Capítulo 36
1270palabras
2022-12-01 15:37
El punto de vista de Tyler.
"¡Tyler!" Me di la vuelta para colocarme en la entrada del aula de Matemáticas. Tenía la esperanza de huir rápido al igual que el resto de los estudiantes, pero supongo que el señor Clark tenía otros planes. "Quería hablar contigo un segundo".
Volví a entrar y me quedé junto al escritorio del señor Clark mientras él empezaba a recoger las hojas de trabajo de los pupitres de los alumnos.
"¿Qué?" Esperé en silencio a pesar de que quería salir de la clase, correr a mi auto e ir a casa.
"Me preguntaba cómo iba tu tutoría". ¿Tutoría? Oh sí, Stella.
Por alguna razón, no me pareció una tutoría real, pero supuse que era por el trato. Y el hecho de que estaba pasando un momento íntimo con ella.
"Sí, lo estoy haciendo muy bien". Respondí, muy bien si eso se refiere a que mi tutora está siendo instruida en el encantador mundo de los besos, los roces sensuales, y pronto el s*xo. De todos modos, Stella estaba haciendo grandes progresos con todo ello.
"Excelente. Quería avisarte de un examen que tendremos el lunes así que deberías ponerte a estudiar".
"Me parece bien". Fingí una sonrisa. Odiaba mucho los exámenes. Estoy seguro de que todos los estudiantes lo hacían.
"¡Perfecto! Tengo la esperanza de que te irá muy bien, Tyler ". Me devolvió la sonrisa con demasiado entusiasmo. Enseguida asentí con la cabeza y me despedí.
Sabía que el señor Clark solo quería lo mejor para mí, pero era extraño porque las clases particulares no eran solo clases particulares. Sentía que él lo sabía, pero ¿cómo podía saberlo?
Dios, todo esto me estaba volviendo paranoico a más no poder, ya me apartaba cada vez que veía a Stella acercarse, por miedo a que intentara hablar conmigo.
Estaba empezando a tener la idea de que Stella creía que éramos amigos.
Pero, ¿no éramos amigos?
No. Stella y yo éramos como colegas de negocios. Ambos necesitábamos cosas y nos las proporcionábamos mutuamente. No éramos amigos. A ella le gusto, a mí me gusta, pero solo como persona, no como mujer. Hablé con mis amigos en público, nunca hablaría con Stella en público. Tal vez lo haría, si no hay nadie alrededor.
...
Golpeé el lápiz contra mi escritorio, mirando fijamente la pregunta de matemáticas. ¿Cómo diablos iba a hacer esto? Esta semana he ido a clase de matemáticas.
'Tal vez deberías escuchar de verdad la clase en lugar de ir a tu teléfono y stalkear el instagram de Maxine'. Eso podría ayudar, pero era muy aburrido.
Miré a Stella, quien estaba leyendo uno de los libros que le regalé el otro día. Era un libro *rótico que me prestó Amber, la novia de Justin. Le sugerí a Stella que leyera ese tipo de obras para que aprendiera otras cosas del mundo del s*xo.
Noté la tensión en su cuerpo al pasar la página y la leve tos que hizo como para recomponerse de lo que fuera que estaba leyendo. Debí haber ojeado el interior del libro antes de dárselo, pero temí que me los robara. Ja, ja.
¿Qué? En ningún momento he dicho que el *rotismo sea algo malo.
Antes de volver a pasar la página, sus mejillas volvieron a tornarse rojas. Sacó su lengua rosada para humedecer el labio inferior y se colocó un mechón de cabello rizado detrás de la oreja.
Stella se había quitado las gafas cuando estuve cerca de ella, lo que me hizo suponer que las usaba como defensa. Ahora me parece que se siente más cómoda en mi presencia, aunque su cabello no es el más bonito del mundo.
No lo decía de forma fea y ofensiva, pero era demasiado voluminoso, rizado y sin gracia, ya que colgaba sin vida sobre sus hombros, y me pregunté si alguna vez había ido a una peluquería decente.
