Capítulo 68
1160palabras
2023-01-04 00:01
Punto de vista de Damen
Hoy era el día. Finalmente le pediría a mi hermosa pareja que fuera conmigo a una cita. Esperaba que me aceptara. ¿Por qué me diría que no? ¿Le había dado alguna razón para negarse? No, no, por supuesto que no, al menos no últimamente. Me había estado esforzando para ser la pareja que debí haber sido desde el principio. Estaba intentando compensar mis errores del pasado porque quería hacer todo lo posible por mantener esa sonrisa en su hermoso rostro.
Me detuve en la puerta de su antiguo dormitorio. No podría haber estado más nervioso. Mi corazón latía con fuerza, como si quisiera salir de mi pecho, y mis manos estaban sudando. La sola idea de ser rechazado me dolía. ¿Cómo pude obligarla a experimentar esto? Pero todo ya había quedado en el pasado y acordamos seguir adelante. Muy pronto le diría la verdadera razón por lo que cometí ese error, y entonces lo entendería. Mi corazón seguía martillando con tanta fuerza que se me ocurrió que ella podría escucharlo. '¡Contrólate, Damen!', me dije a mí mismo. 'Puedes hacerlo'. Respiré profundamente y entré a la habitación.
La escena con la que me encontré me dejó sin aliento. Mi hermosa pareja estaba sonriéndole a su adorable hijita. Vestía una simple camiseta sin mangas y pantalones de yoga. Tenía el cabello recogido en un desordenado moño y no llevaba maquillaje, pero aun así me dejó perplejo. Era simplemente deslumbrante, y ni siquiera se había esforzado. Estaba dando vueltas con el adorable angelito, quien parecía estar divirtiéndose mucho. La tierna risa de esa niña me hacía querer sonreír y reír todo el tiempo, y eso era exactamente lo que estaba haciendo mi maravillosa pareja. Su risa sonaba como campanas, el sonido más dulce que había escuchado. No pude evitar sonreír.
Estaba tan absorto mirándolas que pasé desapercibida la mirada burlona de Cassidy. Me había pillado observándola, pero no me importaba porque había visto todo su delicioso cuerpo en el último mes, sobre todo durante su celo. Casi deseé que hubiera durado más. Amaba tenerla solo para mí, sin complicaciones ni dramas. Solo nosotros y nuestros lobos. Durante esa semana, tuve que resistir el impulso de marcarla, ya que era lo mejor no hacerlo. Por supuesto que deseaba ver mi marca en su hombro para alejar a todos los demás machos, pero lo haría una vez que completáramos nuestro apareamiento, cuando supiera que de verdad me aceptaba y me había perdonado.
"Oye, ¿puedes cargarla un segundo? Tengo que limpiar el baño. Al parecer, hoy descubrió que salpicarle agua a mami es divertido. Creo que se ha convertido en su nuevo juego favorito", bromeó Cassidy.
"Por supuesto", contesté entre risas. Agarré en mis brazos al angelito y no pude evitar notar que se parecía mucho a Cassidy y a mí. Cualquiera pensaría que era nuestra hija. D*monios, incluso sentía como si lo fuera. Evangeline era importante para Cassidy y, por lo tanto, también para mí. Deseaba que fuera nuestra biológicamente. ¿Cómo sería nuestra vida ahora si hubiera aceptado a Cassidy en cuanto descubrí que era mía? ¿Acaso ya habríamos formado una familia? ¿Estaríamos casados? ¿Tendríamos juntos el mando de la manada? ¿O tal vez...?
"Lo estás haciendo de nuevo", murmuró Cassidy, interrumpiendo mis pensamientos.
"¿Cómo lo supiste…?", empecé, pero ella volvió a interrumpirme.
"Tienes una mirada triste. Te ves muy triste", respondió caminando hacia mí. Luego, estiró una mano para alisar mi frente, que ni siquiera noté que estaba fruncida. "Ya no pienses en eso. Ahora me tienes, ¿no te parece suficiente?", preguntó con una sonrisa melancólica.
