Capítulo 67
1217palabras
2023-01-03 00:01
Punto de vista de Riley
Ya habían pasado semanas desde el funeral de Jake, y todo parecía estar regresando paulatinamente a la normalidad, o a lo que esta manada consideraba normal. Cassidy y yo volvimos a ser amigos, y estaba conforme con eso. Si bien ella me había gustado, e incluso pensé que tal vez la amaba, la razón de ese sentimiento fue que mi pareja había sido todo lo contrario a lo que yo deseé. Lo que sentía por Cassidy era lo más parecido que tenía al amor, a alguien que veía como mi pareja ideal, y utilicé eso como justificación. Me cegó el hecho de que ambos estábamos sufriendo, ambos nos cegamos. Todo había sido más simple cuando éramos amigos, por lo que siempre debimos quedarnos ahí.
Ahora que lo recordaba, no me parecía tan horrible la vez en que rechacé a Briella. De hecho, fue todo lo contrario. Había sido evidente que ella acababa de acostarse con otra persona, pude sentirlo por el rancio olor a s*xo impregnado en su piel. Pero a Briella no parecía importarle que sus acciones lastimaban a su pareja. Era realmente despiadada, y eso hizo que todo me resultara más fácil. Mi lobo ni siquiera protestó. Estaba de acuerdo con ese rechazo, ya que su loba parecía ser tan desvergonzada como ella. Tampoco quería una pareja, e incluso le dijo que había encontrado a alguien más. ¿Cómo podría cualquier persona soportar estar con ella? Briella era la bicicleta de la manada: todos la habían montado, por lo que ya estaba desgastada. A pesar de que debía haberme dolido alejarme de ella, de mi 'otra mitad', no sentía absolutamente nada. Briella tampoco se veía demasiado alterada. Me alegraba que no se hubiera ocurrido reclamarme porque tuve muchas ganas de golpearla. Había jurado nunca tocar a una mujer, pero había estado cerca de hacerlo por su repugnante actitud y su ego del tamaño de un dirigible, que casualmente era tan grande como su tr*sero.

En este momento, me encontraba sentado en el sofá, cuidando a Evangeline por órdenes de Cassidy y Damen. Me sentía mucho mejor, ya que ambos estaban entrenando a la manada. Tenía la sensación de que todo estaba empezando a mejorar y volver a estar bien. Había una luz al final de mi túnel, solo debía alcanzarla. Esperaba encontrar a alguien que pudiera amarme por mí. Alguien a quien pudiera contarle todos mis secretos, incluso el de ser un licántropo. Esperaba encontrar una chica honesta, fiel y de buen corazón. Estaba seguro de que había una para mí, solo necesitaba salir y encontrarla.
Ya era hora de la cena cuando terminó el entrenamiento. Damen vino para llevarse al angelito, mientras que yo, Cassidy y sus nuevos amigos de la manada fuimos a preparar la cena. Como recibimos mucha ayuda, no nos demoramos demasiado, pero teníamos que asegurarnos de que los más jóvenes no hicieran nada estúpido, como prenderse fuego. A pesar de que Charlie era muy bueno con Evangeline, era un terrible cocinero. De alguna manera, se las arregló para quemarse una mañana mientras preparaba panqueques. No sabíamos cómo lo había logrado, pero desde entonces vigilábamos de cerca a los miembros más jóvenes cada vez que ofrecían su ayuda. Asimismo, tuvimos que decirle a Charlie que ya no debía ayudarnos en la cocina y que mejor nos mirara o vigilara a Evangeline. No queríamos que saliera herido.
Después de terminar de limpiar y preparar la cena, decidí dar un paseo. Cassidy se ofreció a acompañarme, pero me negué porque solo estaría afuera por unas horas. Agarré mi chaqueta y di un largo paseo, tal y como había dicho. Llegué a un parque con una enorme fuente en el centro y raras estatuas que escupían agua. No estaba muy concurrida, pero había gente dando vueltas a esa hora, sin prestarles atención a los demás. Me entristecía esa escena. Me asomé a la fuente y vi un sinnúmero de monedas. Eso quería decir que un sinnúmero de personas habían pedido deseos en ese lugar. Tomé la decisión de sumarme a la multitud y saqué una moneda de mi bolsillo.
'Deseo encontrar a alguien que pueda amar y apreciar como mi pareja'.
Lancé la moneda y respiré profundamente. Tal vez era estúpido de mi parte alegrarme por eso, pero sentí que algo empezaba a cambiar. Me di la vuelta para alejarme de la fuente cuando choqué con una mujer, y su bolso se cayó al suelo.
"¡Lo siento mucho! No me fijé por dónde iba", dijo ella apresuradamente. Luego, se agachó para recoger sus pertenencias.

