Capítulo 55
919palabras
2022-12-24 00:01
Sin embargo, aún no había tenido tiempo para hablar con Cassidy a solas. Todo iba tan rápido que no habíamos tenido la oportunidad. Ella siempre estaba ocupada con su hija, entrenando, torturando a su compañero poco a poco, o pasando tiempo con Riley. Le estaba haciendo pasar un mal momento a Damen.
Había visto lo feliz y sorprendido que él se había puesto de que estuviera viva. Fue como ver a un niño pequeño en la mañana de Navidad. No obstante, sus esperanzas y sueños de recuperarla pronto fueron arrojados a la basura cuando se dio cuenta de que ella nunca lo perdonaría. Cassidy levantaba un muro alrededor de ella cuando estaba cerca de él, pero podía ver cómo se desmoronaba día a día. Cada vez que ella veía su rostro devastado, cedía un poco. Intenté quitárselo de encima, con la esperanza de que fuera lo que ella quería, pero creo que al final, fueran o no buenos el uno para el otro, era inevitable que se atrajeran. ¿Cuándo se darían cuenta de esto?
Entré en la cocina de la manada para buscar un poco de la lasaña de Cassidy que había sobrado de la cena del otro día, pero no quedaba nada, aunque no me sorprendió. Mientras buscaba algo que comer, escuché que otra persona ingresó en la cocina.

“¿Cassidy está arriba?”. Reconocí la voz de Riley.
“No lo sé, ¿por qué?”, pregunté mientras ponía macarrones con queso en el microondas. No era lo ideal, pero sería suficiente.
“Bueno…”. Se frotó la nuca. “Tuvimos una discusión como hace una hora o dos. Me dijo que me desahogara y luego volviera”, admitió con timidez.
“Suena a algo que ella diría”. Sonreí. “Buena suerte con eso”. Me reí. Cassidy le arrancaría la cabeza de seguro. “¿Y por qué discutieron?”.
“El perro callejero de su compañero nos atrapó besándonos aquí y ella sintió que tenía que darle una explicación. Dijo que no quería que sufriera como ella cuando lo ve junto a…”. Riley se detuvo para respirar hondo. “Mi compañera”, añadió rápido entre dientes.
“¿Tu compañera? ¿Quién es?”, pregunté. No me sorprendía que Cassidy y Riley estuvieran juntos, eran tal para cual.

“Tu otra hermana”, respondió, aún entre dientes. Sus ojos se volvieron negros por un instante, mostrando que su lobo estaba muy presente.
“Ah”, fue todo lo que dije. Si su lobo estaba a punto de salir a la superficie, entonces debía tener cuidado para no ponerlo nervioso.
Antes de que pudiera agregar algo más, Riley volvió a hablar. “Iré a ver si está arriba con Evangeline”. Asentí en respuesta.
Saqué mi deprimente comida del microondas y me senté en la encimera. Estaba a la mitad de mi plato cuando escuché unos gruñidos en la escalera, seguidos pronto por gritos. Salté de inmediato de mi asiento para investigar qué estaba pasando.

“¡¿Qué demonios quieres decir con que se fue?!”, le gritó Riley a Damen, que parecía furioso. No era una buena idea hacer enojar a un Alfa, mucho menos a uno nuevo. No podían controlar su temperamento y cualquier cosa podría hacerlos estallar.
“Ella salió corriendo de la casa hace una hora, perro callejero”, respondió Damen. Su lobo estaba comenzando a salir a la superficie.
“¿Y tan solo la dejaste ir? ¿Qué clase de Alfa eres?”, reclamó Riley.
Tenía que detener esto antes de que pasara algo de lo que podrían arrepentirse después. “Bueno, ya basta. Saldré a buscarla, ¿vale? Tranquilizaos en diferentes lados de la casa y esperad a que la traiga de vuelta”. Los dos seguían mirándose a los ojos. “¿Vale?”, insistí.
“Bien”, ambos murmuraron y se alejaron.
Suspiré. ‘Bien. Cassidy, tu hermano mayor irá a buscarte y, esta vez, te encontraré’, pensé
Punto de vista de Cassidy
Corrí hasta que se hizo de noche. Imaginé que los chicos se pondrían nerviosos si estaba afuera tan tarde, así que me di la vuelta y regresé para evitar que me hicieran más interrogatorios. Llevaba horas intentando aclarar mi mente y tomar una decisión, pero todavía no me había decidido. Sin importar lo que hiciera, nunca sería suficiente para mi compañero. Él siempre querría algo, o a alguien, más.
Cuando me había transformado, había destrozado toda mi ropa y ahora tenía que ir a mi habitación en mi forma de lobo o desnuda. Elegí lo primero. Caminé a la puerta trasera, donde me encontré con dos machos enfadados, Riley y Damen. Me quejé en mi mente, no necesitaba esto ahora. Me acerqué a ellos poco a poco, tomándome mi tiempo.
“¿Dónde estuviste?”, preguntó Riley con bastante rudeza.
Me limité a gruñirle en respuesta.
Entonces me arrojó algo de ropa. “Transfórmate y luego regresa”, me ordenó.
Solté otro gruñido, esta vez asegurándome de que se diera cuenta de que era uno desafiante.
Tan solo puso los ojos en blanco. “Sabes a lo que me refiero, Cass. Hazlo, por favor”. Al menos esta vez dijo por favor.
Hice lo que me pidió y volví con los chicos con mis brazos cruzados. “Ha sido un largo día, ¿podemos hacer esto más tarde?”, pregunté.
“No, tenemos que hacer esto ahora”, respondió Damen. Le lancé una mirada penetrante. Todavía no me sentía preparada para hablar con él. Tal vez había querido conversar con él antes, pero no ahora, no hasta que hubiera tomado una decisión.
“No quiero hablar contigo”, respondí con desdén.
“Pues, no tienes opción…”. Lo interrumpió el sonido de un aullido que reconocí al instante.
Mi hermano estaba aullando por ayuda.
“¡Jake!”, grité antes de volver a transformarme y salir tras su olor.