"Claro que sí, solo que desearía haberte tenido desde el principio...", expliqué y me detuve mientras observaba a su hija. Tal vez ella estaría dispuesta a aceptar que Evangeline fuera nuestra en lugar de solo suya. Tenía que preguntarle.
"Lo sé, pero ¿qué tal si dejas de vivir en el pasado y vienes al presente?", preguntó Cassidy sonriendo y agarró a la niña. Le devolví la sonrisa y envolví a mis dos chicas favoritas en un abrazo gigante.
"Entonces, ¿qué haremos hoy?". Cassidy me llevó por el pasillo hacia la cocina, aún cargando a Evangeline.
"Bueno, esperaba que, em, ¿te gustaría tener una cita conmigo?", solté a toda velocidad.
Ella se detuvo y se dio la vuelta con las cejas arqueadas. "¿Quieres intentarlo de nuevo?", preguntó riendo.
Respiré hondo. "¿Te gustaría tener una cita conmigo? ¿Tú y Evangeline?". Contuve la respiración hasta que escuché su respuesta.
"Sí, estaríamos honradas, Alfa Michealson".
Volví a abrazarla. "No sabes lo feliz que me haces", dije besando su cabeza. "¡Debo irme para preparar todo!". Le di un beso en la frente y retrocedí. "Os quiero listas para las cuatro en punto, ¿de acuerdo?".
"¡De acuerdo!", contestó riendo.
No pude evitar sonreír.
*****
Cuando llegaron las cuatro, estaba tan ansioso que pensé que sufriría un ataque de pánico. Pero me tranquilicé al ver a mi pareja bajando las escaleras. Llevaba un vestido rojo floreado, sandalias y el rizado cabello suelto. Evangeline tenía un vestidito rosa, muy similar al de su mami. Parecía una pequeña versión de Cassidy, se veía preciosa. "Estáis increíbles". El beso que le di a los labios de mi hermosa pareja duró menos de lo que me hubiera gustado. "¿Listas para irnos?".
"¿Puedo preguntar adónde nos llevarás?", bromeó ella mientras le ponía un abriguito a Evangeline para que no sintiera frío.
"Es un secreto, mi bella pareja", respondí con una sonrisa mientras la ayudaba a ponerse su abrigo. No hacía mucho frío, pero era mejor que tuviera calor y se quitara el abrigo a que hiciera frío y no tuviera nada, sobre todo considerando nuestro destino
"No me llevarás al bosque para matarme, ¿verdad?", preguntó Cassidy burlonamente.
"¡Me atrapaste!", contesté con dramatismo. Ella me golpeó en el brazo. "No me lastimes, mujer", agregué.
"Eres un bicho raro, ¿sabes?", murmuró Cassidy riendo. Por Dios, amaba su risa. Mi lobo se llenó de orgullo al verla tan feliz y saber que nosotros éramos los causantes de esa felicidad.
"Pero yo soy tu bicho raro", afirmé con un tono más serio.
"Tienes razón", respondió sonriendo. Luego, se inclinó y volvió a besarme brevemente. J*der, nunca me cansaría de eso.
Llevé a mis chicas favoritas a la camioneta todoterreno que estaba en el garaje. Había colocado previamente la canasta de picnic en la parte trasera para que Cassidy no la viera. Ella puso a Evangeline en su asiento y se subió a la camioneta. Luego, le mostré una venda.
"¡Oh, no! ¡No lo harás!", exclamó. "¡No me gustan las sorpresas! Ya he tenido suficientes en esta vida, muchas gracias", agregó cruzando los brazos obstinadamente.
"Oh, solo póntela. Te apuesto que te encantará", insistí con ojos tiernos.
"¿Cómo podría negarme a esa cara?", preguntó Cassidy con una ligera molestia.
"No lo harás", bromeé atándole la venda sobre los ojos. Me incliné y besé su pequeño puchero, que se transformó en una linda sonrisita. "Mucho mejor", agregué.
"Conduce", dijo ella riendo.