Capítulo 48
2091palabras
2022-12-15 11:40
Lo miré con los ojos desorbitados y tartamudeé: "¿C...cómo? ¿Qué, qué quieres intentar de nuevo?"
"Bueno.. besarte otra vez, por supuesto", contestó él mirando de manera ambigua mis labios.
¡Después de decirme eso, bajó la cabeza y se acercó para darme un beso!

Pero de inmediato retrocedí para evitar ese "ataque sorpresa".
"C..creo que preferiría que no lo intentáramos de nuevo", le respondí avergonzada y añadí: "Gracias por el cumplido sobre mis labios, pero ahora debo irme a casa porque tengo trabajo que hacer".
Apenada, salí huyendo hacia el pasillo, sintiendo su mirada ardiente en la espalda. No obstante, no quería analizar en profundidad lo que había pasado porque sólo quería marcharme lo más rápido posible.
Salí a toda prisa del hotel y le envié un mensaje a Astepon para decirle que me iba a casa. Sin embargo de pronto recibí una llamada suya, pidiéndome que lo esperara en el estacionamiento y que no tardaría en llegar.
Estaba un poco sorprendida porque seguramente él llevaría a esa chica a la casa en la noche.
La brisa nocturna soplaba sobre mí produciéndome un ligero escalofrío. Luego miré al cielo estrellado como si estuviera en trance, y de pronto caí en cuenta de que el otoño estaba por terminar, y que sólo faltaba mes y medio para concluir el curso del programa que había comprado.

Pensé en lo que había pasado esa noche y en Tony, y no podía explicar lo que sentía.
 ¿Qué pensará Tony de mí en realidad? ¿Lo que me dijo lo sentía de verdad o sólo quería burlarse de mí?
Me abracé a mí misma y respiré profundamente.
Fingiremos que lo que pasó esta noche fue un hermoso accidente.

Justo cuando había decidido olvidar todo lo que había sucedido, escuché unas pisadas uniformes detrás de mí. ¡Por supuesto, era Astepon!
Respiré aliviada y luego volteé para ver al hombre que venía hacia mí.
De pronto en ese momento, caí en cuenta de que me sentía relajada y tranquila cuando estaba cerca de él. Quizá experimentaba esa sensación porque Astepon ya me había visto en situaciones peores y por eso, rara vez me ponía nerviosa o permanecía callada en su presencia.
Ambos nos miramos en silencio, y él caminó hacia mí, pero ninguno de los dos dijo una sola palabra como si nos conociéramos de toda la vida.
Realmente estaba disfrutando ese momento.
De camino a casa, bajé la ventanilla a propósito para que el viento de la noche golpeara mi rostro, porque así podría poner orden en mi mente tan confundida.
No sé cuánto tiempo había transcurrido cuando escuché a Astepon susurrar: "¿Cómo estuvo tu noche? ¿La pasaste bien?"
Volteé y miré sus pestañas rizadas y luego respondí: "Fue una noche agradable porque todos se comportaron de manera muy amable conmigo, sin mirarme como si fuese un bicho raro. En realidad me sentí cómoda".
"Los 28 de cada mes, aquí organizan una 'reunión para socializar', así que puedes venir con frecuencia si lo deseas".
"Mm...", respondí en voz baja.
Astepon no dijo una palabra más y un extraño silencio se apoderó del vehículo.
Froté mi muñeca batallando conmigo misma, y aunque dudé por un momento finalmente le pregunté con cierta aprehensión: "¿Qué hay entre esa mujer y tú?"
"¡Mmm!", exclamó él cuestionándome de manera sexy y luego me miró rápidamente.
Hice una breve pausa y susurré: "Después de que nos despedimos, te vi entrar agarrado del brazo de una chica muy linda..."
"¿Te refieres a Celine?", preguntó Astepon con serenidad.
¿Se llama Celine, cierto? Es un nombre muy bonito, tan hermoso como ella.
Tratando de ignorar el amargo sentimiento que no podía expresar con palabras, le respondí de mala manera: "Sí, pensé que la llevarías a casa esta noche".
"Últimamente no la he invitado porque está demasiado ocupada", dijo Astepon con amabilidad y añadió: "Es la presentadora de un programa nocturno, y más bien es ella quien busca un huequito en su agenda para vernos, ya que en la industria del entretenimiento no hay mucho tiempo libre".
