Capítulo 23
1018palabras
2022-12-12 11:46
Temerosa de las consecuencias de mi actitud desafiante, bajé la cabeza.
"Estoy completamente segura de que esta capa es muy valiosa. De hecho vale 4.000, es decir más de lo que gano en un mes. Pero fue un obsequio de mi amigo. El sábado pasado me acompañó al centro comercial...", expliqué con voz temblorosa.
Entonces me interrumpió con un comentario sarcástico.
"Casi 4.000, ¿eh? Me pregunto cómo puede una persona tan pobre como tú darse el lujo de adquirir una prenda tan costosa", dijo con desprecio.
Luego, soltó una risotada y añadió: "No comprendo cómo alguien puede desear tu amistad. Eres una infeliz; estoy segura de que nadie te quiere".
¡No es así! ¡De veras que no! ¡Ahora Astepon y Luna son mis nuevos amigos!, pensaba para mis adentros.
Pero si les dijera eso seguramente no me creerían. Además, si les revelase nuestra amistad, era probable que ello les granjeara la animadversión de mis compañeros de trabajo.
Odiaría que tal cosa sucediera, de modo que preferí soportar sus insultos en silencio.
Los demás se hicieron eco de aquellas palabras denigrantes.
"¡Qué desagradable!", exclamó Evie. "No puedo creer que haya acabado de tocar una imitación. ¡Mis manos están tan sucias ahora!"
Resultaba paradójico que, tras haberse aproximado para tocar mi ropa, se comportara como si yo fuese la que hubiese hecho algo indebido.
Mi silencio hizo que su arrogancia se tornara aún más marcada. "A la gente como tú debería estarle vedada la entrada a una tienda FG. En mi opinión Richard ha cometido un error al pedirte que asistas a esa reunión. Deberías cederle tu lugar a otra persona", comentó en tono despectivo.
Richard entró en la oficina cuando la discusión subía de tono.
"¿Qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto?", preguntó.
De inmediato se instaló el silencio en el lugar y vi que el semblante de Amelie se demudaba: sus ojos estaban arrasados en lágrimas y su rostro traslucía angustia.
"Richard...", dijo llorando al tiempo que le lanzaba a este una mirada lastimera. Mientras se secaba las lágrimas con la mano me lanzó una mirada feroz.
"Toda esta situación es culpa de Meita; se comporta de una manera muy grosera. Le advertí respetuosamente que no vistiera ropas de imitación cuando se reuniera con nuestros clientes para evitar que ello hiciera mella en la reputación de la empresa, pero hizo caso omiso de mi recomendación y comenzó a gritarme", se quejó.
¡No podía creerlo! Estaba dando una versión falsa de lo sucedido y pretendía culparme de todos sus errores.
"¿Es eso cierto, Meita?", me preguntó en voz alta, severo, mientras se aproximaba a mí.
Incliné la cabeza, temerosa. Aquella situación me hacía sentir bastante incómoda.
Amelie siempre se mostraba muy complaciente con Robert, así que seguramente él le creería. Me preguntaba si aceptaría que me reemplazara en la reunión de aquel día al verla llorar pidiéndole que la dejara asistir en mi lugar.
Mi ánimo estaba por los suelos y la escasa confianza que había llegado a sentir se había evaporado.
No entendía por qué se me negaba constantemente la posibilidad de ascender en la empresa simplemente debido a mi apariencia personal, cuando mi desempeño laboral siempre había sido verdaderamente encomiable.
Amelie era una reconocida guionista; yo debía haber ocupado ese cargo, pero era ella quien cosechaba los frutos de mi arduo trabajo. Sin embargo, su hostigamiento persistía. ¡Aquello era una injusticia flagrante!
Tales circunstancias me hacían pensar con inmensa tristeza que todo el esfuerzo que había hecho recientemente para preparar los argumentos que iba a exponer en la reunión había sido en vano, pero logré contener el llanto.
"¡Contéstame! ¿Es verdad eso?", tronó Robert .Su voz resonó en mis oídos.
Lo miré tímidamente y susurré: "No..."
"¡Miente!", exclamó Amelie con agitación. "Me conoces bien y sabes que mentir no está en mi naturaleza".
Advertí que Robert me miraba sospechosamente, lo que me hizo sentir devastada. Era evidente que no daba crédito a mis palabras.
Me sentía demasiado frustrada y ya no quería seguir esforzándome por explicar lo acontecido. Entonces se oyó una extraña voz femenina que decía: "¿A qué obedece semejante alboroto? ¿Acaso está sucediendo algo muy emocionante?"
En ese momento me volví y vi entrar a una mujer enfundada en un traje Chanel, finamente maquillada. Debía tener algo menos de cuarenta años y su cabello castaño oscuro estaba elegantemente recogido.
"¡Señora Dema! Veo que logró encontrar un espacio en su apretada agenda para venir a la oficina". Noté que ahora el rostro de Robert expresaba preocupación.
¿Señora Dema? ¡Ah, sí! De repente caí en cuenta de que se trataba de Liam Dema, la esposa de mi jefe.
Era una mujer de una gran belleza. Jamás la había visto, pues sus visitas a la oficina eran muy esporádicas.
"He venido con la finalidad de tratar ciertos asuntos contigo, Robert. Al parecer no te muestras muy estricto con tus empleados; desde el pasillo podía oír el alboroto proveniente de tu oficina ", explicó.
Su declaración me hizo sentir turbada; me preguntaba si sabía que Amelie y yo habíamos reñido, y me sentía inquieta ante la posibilidad de que quisiera darme un escarmiento en público.
Rogaba que no lo hiciera, pues sería terrible que acabaran despidiéndome.
"¡Oye! Veo que vistes una maravillosa capa de la reciente colección otoño-invierno de FG. ¿Fue esta prenda el motivo de la discusión?", me preguntó la señora Dema mientras el pánico se apoderaba de mí.
Tardé unos instantes en percatarme de que se dirigía a mí.
La miré y le respondí con voz débil: "En efecto, señora".
"¡Solo trata de engañarla, señora Dema. Esa capa es una vulgar réplica!", exclamó de inmediato Amelie corriendo a su lado.
Miré fijamente a Amelie. Me quedé petrificada. Rogaba que dejara de ensañarse conmigo enlodando mi imagen.
"¿Es eso cierto?", me preguntó la señora Dema en voz baja al tiempo que le echaba un vistazo a mi capa.
Su mirada era enigmática. Resultaba imposible adivinar los pensamientos que cruzaban por su mente en aquel tenso momento.
De golpe me invadió el pánico. ¡No, definitivamente no podía quedarme de brazos cruzados mientras Amelie arruinaba mi reputación con sus injuriosos comentarios!