Capítulo 4
1062palabras
2022-12-08 13:50
¡Del susto, mi corazón dejó de latir por un instante!
"¿Quién es?", pregunté mientras apretaba mi bate de béisbol y añadía con voz temblorosa: "¡Te lo advierto, aprendí Taekwondo! ¡Así que si te atreves a atravesar esa puerta, no voy a tener compasión de ti!"
En las películas que había visto, hablaban alto para intimidar al enemigo, pero en este caso no me estaba funcionando ese truco, ¡pues no podía controlar el temblor de la voz y se percibía que estaba completamente indefensa e insegura!

El hombre que estaba al otro lado de la puerta no respondió, ¡pero vi que se metió la mano en el bolsillo como si estuviese buscando algo!
¿Acaso va a tratar de forzar la cerradura con una navaja o un objeto similar? ¡Sólo de pensarlo, me puse muy nerviosa!
"¡Te advierto por última vez, detente ahora o lo lamentarás!" dije escuchando mi voz retumbar en la noche silenciosa y añadí: "¡Si insistes en entrar, te voy a romper la cabeza con mi bate de béisbol! ¡Juro que quedará como una calabaza partida en mil pedazos! ¡Repito, no tendré piedad!"
El extraño personaje continuaba sin emitir palabra, pero ya se había sacado la mano del bolsillo y había retrocedido unos cuantos pasos.
Cerré los ojos aterrada y grité, sintiendo que los latidos del corazón acelerados por la adrenalina retumbaban en mi cabeza.
Ni siquiera vi lo que ese hombre tenía en la mano, pero volví a gritar: "¡No me obligues a hacerlo! ¡Ya te lo advertí! ¡Si atraviesas esa puerta, te voy a mandar derechito al infierno!"

Un silencio sepulcral seguía reinando al otro lado de la puerta.
De pronto sentí que me podría desmayar en cualquier momento, pero como todo permanecía en silencio del otro lado de la puerta, decidí ver por la mirilla para constatar si ese hombre aún estaba ahí.
¡Pero el sujeto se había ido!
Al poco rato, se apagó la luz que se activaba cuando se escuchaban voces en el umbral de la puerta.

Todo volvió a estar en calma como si nada hubiese sucedido.
Pero yo seguía con el corazón en zozobra sintiendo un frío sudor que recorría mi espalda. 
Solté el bate de béisbol y empecé a respirar profundo, tratando de relajarme un poco.
Busqué a ciegas el interruptor en la oscuridad y finalmente encendí la luz de la habitación, experimentando una cálida sensación de seguridad en todo el cuerpo. Me deslicé por la puerta hasta tumbarme en el piso, sintiéndome completamente relajada al instante. 
Después me dije a mí misma con tristeza: "Bueno Meita, como bien dijeron esas dos chicas esta mañana, ¡ni siquiera el psicópata asesino quiso hacerte algo! ¡Ningún hombre se siente atraído por ti!"
Ese día en particular sólo me había traído dolor y cansancio y... quizá el único destello de alegría fue la sonrisa de Hayden.
Miré el reloj de pared y recordé que debía tomar una ducha. Entré al baño pero con ciertos sentimientos encontrados a flor de piel.
Después de ducharme, me acosté en la cama individual tendida con sábanas rosadas, porque ese color siempre me hacías sentir mejor.
De repente llegó una notificación en el teléfono, y lo agarré para ver el mensaje que había enviado unos de mis seguidores para recordarme que debía subir unas fotos.
Me envolví como un tamal en la toalla de baño y me acosté en la cama. Luego agarré mi teléfono y como de costumbre tomé una foto enfocando mi busto bien desarrollado.
Sí leíste bien, me estaba tomando una foto de mis s*nos como lo haría una mujer insatisfecha consigo misma. Además voy a utilizar una aplicación para editarla y ponerla sexy antes de publicarla en Instagram, y así recibir muchos elogios de mis seguidores.
En la vida real soy una chica gorda, fea y con baja autoestima, pero en cambio soy famosa en las redes sociales.
Soy una sensación en Internet que nunca ha mostrado su rostro, pero que atrae a sus seguidores con su figura curvilínea.
¿Qué ironía, verdad? Yo también lo creo así, pero ésa es una de las pocas formas que tengo para drenar en esta vida tan triste.
Aunque soy gorda y mi cutis es horrible, el resto de la piel es suave y delicada y tengo unos s*nos hermosos que me han permitido captar muchos seguidores en Internet, quienes incluso les han puesto el nombre de Venus II.
Por lo general, subo una foto editada cuidadosamente con cierta regularidad y los comentarios positivos de mis seguidores me ayudan a compensar ese vacío que siento en mi vida.
Me siento mal al pensar que en las redes soy una diosa adorada por muchas personas, mientras que en la vida real me consideran una mujer horrible que ni siquiera es capaz de despertar el interés de un pervertido.
Cierta tristeza empezó a apoderarse de mí, pero el sonido de un nuevo mensaje me volvió a la realidad.
Entonces agarré mi teléfono y abrí Instagram, y sencillamente me percaté de que ya había muchos comentarios sobre la imagen que acababa de publicar.
¡Diosa, te ves súper atractiva!
¡Tus s*nos lucen tan apetitosos como una mousse de crema!
¿Me dejas enterrar mi cabeza en tu escote?
En este preciso instante estoy imaginando que estás encima de mí. ¡Definitivamente, levantaría la cabeza y probaría esos p*zon*s erectos y rosados!
Empecé a leer todos esos halagos disfrutando esa tregua temporal y desconectándome por completo de la realidad.
En esa noche solitaria y dolorosa, comencé a excit*rm* al leer todos esos mensajes provocadores y de pronto sentí deseos de hacer el amor.
Para ser sincera, anhelo relacionarme con hombres e incluso me imagino que hacemos el amor muchas veces, pero lo más gracioso de todo es que todavía no he visto al primero de ellos desnudo!
¡Qué ironía ver a esos millones de hombres que mueren por acostarse conmigo!
Cerré los ojos e imaginé que tenía enfrente a un hombre guapo que me acariciaba el rostro y me besaba en la boca, y luego lamía cada centímentro de mi cuerpo...
Empecé a experimentar un deseo incontrolable de sólo pensar en ello. Por eso, coloqué una almohada sobre mi fuente y la sujeté cruzando las piernas. Luego empecé a frotarla con fuerza contra mi parte íntima, lo que me permitió aliviar un poco esa sensación de vacío en el cuerpo.
¡Sin embargo, no fue suficiente porque necesitaba más!