Siempre hablaba con ternura de Celine, como si se estuviera refiriendo a la persona que más quería en el mundo. Me volteé un poco decepcionada, y me puse a ver por la ventanilla.
¿Qué estabas pensado Meita?, me pregunté molesta conmigo misma por mi ingenuidad. ¿Creíste que un hombre tan bueno como él no tendría novia? ¿Por qué estás triste y sorprendida por eso? ¡Esa Celine no sólo es guapa, sino que es una de las mejores presentadoras de la televisión, y únicamente una mujer como ella podría estar al nivel de Astepon!
Creí que no debía seguir pensando en eso, porque temía caer en un mar de dudas, las cuales siempre eran potenciadas por mi grave problema de autoestima...
"¿En qué estás pensando Meita?", escuché de repente la voz de Astepon retumbándome en los oídos y sacándome de mis pensamientos.
Entonces volteé a verlo, pero él estaba concentrado en la carretera y me dijo bromeando: "¿Estás pensando en el hombre que hace un rato aceleró tu corazón?"
Estaba tan aturdida que no sabía qué responder, y me dije a mí misma por qué él me había hecho esa pregunta. ¿Acaso me había visto besando a Tony y por eso creía que yo estaba enamorada de él? 
Pero... si era evidente que yo estaba enamorada de Astepon, aunque quizá nunca se lo confesaría porque sabía que jamás en la vida estaría a su altura.
Justo cuando me disponía a negar esa afirmación, él pisó el freno de repente y se volteó hacia mí con expresión seria en el rostro y me preguntó: "¿Qué pasó? ¿Te asustaste por lo que te dije?"
Observé su mirada llena de picardía y de pronto perdí toda la fuerza para hablar. Sencillamente me quedé callada y luego sacudí la cabeza con cierta lentitud.
"En realidad, Tony es muy elegante", afirmó viéndome seriamente a la cara y luego añadió: "De hecho, él fue quien tuvo la idea de invitarte a la fiesta de esta noche porque está muy interesado en ti, Meita. Por eso creo que deberías darte una oportunidad con él. El amor puede transformar a una persona y mejorar la confianza en sí mismo".
Me le quedé viendo estupefacta e inmediatamente sentí como si una abeja me hubiese clavado su aguijón frío y doloroso directo en el corazón.
Quería explicarle que no me gustaba Tony, pero al ver la sinceridad reflejada en sus ojos, de pronto decidí permanecer callada.
El cielo de la noche lucía hermoso a través de la ventanilla, y las estrellas parecían luciérnagas. No obstante, me sentía pésima a pesar de ese escenario tan maravilloso.
Un silencio incómodo se apoderó del auto y Astepon no parecía tener interés alguno en continuar con nuestra conversación. Lo escuché suspirar y luego siguió conduciendo como si nada hubiese sucedido.
No dijimos una sola palabra más durante el resto del camino, hasta llegar a la urbanización donde vivíamos. Cuando estábamos a punto de bajarnos del auto, quise darle las gracias por traerme a casa, pero su teléfono sonó en ese momento y tuve que tragarme mis palabras.
"¡Hola Celine! Apenas estoy llegando a mi casa, ¿y tú?", contestó él.
Cuando abrí la puerta para salir del auto, escuché que Astepon seguía hablando con una voz muy suave. Me puse tensa y me bajé muy discretamente.
Cuando iba caminando del estacionamiento hacia la casa, decidí que debía olvidarme de lo que sentía por Astepon y aceptar que no existía posibilidad alguna de tener algo con él.
Había sucedido igual que cuando era niña y mi hermano se antojaba de mis muñecas y juguetes favoritos. Sencillamente, yo me resignaba sin quejarme ni armar un escándalo.
Cuando no podía obtener las cosas que de verdad quería, no lloraba ni hacía una pataleta, sino que me hacía a un lado y miraba desde la distancia tratando de asimilar poco a poco lo que sucedía. Ésa era la única manera que encontraba de apaciguar en algo mi tristeza.
Yo sabía que no le gustaba a Astepon y que no podía tener una relación con él, así que sólo podía tragarme mis sentimientos y mantenerme a una distancia prudente hasta que lo fuese olvidando poco a poco.
En realidad pensándolo bien, él tenía razón porque Tony era un buen hombre y habíamos compartido situaciones de acosos similares, y por ello sentíamos empatía el uno por el otro. Creo que nadie mejor que él para entender mi dolor, pero también para manejar con cuidado y de manera acertada mi vulnerabilidad y así contrarrestarla en un determinado momento.
