Capítulo 56
952palabras
2023-01-13 00:01
"¿Qué está pasando? ¿Por qué de repente surgió este ambiente tan íntimo entre nosotros? ¿Acaso Tony quiere besarme?", me pregunté desconcertada y con la cabeza llena de dudas.
"Tus labios son puros y atractivos como las rosas que florecen en las mañanas", me dijo él acercándose tanto a mí, ¡que podía percibir su aliento!
¡Dios mío! ¡Por supuesto que quiere darme un beso! ¿Y ahora qué hago? En ese momento, no podía descifrar lo que estaba sintiendo porque mentiría si dijera que deseaba que me besara y tampoco estaba emocionada por ello. De hecho, además de los nervios que sentía, sólo quería salir corriendo de ahí.
No entendía el motivo de mi reacción, pero la razón me indicaba que debía aceptar ese beso.
De repente, mi teléfono sonó en medio de esta lucha interna, mientras los labios de Tony casi rozaban los míos.
Presa de los nervios y sintiéndome salvada por la campana, empujé a Tony y me levanté de la silla.
Era Astepon quien llamaba y de alguna manera, al ver su nombre en la pantalla, me puse mucho más nerviosa.
"¿Hola? ¿Astepon?", contesté yo lamiendo mis labios secos, y tratando de que mi voz sonara lo más calmada posible.
"Acabo de llegar a casa, pero vi que las luces de tu apartamento estaba apagadas. ¿Todo en orden? ¿Pasó algo en el camino?" , me preguntó él con curiosidad, pero con su acostumbrado tono de voz atractivo y frío a la vez.
Me tranquilicé un poco y fingí estar relajada al responderle: "No pasó nada, sólo estoy trabajando horas extras, y sin querer me quedé encerrada en la cocina de la empresa".
"¿Pero estás bien?", preguntó un poco más inquieto y añadió: "¿Quieres que vaya a buscarte?"
La despensa estaba en silencio absoluto, y por ello la voz de Astepon se escuchaba perfectamente nítida en el teléfono. Pensé que si Tony estaba prestando atención a la conversación, podría percibir lo que estábamos hablando. Al parecer no me había equivocado, porque éste se paró a mi lado y dijo con tono autoritario: "No te preocupes, yo me voy a encargar de que llegue sana y salva a su casa".
Al otro lado de la línea, mi salvador guardó silencio unos segundos, y luego contestó con voz suave, algo que era atípico en él: "Está bien".
Colgué la llamada impactada porque no entendía lo que estaba sucediendo. Pero después de ese acontecimiento, nos fuimos juntos de la empresa.
Mientras estábamos esperando el ascensor, Tony me preguntó: "¿Te llevas bien con Astepon, verdad?"
"¿Eh?", respondí al rato, por lo confundida que me sentía y porque aún estaba analizando lo que acaba de suceder.
"Realmente lo que quiero saber es por qué él te llamó a estas horas de la noche, e incluso se ofreció a venir a buscarte?", explicó Tony.
"Astepon es el supervisor de mi Proyecto de Belleza", le respondí y añadí: "Además, casualmente es mi vecino y por lo general está pendiente de darme un aventón a casa, si es necesario".
"¡Oh!", murmuró él y guardó silencio.
Le miré disimuladamente para ver su reacción y me percaté de que tenía el ceño fruncido, con la vista puesta en la pantalla del elevador. ¡Era evidente que estaba molesto!
Me sentí desconcertada, ya que no entendía por qué estaba tan enfadado. No sabía si estaba siendo muy inocente, pero pensaba que no había hecho nada grave para que reaccionara de esa manera, o acaso sí había sido así?
Cuando íbamos en el auto camino a casa, su estado de ánimo cambió rápidamente, pues comenzó a buscar temas de conversación con gran amabilidad y paciencia, tornando el ambiente muy agradable entre los dos.
Al principio, me sentía un poco cohibida, pero luego me relajé y me dejé llevar por los temas que él me estaba planteando y por su actitud amable. Por ello, me animé a conversar un poco más.
Hablamos de nuestras comidas y pasatiempos favoritos, lo que me ayudó a conocerlo mejor. Por ejemplo, me enteré de que le encantaban los deportes, pero que prefería el baloncesto y el ciclismo de montaña. Asimismo, me comentó que adoraba los gofres y que detestaba los aros de cebolla.
El tiempo se pasó volando, pues en un abrir y cerrar de ojos llegamos a Maple Street. Tony se bajó del auto y me abrió la puerta.
"Gracias", le dije al bajarme con total sinceridad.
"Si realmente quieres darme las gracias, prepárame el desayuno para mañana, ¿te parece?", me propuso él mientras me acompañaba hasta la puerta de mi casa.
Acepté al instante porque después de todo, ya le había prometido antes hacerle una comida.
Seguimos conversando hasta llegar a mi casa. En ese momento, vi que la luz del apartamento de Astepon aún estaba encendida. Por un instante dudé un poco, y me pregunté si debía avisarle que ya había llegado sin ningún contratiempo.
"Meita", me llamó Tony de pronto desde atrás, regresándome a la realidad, y volteé a mirarlo.
"Buenas noches", me dijo viéndome con seriedad a los ojos
Era la primera vez que alguien me daba las buenas noches de una manera seria pero amable a la vez. Para ser honesta, me sentí conmovida, pero eso no despertó ningún otro sentimiento en mí.
"Buenas noches", le respondí sonriente, pero cuando ya estaba a punto de despedirme, él miró por encima de mi hombro, y cuando quise voltear a ver lo que sucedía, ¡Tony sujetó mi rostro y me besó súbitamente!
Me quedé atónita y con la mente en blanco.
"Gracias por esta noche tan maravillosa", me susurró al oído.
Honestamente, Tony sabía cómo cortejar a una mujer, ya que había logrado ruborizarme sin que pudiera evitarlo. En realidad debo admitir que soy muy tímida.