jamás había asistido a fiestas empresariales. Sin embargo, en aquella oportunidad tendría que devanarme los sesos buscando una excusa que justificara mi ausencia. Pero lamentablemente ya había empleado todos los pretextos que se me ocurrían.
Consulté las novedades de Facebook mientras trataba de idear una disculpa para no asistir al banquete. Pero de repente escuché a Amelie alardear diciendo: "Escuché que Haisenne Mitchell, la famosa guionista, asistirá al banquete".
Miré a Amelie sorprendida al oír tal revelación.
Haisenne era una excelente libretista que se caracterizaba por su gran meticulosidad. Además, ofrecía magistrales retratos de los problemas sociales a través de una gran variedad de personajes. De hecho, muchos de sus guiones habían merecido prestigiosos premios. Con solo 45 años de edad ya se había alzado con el Premio de la Academia en un par de ocasiones.
Soy su más rendida admiradora. Es la mujer que me sirvió de inspiración para formar parte de esta industria y convertirme en guionista.
¡Si lo que Amelie decía era cierto, entonces por ningún motivo podía permitirme faltar a ese banquete! Quería ver a mi ídolo y, de ser posible, pedirle algunos consejos sobre escritura de guiones. Me encantaría recibir sus valiosas indicaciones profesionales.
"¿Haisenne?", dijo Evie en voz alta. "¿Realmente asistirá? ¡Oh, Dios mío! ¡Debo tomarme una foto con ella!"
"Espera un momento. Meita es su más ferviente admiradora en nuestra compañía, ¿verdad?" señaló Philip. "Recuerdo que dijo que Haisenne era su ídolo cuando se presentó en su primer día de trabajo en nuestra empresa".
De inmediato todos clavaron sus ojos en mí. Sin decir una palabra, levanté la cabeza y los miré con serenidad.
"Olvídate de eso. Meita es la guionista más novata de nuestra compañía, así que seguramente no estará interesada en esta clase de fiestas", comentó Amelie en un tono extraño. "Nunca asiste a los eventos de la empresa. Supongo que ello se debe a que teme avergonzar a la compañía".
"Baja la voz, Amelie", le pidió Evie en voz baja. "Está a cargo de un gran proyecto actualmente. Si consigue hacerse un nombre en el futuro, entonces..."
"¡No le temo!", exclamó Amelie, levantando la voz deliberadamente. Me fulminó con una mirada cargada de resentimiento. "Una mujer con un aspecto tan desagradable como el suyo no debería asistir a una fiesta. ¡Seguramente la echará a perder!"
"Pero...", repuso Philip en tono vacilante. "Ahora su apariencia es mucho más favorable. Ha bajado mucho de peso y su fisonomía es bastante delicada, si te fijas..."
"¡Silencio!", le ordenó Amelie. "¿Acaso estás de su lado? ¿Quieres pasar a ser mi enemigo?"
"¡Por supuesto que no! Estás tergiversando mis afirmaciones". Vi que Philip levantaba las manos en ademán de rendición. "Olvida mis palabras. En adelante mantendré la boca cerrada".
Su actitud no me inquietaba demasiado, pues ya estaba acostumbrada a recibir insultos semejantes. Aunque todo marchaba mucho mejor recientemente, no deseaba tener una riña con Amelie.
Así que me limité a afirmar con serenidad: "No pienso faltar a ese banquete".
Se hizo un breve silencio en ese momento. Luego, Amelie y Galilea se desternillaron de risa. Aparentemente Evie iba a echarse a reír también, pero de repente pareció preocupada. Vaciló por un momento y finalmente una sonrisa distorsionada se dibujó en su rostro. Philip volvió a su asiento y apoyó la cabeza en la mesa, fingiendo dormir.
"¡No hablarás en serio!", me gritó Amelia. "Piensa que si vas al banquete todos se burlarán de ti. ¿Acaso planeas usar un vestido ajustado que permita que noten tu vientre flácido? Piénsalo bien. Cuando comience el baile ningún hombre querrá bailar contigo. Será mejor que te quedes en casa y no hagas el ridículo".
Se había burlado de mí sin compasión, menospreciándome abiertamente. Inicialmente me sentí turbada, pero luego tomé la determinación de no seguir tolerando sus comentarios despectivos.
Respiré hondo, la miré directamente a los ojos y le dije: "Gracias por tus consejos; los tendré en cuenta".
Se quedó atónita por un momento y luego me dijo con tono de desprecio: "¿Lo dices en serio? Entonces esperaré con ansia poder ver tu maravillosa forma de actuar en el banquete. Seguramente ningún hombre querrá ser tu pareja de baile".
¿Baile? Aprendí a bailar el vals cuando era niña, pero ya hacía mucho tiempo que había olvidado cómo ejecutar los complejos movimientos de dicha danza.
¿Pareja de baile? Si le pidiera a Tony que bailara conmigo, seguramente aceptaría hacerlo.
"Lamento decepcionarte. Hay alguien que está dispuesto a ser mi pareja", repliqué, fingiendo estar tranquila.
Abrió los ojos como platos y dijo en tono exagerado: "No puedo creerlo. ¿Y quién va a ser tu pareja de baile? Creo que en esta empresa no hay ningún hombre con una fealdad como la tuya".
Estuve a punto de replicarle, pero entonces alguien llamó a la puerta. Volví la cabeza y advertí que Tony caminaba hacia mí.
"¡Tony!", exclamó Evie sorprendida. Después de todo ella también lo encontraba atractivo.
Tony posó los ojos en mí y declaró: "Lamento interrumpir su conversación, pero hay un asunto que debo tratar con Meita".
"Está bien", contestó Amelie tímidamente. "Puedes hablar".
Me tranquilicé y levanté la cabeza para mirarlo. Luego, le pregunté: "¿Acaso no debes emprender un viaje de negocios esta tarde?"
"En efecto, pero quería decirte algo importante antes de partir", dijo en tono serio; sus ojos traslucían sinceridad. "Quiero que seas mi pareja en el banquete del próximo sábado. ¿Aceptarías?"
"No puedo creer lo que estoy oyendo. No, claro que no".
"¿Qué?".