Al menos, eso era lo que pensaba.
Apenas llegué a la casa y crucé la puerta, me acosté en el sofá cansada, pensando en todo lo que me había pasado esa noche, sintiéndome de pronto muy abrumada.
Ese interés repentino de Tony hacía mi persona, la también súbita aparición de la novia de Astepon, y los inesperados consejos de éste para que aceptara tener una relación con el gerente del proyecto eran demasiadas cosas a la vez.
En respuesta a tantos acontecimientos juntos, cerré los ojos y comencé a reírme a carcajadas por la frustración que sentía.
Deberías estar contenta Meita, me dije a mí misma porque Tony era un hombre guapo, considerado, divertido y con un cuerpo atlético. Muchas mujeres están enamoradas de él y ¡tú deberías estar feliz de gustarle a un hombre como ése!
Pensándolo bien, sentí cómo la opresión que tenía en el pecho empezó a desaparecer poco a poco.
En ese momento, aproveché el impulso, abrí los ojos y traté de darme ánimos, pensando muerta de vergüenza en el lío que había hecho al salir corriendo después de lo ocurrido con Tony.
Él había tratado de acercarse a mí durante toda la noche, pero yo seguía empeñada en pensar que él me odiaba después de haberle dado ese beso inesperado...
Creo que el paso siguiente era tratar de aliviar la tensión entre ambos, porque de seguro se había asustado con mi huida repentina esa noche.
Le di vueltas a la cabeza un buen rato hasta llegar a la conclusión de que debía prepararle el desayuno para el día siguiente. Después de todo, la cocina era uno de mis fuertes y estaba segura de que a Tony le encantaría mi comida.
Mientras lo pensaba, saqué mi teléfono y empecé a buscar el número de Tony, que por suerte había guardado por asuntos de trabajo.
Miré detenidamente los contactos en mi teléfono como si estuviera hipnotizada, y luché durante un largo rato antes de finalmente decidirme a enviarle un mensaje de texto.
"Hola Tony, es Meita. Disculpa que te moleste a estas horas pero quería saber si aceptarías que te llevara el desayuno mañana", le escribí.
Después de mandarle el mensaje, de inmediato me percaté de que algo estaba mal y Tony podría malinterpretarlo fácilmente. Por eso mandé otro diciendo: "No me lo tomes a mal, pero en realidad quería agradecerte por haberme ayudado esta noche. Tómalo como un regalo de mi parte".
Después de mandar el segundo mensaje, esperé ansiosa unos minutos, pero no recibí respuesta alguna de su parte. Por ende, toda la emoción que inundaba mi pecho se fue desvaneciendo poco a poco.
Adelantándome a los hechos y para evitar pasar una vergüenza, me mordí el labio y escribí un último mensaje de una línea: "No hay problema si no deseas que te prepare el desayuno..."
Pero tan pronto envié ese mensaje, sonó mi teléfono. ¡El nombre de Tony aparecía en la pantalla!
¡Me quedé inmóvil por un segundo. Luego reaccioné y ¡de un brinco me paré del sofá!
"¿Hola? ¿Hola? ¿Tony?", contesté yo haciéndome la desentendida y después lo saludé.
"Buenas noches Meita", respondió él, pero su voz sonaba misteriosa e irreal.
Estaba tan nerviosa que tragué saliva, mientras aguardaba lo que iba a decirme.
"¿Así que quieres hacerme un desayuno como muestra de agradecimiento, no?", me preguntó con sutileza.
"Sí...", respondí yo.
"¿Por qué estás hablando tan bajo? ¿Te da pena?"
En realidad estaba un poco nerviosa, pero por alguna razón sentí que me ardían los oídos al escucharlo decir eso.
"¡N..no!", contesté yo con inseguridad.
Tony dejó escapar una risita y luego dijo con voz perezosa y ronca: "Bueno, no te molesto más. Trata de acostarte temprano porque mañana voy a estar esperando ese desayuno que me prometiste".
Sentí un alivio al escuchar esa respuesta, y de alguna manera me quedé más tranquila aún al darme cuenta de que pronto finalizaría la llamada.
"Está bien", le respondí susurrando y luego añadí: "Buenas noches".
"Buenas noches Meita", respondió él.