"No te preocupes", contesté riendo. "También fue mi culpa". Me agaché para ayudarla a recoger sus cosas. Mientras estábamos inclinados, casi como un cliché, nuestras manos se tocaron. Inmediatamente sentí chispas por todo mi brazo, chispas que solo podían compararse con la caricia de una pareja. Y para confirmar mis sospechas, mi lobo susurró: "Pareja". Supe que ella también lo sintió, porque apartó su mano a toda velocidad y sus ojos se dispararon para encontrarse con los míos.
Mi corazón se detuvo y mi respiración se atascó en mi garganta. Mientras la observaba, sentí como si tuviera una nueva perspectiva del mundo, como si ella fuera mi luz. Sus claros ojos marrones de color chocolate parecían estar contemplando mi alma. Sentí como si la conociera desde hacía años, como si ella pudiera ver mi verdadero yo. Su corto y rizado cabello rubio contrastaba tanto con sus ojos marrones que mi respiración volvió a fallar. No pude evitar quedarme hipnotizado mientras apreciaba su rostro. Tenía un hermoso mentón que sobresalía en un ligero ángulo, unos pómulos altos y cubiertos por magnífico rubor rosa, un precioso hoyuelo desde donde sus carnosos y apetecibles labios sonreían de lado. Pero mi detalle favorito era su dulce expresión. Había capturado mi corazón y mi alma con solo una mirada.
"H-Hola", tartamudeé. Me aclaré la garganta para volver a encontrar mi voz y mi confianza. "Soy Riley", dije extendiendo mi mano.
Ella volvió a sonrojarse, lo que hizo que mi corazón se detuviera y al mismo tiempo retomara sus latidos a un ritmo imposible. "Hola", respondió con la voz más angelical que jamás había escuchado. Luego, extendió su mano para tomar la mía. Una vez más, las chispas se dispararon y mi lobo ronroneó de felicidad. "Soy Lucy", agregó con una sonrisa que volvió a quitarme el aliento.

"Lucy", repetí. Me gustaba su sonido en mi lengua. Lucy se estremeció visiblemente, quizás yo tenía el mismo efecto en esa mujer que ella en mí. "Es un nombre muy hermoso".
Disfruté el placer de verla sonrojarse otra vez. Ambos nos levantamos, pero no parecíamos querer irnos. Lucy frunció el ceño, como si estuviera pensando en algo, y luego comenzó a morderse el labio. Acababa de excitarme sin siquiera darse cuenta. Tuve que ahogar un gemido y resistir el impulso de besarla. "Por lo general, no hago esto", empezó ella, sacándome de mis pensamientos, "sobre todo si se trata de alguien que acaba de botar todas mis cosas al suelo". No pude evitar reírme. "Pero ¿te gustaría tomar un café conmigo?", agregó con mucho nerviosismo. Sin embargo, no tenía ninguna razón para sentirse así. ¿Cómo podría rechazarla?
"Sería un honor", contesté con una sonrisa estúpida.
Al parecer, esa fuente había hecho realidad mi deseo.