Capítulo 33
1119palabras
2022-12-13 18:21
Y aunque creía que Astepon me respondería tan apasionadamente como antes, él no lo hizo, en cambio, buscó las llaves en mis bolsillos, y abrió la puerta. Luego, me ayudó a entrar en la habitación.
Entonces, contemplé la sala de estar confundida, preguntándome por qué de repente se había vuelto tan frío, a pesar de que hacía un momento me estaba besando.
"Este es mi sueño", pensé "y puedo hacer lo que yo quiera".
A continuación, me lancé nuevamente sobre Astepon, deslicé mis brazos alrededor de su cuello, me acerqué a sus labios, y lo besé intensamente.
De hecho, sus labios eran tan suaves, dulces y deliciosos como gelatina blanda, por lo que los succioné con deseo como una mariposa en busca de néctar. Enseguida, intenté introducir cuidadosamente mi lengua en su boca.
Sin embargo, él apretó los dientes para evitar que lo hiciera, por lo que me sentí frustrada, pero todavía no estaba lista para rendirme.
—¡Meita, despierta! ¡Estás realmente borracha!
Por lo cierto, aquella voz era tan real que no podía ignorarla, por lo que negué con la cabeza, y lo observé con los ojos completamente abiertos.
Era Astepon, sí, aunque en ese momento su rostro desbordaba de frustración, y parecía estar preocupado por lo que acababa de hacer.
¿Por qué? ¿Pensaría que no sabía besar? Está bien, ¡solo necesitaba practicar un par de veces!
De prisa, lamí mis labios, y me lancé nuevamente hacia él.
Pero esta vez no lo conseguí, porque Astepon me tomó firmemente de las manos, y a pesar de mi forcejeo, me empujó con fuerza hacia el dormitorio.
—¡No, no! —Dije algo confundida—. A....Astepon, ¡continuemos!
De inmediato, sentí que mi cuerpo era arrojado con fuerza sobre la cama rosa, y luego las imágenes frente a mí comenzaron a girar instantáneamente.
—Ah... estoy mareada... —A continuación se me escapó un gesto de evidente malestar, mientras frotaba mis sienes en un estado de absoluta incomodidad.
—Meita, estás borracha, vas a descansar esta noche. —Percibí la voz de Astepon que venía desde arriba.
Por consiguiente, abrí los ojos aturdida, y noté que me observaba con preocupación.
¿Estaba borracha? No, eso había sido parte de mi sueño, ahora estaba totalmente lúcida.
Enseguida, contemplé su espalda mientras se volteaba para irse, por lo que traté de levantarme y agarrarlo. Pero por alguna razón estaba completamente mareada, y tan pronto como me reincorporé, sentí que todo daba vueltas a mi alrededor, y lentamente mi visión se volvía borrosa...
Aunque no comprendo como, al final terminé quedándome dormida.
Cuando me desperté ya casi era domingo al mediodía.
El sol entraba por las hendiduras de las cortinas y se deslizaba hasta mi cara entibiándola, pero los efectos de la borrachera eran insoportables, y sentía que mi cabeza iba a explotar de dolor mientras luchaba por levantarme de la cama.
Mientras tanto las bochornosas imágenes de la noche anterior habían comenzado a aparecer en mi mente, abrumándome de vergüenza, cuando me di cuenta de que todo lo que había sucedido no había sido parte de un sueño, sino que había sido absolutamente real.
¡Dios mío, había besado a Astepon mientras estaba borracha! ¡Oh Dios mío! ¡Si lo hubiera sabido antes, me habría tomado un par de tragos extra para no recordar lo que había pasado la noche anterior!
En tanto, suspiré y me dirigí hacia el baño para darme una ducha, y quitarme el desagradable olor a alcohol.
Sin embargo, mi estado de ánimo empeoró aún más, porque después de recuperar la sobriedad, de repente advertí que debí haber tenido un mal sabor a alcohol en la boca cuando besé a Astepon...
Rápidamente, caminé hacia la cocina para preparar un almuerzo nutritivo, una ensalada de pechuga de pollo, pero cuando estaba a punto de sentarme para comer, vi una nota en la mesa.
Y a pesar de que la letra no me era para nada familiar, intuitivamente supuse que me la había dejado Astepon, ya que había sido el único que había entrado y salido de mi habitación el día anterior.
En consecuencia, me paralicé por un momento, y tomé con cuidado el papel, para luego observar que solo contenía una frase: "No sientas remordimiento por lo que hiciste ayer, una vida maravillosa necesita el condimento del impulso."
¿Estaría tratando de consolarme? ¿Ya habría anticipado que me despertaría sintiéndome inquieta y asustada? Entonces, ¿eso significaba podía seguir saliendo con él?
Definitivamente, la nota de Astepon me tranquilizó bastante, y pasé el resto del día viendo vídeos para aprender trucos de maquillaje y combinación de ropa. Incluso, hasta dediqué una hora por la noche a correr en un parque cercano, seguido de un cómodo baño terapéutico de inmersión. De este modo, transcurrió mi fin de semana.
Al día siguiente, elegí un traje casual que favorecía mi figura, me maquillé un poco, y llegué a la oficina con la expectativa de una nueva semana.
Durante el resto del día, continué trabajando en el guión que me había dado Tony, y una vez que estuviera aprobado, podría seguir al equipo hasta el set.
Y aunque me sentía un poco incómoda en aquel nuevo ambiente de trabajo, de todos modos era un gran desafío y estaba segura de que podía hacerlo bien.
En efecto, confiaba increíblemente en mi capacidad de crear y adaptarme, nunca había tenido miedo, ni me había sentido inferior con respecto a eso.
Como era de esperar, la gente me contempló con ojos extraños cuando llegué a la oficina, pero esta vez no intenté escaparme, en cambio, levanté la cabeza y permití que me observaran sarcásticamente, mientras escuchaba sus desagradables voces burlonas.
Durante el trayecto desde el ascensor hasta la redacción, no miré hacia abajo ni una sola vez.
No obstante, pude notar que Galilea, Evie y Philip estaban acurrucados, susurrando algo y riéndose de vez en cuando, como si hubieran visto algo gracioso.
En cuanto a Amelie, ella no estaba entre la multitud.
Rápidamente, aparté la mirada, y caminé en silencio hacia mi puesto de trabajo.
—¡Jo! Mira quién es —Galilea fue la primera en verme, por lo que levantó la voz exageradamente— ¡Sí, es nuestra dama de lujo, Meita! ¿Qué, estás usando otra de tus baratijas hoy? ¿Dónde está tu capa de lana de lujo?
A continuación, me detuve en mi estación de trabajo, coloqué mi bolso sobre la mesa, sin siquiera mirar en el proceso.
—¿Qué pasa con tu actitud? ¿Me estás ignorando? —Galilea me gritó, y luego bajó el volumen— ¡Qué p*rra repugnante!.
A pesar de que pronunció la última frase en voz baja, la oficina editorial no era tan grande, así que pude escuchar claramente cómo me maldecía.
"¿Qué debería hacer, permanecer en silencio y soportar sus insultos, o ser valiente y defenderme?" Comencé a pensar detenidamente.