Capítulo 46
863palabras
2022-12-15 11:09
Al parecer el reto había encendido la atmósfera al instante, porque todos empezaron a celebrar con vítores mientras me pedían que cumpliera con mi penitencia lo más rápido posible.
Miré a Tony con cierta vergüenza, pero luego me percaté de que estaba sonriéndose con cierta alegría en los ojos.
No pude evitar sentirme confundida por el hecho de que él no estuviera disgustado en lo absoluto con esa situación, y hasta pensé que quizá no le daba importancia al reto.
El alboroto a mi alrededor se hacía cada vez mayor, pero yo no me sentía preparada para cumplir la penitencia, ya que no soy una persona osada ni sagaz, y especialmente porque no conocía muy bien a Tony.
Por el contrario, soy un poco reservada pero creo que esas personas también habían tenido problemas de autoestima como yo. De hecho, cuando les susurré que necesitaba un poco más de tiempo para mentalizarme rechazaron mi solicitud y me animaron a hacerlo, diciéndome que no debería estar nerviosa ni apenada, sino que debería tener el valor suficiente para dejarme llevar por el momento.
Su aliento realmente me ayudó a relajarme, pero aún así no me atrevía a besar a Tony.
Me quedé quieta frotándome las manos de lo nerviosa que estaba, sin osar mirarlo a los ojos.
Justo cuando me sentía muy apenada por mi timidez, de pronto experimenté cierta calidez, como si el sol de la primera estuviera brillando sobre mi cabeza haciéndome sentir muy cómoda. Entonces, dirigí la mirada para ver de dónde provenía esa sensación y me topé con la mirada fría de Astepon.
Estaba parado un poco apartado de la multitud, como a unos cinco o seis metros de distancia, y me estaba viendo en silencio y con estoicismo, pero con cierta calidez en la mirada.
Lo miré aliviada somo si fuese mi tabla de salvación, y en ese instante traté de transmitirle lo que estaba sintiendo, es decir, decirle que necesitaba su ayuda.
No sabía lo que Astepon estaba pensando, pero me miró en silencio por un instante y de repente se sonrió dulcemente. Acto seguido, sacó el teléfono y me saludó.
Lo observé fijamente mientras él bajaba la cabeza para jugar con el móvil, pero de pronto sentí una puntada en el corazón.
Me pregunté por qué no acudía en mi ayuda o si acaso él ya no quería seguir preocupándose por mis cosas.
Esa idea me desanimó al instante, y percibí que las voces que intentaban persuadirme se tornaban un poco más estridentes.
En el momento en que aparté la vista de él, escuché el sonido de un mensaje de texto y me quedé atónita por un segundo, pero luego caí en cuenta rápidamente de que quizá era un mensaje de Astepon.
Saqué el teléfono de prisa y al abrirlo constaté que había recibido un mensaje suyo. El texto era sencillo, pues sólo me decía que podía irme sin siquiera intentarlo o me quedaba y trataba de hacerlo y disfrutar la emoción del juego.
Su mensaje de texto no me consoló en lo absoluto, ya que me puse más nerviosa.
No pude evitar preguntarme si Tony estaría dispuesto a participar en este reto conmigo y si se divertiría con ese juego, porque después de todo, tendría que dejarse besar por una mujer fea como yo.
Escuché muchos gritos y silbidos a mi alrededor, pero no me emocioné en lo más mínimo, porque lo que venía a mi cabeza era la imagen de Hayden besándome en la habitación del hotel aquella noche.
¡Recordé claramente cuando se vomitó sobre mí porque se había disgustado, al percatarse de que era a mí quien estaba besando!
Tal vez me estaba tardando demasiado porque las personas a mi alrededor comenzaron a impacientarse, emitiendo ruidos mientras nos rodeaban y nos empujaban el uno contra el otro.
Quedamos a tan sólo unos pocos centímetros el uno del otro. Inmediatamente, me puse toda tensa sin saber a dónde mirar, y al final cerré los ojos presa de pánico.
Sin embargo al cerrar los ojos, escuché que la voces animadas de pronto cambiaron de tono, como si estuviese sucediendo algo emocionante.
En ese preciso momento escuché que alguien decía: "¡Apúrate Tony! ¡Ella ya cerró los ojos y está pidiendo un beso! ¡Así que tienes que besarla!"
Al instante me sorprendí y luego abrí los ojos lo más rápido que pude. Entonces me percaté de que él estaba mirándome y que la distancia entre nosotros era tan pequeña, que podía ver mi cara grande y redonda reflejada en sus pupilas.
Entré en pánico y traté de retroceder pero había tanta gente detrás de mí, que no pude hacerlo. No sé quien me empujó en medio de la confusión, y antes de que pudiera reaccionar, ¡mi cuerpo estaba totalmente estampado al de Tony!
Parecía que alguien había pulsado un botón para enlentecer el tiempo, porque vi a Tony abriendo sus brazos y agachándose para abrazarme en cámara lenta, mientras mi rostro quedaba irremediablemente pegado al suyo.
No me acuerdo bien cómo llegamos a ese momento, pero sólo recuerdo que al volver en sí, mi boca estaba pegada a la suya, mientras Tony me tenía abrazada firmemente por la cintura.