De manera inconsciente, me mordí el labio mientras la observaba moverse en su asiento, su mirada pasó de una palabra a otra y se relamió una vez más, yendo de arriba a abajo y luego se metió el dedo gordo en la boca para morderlo. Luego, se inclinó más en la silla.
Ella debe estar excitada. Ha de estar tan excitada que está mojada. Esto debía pasarle a menudo cada vez que leía ese libro. Si solo conociera el placer de satisfacerse a sí misma.
"¿Confías en mí, Stella?" Hablé de repente y ella alzó la vista al instante. Sus pupilas se dilataron y su respiración se hizo pesada. J*der, estaba muy excitada.
"Sí..."
Tuve que hacerlo, otra vez. No me quedó otra opción. Tenía que mostrarle lo que se estaba perdiendo.
"Bueno. ¿Dónde está tu DVD?" Pregunté.
"En la sala de estar. Pero no puedo usarlo". Dijo.
"¿Qué?" ¡M*erda! ¿Cómo iba a enseñárselo?
Saqué mi teléfono y busqué un vídeo que pudiera dejarle ver antes de subirme a la cama para arrodillarme detrás de ella.
"Me dijiste que no te habías tocado antes". Comencé a explicar. "Vamos a probar algo hoy y si te sientes incómoda en algún momento, me avisas para que pare. Sería una pena, pero también necesito que confíes plenamente en mí".
Esperó unos instantes antes de responder lo que necesitaba oír. "Confío en ti, Tyler". Sonreí y le di mi teléfono.
"Quiero que veas el video". Le susurré al oído, con mis labios rozando su oreja.
Su respiración se entrecorta. "Está bien".
El video se cargó y mostró a un hombre y a una mujer en una cama grande. Sus manos jugueteaban con la ropa de ella mientras la desnudaba y la besaba por el cuerpo. Sus dientes agarraron la débil tela de su tanga para bajarla hasta que su v*lva quedó expuesto a la cámara.
Escuché el breve suspiro de Stella al verlo, lo que hizo que mi agarre en su hombro se tensara y me mordiera el labio para contener una sonrisa.
El hombre le lamió el inicio de la v*lva hasta el cl*toris e hizo que la mujer soltara un suave gemido. Le pasó la lengua por el interior de su c*ítoris, y ella se agarró a las sábanas antes de que él hundiera más su cara entre sus muslos y se lo metiera en la boca, pasándole la lengua en pequeños y delicados círculos.
Sentí que mi entrepierna palpitaba. Dios, había pasado tanto tiempo desde que alguien me hizo una m*mada.
El hombre le introdujo un dedo y ella gimió más fuerte de puro placer. Su lengua se movía y jugueteaba con su cl*toris hinchado mientras dos de sus dedos la penetraban. Miré hacia abajo y vi una mancha húmeda entre los muslos de Stella.
"¿Alguna vez se te ocurrió hacer eso?" Susurré contra su oreja. "¿Usar tu dedo para darte placer? ¿Eh, Stella?"
Por lo que, ella gimió y asintió con la cabeza.
El hombre pellizcó uno de los p*zones de la mujer con el pulgar y el índice. Ella arqueó la espalda para que sus pechos se vieran expuestos.
Me di cuenta de que la mujer estaba llegando a su punto máximo cuando sus gemidos se hicieron más fuertes y el hombre introdujo y sacó sus dedos con más fuerza, curvando sus dedos para llegar al punto perfecto. Su lengua se movía más rápido contra su cl*toris mientras emitía un zumbido.
Pude sentir la vibración en mi entrepierna mientras él lo hacía y sentí que me iba a venir. J*der, si tan solo fuera yo.
"Mira cómo se viene, Stella". Le dije y la mujer gritó mientras se corría. El gemido de Stella no pasó desapercibido y juraría que vi su mirada llena de placer.